Читать книгу Estados Unidos, la experiencia de la libertad - Suzanne Islas Azaïs - Страница 4

Año 2021

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En la superficie, lo que teníamos entre manos era

una mera cuestión técnica (la simple Unión),

pero si uno lo miraba con mayor detenimiento,

era más que eso. ¿Cómo debían vivir los hombres?

¿Cómo podían vivir? (roger bevins iii)

George Saunders, Lincoln en el Bardo

Originalmente publicado en 2009, el presente libro fue escrito bajo la circunstancia extraordinaria que significó la elección de Barak Obama como Presidente de Estados Unidos. Pero el grato asombro de entonces fue seguido de la incertidumbre que significó el proceso electoral que llevó a la Presidencia a Donald Trump. La decisión histórica de 2008 parecía así haberse cancelado tan sólo ocho años después. Trump, como sabemos, habría de ser presidente de un único periodo. No obstante, su administración culminó con la irrupción violenta en el Capitolio el 6 de enero de 2021, de modo que conviene no subestimar lo sucedido a lo largo de esos cuatro años.

Al revisar los contenidos del libro para esta nueva edición encontramos algunas alertas ya señaladas entonces y que se manifestaron particularmente en la administración Trump. En este sentido conviene destacar, en primer lugar, el racismo como realidad ignominiosa, mismo que pensamos superado con la elección de Obama y, por el contrario, se reveló como una división persistente que incluso fue promovida desde la Presidencia misma (las declaraciones luego de los hechos violentos de Charlottesville, Virginia, en agosto de 2017, son elocuentes al respecto). En segundo lugar, la desigualdad social y económica, aquella que puso al descubierto el huracán Katrina, volvió a mostrarse con la desigual vulnerabilidad de los distintos sectores de la población ante la pandemia de Covid 19. La insuficiente cobertura del servicio público de salud, así como la lenta respuesta por parte del gobierno de un país a la vanguardia en ciencia y tecnología son otras señales de síntomas que han alcanzado el nivel de urgencia: la quiebra del orden público. Un problema del tipo que ha planteado la pandemia sólo puede enfrentarse eficazmente con la acción común coordinada desde el gobierno. El fracaso de lo anterior se cobra de forma muy dolorosa: con la pérdida en vidas humanas. Y la cifra para Estados Unidos ha sido injustificablemente alta.

Pero el orden público no se fractura de la noche a la mañana. Tampoco el resultado de una única elección lo produce. Y cuando el ciudadano abdica de su responsabilidad con lo público entonces los cimientos que sostienen la vida en común se vuelven más frágiles. Elegir a un “empresario exitoso” para encabezar el gobierno equiparaba lo inequiparable: la administración de los negocios con las condiciones para una vida social libre. Las consecuencias están a la vista. Los últimos meses de Trump se vivieron además en medio de una incertidumbre político-institucional en la que incluso llegó a ponerse en duda la legitimidad del voto emitido el 3 de noviembre de 2020 y su mandato de cambio. Luego vino el 6 de enero de 2021 con la irrupción violenta en el Capitolio. Si bien el relevo en el poder logró realizarse de forma pacífica en la fecha establecida, lo cierto también es que esta cadena de hechos significó una ruptura en la vida de la república: por primera vez en mucho tiempo la política se volvió problemática para una sociedad que vive su día a día en el marco de una institucionalidad en muchas ocasiones prácticamente imperceptible.

Los asuntos del poder político irrumpieron así en la vida privada de las personas. Conviene recordar aquí que aquellas trece colonias de costumbres y prácticas democráticas terminaron por extenderse a lo largo de un vasto territorio para convertirse, en la actualidad, en un país complejo social, económica y sobre todo culturalmente. Y esta complejidad no puede sino guardar una relación problemática con el sustento sociocultural y religioso que dio viabilidad a la primera democracia de la época moderna e hizo posible el mayor impulso a la iniciativa individual.

Esta complejidad, para decirlo con mayor precisión, no puede ya procesarse únicamente a partir de ese cemento originario (muchas de cuyas prácticas y costumbres, por cierto, han terminado por erosionarse). De esta manera, la organización de la vida pública no puede dejarse sin más a la espontaneidad o a la sola iniciativa individual. El autogobierno como forma de vida política al que aspiraban Hamilton, Washington y Jefferson —entre otros— sólo podrá preservarse en el futuro con el protagonismo activo del ciudadano en la esfera pública.

Pero la crisis política que marcó los últimos meses del presidente Trump no debe llevarnos a dejar de lado un dato importante: el 66.7% de los ciudadanos participó en los comicios del 3 de noviembre del 2020 (un registro histórico de 158.4 millones de sufragios emitidos). Con voto adelantado, voto por correo o voto emitido el día mismo —en algunos casos luego de una larga fila de espera— la participación electoral en medio de las circunstancias extremas de la pandemia testimonió la importancia que la ciudadanía otorgó a las elecciones. El resultado dividido de 51.3% de los sufragios para Joe Biden y 46.8% para Donald Trump muestra la suerte de “guerra fría” que Trump instaló al interior de Estados Unidos durante su mandato. La lección de estos últimos años debiera resultar clara: conviene no dar por sentada ni la democracia, ni la vida en libertad.

Queremos reiterar aquí que es bajo la expectativa de una sociedad justa, plural, abierta y tolerante donde habrá de cifrarse el futuro de Estados Unidos y el proyecto mismo de la libertad. En términos de su contenido, esta nueva edición respeta lo publicado en 2009 también bajo la idea de preservar el testimonio de un periodo fundamental en la vida política y social del país.

Mayo, 2021

Estados Unidos, la experiencia de la libertad

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