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PRESENTACIÓN

HISTORIA

La primera edición, en catalán, de este texto aparecía en 1997, y en ella sus autores nos lamentábamos de la poca tradición con que contaba la teoría del conocimiento en España. Mientras que en países como Gran Bretaña o Alemania, esta parte de la filosofía gozaba de una tradición académica que arrancaba del siglo XIX, en las universidades españolas había que esperar hasta la década de 1960 para encontrarla presente y aun de modo precario y en conflicto con la filosofía oficial de corte escolástico. Desde entonces y hasta la fecha de aparición de nuestro Teoria del coneixement, sólo unos pocos textos sistemáticos en torno a esta disciplina estaban disponibles en cualquiera de las lenguas del estado: algún original en castellano y muy pocas traducciones de obras extranjeras.

Dados los pocos años transcurridos, se podría pensar que tales reproches resultan todavía hoy pertinentes y ajustados. Por suerte, el panorama filosófico en nuestro país ha variado mucho en muy poco tiempo. No es que la producción o traducción de textos haya aumentado mucho, pero sí que ha experimentado un incremento visible (sobre todo la primera). Quizá más que cuantitativo, el cambio haya sido cualitativo: cada vez más, la teoría del conocimiento suscita el interés y la dedicación de los profesionales de la filosofía en nuestro país, y la investigación en esta área ya no es (o no lo es tanto) la carrera de fondo solitaria de individuos aislados, sin conexión, con más voluntad que recursos y posibilidades. Es en este sentido donde más notorio ha resultado el transcurso de estos pocos años.1 La discusión y el intercambio de ideas en torno a esta materia ya resulta posible y la calidad de los trabajos producidos se ha beneficiado de ello. No podemos ser optimistas en exceso, pero es justo reconocerlo.

En el 2003, nuestro texto era editado por segunda vez en una versión corregida y aumentada y es esa segunda edición la que se traduce ahora al castellano. El texto pues ha sido reiteradamente puesto a prueba en clases, ha sido reseñado en diversas ocasiones y se ha beneficiado de los comentarios de muchos colegas. Todo ello nos sirvió para intentar mejorarlo en su segunda edición. Es necesario advertir, no obstante, que no todos los cambios planeados han podido ser finalmente efectivos. Mientras preparábamos la mencionada nueva versión, Josep Lluís Blasco, maestro y amigo, nos dejó para siempre. Como coautor no me atreví a llevar a cabo en solitario algunas de las modificaciones proyectadas que requerían de su inestimable competencia. Así, la presente versión difiere de modo considerable de la primera edición catalana, pero no tanto como habíamos planificado. Para despejar posibles prevenciones, no obstante, he de decir que dichas modificaciones afectaban más a la forma que a las contenidos, o a lo no dicho que a lo dicho. Se trataba de relacionar cuestiones tratadas en capítulos diferentes e incluso de fundir en uno sólo los capítulos 8 (El coherentismo) y 13 (Términos, enunciados y teorías) o partes de ellos. También habíamos pensado en la posibilidad de introducir en el capítulo 14 (El dualismo analítico/sintético) las nuevas perspectivas sobre el conocimiento a priori y la necesidad metafísica. Los cambios que no han tenido lugar no afectaban, pues, a lo expuesto, sino a lo no expuesto. No se trataba de variar las posiciones que manteníamos, sino de incorporar algún elemento nuevo que consideráramos interesante exponer o debatir. Cuando tuvimos que alterar en algo la perspectiva mantenida en la primera edición, así lo hicimos y así está incorporado en esta edición.

Contenido y destinatarios

El texto fue concebido como un manual universitario para la asignatura Teoría del Conocimiento del primer ciclo de la Licenciatura de Filosofía. Nuestra experiencia docente me permite decir que su estructura y estilo expositivo resultan adecuados. El texto se divide en cinco partes y recoge tanto los temas centrales de la teoría del conocimiento, como otros temas limítrofes entre esta materia y disciplinas afines como la filosofía del lenguaje. Las partes II (El problema del conocimiento), III (El problema de la justificación) y IV (Las fuentes del conocimiento empírio), constituyen su núcleo epistemológico.2 La parte I (El método en epistemología), además de una clara presentación de algunos de los principales métodos con los que se ha abordado la labor epistemológica, puede constituir una introducción histórica a la disciplina, a través de sus representantes clásicos más destacados, que complemente la perspectiva más sistemática de las partes arriba mencionadas. Finalmente la parte V (Significado y conocimiento) remarca la estrecha relación que guardan ciertos aspectos de la teoría del conocimiento con la filosofía del lenguaje (y, en particular, con la semántica). Esta parte pone en conexión dos disciplinas con las que el estudiante de filosofía habrá de tratar en paralelo. Lo cual tiene la doble virtud de mostrarle la relación entre los problemas tratados en asignaturas diferentes, que no tienen por qué ser departamentos estancos, y hacerle ver así mismo los múltiples aspectos, consecuencias y ramificaciones de los problemas filosóficos. Cualquier disciplina filosófica aislada y cerrada en sí misma es una disciplina muerta.

Se trata, pues, de un manual universitario para los estudiantes de la Licenciatura de Filosofía, pero nuestro deseo fue siempre que resultara útil a un público más amplio, que fuese una buena guía para que los estudiantes, tanto del ámbito de las humanidades o las ciencias sociales como del de las ciencias básicas, se adentraran en la reflexión sobre los problemas filosóficos que plantea el conocimiento humano. Quisimos también que, ya fuera del mundo académico, el libro resultara de provecho para todos aquellos que desde sus diversas preocupaciones intelectuales quisieran introducirse en el conocimiento de tales cuestiones. Quizá, y si hemos de juzgar por el hecho de que el texto conociera una segunda edición y vea ahora la luz en su traducción castellana, nuestro deseo fue cumplido en algún grado. Espero que así continúe.

Agradecimientos

Después de estos años, son muchas las personas e instituciones a las que debo agradecer, en mi nombre y en el de Josep Lluís Blasco, su ayuda y sus aportaciones. Los estudiantes que con sus preguntas, sus peticiones de aclaración y sus objeciones han escrutado las entrañas de este libro, tendrán siempre mi agradecimiento, como tuvieron el de Blasco. Gracias al Servei de Publicacions de la Universitat de Valencia y en especial al director de la colección Materials, Guillermo Quintás, por el interés y el cuidado que dedicaron siempre a este texto; a Lino San Juan, que ha realizado una cuidadísima y exigente traducción que mejora en muchos aspectos formales el original catalán. Vicente Sanfélix leyó alguno de sus capítulos y nos hizo sugerencias que son de agradecer. Gracias también a Carlos Moya por sus comentarios –siempre muy útiles– a los capítulos más revisados; a Antoni Gomila y Daniel Quesada por las reseñas de este libro que publicaron en su día y que nos fueron de gran ayuda en el replanteamiento general del libro, aunque, como ya he dicho, no fuera posible llevar a cabo completamente algunas sugerencias que nos hacían y que nos parecieron muy pertinentes. Gracias a Manuel Pérez Otero por los comentarios tan provechosos y detallados que tuvo la gentileza de remitirnos; y, una vez más, a Josep Corbí, paciente y eficiente comentador de siempre. Para terminar, quiero manifestar mi eterna gratitud a Josep Lluís Blasco, mi maestro, que me introdujo en los vericuetos de esta fascinante disciplina filosófica, que me admitió como colaborador suyo en el proyecto de confección de este texto y, sobre todo, que me proporcionó el inmenso honor de contarme entre sus amigos.

1. Un ejemplo de esta nueva situación lo constituye la aparición en el 2000 del Compendio de epistemología, editado por Jacobo Muñoz y Julián Velarde que reunió hasta sesenta colaboradores españoles.

2. Para nosotros «teoría del conocimiento» y «epistemología» no son sino dos maneras alternativas de referirse a una misma disciplina filosófica, a un mismo conjunto de tópicos o problemas, y bajo ese supuesto hemos procedido a lo largo de todo el texto.

TOBIES GRIMALTOS

Teoría del conocimiento

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