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El camino recorrido

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Este proceso de investigación y acompañamiento a las familias víctimas de estos crímenes de Estado inicia en febrero del 2008,{2} y atraviesa diversos momentos y rutas metodológicas. Mediante la conformación de un equipo de trabajo integrado por docentes y estudiantes de Trabajo Social interesados inicialmente en investigar el fenómeno, se establece contacto con la Personería Municipal de Soacha, atendiendo a una solicitud de esta entidad, para contar con apoyo de la academia en los procesos de acompañamiento ante estos fenómenos de violencia política que recién empezaban a conocerse en este municipio y en el país.

A partir de los acuerdos interinstitucionales, el equipo de la Universidad se integra entonces al trabajo en red que venía adelantando la Personería Municipal de Soacha con la Fundación para la Educación y el Desarrollo (Fedes), participando del acompañamiento psicosocial y sociojurídico a las madres de Soacha durante el 2009 y el primer semestre del 2010. La Universidad acoge la propuesta de “involucrarse” en la tarea de acompañamiento a las familias que se venía realizando; es precisamente mediante estos acuerdos, que se establece el contacto con las madres, y se trabaja posteriormente al lado de ellas, con ellas y con las instituciones que las acompañan.

Para el trabajo social se adopta la investigación e intervención psicosocial e intercultural como la modalidad de trabajo académico social más pertinente para dar respuesta a las exigencias de comprender y ayudar a entender cómo estas personas (madres y demás familiares) viven, encuentran sentido y responden a las experiencias traumáticas vividas y demás circunstancias extraordinarias en las que se desarrolla el proceso de acompañamiento interinstitucional.

En desarrollo de este proceso desde la Universidad, se adelantaron varias acciones orientadas a ser parte de un trabajo más allá de lo académico. Un reto de enormes dimensiones para una Universidad que se propone la democratización del conocimiento y una interacción pertinente con el medio. La reflexión permanente (semanal) del grupo de trabajo (docente y estudiantes) fue una labor central: no solo frente al fenómeno, sino también para el trabajo de campo, el acompañamiento psicosocial, la concertación conjunta con las organizaciones y las víctimas. Este espacio semanal sirvió también para elaborar en el grupo los efectos, miedos, tristezas y desarraigos que en nosotros producía la cercanía y el acompañamiento a las familias, también para identificar y sugerir alternativas parta el trabajo de reconstrucción del tejido social en la atención a las víctimas y la reconstrucción de la memoria colectiva. En términos más detallados, algunas de las tareas desarrolladas, en el campo de la investigación, fueron las siguientes:

 Se adoptó el seminario como modalidad de trabajo, asesoría, discusión y debate colectivo.

 Se inició la lectura, y las fichas RAETS fueron el insumo que orientó la revisión documental.

 Se hicieron diseños colectivos de los instrumentos de acompañamiento psicosocial e investigación.

 El diario de campo se constituyó en bitácora de registro.

 Se mantuvo la participación y socialización de avances en el equipo interdisciplinario de investigación del Cihdep.

 Se incluyó en los procesos de formación de trabajadores sociales avances y discusiones sobre la violencia política y el trabajo social.

 Se crearon espacios de encuentro entre la academia, el Estado y las víctimas, mediante la organización de una franja académica sobre el tema que involucra la participación de la Personería Municipal de Soacha, la Fundación Fedes, algunas de las madres víctimas y docentes y estudiantes de la Universidad de La Salle.

 Desde el Programa de Trabajo Social, además de la investigación, se adelantó la asesoría de cuatro trabajos de grado{3}.

En el campo del acompañamiento psicosocial:

 Se apoyó el diseño y puesta en marcha de un modelo de trabajo de sensibilización a jóvenes de Soacha en el campo de la prevención del reclutamiento forzoso denominado “Campaña de prevención e información sobre el reclutamiento y los ‘falsos positivos’”.

[...] la cual consistió en la ejecución de talleres pedagógicos en 23 colegios del municipio de Soacha. Esta actividad fue importante para las víctimas en su proceso de acompañamiento porque les permitió expresar sus sentimientos y reconstruir la memoria de sus familiares. Durante el proceso de elaboración de los talleres, el grupo acompañó a las y los familiares en la construcción de relatos sobre cada caso de “falsos positivos” (Ávila et ál., 2010: 100).

Esta campaña de sensibilización fue clave para el equipo de la Universidad, pues supuso trabajar junto con las madres y las otras entidades para definir los temas, diseñar los talleres, precisar las didácticas, apoyar la reconstrucción de los relatos de las madres y brindarles apoyo emocional en el momento de dar sus testimonios en los colegios; estos hechos permitieron crear espacios para la escucha activa y para la generación de confianza.

 Se mantuvo la participación en espacios de encuentro semanal, convocados desde la Personería y otras organizaciones, junto con las madres de las víctimas, discutiendo, analizando y compartiendo aspectos de sus procesos, de los “ires y venires”, de las tareas y los logros alcanzados.

 Se adelantó el proceso de sistematización de la campaña de sensibilización a jóvenes.

 Se agenciaron acciones de acompañamiento psicosocial a las madres, individuales y grupales, y, en algunas ocasiones, familiares.

 Se participó activamente en acciones simbólicas de reparación del daño: se compartieron espacios y momentos de conmemoración, ritos religiosos, marchas, tomas y plantones, foros municipales, entre otros.

Desaparecieron y asesinaron nuestros muchachos

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