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Оглавление1 “Traslado a la paz”
Aquellos días han pasado a la memoria,
aquellos días solo se recuerdan con lágrima en el rostro,
aquellos días se van alejando más del presente,
de nuestro presente que aparta el ayer.
¿Qué queda hoy?
¿Qué hay acerca de lo prometido?
¿Debo ignorar las promesas e incumplirlas?
¡Cuántas preguntas emergen cuando se es retrospectivo!
Mientras siga transcurriendo el tiempo,
mi pasión por ti se extenuará:
con el pasar de los días
todo lo que te había dado se desvanecerá.
Todo cuanto se había forjado
se derrumbará en pedazos.
Todo lo que se hizo
pasará a ser polvo.
Ni yo mismo puedo detener tu voluntad:
acontece lo que has querido.
Más que permitírtelo y no frenarte,
acepto que la obstinación no ha de ser sempiterna.
Porque, ¿cómo puede uno yacer en tan dilatada agonía?
¿Cómo poder esperar tanto tiempo sin respuesta alguna?
Mis fuerzas van menguando si mi cariño no es correspondido,
por ello preciso es abandonarte: no me das razón para quedarme.
Hasta el mismo amor tiene su propia paciencia,
hasta el propio amor renuncia cuando es sabio hacerlo.
Me desalenté lo que fue debido.
Basta ya de hundirme en quebrantos.
Le he aprendido al viento una cosa:
fluir y ser libre por doquiera que anheles,
llegar e irse pronto como un huésped,
susurrar al oído, tocar suavemente y marcharse.
¡Vengan a mí, ansiados momentos de paz!
Vengan que la sombra se ha ido.
Vengan pronto que aguardo impaciente.
Quiero estar dentro de ustedes regocijándome.
Hoy los espero con rostro jovial.
Lleguen ya, que la lluvia se ha disipado.
El cielo se despejó.
Vivifiquemos el ambiente:
es un momento ideal para alegrarse.
Esperé por largo tiempo estos días.
Deseé que se alejara la melancolía para resurgir con nuevas ilusiones.
¡Andando, tiempo es para comenzar un nuevo camino!
Reconstruyamos las energías y seamos más felices.
Prometo ser más radiante.
Hoy es un gran día para abrazar la dicha.
Estemos siempre jubilosos.
Recibamos estos tiempos de gozo.
Extenderé mi mano para alcanzar la gloria.
Ahora creo que es posible guardar la calma.
Los ímpetus ya no cobrarán efecto en mí.
Quiero ser el amo de mi vida.
¡Adiós, recia tormenta!
¡Adiós a los vientos fríos!
¡Adiós a mis tormentos y pesares!
He de procurar distanciarme de ustedes.
He de hacer la paz conmigo mismo.