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ОглавлениеCómo utilizar este libro
Este libro ha sido pensado como una herramienta auxiliar en la formación de los profesionales que asisten a un curso acreditado de Kinesio Taping®. Su intención es cubrir las lagunas entre los síntomas y las intervenciones aportando un recurso para las técnicas de evaluación y de taping muscular no incluidas en el curso oficial de KT1. El texto es el resultado de mi interpretación de las enseñanzas de expertos de renombre en el campo del examen de longitud y del examen muscular manual y, evidentemente, en el método del Kinesio Taping®.
En mi opinión, este libro ayudará a los profesionales a lo largo de su formación y de su ejercicio dado que relaciona el placer de la anatomía directamente con las técnicas de evaluación e intervención. En el aspecto visual, las figuras pueden ayudar a los estudiantes y a los profesionales a identificar durante el examen la anatomía superficial y apreciar la relación entre las estructuras. Otros profesionales que trabajan con el movimiento también pueden aprovechar esta obra para analizar, interpretar e intervenir en las disfunciones del movimiento.
Este libro tiene un triple objetivo:
•Proporcionar una ayuda visual para identificar las estructuras musculares y sus funciones.
•Aportar un conjunto de pruebas de longitud y fuerza para evidenciar las deficiencias de determinados músculos.
•Ofrecer a los profesionales un marco básico para aplicar y reevaluar las aplicaciones de Kinesio® Tape.
La anatomía superficial para la colocación de los vendajes se ha ilustrado con los dibujos trazados sobre los cuerpos de los modelos. Recuerdan a los profesionales el valor del conocimiento anatómico y las relaciones entre las estructuras. Las evaluaciones básicas ayudan a identificar los déficits particulares de los músculos. A efectos de este texto, en lugar de solo colocar vendajes para los síntomas se anima al profesional a priorizar los procedimientos del taping muscular en función de las manifestaciones de un paciente individual.
Si el lector incorpora los métodos presentados en este libro, dispondrá de un abordaje sistemático para realizar la evaluación de una determinada articulación, y una vez que la evaluación ha dado un resultado positivo, proporcionar después una intervención idónea indicando cuál ha de ser la intervención prioritaria; en este caso el kinesiotaping. Los capítulos prácticos de taping (capítulos 3 a 10) se han clasificado por articulaciones o por zonas del cuerpo: cuello, hombros, codos, muñeca y pulgar, tronco, pelvis, rodilla y tobillo. Los exámenes se organizan de forma coherente guiando al lector a través de la anatomía y las pruebas diseñadas para diferenciar una musculatura específica y sus déficits en longitud y fuerza. Además de efectuar una anamnesis y palpación detenidas, en lugar de efectuar aplicaciones genéricas de vendajes a partir de un diagnóstico sintomático, el profesional clínico debe buscar la causa del problema. En el texto no se detallan la forma de hacer una historia clínica ni cómo efectuar la palpación, por lo que para ello el lector deberá recurrir a las correspondientes fuentes o recursos.
Después de exponer las pruebas, el texto enseña al examinador cómo realizar las intervenciones para el kinesiotaping de longitud y fuerza. Cabe recordar que debe comprobar las intervenciones aplicando las mismas pruebas que, en su momento, indicaron la colocación del taping, así como comprobando la disfunción principal del movimiento identificada por el paciente.
Cada capítulo termina con una hoja a modo de tabla que facilita el enfoque sistemático de la evaluación de una articulación y también advierte al profesional clínico sobre la musculatura que todavía debe evaluar o tratar. Asimismo, esta tabla contribuye a que el profesional priorice los procedimientos de taping muscular en un determinado paciente y realice la intervención según los hallazgos relevantes obtenidos en las pruebas funcionales de esa persona. Una vez más, en lugar de efectuar la intervención a partir de un diagnóstico puramente sintomático, se hace énfasis en controlar las evidencias proporcionadas por el cuerpo del paciente teniendo en cuenta la contribución muscular a la disfunción del movimiento.
Por ello, el libro facilita el enfoque clínico razonado para la evaluación y utilización del vendaje a partir de las manifestaciones y evidencias de cada individuo en particular.
Este libro no está diseñado como fuente para el estudio de casos clínicos y no puede reemplazar una formación integral que debe proporcionar una institución acreditada. Por lo tanto, dentro del marco de esta obra se presentan únicamente uno o dos procedimientos simples para el examen de un determinado músculo. Esto se ha hecho así para no complicar excesivamente la temática. Si su experiencia, su formación o las limitaciones de un caso en particular indican que puede ser más adecuada, el lector siempre dispondrá de la opción de sustituir una prueba por otra. Es evidente que los procedimientos de manejo de los vendajes solo podrán aprenderse íntegramente en un contexto práctico; sin embargo, este libro puede utilizarse como complemento a la experiencia en el manejo adecuado del vendaje obtenida en los cursos acreditados de kinesiotaping.
El libro ha sido pensado como un recurso didáctico para incorporar las técnicas de kinesiotaping en el trabajo de los profesionales con sus pacientes o deportistas y también como un recurso para los profesionales que ya emplean las técnicas de taping. Una vez que el profesional haya asimilado la información y practicado y aprendido las técnicas, dispondrá de una base excelente para desarrollar su repertorio de taping y de tratamientos. Aquellos que trabajan regularmente con vendajes podrán desarrollar la capacidad de utilizar los principios y adaptar las pruebas y las técnicas de intervención expuestas en numerosas situaciones.
Esta obra es mi primera incursión en un proyecto de esta envergadura. Agradecería enormemente todas las aportaciones constructivas de los lectores para mejorar el contenido.
PRÁCTICA CLÍNICA
El objetivo es que el profesional sepa evaluar clínicamente el origen del problema existente y efectuar una valoración detenida que le permita determinar mejor la estrategia de taping más precisa que puede aplicar. En función de sus capacidades, su formación y sus conocimientos, el profesional clínico debe realizar evaluaciones adicionales para poder formular una hipótesis más clara sobre la causa. Cuando la evaluación se sitúa fuera del ámbito de la práctica de un profesional del kinesiota-ping, este debe plantear la correspondiente derivación del paciente.
Siempre es recomendable preguntar o examinar y determinar las limitaciones funcionales más importantes para el paciente. Los pacientes suelen consultar con el profesional por disfunciones en los movimientos relacionados con su trabajo principal, por lo que dichas disfunciones serán la medida más relevante para ellos. En definitiva, las disfunciones o los cambios en estos movimientos serán el objetivo del tratamiento. Si bien las aplicaciones individuales tienen sus propias pruebas, la evaluación global del tratamiento ha de referirse a los movimientos significativos identificados.
Lo habitual es que un profesional novato empiece con los movimientos generales en la zona específica de los síntomas e inicie una evaluación alrededor de esa articulación. Si no hay descubrimientos importantes, el profesional comprueba las articulaciones adyacentes en busca de hallazgos significativos que deben ser tratados. Dado que los hallazgos de las evaluaciones deben alcanzar unas dimensiones de equivalente importancia, el profesional debe tener en cuenta la gravedad de los síntomas.
Por ejemplo: un paciente se presenta con un dolor persistente en la rodilla al agacharse; la disfunción es importante para el paciente, pero el profesional clínico no puede encontrar pruebas musculares «positivas». Entonces según su formación debe efectuar más pruebas en la rodilla.
La intención es encontrar pruebas significativas para dirigir el tratamiento o disponer de una prueba para reevaluar la intervención realizada. Si no se obtienen pruebas significativas alrededor de la rodilla, es poco probable que la causa de la disfunción significativa se sitúe completamente en la rodilla, y el profesional clínico debe continuar con el examen de otras articulaciones o estructuras para encontrar pruebas positivas. El objetivo es buscar estructuras o anomalías biomecánicas que limitan la recuperación de la rodilla. En estas condiciones, será más apropiado tratar los hallazgos más significativos en otras articulaciones relevantes que afectan a la rodilla que tratar los déficits musculares menores que se han determinado localmente en la rodilla.
Los profesionales ya familiarizados con la continuidad miofascial pueden pasar directamente a las articulaciones adyacentes, en las que consideran que puede encontrarse el desencadenante principal del problema. En estas condiciones, las evaluaciones se realizan alrededor de una zona remota y se tratan de forma adecuada. Cabe recordar que el proceso de reevaluación siempre debe incluir la zona local (de los síntomas percibidos que constituyen el problema para el paciente) para demostrar al paciente la relevancia del trabajo en una zona remota.
KINESIOTAPING EN EL CONTEXTO DE LA GESTIÓN DE PACIENTES
Es esencial saber que la aplicación de un vendaje puede tener repercusiones fisiológicas, biomecánicas, neurofisiológicas y psicológicas. No debe aplicarse el taping sin tener esto en cuenta. No se trata simplemente de aplicar un trozo de cinta adhesiva o un vendaje encima de una zona dolorosa y esperar lo mejor. De hecho, el taping inadecuado o sin motivo puede predisponer al paciente o al deportista a sufrir lesiones o a agravar una lesión ya existente (Frett y Reilly, 1994).
Para poder prestar la mejor ayuda al paciente, es importante que todo médico, entrenador o terapeuta identifique primero las necesidades de su paciente. Las personas solicitan ayuda para poder gestionar o comprender ellas mismas su problema. La opción del kinesiotaping y, a este respecto, de cualquier tratamiento depende de las necesidades principales del paciente. ¿Qué es lo que necesita esta persona, una mejor función?, ¿mejorar su rendimiento?, ¿aumentar la resistencia?, ¿fomentar la potencia u otros cambios físicos?, o ¿necesita información y directrices para la autoayuda o el control del dolor o las molestias? ¿Estos componentes funcionales son secundarios a su verdadero objetivo de perder peso, estar en forma física, tener salud mental, hacer deporte, controlar el estrés o de cualquier otro valor primordial?
A los efectos de la investigación, estas necesidades no se pueden agrupar con facilidad, por lo que en su momento se consideraron como evidencia de baja calidad. No obstante, dado que quien la valora es la persona que busca ayuda, constituyen la medida de éxito más importante. Asimismo, constituyen la medida por la que un paciente volverá a solicitar ayuda a ese profesional clínico o confirmará la eficacia del método y del profesional clínico para resolver su problema.
Si no se identifican primero estas necesidades personales, resultará complicado medir los objetivos y cambios relevantes.
Entonces el kinesiotape se convierte en una herramienta para que los profesionales clínicos propicien los cambios y entiendan los problemas de un paciente en particular. El contenido de este texto cubrirá principalmente el manejo de las aplicaciones de taping para ampliar nuestro conocimiento básico sobre los músculos.
POR QUÉ UN EXAMEN MUSCULAR MANUAL
En el taping dirigido a los músculos, la premisa fundamental a tener en cuenta es que las disfunciones del movimiento o las estrategias de movimiento no óptimas que dan lugar a la presencia de los síntomas que debe tratar el profesional clínico pueden ser el resultado de un desequilibrio muscular (Kendall y McCreary, 2005; Sahrmann, 2002; Janda, 1986). Cuando se detecta que el origen o la causa principal de un problema existente es un desequilibrio muscular, una disfunción de la extensibilidad del tejido o un déficit del control motor, es necesario que el profesional aborde concretamente estos problemas. Al desgranar los movimientos en los componentes musculares de longitud y fuerza, puede utilizarse el kinesiotape en múltiples paradigmas de tratamiento.
La eficiencia funcional de un músculo está relacionada con su capacidad de generar tensión. La variedad de la posición en que genera la eficiencia de fuerza óptima se modifica para coincidir con el subsiguiente acortamiento de longitud (Goldspink y Williams, 1992). El componente activo de la tensión muscular se determina por el número de puentes cruzados de actina-miosina que están unidos en un determinado momento; el deslizamiento y acortamiento de estos filamentos genera la tensión mecánica que se distribuye a todos los elementos de la célula, así como a la matriz extracelular a través de los puntos de contacto de la integrina (Ingber, 2010; Chen e Ingber, 1999). En gran medida, el componente de tensión pasiva se debe a los filamentos elásticos de titina que anclan la cadena de miosina a la banda Z, así como a otras estructuras tisulares conectivas.
Los músculos son más eficientes y generan una fuerza óptima cuando funcionan en una posición de extensión media y tienen una longitud normal de reposo. Son menos eficientes y funcionalmente más débiles cuando debido a una insuficiencia fisiológica o mecánica deben trabajar en una posición acortada o elongada en relación con la longitud de reposo (Goldspink y Williams, 1992). La insuficiencia fisiológica se produce cuando un músculo se acorta activamente en su extensión interna, cuando los miofilamentos de actina se solapan unos con otros. Conforme el músculo se acorta progresivamente, menos puentes cruzados se pueden unir y el músculo es incapaz de generar una fuerza óptima. La insuficiencia mecánica se produce cuando un músculo se contrae activamente en una posición elongada. En esta extensión externa, los miofilamentos de actina-miosina no se solapan adecuadamente, con lo que también hay un menor número de puentes cruzados que se unen (Goldspink y Williams, 1992).
Cuando un músculo funciona de manera crónica con una longitud alterada (ya sea elongada o acortada), su relación de longitud-tensión se adapta a las nuevas circunstancias. La posición en la extensión en que consigue la producción máxima de fuerza cambia para coincidir con la nueva longitud (Goldspink y Williams, 1992). Dado que la salida tensional máxima se consigue en una amplitud diferente, esto repercute en la coordinación del movimiento y en la respuesta a los exámenes musculares en diferentes extensiones (Grossman y cols., 1982). Los músculos que habitualmente están acortados pueden dar resultados fuertes en su extensión interna, pero son más débiles que el control normal (Grossman y cols., 1982). En el aspecto clínico, es importante efectuar la evaluación en comparación con la otra extremidad y comprobar lo que es «normal» en un determinado paciente.
Asimismo, se sabe que los músculos están diseñados para adoptar más de un papel funcional; Hodges (2003) indica que un músculo puede tener tres funciones: el control del movimiento intersegmentario, el control de la postura y la alineación, y el control y la producción del movimiento. Es muy posible que cuando se produce una alteración de la relación de longitud-tensión de un músculo, estas tres funciones se vean afectadas. Por ejemplo, el acortamiento de un músculo para mejorar su función en una determinada zona puede repercutir negativamente en su función en otra zona (Gibbons, 2007). Por lo tanto, los exámenes de tensión de longitud y fuerza que se presentan en este libro solo constituyen una de las opciones dentro del abanico de pruebas de las que dispone el profesional clínico. Cuando dentro de las opciones de examen realizadas, una prueba resulta positiva, se asume que esta prueba positiva (que refleja una alteración de la relación de longitud-tensión) también puede tener impacto en las otras funciones de ese músculo. En consecuencia, se recomienda que la reevaluación de la intervención de taping se realice comprobando todas las pruebas musculares positivas realizadas así como la tarea relevante, en la que, de hecho, el músculo identificado debe trabajar de forma diferente a la del examen muscular.
La colocación de un kinesiotape para restaurar la longitud y la fuerza tiene un propósito específico con una significación direccional y tensional. La percepción motora se determina a través de los neurorreceptores, como los corpúsculos de Ruffini, los corpúsculos de Pacini, los corpúsculos de Golgi y los terminales nerviosos libres (Schleip, 2003). Estos neurorreceptores se activan por estiramiento y pueden funcionar correctamente si se encuentran en un tejido que es capaz de elongarse (Stecco y Stecco, 2009). Además, es posible que en un determinado músculo la longitud de los sarcómeros no sea uniforme en toda su extensión, por lo que puede darse la necesidad de que haya microdeslizamientos en y dentro de la fibra muscular (Yucesoy, 2009). En las zonas de anclaje de los miofilamentos de actina-miosina pueden desarrollarse «adhesiones focales». Dichas adhesiones aumentan de tamaño cuando se incrementa la fuerza mecánica y se separan cuando se disipan las tensiones (Ingber, 2003). Por lo tanto, la restauración de la longitud, así como el proceso de evaluación para determinar las zonas de déficit de longitud y fuerza son fundamentales para que la aplicación del kinesiotape pueda restaurar la función motora.
Para poder restaurar la longitud y la fuerza, el objetivo primario del kinesiotaping se centra en la recuperación de la eficiencia funcional de un músculo a través de la estimulación de todas las estructuras que se encuentran por debajo y adyacentes a la colocación del vendaje, así como las que están relacionadas con dicha colocación.
El kinesiotape es una herramienta útil que puede contribuir a que los profesionales clínicos gestionen los déficits específicos identificados dentro de la neuromiofascia y relacionados con la patología que ha de ser tratada. Cuando se identifica un déficit de longitud o de fuerza, y ese déficit es desproporcionado al nivel de entrenamiento, las demandas de la tarea, la comparación con el lado opuesto o la «normalidad» contextual del paciente, entonces puede utilizarse el kinesiotaping para resolver estos déficits.
El uso del término exámenes de «preferencia» es premeditado, ya que sabemos que cualquier examen muscular no puede implicar únicamente a un músculo o una estructura, ya que ese movimiento está generado por una serie de acontecimientos coordinados en el organismo y que ninguna prueba puede implicar de forma aislada a una única estructura (en este caso, un único músculo). En esencia, todos los exámenes de movimiento son pruebas compuestas de toda una estrategia de movimiento del organismo.
Por lo tanto, los exámenes de «preferencia» se efectúan para implicar durante la prueba a un determinado músculo, de forma preferencial o primordial (aunque no necesariamente como exclusión) frente a los que lo rodean. El propio taping se realiza sobre la anatomía del músculo con respecto a su orientación en la anatomía específica del paciente. El músculo se identifica a través del proceso de los exámenes de la longitud y de la fuerza que determina un déficit cuando se compara con el lado opuesto o con la «normalidad» del paciente. Las pruebas deben realizarse como parte de un conjunto de exámenes para que el profesional clínico disponga de una mayor confirmación e información sobre la intervención que debe efectuar.
En esta obra presentamos ejemplos de opciones de exámenes para cada músculo. No obstante, en modo alguno se trata de opciones exclusivas o definitivas, ya que existen muchas otras variaciones de exámenes que pueden utilizarse.
En función del lugar en donde el profesional clínico haya recibido la formación o de los recursos que se le hayan enseñado, podrá disponer de diferentes opciones de exámenes. Por lo tanto, el uso del kinesiotaping es una opción terapéutica que se adapta al estilo de evaluación preferido del profesional clínico. Por ejemplo, los abductores de la cadera pueden evaluarse en sedestación, bipedestación, decúbito lateral, decúbito supino o decúbito prono. La posición elegida dependerá del texto que haya leído el profesional y del contexto en el que se le haya presentado. Sin duda alguna, conforme vayamos conociendo mejor el cuerpo humano se podrán desarrollar pruebas nuevas y mejores que se aplicarán con o sin un equipamiento adicional.
El objetivo de este libro no es presentar todas las versiones de las pruebas de las que puede disponer el profesional clínico para examinar un determinado músculo o una zona, sino mostrar algunas de las opciones accesibles para el terapeuta general que quizá no tenga acceso a los sofisticados equipos de prueba, pero necesita reevaluar sus intervenciones. Los profesionales que requieran un conocimiento detallado de la musculatura y las pruebas para una articulación específica deben consultar los textos especializados en la región de su interés.
Músculos aislados frente a cadenas complejas
Hay que saber que debido a la función sinérgica de los músculos y a que una única motoneurona alfa puede inervar las fibras de otros músculos, ninguna prueba de fuerza es definitiva para un músculo aislado (Stecco, 2009). Esto no significa que sea inútil efectuar un examen muscular, sino que hay que plantearse que, en ocasiones, puede ser apropiado completar un conjunto de exámenes para poder tener una idea más clara de los músculos que han de cubrirse con la intervención de taping. Asimismo, así como mediante la palpación, hay que obtener más información a través de una historia clínica detenida que incluya las estrategias de movimiento, los movimientos que producen agravamientos y las estrategias de alivio.
El propósito de estrechar el marco de las pruebas para implicar a los músculos más significativos que deben tratarse es obtener una respuesta funcional máxima a la intervención del vendaje.
Para poder realizar el taping muscular, es recomendable que los médicos apliquen aquellas pruebas que conozcan y sepan ejecutar correctamente. Estas pruebas pueden ser distintas a las presentadas en esta obra. Teniendo esto en cuenta, puede ser útil que el profesional clínico utilice los exámenes musculares que conoce bien para determinar las zonas en las que va a aplicar el vendaje, y que utilice esta obra para que le ayude a tratar aquellas zonas con las que no esté tan familiarizado y para ampliar el conjunto de pruebas que le permitan encontrar un determinado músculo o una determinada zona que debe tratarse. La hoja a modo de tabla al final de cada capítulo de taping (capítulos 3 a 10) es útil para recordar al terapeuta que ha de ser minucioso en las pruebas; sin embargo, en la correspondiente sección, el profesional puede sustituir las pruebas referenciadas por las que él prefiera.
Un profesional con experiencia puede utilizar pruebas alternativas con las que esté más familiarizado o que considere como más apropiadas para el cuadro clínico de un determinado paciente. En un paciente con un menor nivel de movilidad, dadas las limitaciones pasajeras, puede ser necesario evaluar primero la posición más conveniente y determinar las manipulaciones manuales requeridas. Los deportistas de élite pueden necesitar pruebas de fuerza alternativas que identifiquen déficits del 5 % que tienen una importancia esencial para ellos. Observando al paciente mientras efectúa un ejercicio en un equipo o aparato en particular, un profesional especializado en deportes podrá evaluar mejor un determinado músculo.
Una vez que una prueba es positiva, el profesional ha de intentar estandarizar el procedimiento de manejo y examen para la reevaluación del éxito de una intervención. Cualquier variación en el procedimiento de pruebas debe registrarse para que pueda reproducirse en las posteriores reevaluaciones.
La discusión de si una prueba es mejor que otra no tiene una relevancia primordial, ya que la intención principal de las pruebas es identificar (en un determinado paciente) aquella que evidencie los déficits al profesional y al paciente, y que pueda ser utilizada para reevaluar el éxito del tratamiento. Los exámenes sirven para descartar zonas implicadas e incluir otras zonas. Por su parte, los músculos determinados en cada prueba proporcionan al profesional clínico un código en el cuerpo, que le muestra en dónde ha de aplicar su tratamiento; en este caso, el kinesiotape. Por lo tanto, el título de cada prueba informa al profesional de la prueba que fue positiva para la validación y la reevaluación. Si bien la posición de prueba debe estandarizarse para la reevaluación, el ángulo de colocación del vendaje y la posición del paciente durante el procedimiento de aplicación son aspectos específicos del paciente y de su capacidad.
PRINCIPIO DE LOS EXÁMENES
Independientemente del procedimiento de pruebas que se utilice en última instancia, siempre deben aplicarse los mismos principios generales para identificar una musculatura en particular implicada en la patología. Cuando un músculo está implicado o se sospecha su implicación, el profesional clínico ha de evaluar si se trata de un déficit relacionado con la longitud o con la fuerza para poder colocar el vendaje muscular adecuado.
REGLAS GENERALES
Examen de preferencia de la longitud
Se separan los orígenes y las inserciones del músculo y se evalúa la calidad en la amplitud final. Cuando la provocación al final de la extensión no es apropiada, debe prestarse atención a patologías irritativas y agudas. Debe obtenerse información a partir de una anamnesis exhaustiva que incluya estrategias de movimiento, movimientos irritativos y estrategias de alivio, así como información a partir de una palpación suave.
Examen de preferencia de la fuerza
Se acercan los orígenes y las inserciones del músculo y el examinador aplica una resistencia para separar el origen y la inserción. Cuando una prueba isométrica no es apropiada, debe prestarse atención a patologías irritativas y agudas. Si el paciente es incapaz de mantener una posición inicial para el examen, es innecesario y contraproducente que el examinador aplique una mayor resistencia al movimiento, ya que la prueba ya es positiva.
En el contexto clínico, la prueba se ve limitada por la fuerza y el manejo del profesional clínico. Si su propia fuerza es inferior a la del paciente, el terapeuta puede no percatarse de un déficit de fuerza, por lo que debe plantearse estrategias para conseguir una ventaja mecánica. El profesional clínico también debe prestar atención a los músculos que soportan peso, que, dependiendo de las circunstancias, se examinan mejor en una posición de soporte de peso o en una posición de antigravedad. Cuando el terapeuta tiene la impresión de que el déficit de un determinado músculo se evalúa mejor con un patrón de carga diferente, debe aplicar el tipo de prueba que le parezca más idóneo. En este caso, el objetivo es identificar una prueba positiva para implicar a un músculo que precisa ser manipulado.
Utilización de la tabla de pruebas
Para formarse una impresión más clara del problema existente, se recomienda que los profesionales clínicos realicen una serie de pruebas alrededor de una articulación. Esto también ayuda a priorizar la intervención. Por ejemplo, si las pruebas de preferencia de un músculo son positivas para la longitud y la fuerza, y si el músculo muestra irritaciones a la palpación, pero por lo demás en comparación con el lado doloroso es «asintomático» (según el paciente), debe darse prioridad a este frente a la zona que solo es sintomática pero no está indicada en la prueba.
Deberá tratarse primero la estructura con las pruebas más «positivas»; es decir, preferencia positiva de la longitud, preferencia positiva de la fuerza, irritación a la palpación y que también es zona de dolor. Al completar la primera aplicación, es recomendable volver a evaluar todas las pruebas positivas para determinar si esta área intervenida ha tenido una influencia positiva en las otras zonas, por lo que ocupa un lugar superior en la jerarquía de la coordinación motora.
Directrices para el taping
Dado que no todos los pacientes responden a una estimulación de receptores basada en la dirección, la tensión del vendaje y en donde empezar y terminar el vendaje no constituyen una ciencia absoluta. Por ello, para aquellos pacientes que muestran un aumento del control nervioso de la actividad muscular se han desarrollado directrices que especifican la dirección de la aplicación del vendaje cuando se estimula la piel en una dirección en comparación con el efecto opuesto cuando se estimula en la otra dirección. En consecuencia, la intención de las directrices de dónde iniciar y terminar el vendaje es general para maximizar la estimulación nerviosa y conseguir el objetivo deseado en aquellos pacientes con este tipo de respuesta. Huelga decir que, en los que no responden a este estímulo, las instrucciones para colocar el vendaje de origen a inserción para la fuerza y de inserción a origen para la longitud pueden no ser tan importantes. Las directrices de dirección para el kinesiotaping se han desarrollado para propiciar una mayor respuesta nerviosa en la mayoría de los pacientes sin tener que introducir más profundamente a los profesionales en la filosofía oriental (Kase, 2003).
Las directrices también están para que los profesionales sean conscientes de su intención en el tratamiento y tengan en cuenta la cantidad de estimulación que aplican y por qué lo hacen. Para los profesionales no tan familiarizados con la sutileza del trabajo propioceptivo y linfático, esto puede resultar un concepto nuevo. Por ejemplo, para conseguir que un músculo tenso o corto se vuelva a «relajar y elongar», un fisioterapeuta puede trabajar en la miofascia de proximal a distal con la intención de elongar el tejido (es decir, hay una desviación direccional con el trabajo manual). Sin embargo, si se determina que el problema es más bien de naturaleza linfática, el fisioterapeuta puede optar por trabajar más superficialmente de distal a proximal para favorecer el retorno y el drenaje de los exudados linfáticos.
El profesional clínico opta por una profundidad de contacto y una dirección de su trabajo manual con la intención de controlar lo que ha determinado como el problema más significativo. El objetivo es efectuar el tratamiento con aquella dirección de trabajo y aquel tipo de contacto que permiten abordar de forma más específica lo que el profesional considera como problema. Por el mismo motivo, el Kinesio Taping Inhibition Taping (aplicación de inhibición o de longitud) se coloca desde la inserción hacia el origen, ya que se sabe que el vendaje tiene la tendencia de retroceder hacia el ancla o anclaje inicial. Se coloca sin tensión y es el primer punto de fijación. Para los profesionales novatos en el kinesiotaping, también el ancla puede ser más larga, dado que se coloca de forma más intencionada, por lo que el retroceso del vendaje normalmente será hacia el ancla más grande y mejor fijada. Cuando el ancla inicial se coloca distalmente, puede procurar un efecto estimulador cutáneo similar en el tejido subyacente, al mantener la parte distal de una extremidad y alargarla, o realizando un trabajo manual con la intención de elongar el tejido blando.
El taping de fuerza o de facilitación suele aplicarse de proximal a distal. Dado que el vendaje retrocede proximal-mente hacia el ancla inicial, existe un efecto de fruncido creciente intencionado del tejido que puede ser demasiado largo. Aparte del estímulo potencial a través de receptores en la miofascia, la intención es propiciar la superposición normal de los filamentos de actina-miosina para restablecer la fuerza. Para «facilitar y aumentar» la actividad del sistema, se aplica la tensión superior (25-35 %) con la intención de proporcionar más estimulación que la aplicada en el taping de inhibición (o de longitud). La tensión no excede el 50 % dado que el método de kinesiotaping reconoce que las tensiones superiores pueden dar lugar a fuerzas compresivas, un retroceso más fuerte del vendaje para crear cambios y una intención de corrección más mecánica para tratar mediante el uso del vendaje (Kase, 2006).
El objetivo del kinesiotaping de longitud y de fuerza es crear el efecto deseado sin que el paciente sea demasiado consciente del vendaje o dependiente de este; en otras palabras, el reexamen es mejor, pero el paciente suele no ser consciente de que lleva el vendaje en el cuerpo. Al igual que en la mayoría de las modalidades manuales, el mecanismo exacto sigue siendo teórico y todavía debe probarse; sin embargo, la intención de tratar sigue siendo la misma.
Prueba del deslizamiento manual
Los profesionales familiarizados con la prueba de deslizamiento manual que se enseña en los cursos de kinesiotaping pueden utilizar este tipo de pruebas para determinar en dónde deben empezar con el ancla inicial en un determinado paciente. Con este tipo de pruebas se puede establecer en qué dirección es mejor estimular los mecanorreceptores locales para conseguir el efecto deseado. El ancla inicial debe colocarse en donde el profesional pretende que el tejido se deslice (sea el origen o la inserción de un músculo en esta situación). La base y el ancla final se colocan sobre el músculo restante hasta su inserción ósea. La tensión del vendaje debe coincidir con las tensiones de longitud y fuerza.
Para todas las aplicaciones de taping muscular
Independientemente de las aplicaciones de longitud o fuerza, la piel y la fascia alrededor del músculo siempre han de encontrarse en una posición elongada (que suele ser la posición del examen de longitud de ese músculo), de forma que la tensión aplicada con el vendaje sea adecuada para la amplitud de movimiento completo de este paciente sin síntomas.
Las anclas de principio y fin siempre deben aplicarse sin tensión. Esto se basa en el conocimiento de que algunos pacientes son sensibles a los receptores de cizallamiento en la piel. La zona de tensión cero se aplica con la intención de que se disipen las fuerzas de cizallamiento de la tensión del vendaje.
Aplicación de inhibición o de longitud (inhibition taping)
El taping de longitud también se conoce como taping de inhibición (inhibition taping) debido a que se sabe que un acortamiento observado en la prueba de longitud puede deberse a una excitación neural o a una falta de factores de inhibición que regulen la hiperactividad del músculo. La intención del taping es estimular un efecto neuroinhibidor para restaurar la longitud y la función. El término de «inhibición» no indica que el objetivo sea que en la reevaluación tengamos un músculo «más débil».
El tejido en que se va a efectuar el taping se lleva a una posición elongada sin que haya agravación o provocación, de forma que la tensión aplicada en el vendaje siempre está en relación con la extensión máxima de ese paciente en el momento de la aplicación. El vendaje se coloca desde la inserción hacia el origen (distal a proximal) con un 15-25 % de la tensión disponible aplicada sobre la zona terapéutica. La tensión leve en el vendaje sirve para que el profesional clínico recuerde que el objetivo del vendaje es reducir el solapamiento de los filamentos de actina-miosina o reducir la hiperactividad de determinados vectores musculares o fasciales.
La respuesta inmediata de «longitud» alcanzada con el taping refleja la mejora de la coordinación nerviosa del sistema en cuanto a ese movimiento en particular y en respuesta a la colocación correcta del kinesiotape. El profesional clínico debe recordar que el kinesiotaping funciona restaurando la homeostasia del sistema y no puede fomentar la coordinación neural de una zona que ya es «normal» y está en equilibrio. Por lo tanto, es evidente que los investigadores que evalúan la eficacia del kinesiotaping para «mejorar» la longitud en una población normal no observarán resultados significativos. En los pacientes que precisan una mayor «flexibilidad», pero se sitúan en la amplitud normal (es decir, derecha igual a la izquierda, o por lo demás normal en el individuo), no se podrá conseguir una mejora de la longitud a largo plazo solo con el kinesiotape.
Aplicación de fuerza o facilitación (facilitation taping)
El taping de fuerza también se denomina de facilitación (facilitation taping), dado que indica que puede haber factores de inhibición cortical que se abordan con el vendaje; por ello, la intención de este es propiciar o facilitar una actividad neural adecuada.
Habitualmente, el vendaje se coloca desde el origen hacia la inserción o del segmento más estable en relación con un segmento más móvil (proximal a distal). Por encima de la zona terapéutica, la tensión del vendaje es del 25-35 % del estiramiento disponible. La variedad de tensión ligeramente superior recuerda al profesional que con el vendaje debe intentar fomentar el solapamiento de los filamentos de actina-miosina para restaurar la función muscular.
En los músculos que presentan un déficit en el examen de fuerza, así como una restricción en la prueba de longitud, se coloca el vendaje con una tensión del 15-25 %. La interpretación de estos hallazgos en las pruebas es que el músculo es incapaz de producir su tensión máxima, sobre todo debido al compromiso de su longitud. La restauración de la longitud muscular debe mejorar la relación longitud-tensión del músculo y así restaurar la fuerza. Con el músculo en su posición elongada, se aplica una tensión del 15-25 % del estiramiento disponible para restaurar tanto la longitud como la fuerza del músculo. En estas circunstancias, la reevaluación del músculo debe incluir tanto las pruebas de longitud como de fuerza del músculo.
La respuesta inmediata de «fuerza» alcanzada con el taping refleja la mejora de la coordinación nerviosa del sistema en cuanto a ese movimiento en particular y en respuesta a la colocación correcta del kinesiotape. El profesional clínico debe recordar que el kinesiotaping funciona restaurando la homeostasia del sistema y no puede fomentar la coordinación neural de una zona que ya es «normal» y está en equilibrio. Por lo tanto, es evidente que los investigadores que evalúan la eficacia del kinesiotaping para «mejorar» la fuerza en una población normal no observarán resultados significativos. Para conseguir aumentos de la fuerza en la población «normal» se recomienda que los profesionales realicen intervenciones para promocionar la hipertrofia muscular en este tipo de pacientes (por ejemplo, trabajo en el gimnasio).
REHABILITACIÓN
El objetivo de este libro no es dirigir un proceso de rehabilitación completo. Sin embargo, en el programa de un paciente es apropiado incluir los entrenamientos de longitud y fuerza relevantes para un determinado músculo que ha mejorado con el kinesiotape. Si una aplicación de longitud ha sido eficaz, entonces deberá instaurarse un programa de trabajo miofascial dinámico para mantener la longitud alcanzada y para que el paciente se implique de manera activa en el programa, con lo que al retirar el vendaje se podrán mantener mejor los resultados alcanzados. Si una aplicación de fuerza ha sido eficaz, sería adecuado instaurar un programa de fortalecimiento dirigido a utilizar el músculo vendado y facilitar una normalización del control neural una vez completado el proceso de taping.
El objetivo del profesional clínico es procurar cambios con la aplicación del vendaje. Concienciar al paciente de la implicación del músculo concreto vendado contribuye a restaurar la propiocepción normal y le hace valorar los pequeños ajustes que ha de realizar para conseguir una ganancia funcional que puede llegar a ser considerable.
Directrices generales
EN MÚSCULOS QUE PRESENTAN UN ACORTAMIENTO EN EL EXAMEN (tensos, hiperactivos o con puntos gatillo)
Utilizar la aplicación de longitud (inhibition taping):
•Pasar el músculo a una posición elongada (para ello se suele alejar el origen de la inserción).
•Aplicar el ancla inicial sin tensión en la inserción, colocar el cuerpo (base) del vendaje con una tensión del 15-25 % y aplicar el ancla final sin tensión en el origen
EN MÚSCULOS QUE PRESENTAN «DEBILIDAD» EN EL EXAMEN
Utilizar la aplicación de fuerza (facilitation taping):
•Pasar el músculo a una posición elongada (para ello se suele alejar el origen de la inserción).
•Aplicar el ancla inicial sin tensión en el origen, colocar el cuerpo (base) del vendaje con una tensión del 25-35 % y aplicar el ancla final sin tensión en la inserción.
EN MÚSCULOS QUE PRESENTAN ACORTAMIENTO Y DEBILIDAD EN EL EXAMEN
Pasar el músculo a una posición elongada (para ello se suele alejar el origen de la inserción). Aplicar el ancla inicial sin tensión, colocar el cuerpo (base) del vendaje con una tensión del 15-25 % y aplicar el ancla final sin tensión.
Los profesionales clínicos han de saber que la producción óptima de fuerza de un músculo en particular puede verse comprometida por los cambios en la relación de longitud-tensión de ese músculo (Goldspink y Williams, 1992). En los músculos que presentan un acortamiento y debilidad en el examen, se recomienda una aplicación inicial para restaurar la longitud y así recuperar la relación de longitud-tensión del músculo (con una tensión del 15-25 %). En este caso, la reevaluación debe incluir tanto el examen de preferencia de la longitud como el de la fuerza. Cabe la posibilidad de que al haberse restaurado la longitud normal, también se normalice la capacidad de producir tensión, por lo que en la prueba de «fuerza» se observará una mejora.
Los profesionales clínicos han de evaluar a cada paciente en función de sus síntomas y «evidencias» individuales que se averiguan a través de sus antecedentes y de su cuerpo, y no aprender determinadas aplicaciones solo porque fueron eficaces en alguien o con anterioridad. La eficacia del kinesio-tape solo se obtendrá en tejidos que evidencian la necesidad de una intervención. Por ejemplo, la causa principal de un dolor de cadera puede ser diferente a la de otro dolor de cadera, por lo que si se efectúa la misma aplicación de un kinesiotape en esta estructura en todas las personas, este tratamiento solo ofrecerá beneficios a unos pacientes, pero no a otros.
Conforme van produciéndose cambios funcionales en el paciente, el profesional no debe dar por supuesto que el mismo taping seguirá aportando el mismo beneficio. Es necesario efectuar evaluaciones regulares que van a condicionar cambios en las intervenciones de taping y reflejar los cambios funcionales que muestra el paciente. Para maximizar los resultados en cada individuo durante cada una de las fases de recuperación, se recomienda examinar los déficits individuales y priorizar las intervenciones.
Dado que no existe un único proceso de taping para cada síntoma o diagnóstico, este proceso de intervenciones individualizadas dificulta la investigación del estudio del kinesiotaping; sin embargo, este método de evaluación e intervención local basado en el individuo y en el «cuerpo como evidencia» es clínicamente más relevante y refleja los estados cambiantes del paciente concreto a lo largo del tiempo. Tiene en cuenta las causas multifactoriales y complejas del dolor y de las disfunciones que son distintas en cada individuo, y además tiene como objetivo relacionar las intervenciones con lo que es importante para el paciente.
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