Colección de Documentos Inéditos Relativos al Descubrimiento, Conquista y Organización de las Antiguas Posesiones Españolas

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Various. Colección de Documentos Inéditos Relativos al Descubrimiento, Conquista y Organización de las Antiguas Posesiones Españolas

RESEÑA Y ENLACE DE LOS DOCUMENTOS

NÚMERO 37

LA VUELTA

38

ISLA DE LOS BARBUDOS (9 Enero)

ISLA DE LOS LADRONES (26 Enero)

ISLA CIBABAO (20 Febrero)14

BAYA DE SANCT PEDRO (23 Febrero)

BAYA DE MALETIC (8 Marzo)

ISLA DE CAMIGUININ (14 Marzo)

ISLA DE BOHOL (15 Abril)

ISLA ÇUBU (Posesion y trazado del fuerte) (8 Mayo)

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En el nombre de Dios: Relacion verdadera hecha por Don Alonso de Arellano, Capitan del Patax San Lucas, que salió del Puerto de Navidad en demanda de las Islas del Poniente, siendo Piloto de él Lope Martin vecino de Ayamonte.

Partimos del Puerto de la Navidad Lunes á media noche, que se contaron 19 de Noviembre año de 1564 años, con buen viento, y mandaron governar al Sudueste, y fuimos por este rumbo hasta 25 del dicho: mandaron governar luego al Hueste, y á la quarta del Sudueste: tomose este dia el altura en catorce grados y medio: anduvimos quatro dias por ellos hasta que se nos dió la instruccion de la derrota que haviamos de llebar, que era al Hueste, y á la quarta del Sudueste, y ansi anduvimos con la dicha Armada hasta primero de Diciembre mandandonos siempre ir adelante; y desde allí que se nos dió la instruccion, nos comenzó á cargar el tiempo por el Nordeste que hacia tomar las Velas de Gavia á las Naos, y primero dia de Diciembre en la noche, fué tanto el viento que nos hizo ir al Sudueste, por que nos ivamos anegando, y no podiamos poner el costado á la mar, por ser como era el Navio muy pequeño y raso, y de alto mareaje, y la mar mucha, yendo corriendo por fuerza de la derrota por la dicha fuerza del tiempo, se puso un farol en la popa del Navio, para que las Naos entendiesen el travajo en que ivamos, y tuvimos puesto el farol toda la noche, y nunca respondieron en toda ella, y luego el dia adelante no vimos el Armada, y entendimos que se havia pasado adelante, y dimos el Papaygo mayor por que con él se ponia el Navio mejor á la mar, y ansi corrimos todo el dia sin ver el Armada, y aunque la quisieramos ver no podiamos por la gran serrazon y escuridad que hizo, que en aquellos veinte dias no vimos sol, y ansi corrimos en demanda de las Islas de los Reyes, como por la instruccion nos era mandado, y fuimos por el altura de los nueve grados en que ella está, y no la vimos por el altura de los nueve grados en que ella está, y no la vimos aunque ubo señal de aves de la tierra; y pareciendole al Piloto que era pasado abante mandó gobernar al U-este quarta al Norueste para ir en demanda de los Matalotes y Arrecifes como me era mandado, y hallandose tanto abante como los Matalotes, vispera de los Reyes á media noche que fué á cinco de Henero descubrimos una Isla que quando la vimos estabamos en tierra que reventava la mar sobre nosotros: mandó el Piloto amurar las Velas, y quiso Nuestra Señora, que el que iba en el timon botó á babor, por que ibamos en popavia, y la brisa mucha, y atravesóse el Navio por estribor, que solo en esto estuvo nuestra salvacion, por que si atravesara por la otra banda eramos perdidos, y ansi amurando nuestras velas, y alando las bolinas salimos con el costado con las piedras, y todos llamando por nuestra Señora de Consolacion y de Guadalupe, y así ella nos sacó, por que por barlovento de la proa reventava un baxo que era imposible podello doblar. Viendo el Piloto que no podia escapar mandó aquartelar el trinquete para zabordar7 en un lugar donde le parecia que no reventava tanto la mar, y queriendo ir á proa le dió un mar que le hizo ir á fuera del Navio, y con una mano quedó asido de un cavo del Navio, y quando cayó vió unas piedras tan cerca, que pensó que ya el Navio estava al traves; y ansi Nuestra Señora de Guadalupe y de Consolacion lo libró de aquel peligro, y nos sacó el Navio del en que estaba: era la tierra tan baxa, que con estar tan cerca della apenas se parecia, y ansi fuimos aquella noche la vuelta de la mar hasta que fué de dia, y luego dia de los Reyes por la mañana nos allegamos á ella para surgir y parar en ella los diez dias que nos eran mandados, y vimos que eran treinta y seis Isletas puestas en triangulo, y las demás arrumvadas de Norueste Sueste, y por la otra vanda del Nordeste Sudueste cercalas todas un arrecife, y á pique del arrecife no hay fondo, ni se pudo hallar, y llegamos tan cerca dellas, que casi podia un hombre saltar encima del arrecife: rodeamoslas todas en redondo, y no pudimos hallar por donde entrar acia el Norte, y lo mismo desde quarenta leguas antes de llegar á ellas; y la causa de correr las dichas aguas al Norte, es, por estar de la banda del Sur tierra de la Nueva Guinea; y como en la carta se figura Norte Sur de estas Isletas, corren las aguas mucho por de luengo dellas, que con llevar viento fresco no podiamos romper la corriente. Son todas anegadizas, y llenas de arboleda, y de palmas, y Bahias (sic) con la mar, es tierra despoblada. Tomó el sol este dia el Piloto en diez grados y un quarto, en la qual dicha altura están las dichas Islas: tendrán de box veinte leguas, y todas las cercas del arrecife.

.....

Despues de todo esto pasado, acabamos de hacer á nuestro Navio sus falzas para poder navegar. No podré dexar de decir un milagro que Nuestra Señora hubo con nosotros, que demas de los pasados, por ser tan particular es digno de memoria, y fué, que estando una noche surtos en este Puerto con un Rezon á la mar, y un cavo dado en tierra á una peña, nos reventó el cable de la mar con el mucho viento que hacia, el qual nos era contrario, y ansi viniendo el Navio sin amarra á dar á la costa, el seno del cabo de tierra tomó en una piedra en la mar, de manera que nos tuvo el Navio que no fué á la costa; y esta noche me cayó á mi de velar la prima y pareciome que estavamos muy junto á tierra, dixe á un Marinero, que mirase si havia reventado el cable, y el respondió que no, sino que estaba muy bueno, y todavia, no fiandome en esto, llamé al Piloto y le dixe, que me parecia que estavamos muy cerca de tierra, y ansi como se levantó conoció que estavamos desamarrados, y saltó á proa, y vió el cable de la mar rebentado, el qual metimos dentro y vimos el milagro que Nuestra Señora havia hecho en tenernos, el que estava en tierra, el que nos detuvo que no fuesemos á la costa, y luego saltamos en el Batel, y portamos un ancla fuera, y sacamos nuestro Navio de las piedras, lo qual si fuera otro dia antes lo pasaramos mal por causa del mucho viento que hubo, y ansi lo remedió Nuestra Señora.

Luego otro dia siguiente vino este Principal que llamaban Viban, y otros con él y muchas mas mugeres que la primera vez, y todas encima del tocado y en la frente llena de albaaca, y en las narices, la qual albaaca olia mucho mas que no la de Castilla: tambien vinieron muchos Principales llenos de la misma albaaca, y algunos de ellos traian orejeras de oro muy fino; tambien ví que traian todos los dientes taladrados, y esmaltados con granos de oro, encajados de tal manera, que no habrá Platero que tan sotilmente lo labre; parecianse todos estos de estas Islas de Mindanao andar bien adreszados de sus personas y armas, las quales armas son, alfanjes tan buenos que de una cuchillada cortaran un ternero por medio, é dagas tan buenas como las nuestras. Ansi estuvimos este dia con ellos preguntandoles por señas algunas cosas las quales eran, si havia oro en la tierra: dixeron que sí havia, y señalaron la tierra adentro, y ansi llegó un Indio con un canuto lleno de granos de oro para que se los rescataramos, y nosotros no se los quisimos rescatar, por dalles á entender que no se nos dava mucho por ello, y ansi estuvimos todo el dia hablando con ellos, y á la tarde llevamos á este Principal, que ellos llamaban Viban, á nuestro Navio, y yo le vestí á uso de nuestra España, y ansi se fué muy contento él y los demás, y de esta vez que fué no bolvió en una semana, y cada dia venian Indios á rescatar gallinas y arroz, y preguntavamosles por el Viban, y decian, que era ido á caza de benados, los quales por aquella Isla hay gran cantidad y ellos en su lengua los llaman Usa; y ansi vino este Viban al cabo desta semana con otros quatro Principales, y traian Indios cargados con benados asados en unos checubites y unas cañas de vino, y nos lo dieron como en presente, y le preguntamos ¿que qué habia fecho tantos dias? y el respondió por señas, que havia andado á caza; y ello no fué ansi, sino con cudicia de yerro que en el Navio vió, de Resones y anclas, pensando que nos iriamos en breve, acordó de irse á concertar con otros Principales para matarnos en tierra á todos, y por la mar tenian prestos canaluchos armados y llenos de mucha gente, para barluar en el Navio y tomarlo, y este fué su intento. Y ansi Viernes á la noche que se contaron dos de Marzo, venia por tierra mucha gente y por la mar con los canaluchos con proposito de cortarnos el amarra de fuera, y los de tierra alar por el prois, para que el Navio diese á la costa y fuesen señores de nosotros, y ansi nosotros Rezelandonos de que de tierra no nos viniese algun daño por estar muy cerca, acordamos echar unos perros que teniamos, en tierra, para que en ella hiciesen vela, y nosotros en el Navio, y haciase tan buena que los que velavan en el Navio á la grita de los perros en tierra que arremetian bravamente con los Indios, me llamaron diciendome les parescia haver gente en tierra, por la braveza que los perros tenian, y ansi me lebanté y miré ácia tierra, y conocí que havia gente, y luego miré á la mar y ví tres canaluchos grandes, y ansí nos apercevimos todos con nuestras armas; y como ellos sintieron que nosotros estavamos despiertos bolvieronse con los canaluchos detrás de una punta; y allí echaron toda la gente y armas en tierra, por ser en parte que entendian que desde el Navio no los podiamos ver, y ansi se estuvieron hasta la mañana; y ansi en amanesciendo vinieron los dos á bordo muy toldados y empabesados con muchachos al remo, y dos ó tres Indios amarrados como que venian á benderlos y á rescatar, como que nosotros no les entendiamos su bellaqueria, y dentro de la una dellas venia el Viban con un Principal á quien él tenia respeto, y como nos vió armados y con los arcabuzes en las manos temió, y alzó las manos como otras veces solia hacer, y luego nosotros fuimos fronteros del Navio con nuestro Batel, y el Viban no nos habló, antes se fué luego á llamar los Indios segun entendimos, y no paresciendonos bien fuimonos á nuestro bordo, y acordamos de nos hacer á la vela; por que no era cosa de esperar mas, viendo la gente de la Isla tan alborotada, y que se nos atrevian; y ansi comenzó á acudir alguna gente, aunque los Principales devian de ser idos á llamar y juntar los mas que pudiesen; y ansi vino la noche, y otro dia Domingo de mañana que se contaron quatro de Marzo salimos deste Puerto y de Mindanao, aunque no dexaramos de estar allí otros quinze ó veinte dias esperando el Armada, sino fuera por temor de ver la gente tan escandalizada, aunque haviamos estado en ella treinta y tres dias, y ansi dexamos en ella muchas cruzes, y una botija con cartas al pié de una cruz, por que si el Armada alli viniese, supiese lo que nos havia sucedido, y la derrota que llevabamos en su busca; y hecho esto partimos de este Puerto, Domingo por la mañana, y ansi como fuimos á fuera cazamos á popa la vuelta del Sudueste, y fuimos otro dia á ver la Isla de Saragan, y vimos que no estaba allí el Armada, y no pudiendo surgir en ella atravesamos á la Isla de Mindanao por ser Isla grande, que terná de tierra como ciento y cinquenta leguas, y por que en ella hay muchos puertos; y ansi llegamos este dia á dar fondo en un Puerto, y estando para querer dar fondo vino un canalucho á nuestro bordo, y los Indios que venian dentro hablavan muchos vocablos españoles, y nos preguntaron si veniamos de Malaca ó ivamos á los Malucos: nosotros les respondimos que no, que eramos venidos de hacia Levante: espantabanse mucho de como no los entendiamos, y en esto conocieron que eramos venidos de lexas tierras y ansí no osaron llegar á bordo, y en todo lo que hablavan nombravan Capitan y Señores, y zaraguelles, y otras cosas, y ansi nos paresció que havian llegado por allí Portugueses muchas veces, y ansi nos señalaron haver visto allí tres Navios, los quales en su lengua llaman Mito, y entiendo debian de ser de las Armadas pasadas, que han venido en estas Islas, y ansi no surgimos, antes nos hizimos á la vela, y fuimos vaxando toda la Isla, viendo muchos Puertos y muy buenos, y siendo tan abante como media Isla vimos una Bahia grande que estaba diez leguas por la tierra adentro, y ansi fuimos al cabo desta Bahia á dar fondo, y allí estuvimos dos dias sin ver poblacion ninguna ni señal de haber portado por alli Navio ninguno; y ansi fuimos en tierra, por ver si veiamos algunas cruzes del tiempo pasado, por parescernos ser Puerto principal de aquesta Isla, y por hacer nuestra aguada; y como no vimos muestra ninguna ni señal, hizimos nuestra agua, por no haver defensa de Indios, y estando haciendo el agua me aparté por el monte, donde vi tanto rastro de benados, que era, maravilla; é ansi tomamos el Piloto y yo dos perros que traiamos, y salimos con ellos á un raso donde descubrieron un benado y le mataron; vimos cantidad de gallinas montesas por toda la Isla, donde anduvimos, y muchos puercos, y ansi nos bolvimos á nuestro Navio, con proposito de nos hacer á la vela y seguir nuestro camino en busca de la Armada, y venida la noche saltó el viento á la tierra y echamos mano á nuestro cable para levarle, y no pudimos por estar empachada el ancla en una piedra que por mucha fuerza que hizimos al cabestrante no pudimos levarla, y ansi nos detuvimos dos dias que por mucho que hizimos no la pudimos levar, y visto que perdida estava el ancla eramos nosotros perdidos, por que un Rezon que traiamos se nos havia quedado en Mindanao quando se nos quebró el cable: visto esto, estando en esta confusion rogamos á Nuestra Señora todos los que en el Navio ivamos, que ella lo guiase como fuese mas servida, y ansi fué servida de darnos nuestra ancla sin daño en ella, ni en cable: largamos esta noche una vela y fuimos saliendo del Puerto: calmonos el viento esta noche, y metionos el aguage, en una ensenada enfrente de unos fuegos que tenian unos pescadores, y por el propio fuego vimos que estavamos cerca de tierra: entonces el Piloto mandó á los Marineros que entrasen en el Batel, y que tomasen un remolque para sacar el Navio fuera, é yendo ansi remolcandole, vió el Piloto blanquear por proa, y preguntó á los del Batel si era baxo, y uno dellos con el remo fué á sondar y halló que habia medio remo de agua; y visto esto hicieron ciaboga con el Batel al Navio, y ansi salimos aunque con arto travajo; á pique de este arracife havia veinte brazas y por toda la Bahia habia veinte y á treinta; y ansi fuimos por la costa abaxo viendo muchos Puertos y Pueblos, y en muchos llegamos á surgir por ver si podiamos ver algunas señales de la Armada, ó de Navio que por allí huviese ido, y como no hallamos señales pasamos de largo, é yendo de luengo de costa vino una alva de mañana una vela á tierra de nos muy grande, y que ninguno que en aquellas Islas huviesemos visto, y ansi amuramos para ir en demanda dél, y como estuvimos cerca vimos que era un Canalucho grande ó Junco: llegamos á él para ablalles, y ellos pusieronse en arma, y entonces por señas les diximos, que no les queriamos ninguna cosa: ellos no curaron desto, antes como nos vieron cerca se pusieron apercevidos, y nos comenzaron á tirar con las armas que traian, que son baras tostadas, y lanzas con muy buenos yerros, y flechas, y ellos con sus escupiles de algodon como los de la Nueva España, con sus tablachinas y alfanjes en las manos: visto esto se les tiró con un berso, el qual dió dentro é hizo daño en él que lo medio desaparejó, y ansi el del timon se descuidó y el Navio dió una guiñada, de manera que nos barluamos, y visto esto y que tan mal desde él nos tratavan, se les tiró con otro berso, y ansi entraron dentro seis hombres, y ellos se echaron al agua: todos serian como unos cinquenta Indios: todo lo que hallaron estos hombres que entraron en él, fué gran cantidad de arroz, y mantas de palma y de algodon, y de frisoles y cocos, y pesos y medidas de oro, y otras cosas de su comida: mandoseles tomar un poco de arroz, por la necesidad de bastimentos que traiamos, y tomaronsele algunos pesos de palma y algodon, que todo ello valia arto poco: largamosles su Junco llamandoles viniesen por él, entendiendo segun la derrota que estos llevaban ivan á rescatar á otra Isla.

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