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VII. EDICIONES Y TRADUCCIONES 138
ОглавлениеTal como señala Ihm 139 , desde el año 1470 hasta el 1829 aparecieron más de doscientas ediciones de nuestro autor, lo cual puede dar una idea de la aceptación que siempre tuvo Suetonio en nuestra cultura.
En Italia, la popularidad de las Vidas se reflejó en el gran número de ediciones del siglo XV : tres ediciones diferentes y consideradas principes (dos del año 1470 en Roma por Campano y Andrea, y una en Venecia del 1471) y otras once antes de 1500. A finales del siglo xv, en 1490, aparecieron los comentarios de Sabellicus (1436-1506) y de Filipo Beroaldo (1453-1505). Durante el siglo XVI destacan las ediciones de Egnacio en Venecia (1516), de Erasmo en Basilea (1518) y de Robert Estienne en París (1543). En 1595 y 1610 salen a la luz las dos ediciones de Isaac Casaubon (1559-1614), en las que se incorporan los comentarios anteriores a él y las lecturas del Memmianus.
Hasta 1827, fecha de la primera edición moderna a cargo de Roth, median más de dos siglos, en los que aparecen numerosas ediciones de las Vidas: I. G. Graevius (Utrecht,1672, 1691 y 1703), J. Gronovius (Leiden, 1751), P. Burman (Amsterdam, 1736), J. A. Ernesti (Leipzig, 1748, 1775), F. Oudendorp (Leiden, 1751), F. A. Wolf (Leipzig, 1802), D. C. G. Baumgarten-Crusius (Leipzig, 1816-1818, en tres volúmenes con abundante comentario y un rico índice de 852 páginas), J. H. Bremi (Zurich, 1820). Además, no hay que olvidar el trabajo del gran filólogo inglés Richard Bentley (1662-1742), que estudió durante años diversos manuscritos existentes en el Reino Unido y en París. No pudo alcanzar su deseo de dar a la luz una edición crítica, pero sus trabajos pasaron al Museo Británico y fueron utilizados por editores posteriores, como M. Ihm 140 .
La primera edición crítica propiamente dicha salió de las prensas en 1858, publicada en Leipzig por C. L. Roth, que sirvió de motor para los estudios suetonianos. Después destacan las ediciones de L. Preud’Homme (Groninga, 1906), las de M. Ihm (editio maior en 1907 y editio minor en 1908, ambas en la Biblioteca Teubneriana de Leipzig). La edición menor de Ihm continúa siendo la mejor de todas las existentes, entre las que hay que mencionar las de J. C. Rolfe (Loeb Classical Library, HI, 1913), H. Ailloud (Col. Budé, I-III, 1931-1932) y G. Vitali (Bolonia, 1958).
En España, la edición de M. Bassols de Climent (Barcelona, Alma Mater, 1964-1970, I-IV, reimp. en 1990) sigue muy de cerca el texto del francés Ailloud, aunque incorpora lecturas de los manuscritos españoles. Igualmente deudores de la edición francesa son los textos de J. Icart (Barcelona, Bernat-Metge, 1966-1971) y de O. Nortes (Tiberio-Calígula, Barcelona, 1983).
M. Bassols de Climent destaca las siguientes traducciones españolas: la desigual del Doctor Jaime Bartholomé (Tarragona, 1596), y la excelente de F. Norberto Castilla (Madrid, Biblioteca Clásica Hernando, 1883 y 1912). A ellas hay que añadir las de E. Barriobero (Buenos Aires, 1957), calco de la anterior, la de J. Arnal (7.a ed., Barcelona, Iberia, 1985) y la de V. López Soto (3.a ed., Madrid, Juventud, 1986).
Deseo dar las gracias a mi amigo y colega José Solís de los Santos por sus atinadas correcciones a la primera versión de esta introducción. Los errores, no hay que decirlo, sólo a mí son debidos.
Sevilla, en Parque Cuatrotorres.
Festividad de Santo Tomás, 1991.