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Capítulo 2
El nuevo entorno laboral

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“Mi padre siempre me decía: encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”.

Jim Fox , actor británico

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido clave en el desarrollo del entorno laboral de las personas. Los grandes cambios en los hábitos de vida y de trabajo han venido siempre provocados por inventos que han modificado de manera sustancial la capacidad del ser humano de alimentarse, de producir bienes o de desplazarse.

El descubrimiento del fuego, el uso de la piedra para producir utensilios y herramientas, el uso del riego, la invención de la rueda y tantos otros revolucionaron en su tiempo la vida agrícola del ser humano, permitiendo su evolución y garantizando y mejorando la supervivencia.

Con la creación de la imprenta por Gutenberg, se transformaron radicalmente los procesos de aprendizaje y de comunicación, aumentando de manera exponencial el número de personas que podían acceder a la formación.

La primera revolución industrial en la segunda mitad del siglo XVIII, que cambió la economía, la sociedad y la tecnología, supuso la mayor transformación en la vida de las personas desde el Neolítico. Con ello, la sociedad pasó de estar centrada en la agricultura y en el comercio, a transformarse en una sociedad urbana, industrializada y mecanizada.

La revolución industrial también produjo un cambio de modelo en el entorno laboral: del trabajo manual y del uso de la tracción animal, se pasó a un modelo en el que se empezaron a utilizar las máquinas para la producción industrial y para el desplazamiento de personas y mercancías. La invención de la máquina de vapor por James Watt fue el gran hito que generó esta revolución, ya que permitió un enorme incremento de la capacidad de producción en las industrias en las que se introdujo. El desarrollo del barco de vapor y de los ferrocarriles, junto a la creación del motor de combustión interna y la energía eléctrica, fueron el segundo impulso tecnológico en esta primera revolución industrial.

En paralelo con los cambios en la tecnología, el ser humano tuvo que modificar sus hábitos de organización del trabajo y de la vida personal, lo que desplazó a muchas personas de un ámbito rural y agrario a uno urbano e industrial. Nacieron colectivos como el proletariado, formado por los trabajadores industriales y los campesinos, y por otro lado la burguesía, dueña de los medios de producción y poseedora de gran parte de la renta y el capital. Esta división de la sociedad por motivos laborales y económicos generó grandes cambios sociales, muchos de los cuales perduran en nuestros días. Sería bueno que tomemos como referencia algunas de las soluciones que se aplicaron en esa época para afrontar algunos de los retos a los que nos vamos a enfrentar en los próximos años por los cambios tecnológicos actuales.

Si importantes fueron los cambios que introdujo la primera revolución industrial en la sociedad y en la economía, no fueron menores los que generó la segunda. Iniciada en la segunda mitad del siglo XIX, se prolonga hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, e introduce muchas mejoras tecnológicas respecto a la primera revolución industrial: la utilización de nuevos materiales (el acero, el zinc, el aluminio, el níquel entre otros…), el desarrollo de productos químicos (la sosa, los colorantes, los explosivos…), el uso de nuevas fuentes de energía (el gas, el petróleo, la electricidad…), supusieron importantes cambios que permitieron la mecanización de los procesos y la mejora de la producción a través de una auténtica revolución en el mundo industrial: la producción en serie.

Fue a lo largo de la segunda revolución industrial cuando se inventaron algunos de los productos que siguen siendo esenciales en nuestra forma de vida actual: la bombilla, el teléfono, el avión o el automóvil son claramente inventos que transformaron tanto los hábitos personales de los seres humanos como su entorno laboral.

Tampoco debemos olvidar que los avances de la primera y segunda revolución industrial favorecieron la mejora importante de la higiene y de la salud, lo que provocó un importante aumento demográfico y un incremento de la esperanza de vida.

Tras la Segunda Guerra Mundial, alrededor de los años 60, comienza la llamada tercera revolución industrial liderada por la aparición, primero, de los ordenadores y posteriormente por internet. Estos dos hechos, junto con la masificación de muchos de los productos que nacen en la segunda revolución industrial, van a transformar de manera total el entorno laboral, y generan grandes cambios en industrias y perfiles profesionales. Alguno recordará las fichas perforadas de los primeros ordenadores, las primeras conexiones a internet a 1200 bits por segundo a finales de los 80 (actualmente las conexiones de 600 Mbps que ofrecen los operadores multiplican esas velocidades iniciales en 500.000 veces…), su primera cuenta de correo electrónico y el disco duro de su primer PC (el mío era de 40 MB). Esos cambios de la tercera revolución industrial transformaron totalmente el perfil del trabajador y su puesto de trabajo, de tal manera que el ordenador pasó de ser una herramienta solamente accesible en el mundo científico y universitario a compañero diario del trabajador en las oficinas. La posterior introducción de internet y sus servicios asociados como el correo electrónico supusieron una revolución en las formas de trabajar, desterrando gran parte del papel del entorno profesional.

Una extensión de esta tercera revolución industrial sería la aparición de la telefonía móvil y del smartphone como herramienta para la expansión definitiva de acceso y uso de internet a la mayor parte de la sociedad, lo que ha modificado no solamente el entorno de trabajo, sino también el comportamiento de los clientes y de los mercados.

En la cuarta revolución industrial, en la que nos encontramos inmersos, muchas tecnologías cambiarán de manera relevante nuestros puestos de trabajo y crearán nuevos perfiles profesionales. Tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, el Cloud, la impresión 3D, la realidad virtual y aumentada, el vehículo autónomo, la biología sintética, van a transformar muchos procesos. A esto tenemos que añadir los cambios en los modelos de negocio, como por ejemplo la aparición de modelos de plataforma, que tránsformarán no solo lo que hacemos, sino también el modo como lo hacemos.

En este entorno, hay dos tendencias en el mercado laboral que suponen una revolución en el mundo del trabajo: la economía gig y la economía de las máquinas. La consultora EY, entre otras, ha estudiado el impacto que tendrán estas dos tendencias. Os recomiendo leer su informe al respecto titulado: When machines become workers, what is the human role? [3]

La economía gig comprende las nuevas formas de trabajar que surgen en gran medida por la aparición de la economía colaborativa y los nuevos modelos de negocio digitales. Es una revolución total en el modelo de relación empresa-empleado por el que se transformarán un porcentaje importante de los puestos de trabajo debido al cambio de esta relación. La proliferación de autónomos trabajando como asesores, expertos o trabajadores ocasionales será cada vez más frecuente. Trabajadores que se tendrán que adaptar a una necesidad concreta y puntual de la empresa, tanto por el conocimiento o experiencia necesaria para dicha actividad, o porque las demandas de los clientes sean muy cambiantes.

Ejemplos de esta tendencia son los cada vez más frecuentes freelancers que asesoran a empresas en proyectos y temáticas muy especializadas. De hecho, están surgiendo múltiples plataformas, en las que profesionales especializados ofrecen sus servicios como respuesta a las demandas puntuales que requieren las empresas y que pueden ir desde consultas telefónicas que se facturan por minutos a servicios de interim management, esto es, un profesional cualificado que asesora temporalmente durante un periodo determinado a una empresa, ocupando una posición dentro de su estructura. Ejemplos como GLG (Gerson Lehrman Group), que conecta a empresas con cientos de miles de expertos a nivel mundial en diferentes materias o más especializadas como Outvise.com (plataforma española con más de 17.000 expertos internacionales en telecomunicaciones, media y digital). Muchas de estas ofertas de empleo autónomo exigen un alto nivel de conocimiento y, consecuentemente, están muy bien retribuidas. Pronostico que pronto, vamos a ver en comités de dirección de empresas muy importantes, figuras similares a estas: profesionales contratados por un periodo limitado de tiempo, que no pertenecen a una consultora, sino que son totalmente independientes y que participarán de los comités como un miembro más del equipo directivo.

Otra de las figuras laborales de la economía gig son los conductores de las famosas plataformas de VTC[4] como Uber o Cabify o los riders (repartidores) de empresas de mensajería o servicios de entrega a domicilio como Glovo o Deliveroo. Las nuevas plataformas digitales están creando muchos puestos de trabajo en estos sectores, con reglas laborales totalmente distintas a las tradicionales. Estamos sumidos en un gran debate sobre si estos profesionales son realmente autónomos o en realidad, falsos autónomos. Por una parte, se argumenta que muchos de estos trabajadores participan en estos negocios de manera complementaria a su actividad laboral o universitaria, y que estas plataformas son capaces de crear una nueva actividad al conectar oferta y demanda de uno de los eslabones de la cadena de valor de diferentes servicios (desde transporte de personas a comida a domicilio). Otros argumentan, que con la consolidación de estas plataformas o por la aparición de empresas que actúan directamente con las plataformas, estos trabajos son realmente ejercidos por falsos autónomos y que se pierden muchos de los derechos tradicionales de los trabajadores, ya que las plataformas a medida que crecen y se consolidan como líderes indiscutibles de un mercado adquieren un poder de negociación total sobre el trabajador.

Para mí, el caso más extremo de la economía gig es el de la plataforma Mechanical Turk[5] de Amazon donde una persona es remunerada por horas para realizar tareas online “manuales”, como pueden ser la revisión de comentarios, de fotos, la búsqueda o validación de textos… esto es, tareas que requieren todavía de una intervención por parte de un ser humano. Como dice Amazon en su web, Mechanical Turk es “inteligencia humana a través de una API. Accede a mano de obra global a demanda las 24 horas del día”. En este caso, la plataforma permite adaptar totalmente la mano de obra necesaria para una actividad de una manera casi milimétrica poniendo a disposición de las empresas mano de obra instantánea para realizar actividades a las que pueden acceder trabajadores de todas las edades y en cualquier lugar del planeta. Es interesante que le echéis un vistazo a los videos que hay en Youtube sobre esta iniciativa de Amazon, con más de 10 años de vida, que permite ver hasta dónde se puede llegar a exprimir los modelos de negocio y la tecnología con el fin de abaratar y variabilizar los costes de mano de obra.

Entre las estimaciones de la consultora EY sobre la economía gig, una de las que más destaca es que el 40 % de los trabajadores en EE.UU. serán contratados como autónomos en 2020. Imaginad lo que supone este cambio tan importante en todos los aspectos del entorno laboral de una persona: cómo es elegido, cómo se debe formar, qué se le va a exigir, cómo debe asegurar su trabajo, o cómo debe fijar los precios a los que va a ofrecer sus servicios… Muchas de estas tareas nunca han sido consideradas por el trabajador por cuenta ajena.

Si la economía gig va a ser un reto desde el punto de vista del cambio en la forma de trabajar, de qué se nos va a exigir y cómo vender nuestros servicios, la llamada economía de las máquinas va a suponer un reto todavía mayor: ¿y si la actividad que llevo haciendo durante más de 15 años la va a poder hacer mejor un robot o un algoritmo? Esto sí que es un reto.

El desarrollo de la inteligencia artificial y la robotización van a permitir cada vez más automatizar tareas que antes eran realizadas por humanos. Según la consultora Gartner, ya en 2018, el 20 % del contenido producido por las empresas lo están generando máquinas. Entre estos contenidos, estarían información bastante cualificada como notas de prensa, informes de publicación de resultados, informes de gestión... Muchas empresas tendrán que adoptar este tipo de tecnologías porque sus competidores lo harán y de no hacerlo, quedarían fuera del mercado. Ante esta tesitura, es posible que muchas de las actividades que realizan actualmente profesionales, pasen a ser realizadas por máquinas. En esta cuarta revolución industrial, los profesionales afectados por la adopción de nuevas tecnologías van a ser tanto de baja como de alta cualificación, algo muy diferente a lo que sucedió en las revoluciones anteriores, donde principalmente el impacto de las nuevas tecnologías recayó sobre las actividades que requerían de menos cualificación. La misma EY indica en su informe, en base a con un estudio del World Economic Forum, que en 2020 habrán desaparecido más de 5 millones de puestos de trabajo debido a la economía de las máquinas.

Si quieres profundizar en el tema de cómo se prevé que sea el futuro del trabajo, te recomiendo que leas uno de los mejores informes que se han publicado recientemente realizado por el McKinsey Global Institute. Su título es Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation[6] . Para no profundizar mucho más en el tema, que no es el objeto final de este libro, te quiero dejar un par de referencias del informe que creo que son muy interesantes para entender la dimensión del reto y sobre todo para ver que este reto es en el fondo, una dinámica presente en la historia de la humanidad.


Figura 2 - Evolución del desglose de trabajos por sectores en Estados Unidos entre 1850 y 2015 - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.

Como puedes ver en el gráfico, donde se muestra la evolución del desglose de trabajos por sectores en Estados Unidos entre 1850 y 2015, si en 1850 la mayor parte de la sociedad se dedicaba a la agricultura, los cambios en la sociedad, tecnologías y negocios han ido produciendo un movimiento continuo de trabajadores hacia otros sectores, con la consiguiente destrucción de empleos, pero también creación de nuevos puestos de trabajo. Interesante el caso de la manufactura, que prácticamente ha mantenido el porcentaje de puestos de trabajo como sector, aunque cambiando radicalmente el tipo de actividades de este y la cualificación de los perfiles requeridos.

El segundo aspecto interesante que resaltar del informe de MGI es lo que presenta la figura 3 que muestra el resumen del impacto que tendrá la adopción de nuevas tecnologías en el mundo laboral.

Como se observa en el resumen de MGI, casi el 50 % de las actividades laborales actuales serán técnicamente automatizables utilizando tecnologías ya disponibles, mientras que 6 de cada 10 ocupaciones de nuestros días tienen más de un 30 % de actividades automatizables.

Por lo tanto, está claro que la tecnología ya está cambiando las actividades que muchos trabajadores realizan. Pero, ¿cómo cambiará esto en los próximos años? Pues de acuerdo con las diferentes estimaciones que recoge MGI, en el escenario más extremo unos 800 millones de trabajadores, que supondrán el 30 % de la fuerza laboral en 2030, habrán sido desplazados por los cambios en la tecnología, y un 14 % del total tendría que cambiar su categoría laboral.


Figura 3 - Cifras globales de fuerza de trabajo - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.

Un buen resumen de a qué nos enfrentamos lo enunció en 1960, la Comisión Nacional sobre Tecnología, Automatización y Progreso Económico impulsada por el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, que concluyó con lo siguiente: “se demuestra que la tecnología destruye puestos de trabajo, pero no trabajo”[7] .

Así que seguiremos teniendo trabajo, pero habrá que adaptarse al trabajo que venga y a las formas de hacer que introduzcan las nuevas tecnologías. Esta es una de las razones por las que el ser humano tiene que prepararse para que, en algún momento de su vida laboral, pueda emprender el camino de la reinvención, tal como lo han hecho sucesivamente nuestros antepasados.

En los siguientes capítulos voy a explicar qué hay que hacer para que el día que a cada uno le toque tener que reinventarse, haya hecho el trabajo previo para poder tener más oportunidades en el nuevo entorno al que se va a enfrentar.

Puedes ver todos los recursos de este libro en:

www.elmisteriodereinventarse.com

[3] https://www.ey.com/gl/en/issues/business-environment/ey-megatrends-future-of-work

[4] Vehículo de turismo con conductor.

[5] https://www.mturk.com

[6] Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation - McKinsey Global Institute - diciembre 2017.

[7] Technology and the American economy: Report of the National Commission on Technology, Automation, and Economic Progress, US Department of Health, Education, and Welfare, February 1966.

El misterio de reinventarse

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