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1. Justificación y objetivos

Soy de la opinión que de los grandes movimientos o teorías políticas de la Historia, si excluimos los de inspiración religiosa —es decir, el socialismo, el comunismo, el fascismo, el conservadurismo y el liberalismo—, el movimiento que espontáneamente mejor sintoniza con la naturaleza humana sería el liberalismo. Para ser liberal basta con mirarse al espejo para identificar los rasgos básicos del pensamiento y práctica del modelo liberal: el individualismo, la libertad, la propiedad y la iniciativa privada.

Pero ¿por qué el liberalismo no goza de popularidad ni de una implantación social más extensa? Aunque las causas de su limitada implantación y prestigio son variadas y muy diversas, una de las más importantes sería el desconocimiento de las esencias liberales que yacen enterradas entre la abusiva hegemonía doctrinal y mediática de los movimientos colectivistas, en un mundo donde el individualismo vive satanizado incluso por las religiones mayoritarias. Es imprescindible mejorar la reputación del individualismo a través de la visualización del nexo sólido existente entre la psicología y el desarrollo sano y equilibrado de la personalidad individual. Ante este panorama, los objetivos para reivindicar la naturaleza humanista del individualismo son tres, como veremos a continuación.

El primer objetivo de este estudio es demostrar la existencia de una serie de teorías psicológicas que sostienen la solidez de ciertas afirmaciones filosóficas y sociales clásicas del liberalismo, a propósito de las libertades individuales, la singularidad de los individuos y la importancia que tiene la libertad en la vida de los humanos para un desarrollo equilibrado, sano, socialmente integrado y fructífero de su personalidad. Con este propósito, el individualismo psicológico —término ambiguo aunque existente— ha sido redefinido y segmentado en dos dimensiones complementarias: el individualismo psicológico intrínseco y el individualismo psicológico extrínseco. Ambas acepciones se desgajan del cuerpo central de la mano de dos términos clave usados para perfeccionar el concepto libertad: la libertad positiva y la libertad negativa. Sobre ambos pilares se soporta ahora el concepto de individualismo psicológico que a lo largo de este trabajo encuentra justificación psicológica a su definición mediante el concurso de ciertas teorías de índole psicológica que refuerzan la relación entre la doctrina filosófica del liberalismo y la psicología aplicada.

En segundo lugar estaría el objetivo de hacer pedagogía social en favor del individualismo desde el rigor psicológico y alejado, que no desconectado, del sesudo y pesado lenguaje filosófico, moral y político. Llegar al máximo número de personas sería uno de los sueños del autor de este trabajo.

Y en tercer y último lugar estaría la divulgación entre el mayor número de ciudadanos, a fin de que sean conscientes de la fecunda conexión entre la teoría política del liberalismo y la psicología que no tienen otras teorías políticas, desde mi modesta opinión.

Espero que, en buena medida, mis objetivos se alcancen con esta publicación.

Psicología y liberalismo

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