Читать книгу El sueño de la montaña - Víctor Rivera - Страница 10

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V

El consuelo de los escaladores

no es la cumbre o el refugio,

sino el gorrión de páramo

que pisa la sombra del piolet

y de pronto sale volando.

Parece dar un giro

y llegar en un instante

al lado oculto de la montaña.

Semejante a una ranura, su pico amarillo

es un pequeño foco de luz,

que introduce el resplandor del espacio.

Basta un grano para imaginar la espiga dorada,

un pedazo de lava endurecida para sentir el volcán.

Alivia saber que hay algo más allá,

y toma forma en el pájaro

que raspa la tierra buscando raíces,

o que se arredra en su cuerpo

como lámpara de su propio calor.

El sueño de la montaña

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