Читать книгу Aunque tenga miedo, hágalo igual - Susan Jeffers - Страница 8

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3. Del dolor al poder

Si todos tenemos miedo

cuando nos acercamos a algo totalmente nuevo en la vida,

somos tantos los que «lo hacemos» a pesar del miedo

que debemos llegar a la conclusión

de que el miedo no es el verdadero problema

Evidentemente, el verdadero problema nada tiene que ver con el miedo en sí, sino, más bien, con cómo dominamos el miedo. Para algunos, el miedo carece totalmente de importancia. Para otros, crea un estado de parálisis. Los primeros dominan su miedo desde una posición de poder (elección, energía y acción) y los últimos, desde una posición de dolor (impotencia, depresión y parálisis). El diagrama de la página siguiente ilustra este concepto.

De ello se puede deducir que el secreto para dominar el miedo es trasladarse de una posición de dolor a otra de poder. Por eso, el hecho de que usted tenga miedo pierde toda importancia.

Hablemos de la palabra «poder». Algunos dicen que no les gusta el concepto de poder y no quieren participar en él. Es cierto que, en nuestro mundo actual, la palabra «poder» tiene algunas connotaciones negativas. A menudo implica control sobre los demás y, por desgracia, muy a menudo se abusa de él.

La clase de poder de que hablo es totalmente distinta. En realidad, sirve menos para controlar a los que nos rodean y nos ayuda a sentir más afecto por ellos. Hablo del poder dentro del yo. Esto implica poder sobre las percepciones del mundo, poder sobre cómo se reacciona ante las situaciones de la vida, poder para hacer lo que sea necesario para el crecimiento, poder para crear alegría y satisfacciones, poder para obrar y para amar.


Esta clase de poder nada tiene que ver con ninguna otra cosa. No se trata de egolatría, sino de un sano egoísmo. En realidad, los ególatras no tienen absolutamente ninguna sensación de poder: de ahí su compulsiva necesidad de controlar a los que los rodean. Su carencia de poder los sitúa perpetuamente en una condición de miedo y, por eso, su supervivencia depende del mundo exterior. Nadie es menos afectuoso que una persona que no tiene su propio poder y constantemente trata de obtenerlo de los demás. Esa necesidad patológica provoca toda clase de conductas manipuladoras.

El poder de que estoy hablando da una absoluta libertad, ya que no depende del resto del mundo para satisfacerlo. No se trata de la capacidad de conseguir que alguien haga lo que uno quiere. Es la capacidad de lograr hacer lo que se desea. Si usted no tiene esa clase de poder, pierde su sensación de paz y se encuentra en una situación muy vulnerable.

He descubierto que las mujeres repudian más que los hombres el concepto de poder por razones obvias. Los hombres han sido condicionados para creer que ser poderoso es algo bueno. Las mujeres, para creer que ser poderoso es poco femenino y nada atrayente. Por mi experiencia puedo asegurar que nada podría estar más lejos de la verdad.

Una mujer que confía en sí misma y controla su vida atrae como un imán. Está tan cargada de energía positiva que todos quieren estar a su lado. Sin embargo, sólo será verdaderamente poderosa cuando esa energía proceda de sí misma y pueda convertirse en amor hacia quienes la rodean. La verdad es que el amor y el poder van de la mano. Con el poder, uno puede realmente empezar a abrir su corazón.

Sin él, el amor queda deformado. Para las mujeres que lean este libro, un buen antídoto de todo conflicto íntimo entre poder y feminidad es repetirse a sí mismas, por lo menos veinticinco veces cada mañana, tarde y noche:

Soy poderosa y soy amada

Soy poderosa y amo

Una variante que proporciona energía es:

¡Soy poderosa y eso me gusta!

Diga esas tres frases en voz alta ahora mismo. Sienta la energía que transmiten. Esa incesante repetición le ayudará a hacer que los conceptos de poder y amor sean más compatibles y, ciertamente, más cómodos.

Una vez aclarado el concepto de poder, exploremos cómo se debe usar el concepto del «dolor al poder» en la vida cotidiana, El primer paso consiste en hacer un diagrama en la forma siguiente:

Diagrama del dolor


Cuando examinamos la línea que va del dolor al poder, la mayoría de nosotros podemos ubicarnos en el centro del diagrama. No estamos totalmente incapacitados por nuestros miedos, pero no experimentamos una gran sensación de poder y excitación, ni avanzamos rápidamente hacia nuestros objetivos. Nos parece que cruzamos la montaña por la ruta más fatigosa llevando dos pesadas maletas en vez de volar en las alas del águila. Un antiguo sabio dijo, en cierta ocasión: «El camino es llano. ¿Por qué vas tirando piedras a tu paso?».

Usando el diagrama del dolor al poder como un marco de referencia, usted puede empezar a despejar de piedras el camino. Los pasos siguientes le ayudarán en el proceso:

 Haga una ampliación del diagrama del dolor al poder y cuélguelo de la pared de su habitación. El simple acto de hacer la ampliación le hará sentirse un poco más poderoso. ¡Usted ya ha iniciado la acción! Recuerde que gran parte del secreto de pasar del dolor al poder es recurrir a la acción. ¡La acción es muy poderosa! Cuando el diagrama esté sobre su pared servirá para recordarle sin cesar dónde quiere ir en la vida... del dolor al poder. El conocimiento es media batalla ganada. El hecho de tener el diagrama físicamente presente le ayudará también a motivarse para avanzar en la dirección correcta.

 Nada más que para no tomarse a sí mismo demasiado en serio, usted podría querer escribir en su diagrama: «Los ángeles vuelan porque se ven a sí mismos como algo liviano». Oí eso hace mucho tiempo y todavía me hace sonreír. Me recuerda sin cesar que uno puede abandonar gran parte del exceso de equipaje si aprende a jugar con la vida en vez de luchar contra ella.

 Ponga una chincheta en el punto del diagrama donde se ve situado en ese momento de su vida. ¿Está usted en el centro, donde suele sentirse deprimido y paralizado, y en otras ocasiones con mayor control? ¿O se encuentra definitivamente en el extremo más lejano, donde puede hacer poco para salirse de la senda? ¿O tal vez ya está en el lado correcto, donde siente que está progresando realmente en su vida, con sólo unas pocas áreas sobre las cuales necesita trabajar? Dudo que quienquiera que lea este libro haya alcanzado su objetivo de lograr un control absoluto sobre su yo. ¡Hasta Buda tenía sus días malos! Siempre hay nuevas experiencias que ponen en jaque una sensación de poder personal.

 Cada día, mire el diagrama y pregúntese: «¿Estoy en el mismo sitio o me he movido?». Mueva la chincheta de acuerdo con esas sensaciones.

 Si es consciente de la dirección que quiere seguir, le será más fácil tomar decisiones sobre lo que debe hacer en su vida. Antes de emprender algo, pregúntese: «¿Me lleva esta acción a un lugar más poderoso?». Si no es así, debe pensarlo dos veces antes de llevarla a cabo. Una advertencia: si avanza en cualquier sentido, sabiendo que ese acto le llevará a una posición de dolor, no se irrite contra sí mismo por haberlo hecho. En la siguiente ocasión podrá tomar una decisión distinta. Use sus «errores» como experiencias del aprendizaje. Recuerde que cada vez que la emprende contra sí mismo por algo que ha hecho se mantiene en el camino del dolor.

 Use el diagrama como un juego. El hecho de considerarlo así le ayudará a no atribuirle demasiada seriedad a la situación. Si tiene hijos, puede proponerles hacer sus propios diagramas y de esta manera hacer un juego familiar con la experiencia del crecimiento.

 Es una buena idea hacer distintos diagramas para las diferentes facetas de su vida. Para sentirse realmente poderoso, necesita estar a cargo de todos los aspectos de la existencia: el trabajo, la familia, el medio ambiente, la salud, etcétera. Muchas personas controlan perfectamente algunas facetas de sus vidas, mientras otras permanecen en un lamentable olvido. Yo, por ejemplo, soy muy cuidadosa en todo lo que se refiere al trabajo, pero necesito trabajar más el área del ejercicio físico.

Observe que su movimiento en el diagrama sólo está determinado por su propio sentimiento intuitivo acerca de hasta dónde progresa para alcanzar más dominio de su vida. Ningún otro puede juzgar eso, por más que se esfuerce. Aunque pueda parecerle que su vida es indisociable del mundo exterior, es su propio sentimiento de paz interna y crecimiento el que determina dónde está en el diagrama. Es solamente un sentimiento íntimo.

Uno puede preguntarse si necesita realmente llegar tan lejos para ponerse en marcha. Confíe en mí... ¡Lo hará! Al principio, usted necesitará apelar a todos los ardides posibles para recordarse a sí mismo dónde quiere ir. No se hará más fuerte sin concentrarse en el poder. Como había imaginado ya, el simple hecho de saber qué se debe hacer no implica que uno lo haga, ni siquiera que lo recuerde. Para ayudarse en su camino del dolor al poder, conviene que empiece a desarrollar un «vocabulario del dolor al poder». La manera en que utilice las palabras tendrá un enorme impacto sobre la calidad de su vida. Elija, para fabricarse un «vocabulario del dolor al poder» la fórmula del cuadro de la página siguiente.

«No puedo» significa que usted no controla su vida, mientras que «No lo haré» plantea una situación en el dominio de la elección. Desde este momento, elimine «no puedo» de su vocabulario. Cuando usted le entrega a su subconsciente el mensaje «no puedo», su subconsciente cree realmente lo que le envía y lo registra en su ordenador: Débil... Débil... Débil... Su subconsciente cree sólo en lo que oye, no en lo que es cierto. Usted podría estar diciendo «no puedo» simplemente para librarse de una invitación a cenar... Como, por ejemplo: «No puedo ir a cenar esta noche. Tengo que prepararme para la reunión de mañana». Pero su subconsciente registra: «¡Él es débil!». En realidad, su «no puedo ir a cenar» no es cierto, La verdad es que: «puedo ir a cenar, pero opto por hacer algo que tiene prioridad en ese momento». Pero el subconsciente no puede distinguir la diferencia y registra a pesar de todo la palabra «débil».

Vocabulario del dolor al poder


Por más que uno quiera mostrarse más delicado con el que le invita que con la frase expresada, puede no usar las palabras «No puedo», cambiándolas por: «Me gustaría ir a cenar, pero tengo mañana una cita que es importante para mí. Me sentiría mejor si fuera a ella totalmente preparado. De modo que prefiero no ir esta noche y confío en que me invitarás en otra ocasión». Esta frase tiene autenticidad, integridad y fuerza. El subconsciente le oye exponer sus prioridades con claridad y preferir el resultado que le sirve mejor a su crecimiento personal. Esa opción no le deja ser la impotente víctima de su cita.

«Yo debería» es otra manera de perder. También eso implica que uno no tiene opciones en la vida. «Yo podría» es más vigoroso. «Yo podría hacerle una visita a mi madre, pero prefiero ir hoy al cine.» Esta otra manera de hablar sitúa las cosas en el dominio de la elección en vez del de la obligación.

«Puedo visitar a mi madre o ir al cine. Creo que optaré hoy por mi madre.» Los «debería» suscitan culpa y desconcierto... sentimientos totalmente negativos.

A usted le arrebatan su fuerza cada vez que pronuncia las palabras «Yo debería».

«No es culpa mía» es otro ejemplo. Nuevamente, uno parece desamparado. Es mejor asumir la responsabilidad por lo que le suceda a uno en la vida que ser siempre la víctima. «No es culpa mía si estoy enfermo», «no es culpa mía si he perdido mi empleo». Si usted está dispuesto a asumir la responsabilidad, podrá ver qué es lo que puede cambiar en el futuro. Con respecto a la enfermedad, diga: «Soy totalmente responsable de mi enfermedad. Veamos qué puedo hacer para impedir que vuelva a ocurrir. Puedo cambiar mi dieta. Puedo disminuir mi tensión. Puedo dejar de fumar. Puedo dormir lo suficiente». Y así sucesivamente. ¡Vea cuán poderoso puede ser! Lo mismo sucede con la pérdida del empleo. Si usted es responsable, puede estar mejor preparado la vez siguiente, puede descubrir por qué las cosas pasaron así. Tiene el control de la situación. Cada vez que usted logra un mejor control de su vida, avanza hacia una posición de poder, lo que, en última instancia, disminuirá su nivel de miedo.

«Eso es un problema» es otra frase mortífera. Es densa y negativa. «Eso es una oportunidad» le abre la puerta al crecimiento. Cada vez que usted ve el premio que le ofrecen los obstáculos de la vida, puede manejar las situaciones difíciles en una forma compensatoria. Cada vez que tiene la oportunidad de ensanchar su capacidad de controlar el mundo, su poder aumenta.

«Confío» es otra palabra propia de una víctima. «Sé» tiene mucho más poder.

Confío en conseguir un empleo.

Sé que conseguiré un empleo.

¡Qué diferencia! La primera de esas frases le llevará por un camino de noches inquietas e insomnes. La segunda contiene paz y serenidad.

«Si tan sólo» es algo aburrido. Usted notará el gimoteo que hay detrás de eso. «La próxima vez» implica que ha aprendido de la situación y usará lo aprendido en próximas ocasiones. Por ejemplo: «Si tan sólo no le hubiese dicho eso a Tom» puede ser expresado en otra forma: «Ahora sé que Tom se resiente al tocar ese asunto. La próxima vez tendré más tacto».

«¿Qué haré?» También aquí usted puede adivinar el lloriqueo y el miedo implícitos en esas palabras. Usted, como todos los demás, tiene en su interior fuentes increíbles de poder que no ha usado nunca. «Sé que puedo afrontarlo. No tengo motivo para preocuparme.» En vez de: «He perdido mi empleo. ¿Qué haré?», pruebe «He perdido mi empleo. Sé que puedo afrontarlo».

«Es algo terrible» suele proferirse en las circunstancias más inadecuadas. Por ejemplo: «He perdido mi cartera. ¿Verdad que es terrible?». ¿Qué tiene de terrible haber perdido una cartera? Es, ciertamente, una incomodidad, pero difícilmente se podría definir como algo terrible. «He engordado un kilo. ¿Verdad que es terrible?». Difícilmente se podría llamar terrible al hecho de haber engordado un kilo. Así es como nos referimos a las cosas triviales de nuestra vida. Y nuestro subconsciente está registrando: «Desastre... Desastre... Desastre...». Sustituya «es terrible» por «Es una experiencia de aprendizaje».

Aunque uno podría sentirse más justificado al decir «Es algo terrible» si un ser amado padece cáncer, recuerde que esa actitud le resta a usted la fuerza para afrontar esa situación. Hay muchos que han aprendido cosas importantes de la experiencia. Lo sé, porque soy uno de ellos.

Mi experiencia sobre el cáncer me ha enseñado muchas cosas maravillosas sobre mí misma y la gente que me rodea. Y lo que es más importante, he descubierto lo mucho que me querían. Vi algo tierno en mi novio, hoy mi marido; algo que no había visto nunca antes y que hizo que nuestro amor se intensificara inconmensurablemente. Asimismo, he modificado mi vida en muchas formas positivas.

Al comer, lo hago con mucho más cuidado. He aprendido cómo puedo eliminar la ira, el resentimiento y la tensión que formaron parte de mi vida cotidiana antes de mi enfermedad. Mi experiencia con el cáncer nos ha dado a mi marido y a mí una oportunidad de contribuir con algo a este mundo. Escribí un artículo muy importante sobre mi mastectomía, que, lo sé, ha sido muy valioso para muchos hombres y mujeres. Mi marido y yo nos hemos presentado juntos en televisión para narrar nuestro caso, aportándoles nuevas experiencias a los televidentes. De modo que para mí está claro que el cáncer puede ser una gran experiencia de aprendizaje y una oportunidad de dar.

Empiece por cambiar los «terribles», los «no puedo», los problemas, las luchas, etcétera, de su vocabulario. Quizás esas diferencias semánticas parezcan triviales, pero le aseguro que no lo son. No sólo cambia usted de una manera muy positiva con un vocabulario muy vigoroso, sino que lo mismo sucede con su presencia en el mundo. La gente que exhibe fuerza interior es tratada de una manera distinta que la que aparenta ser débil. Cuanto mayor es el vigor con que usted habla, más se convierte en una fuerza a tener en cuenta en el mundo circundante.

Cuando usted comienza a controlar su vocabulario, puede traerle también más poder a su vida aumentando su zona de comodidad. ¿Qué significa eso?

La mayoría de nosotros operamos dentro de una zona que nos parece adecuada, fuera de la cual nos sentimos incómodos. Por ejemplo, podemos gastar cien euros en un par de zapatos, pero quinientos nos pondrían nerviosos. Podríamos estar dispuestos a trabar amistad con gente de la oficina de la misma categoría laboral, pero sería incómodo hacerlo con alguno de los superiores. Podríamos ir a un establecimiento familiar para comer solos, pero nos sentiríamos realmente incómodos si hiciéramos lo mismo en un restaurante lujoso. Podríamos pedir un aumento del siete por ciento, pero nos acobardaría pedirlo del veinticinco. Podemos cobrar treinta euros la hora por nuestros servicios, pero no creemos que valgan ochenta. Y así sucesivamente.

Para cada uno de nosotros, esa zona de comodidad es distinta, pero, lo sepamos o no, todos, ricos o pobres, humildes o encumbrados, hombres o mujeres, tomamos decisiones basadas en los límites de ese espacio.

Sugiero que cada día haga algo que le ensanche ese espacio. Háblele por teléfono a alguien a quien le intimide a usted hacerlo, cómprese un par de zapatos carísimos, pida algo que necesite y que haya temido pedir antes. Corra un riesgo cada día... dé algún paso pequeño o audaz que le haga sentir más grande después de haberlo dado. No se quede sentado... impotente. Observe lo que empieza a suceder cuando aumenta su zona de comodidad.

Como muestra el gráfico de la página siguiente, con cada riesgo que usted corre, sale de lo que parece más cómodo, y se hace más fuerte. Toda su vida se ensancha para abarcar más de lo que hay en este mundo de experiencia. Al crecer su poder, aumenta su confianza, de modo que el ensanche de su zona de comodidad se hace cada vez más fácil, a pesar del temor que pueda experimentar. La magnitud de los riesgos que afronta también aumenta. Al principio, usted puede apuntarse para un curso nocturno después de haber abandonado la escuela quince años antes. Finalmente, podrá inscribirse para obtener su graduación universitaria. Usted crecerá... cobrará espacio... se hará más grande..., pero todo con su propio ritmo. Mientras corre esos riesgos –por pequeños que sean– avanza hacia la derecha en su diagrama del dolor al poder.

Todas las noches, antes de acostarse, planee el riesgo que correrá al día siguiente. Cierre los ojos y, mentalmente, practíquelo. Visualícelo de la forma más clara posible. Asimismo, durante el día, observe dónde vacila más y comience a planear sus riesgos futuros basándose en esas observaciones. Si logra dominar la vacilación en el primer momento, mejor que mejor. Recuerde que, cuanto más ensanche su zona de comodidad, más fuerte será.


Por favor, advierta que: Los riesgos que corro no incluyen actos físicamente peligrosos, tales como acelerar descontroladamente un automóvil o ingerir drogas. Tampoco incluyen riesgos que impliquen violar los derechos de otras personas, tales como hacerle insinuaciones a la novia de otra persona o asaltar un banco. Usted no sólo podría hacerse impopular; morir o acabar en la cárcel, sino que además podría desplazarse hacia la izquierda del diagrama del dolor al poder; Esa clase de actos no dan más poder; ya que no contienen entereza o amor; ni para uno mismo ni para los demás. Sin esos ingredientes, es imposible fortalecer el sentimiento del propio valer; Así, la capacidad que tiene usted de dominar el miedo se vería muy disminuida.

De modo que, cada día, corra solamente los riesgos que fortalezcan su sentimiento del propio valer. Ésos son los riesgos que acrecientan su capacidad de afrontar sus miedos. ¡Aumente sus límites! ¡Aumente! ¡Aumente!

Tanto si lo siente como si no, ya tiene más poder del que habría imaginado nunca. Todos lo tenemos. Cuando hablo de ir del dolor al poder, no hablo de extraer la fuerza de ninguna fuente externa. Dentro de usted, esperando simplemente el momento de emerger, hay una increíble fuente de energía, más que suficiente para formar una vida placentera y satisfactoria. Se trata sólo de un proceso extracción de la energía que ya está ahí, aunque usted no lo sepa.

Los ejercicios contenidos en (este libro están destinados a guiarle hacia esa gran fuente de energía. Saber si usted lo hace o no, es una buena clave para dilucidar si está dispuesto en esta ocasión a aceptar todo lo que lleva dentro. Si no lo está, no se lo reproche. Comprométase sólo a seguir trabajando para lograrlo. Una manera de hacerlo es leer y releer este libro y otros de desarrollo personal hasta liberarse de los sistemas de creencias negativos que le mantienen en su impotencia. La mayoría de nosotros estamos pletóricos de viejos condicionamientos que nos mantienen débiles. Se requiere una constante repetición para que predominen pautas más nuevas y más sanas.

Usted está destinado, de forma innata, a usar su poder personal. Cuando no lo hace, experimenta impotencia... parálisis y depresión... lo cual es un síntoma que nos advierte que algo no funciona como debiera. Usted, como todos nosotros, merece todo lo que es maravilloso y emocionante en la vida. Yesos sentimientos brotan solamente cuando se pone en contacto con su poderoso yo.

Aunque tenga miedo, hágalo igual

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