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Оглавление1 “Más allá del amor”
Aún recuerdo cuando vertía muchas lágrimas por ti,
es algo imposible de olvidar; ahora es un recuerdo imborrable.
No podía con mi existencia: tenía que despejarme,
del alba al anochecer, siempre aborreciendo la intervención del destino.
Ya siento algo diferente en mí,
ya siento cómo la brisa matutina se lleva mis pesares,
ya siento el despojo del amargo sollozo,
ya siento que siento un nuevo sentir.
Sí, no puedo equivocarme, salí a flote:
no sucumbí a las grandes olas de abatimiento.
Mi sonrisa se impuso a la aflicción.
Amargo llanto espero jamás reencontrarte.
No más turbaciones en mi mente,
no más sufrimiento insonoro,
no más risas flojas que de inmediato desaparezcan:
quiero abrazar el júbilo eternamente.
Ya no soportaría más estar deshecho:
es momento de olvidar las cuitas y sonreír,
es momento de contagiar felicidad.
Llegó la hora de abandonar toda tristeza inútil.
Si debe haber un momento para ser feliz,
es precisamente ahora mismo:
no hay por qué esperar a un mañana cuando hay un hoy.
Si piensas en alborozarte para sentirte mejor, hazlo ya y sé feliz.
Deja que te acaricie por última vez,
déjame descansar aquí a tu lado,
deja que mi cabeza se recargue en tu pecho
y dime que nada se ha perdido.
Háblame de tus sentimientos,
dime que aún me amas,
muéstrame con tu mirada tu pasión por mí:
aférrate a mí que nadie te querrá más que yo.
Dame esa fuerza que solo tú me puedes obsequiar,
bríndame tu querer que no lo desperdiciaré,
no sabes qué tan capaz soy de amar:
cobijémonos con el manto del amor.
No me hables de oscuridades,
porque llegarán inexorablemente a su debido momento;
pero a eso no le temo porque sé que tienen fin: todo es efímero,
la noche le cede el paso a un nuevo día.
No he de perder el ánimo, he de conservarlo.
Ante los infortunios no claudicaré.
Seré consciente de mis temores y no me estancaré en ellos.
Debo pensar que todo cambio se hizo con sabio propósito y con sabia razón.
Sé que toma mucho tiempo aprender,
y más cuando se trata de aceptar realidades que son
y no las que pudieron ser:
eso es complejo y difícil de admitir.
¡Oh, no puedo evitar evocar sentimientos pasados!
Y siempre las inquietudes del presente intentan volcarme,
y esos anhelos futuros que agitan mi calma;
cuánto frenesí tengo que soportar,
pero continuaré confiando en que lograré frenar esta vehemencia.
¡Qué gran lástima provoca el saber que nada dura para siempre!
¡Cuánto se sufre y se llora por ello!
Pero aunque esté predestinado nuestro momento de regocijo y tenga un final,
solo yo decido cuánto te amaré y hasta cuándo dejaré de hacerlo,
y lo haré hasta que ya no tenga consciencia para amarte.