Читать книгу El sueño de la montaña - Víctor Rivera - Страница 6

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I

Es preciso que la ciudad quede atrás

y más allá de los bordes iniciar el camino

con el silencio que sube la montaña.

Llega un punto en que las manos

deben regresar al lugar

donde pocas cosas crecen,

allí donde el resplandor

diluye las formas,

y el cuerpo se abre

con la respiración de la turbera,

en la libertad que solo el aire

entrega a las cosas abiertas.

Traspasar la penumbra

sin esperar respuestas.

El camino es lo que tiene que ser.

Cada paso la comprobación

del movimiento de la montaña,

la gravedad que atrae el peso justo

de un cuerpo semejante

al pronunciado declive,

o al deseo escondido

en los ojos de un pájaro,

que ve la luz,

en las últimas hojas de la altura.

El sueño de la montaña

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