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NÚMERO 37
LA VUELTA

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Y luego el dia siguiente que fué dia de Pasqua de Resureccion que se contaron veinte y dos dias de Abril de este presente año de mil e quinientos y sesenta y cinco años, nos hizimos á la vela en demanda de la Nueva España, y ansi como partimos fuimos navegando al Norte por ser la brisa escasa, y el otro dia del Nor-nordeste, y quando nos fuimos apartando de la tierra ansi nos iva el viento alargando: pasados quatro dias ivamos corriendo á Leste y Les-Nordeste para meternos en el altura é ir en demanda del Pago mejor, que es una Isla grande que está treinta grados, y de la parte del Sur tiene tres ó quatro Islas pequeñas, y de la banda del Norte tiene la tierra firme de la China muy cerca, segun la carta lo demostrava, y segun las señas que vimos de palos y aves de la tierra y corrientes las quales nos favorecieron mucho: haciendose el Piloto cerca desta Isla nos dieron unos aguazeros con mucho viento Susueste, con el qual pasamos entre esta Isla del Pago mayor y las demas que quedavan al Sur, sin ver ninguna dellas, y paresciendole al Piloto que havia pasado por ellas, mandó governar al Nordeste, por que hasta allí venimos al Este por dar en estas Islas y ansi fuimos por el Nornosdeste corriendo hasta meternos en altura de quarenta grados, y llegados que fuimos á treinta y uno descubrimos un peñol del tamaño de una casa pequeña, y tan alto que dudo haver en el mundo torre mas alta, ni á un tanto é sin baxo, ni arrecife ni otra cosa cabe él, sino sola la mar; havitan en este Peñol unos Alcatrazes mayores que Abestruzes; y ansi fuimos corriendo por el Nordeste, y antes de llegar á los quarenta grados nos seguian unas Pardelas negras dando muchos gritos de dia y de noche; y tan espantosos que ponian grima á quien las oia, por ser aves que jamás Marineros las havian visto gritar: yendo corriendo hasta los quarenta grados por este rumbo nos cargó mucha brisa con la qual estuvimos ocho dias mar en través: corren las aguas á la vanda del Norte, por que haviendonos puesto mar en traves en quarenta grados que no tomamos el altura dentro de ocho dias nos hallamos en quarenta y tres grados por la causa de las corrientes con arto travajo, y estando ansi vimos venir nadando á bordo un perrillo de la mar con sus pies, y manos, y colas y orejas naturalmente, un raposo; y despues vimos otros, y uno se vino á bordo y nos comenzó á ladrar, cosa de que todos nos admiramos, por que entiendo que no hay ninguno que los haya visto: tambien vimos por este golfo pejes puercos del tamaño de una baca. Estando en esta altura fué tanto el frio que pasamos, que en ninguna parte creo lo hace mas en Ivierno, aunque nosotros veniamos en medio del Verano que fué por Junio y Julio; paresceme que en tiempo de Ivierno pasaran trabajo los que por alli navegaren; pero con venir aforrados lo pasaron todo: hay grandes serrazones, tanto, que en treinta dias no vimos sol ni estrella, y ansi venia el Piloto corriendo á tiento y por espiriencia; aqui vi á onze de Junio dia de San Bernavé que es el mayor dia de todo el año conforme á la altura que estavamos, nebada toda la cubierta, y duró hasta medio dia, y debaxo de cubierta teniamos una bota de aceyte, y se heló de tal manera que sino fué puesta al fuego no queria salir, y aun ansi salia á pedazos como manteca.

Hallandose el Piloto abante del Pago mayor quinientas leguas, vimos muchos palos y aves, las quales creo son de la tierra firme de la China, la qual biene á fenescerse muy cerca de la Nueva España, por las señales que vimos en las dos tercias partes del camino, y ansi viniendo por los quarenta grados, entendiose estar cerca de la China, de la costa de la Nueva España hasta quinientas y treinta leguas, poco mas ó menos, conforme á el punto que el Piloto traia por la carta: un dia tomó el Sol por que este fué claro, y el primero que vimos al cavo de un mes: hallamonos en quarenta y tres grados, y aunque quisiera enmendar el punto que en la carta traia para ponella en los quarenta y tres grados, no havia en la carta mas mar, y ansi mandó correr al Este por no subir mas altura, y por llevar tiempos hechos, y ansi iva el Navio por los quarenta y tres grados, y el punto de la carta por los quarenta por la falta dicha; y ansi vinimos corriendo con arto travajo, por no haver pedazo de vela con que poder remendar las velas, y ansi cortabamos las bonetas para remendarlas, los papaigos; y despues que no habia bonetas cortabamos de los propios papaigos para remendar las demas, y el hilo con que se cosia era hilera, dimos tras los cordeles de pescar y otros mecates delgados; y demas deste travajo criose tanta cantidad de ratones que á palos andavamos tras dellos, y como havia poca agua y ellos no tenian de que beber, arrataban las pipas de manera que se nos fueron las dos dellas en dos horas, que nos pusieron en tanto travajo, que no pudo ser mayor, segun la parte que estavamos que era trescientas leguas de la costa de Nueva España, y con solas tres pipas, y destas le faltava á cada una quatro ó cinco arrobas, y el viento brisa que nos duró veinte dias, y en todos veinte no truximos mas vela de los papaigos y mar mucha: comenzonos á dar en treinta y ocho grados y dexonos en veinte y siete; pero el camino que haziamos era al Sueste, por que el viento era Nordeste, y ansi acordamos hacer vela á los ratones de dia y de noche con lumbre encendida devaxo de cubierta, y quatro hombres de cada guardia, y ansi mataban cada noche veinte y treinta ratones. Dexado que nos huvo la dicha brisa se halló el Piloto cien leguas de la Nueva España, y el viento en el Norte, que decia ser los envates de la tierra, y ansi mandó governar al Este, y á la quarta del Nordeste, por cierta diferencia que el decia haver en el ahuja, y ansi en el dia que se hizo con la tierra que fué Martes en la noche á diez y seis de Julio, mandó se hiciese buena guardia, y luego otro dia al quarto del Alva se levantó y me llamó diciendo viniese á ver la tierra de la Nueva España, y en viendola dimos muchas gracias á Nuestro Señor Jesu-Christo por las mercedes que nos havia hecho. Venido el medio dia, que estavamos cerca de la tierra tomó el Piloto el Sol en veinte y siete grados y tres quartos, la qual tierra era una punta de una ensenada grande, donde cae Isla de Corones, y ansi mandó cazar á popa con el viento Norueste la buelta del Sueste, por que ansi se corre esta costa: yendola corriendo este dia, á media noche nos dió un poco de viento Sueste por la proa, el qual fué causa que no diesemos en un baxo que teniamos por la proa, y venido el dia nos hallamos pegados á él: dimos gracias á Nuestra Señora por las mercedes que nos habia hecho en darnos aquel viento contrario, y ansi pasamos de largo corriendo la costa con bonanzas y Suestes los quales nos hacian surgir por la costa, y pasados tres ó quatro dias de Suestes nos bolvieron los vientos al Poniente, vinimos corriendo la costa hasta el Sabado que se contaron veinte y ocho de Julio: estando tanto abante como la punta de la California, é yendola atravesando esta noche cargó tanto tiempo del U-est Norueste que con ir con los dos papaigos baxos en popavia corriendo, y viendo el Piloto que cargava tanto el tiempo y la mar, acordó de mandar tomar la vela mayor para correr con el trinquete solo, y ansi estandola tomando nos dió un golpe de viento y mar y agua del cielo, que no saviamos si ivamos por tierra, si por mar, y con la gran fuerza del viento se les destomó la vela á los que la tomaban, que no se pudo tomar por mucho que se hizo, y ansi descalabró á dos ó tres, y á dos echó por la cubierta, y á la fin se hubo de encapillar el un penol con la vela en el estay mayor, y el otro penol por el agua, é yendo con este travajo nos dió un golpe de mar por la vanda de estribor que entró todo el Navio y dió en la vitacora, y echó á la ahuja y á todo lo demas, y á la lumbre que dentro estava, por la cubierta, y al del timon lo mismo, y ansi nos quedamos sin lumbre y el Navio atravesado, y medio sozobrado metido debaxo de la mar; y viendo esto el Piloto mandó que quartelasen el trinquete para que arribase el Navio, y ansi dió muchas voces y la gente estava turbada, que no havia quien acudiese ni acertase con cabo ninguno por la grande escuridad que hacia, y tambien por estar toda la gente enferma de la grande hambre y sed que han pasado y pasaban, y aunque huvieran que comer no podian por que á todos se les andaban los dientes, y les creció mucha carne de la boca, tanto, que les tapaban las encias, y en tocando en qualquier cosa se les caian los dientes; y ansi plugo á Nuestra Señora que arribó el Navio, y la vela mayor se hizo pedazos, y la cebadera, y bonetas que dentro estavan se las llevó la mar; y ansi yendo corriendo con solo el trinquete que ya no teniamos otra vela y á llevarnosla el viento quedabamos perdidos, prometimos á Nuestra Señora de llevarle este papaigo á su casa de Guadalupe en Mexico, por que no havia en el Navio mas que este, y este era hecho de una boneta del papaigo mayor, el qual hizimos por la mar, por que el papaigo que traiamos del trinquete nos le llevó un viento que nos dió por quarenta grados en demanda de la costa de la Nueva España, el qual viento nos dió del Sur, que son los tiempos que en este golfo ventan recios, el qual viento nos hizo ir un dia y una noche al Norte, por la fuerza y mar del tiempo, y al fin nos ubo de desaparejar, y nos llevó el trinquete, y el que hizimos para remedio fué el que nos traxo á la Nueva España, y por respecto deste trinquete no sozobramos al atravesar de la California como dicho tengo, y ansi rogamos á Nuestra Señora nos le guardase, y ansi ella nos le guardó, á quien prometimos todos de se lo llevar á cuestas todos á su santa casa de Guadalupe de Mexico, y ansi en esta travesia fuimos corriendo con este tiempo hasta la mañana que nos dexó, de tal manera, que nosotros y el Navio no estavamos para ver, y ansi remediamos el papaigo mayor con cierto Ruan que traia Pedro de Rivero, amigo mio, á cuya intercesion bino este Navio, y luego acavó de remediarnos lo mejor que pudimos, saltó el viento en el U-este con mucha furia, y fuimos corriendo con el amurados hasta el Martes que fué postrero del dicho mes, y vimos al otro dia la tierra de la otra vanda de la California, y tomó el Piloto el altura en veinte y cinco grados y medio, y dixo, que havia distancia de donde estavamos al Puerto ciento y quarenta leguas, y el otro dia que fué primero de Agosto nos comenzaron los Ponientes bonanzas, y á las noches aguazeros sin viento ninguno, y á las mañanas ventava el Sudueste un poco, y vistonos con pocas velas, y que en el Navio no havia dos varas de lienzo, acordó el Piloto que las frazadas que teniamos para dormir se hiziesen bonetas para aprovecharnos de la virazon de medio dia, y con el ayuda de Nuestro Señor y con la buena industria llegamos al Puerto de la Navidad á nueve de Agosto de mil é quinientos é sesenta y cinco años=Don Alonso de Arellano=Lope Martin, Piloto.

Decreto. – En la Ciudad de Mexico á veinte y dos dias del mes de Noviembre de mil é quinientos é sesenta y cinco años: Los Señores Presidente é Oydores de la Audiencia Real de esta Nueva España, haviendo visto esta relacion de Don Alonso de Arellano, Capitan del Patax nombrado Sant Lucas que fué con la Flota del General Miguel Lopez de Legaspi, al descubrimiento de las Islas del Poniente, dixeron: Que mandavan y mandaron que el dicho Don Alonso de Arellano, y Lope Martin, Piloto del dicho Patax, y los demas Marineros y Soldados que entienden la Navegacion y cosas de la mar, declaren con juramento, en forma de derecho, esta dicha relacion, y todo lo en ella contenido, es cierta y verdadera, y lo firmen de sus nombres para que se embie á Su Magestad; y ansi lo pronunciaron y mandaron. Paso antemi=Bartholomé de Vilches.

Declaracion. – En la Ciudad de Mexico á veinte y dos dias del mes de Noviembre de mil é quinientos é sesenta y cinco años: En cumplimiento de lo proveydo y mandado por los Señores Presidente é Oydores de esta Real Audiencia, por el auto de esta otra parte contenido; estando presentes Don Alonso de Arellano, Capitan del dicho Patax Sant Lucas, é Lope Martin, Piloto, é Juan Yañez, Contramaestre, é Juan de Bayona, Marinero, que fueron é vinieron en él á las dichas Islas del Poniente, yo Alonso de Segura, Escribano de S. M. é de la dicha real Audiencia, les lei de berbo ad berbun esta relacion presentada por el dicho Don Alonso de Arellano como en ella se contiene, y haviendola oido y entendido, tomé é reciví dellos, y de cada uno dellos juramento en forma devida de derecho por Dios é por Santa Maria, é por una señal de la cruz tal como esta ✠. Só cargo del qual les pregunté, si lo contenido en la dicha relacion de lo sucedido en el dicho viage es verdad como en ella se contiene é declara, é lo que cerca dello pasa, los quales haviendo absuelto el dicho juramento dixeron: Que lo contenido en la dicha relacion, que por mi el dicho Escribano les ha sido leyda, es lo que pasó en el discurso de su viaje é navegacion que hicieron con el dicho Patax San Lucas desde el dia que se hicieron á la vela en compañia de la dicha Armada, de que fué por General Miguel Lopez de Legaspi, del Puerto de la Navidad, hasta que tornaron á bolver á él, só cargo del juramento que tienen fecho, y el dicho Piloto dixo: Que demás de lo en la dicha relacion contenido, el particularmente declara, que las derrotas y señas de tierra é alturas, es la verdad como en la dicha relacion se declara, por lo haver ordenado y escrito en esta relacion por lo que vió y entendió en la dicha Navegacion como tal Piloto; lo qual dixeron ser la verdad só cargo del juramento que fecho tienen; y el dicho Capitan Don Alonso de Arellano, é Lope Martin, Piloto, lo firmaron de sus nombres, é los demas dixeron que no sabian.=Don Alonso de Arellano=Lope Martin, Piloto=Pasó antemi=Alonso de Segura, Escribano de S. M.

El qual dicho treslado fué corregido é concertado con la relacion original de donde fué sacado por mi Bartholomé de Vilches, Secretario de la Governacion de esta Nueva España, en cuyo poder queda é testigos de yuso escritos, é de pedimento del dicho Don Alonso de Arellano, é por mandado de los Señores Presidente é Oydores de la Real Audiencia que en ella reside, dile por testimonio firmado é signado de mi nombre é signo, en esta Ciudad de Mexico á 27 dias del mes de Noviembre de 1565 años, siendo presentes por testigos, Alonso de Segura, é Juan Perez de Echavarri, Escribanos de S. M., é Bernardino Alvarez, estantes en esta dicha Ciudad.=En testimonio de verdad=Bartholome de Vilches. (Orig. A. de I.)

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