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CAPÍTULO 2

Entrenamiento de la fuerza especial para alcanzar la maestría deportiva

ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA ESPECIAL

El entrenamiento de la fuerza se ha convertido en un elemento vital para tener éxito en la preparación deportiva; sin embargo, sólo es valioso cuando se diseña una metodología específica basada en la investigación científica y se detallan el papel y lugar que ocupa el acondicionamiento de la fuerza en el proceso de entrenamiento a corto y largo plazo.

Por desgracia, sus vínculos históricos con el entrenamiento físico y la visión tradicional de los usuarios de los gimnasios han creado una impresión falsa de que el entrenamiento de la fuerza retrasa el rendimiento deportivo. El énfasis habitual que se pone en la investigación sobre las cardiopatías y la fisiología cardiovascular ha servido para consolidar este concepto extendiendo la creencia de que la forma física y la salud cardíaca en general quedan cubiertas por el ejercicio cardiovascular o «aerobio» o experimentan una mejora mínima con el entrenamiento contra una resistencia. La comunidad «aeróbica» ha confundido aún más esta visión categorizando empíricamente los ejercicios de acondicionamiento como peligrosos y considerando, por lo genera,l las actividades aerobias como superiores al resto de formas de ejercicio.

A menudo parece olvidarse de que la forma física es un estado complejo determinado por varios componentes que interactúan entre sí (los factores de la forma física tratados en el cap. 1), cada uno de los cuales requiere un entrenamiento especializado para lograr un desarrollo óptimo. Los procesos de la fuerza desempeñan un papel especialmente importante sobre el control de la estabilidad y la movilidad del cuerpo en el deporte.

Afortunadamente, ha surgido una comunidad bastante numerosa de «científicos de la fuerza» que ha desafiado los prejuicios anteriores y ha examinado el papel de la fuerza y del acondicionamiento de la fuerza en el rendimiento humano y en la rehabilitación de las lesiones. Parte de sus estudios han demostrado que la fuerza y la resistencia musculares desempeñan un papel clave en la consecución de un rendimiento superior incluso durante las pruebas de fondo como los maratones. Por ejemplo, nuestras investigaciones sobre la biomecánica de los tejidos blandos han puesto en evidencia que el rendimiento en las carreras de fondo mejora mediante (Siff, 1986):

• la mejora de la capacidad del CES (componente elástico en serie) del complejo muscular para almacenar y liberar energía elástica;

• la modificación de la técnica de carrera para mejorar la capacidad del deportista para emplear la energía elástica almacenada y ahorrar energía muscular.

Como se detalla en el capítulo 1, las propiedades mecánicas de los tejidos conectivos (como la elasticidad, la fuerza y la relación de amortiguamiento) y la eficacia neuromuscular (tratada en los capítulos siguientes) se alteran beneficiosamente mediante el empleo de regímenes apropiados de entrenamiento de la resistencia y pliométricos.

El éxito impactante que los entrenadores rusos y de la Europa del Este han tenido al aplicar el entrenamiento de la fuerza especial en la preparación para la mayoría de los deportes también ha estimulado al resto del mundo a tomarse más en serio este tipo de acondicionamiento. La experiencia que se ha atesorado sobre el empleo del entrenamiento de la fuerza especial ha facilitado un análisis adecuado de algunos de los principios generales; sin embargo, ha sido insuficiente para constituir un fundamento metodológico definitivo para el entrenamiento de la fuerza especial de los deportistas. El papel y el lugar que ocupa el entrenamiento de la fuerza especial sólo pueden establecerse mediante una investigación científica que vaya encaminada en dos direcciones principales:

• Estudios avanzados sobre los principios que gobiernan el acondicionamiento general del cuerpo para determinar los medios científicos con que alcanzar el potencial físico de los deportistas.

• Estudio intensivo de los principios que determinan el proceso para alcanzar la maestría deportiva (PAMD, basado en la abreviatura rusa PSSM) específica a largo plazo.

Las investigaciones científicas en la primera dirección ya han proporcionado mucha información, mientras que los estudios serios en la segunda dirección sólo han comenzado recientemente, por lo que sus hallazgos siguen siendo limitados. Sin embargo, nos permiten formular principios importantes sobre el entrenamiento de la fuerza especial, refiriéndose este último término a la aplicación específica del entrenamiento de la fuerza al deporte. Es sinónimo del entrenamiento de la fuerza específica deportiva, y ambas expresiones se pueden intercambiar para distinguirlo del entrenamiento general con pesas o el culturismo con fines estéticos o físicos.

Desde el principio hay que hacer hincapié en que el fenómeno de la fuerza no debe considerarse con conceptos simplistas como la definición clásica de que es la «capacidad para producir fuerza mediante la acción de los músculos». La fuerza depende en gran medida del contexto. Este punto de vista queda subrayado en este libro, ya que la fuerza se manifiesta de muchas formas, como la fuerza estática, la fuerza dinámica, la fuerza velocidad y la fuerza resistencia. El modelo exacto de la fuerza y otras características de la forma física de un deporte concreto es lo que transforma el entrenamiento de la fuerza general en un entrenamiento de la fuerza especial para producir una mejora del rendimiento deportivo.

El sistema ruso de clasificación de los deportistas

Antes de pasar adelante, es importante destacar el empleo de los términos «maestría deportiva» o «maestría en el deporte». Estos términos se han empleado durante muchos años en Rusia y en Europa del Este para describir el proceso por el cual se alcanza el nivel más alto posible de capacidad deportiva.

También están muy relacionados con el plan de categorización empleado para identificar a los deportistas de distinto nivel. En este programa, los competidores de nivel básico se incluyen en la clase III; los deportistas de nivel intermedio, en la clase II, y los deportistas avanzados en la clase I, entre los Candidatos para la Maestría deportiva, en la Maestría deportiva, entre los Candidatos para la Maestría internacional y la Maestría internacional (o Maestría deportiva, Clase internacional). Las dos últimas categorías incluyen a los deportistas que han conseguido récords mundiales, son campeones del mundo actuales o campeones del mundo con varios años en la cumbre. Se establecen normas específicas para todos los deportes individuales o de equipo basadas en los tiempos, distancias, tanteos, levantamientos, número de veces en la selección para un nivel dado, o los logros obtenidos. El sistema clasificatorio no incluye a los principiantes, porque se basa en logros específicos.

Es uno de los objetivos de este libro presentar información que ayude a los deportistas a progresar mediante el empleo de un entrenamiento de la fuerza eficaz y apropiado en todos los estadios de la maestría hasta el nivel más alto posible que le permita alcanzar su potencial inherente.

Hay que señalar que el sistema ruso para clasificar a los deportistas no comienza con las competiciones formales, sino con la insignia GTO (preparación para trabajar y defenderse), que reconoce un nivel mínimo de forma física para cualquier persona. Las normas del GTO se aplican a los niños desde los 10 años y llega hasta la edad adulta tardía (por encima de los 65 años de edad). Los tests del GTO comprenden varios deportes y sirven para identificar los niveles de capacidad deportiva durante los años de formación. Aquellos que tienen intención de llegar más allá de los niveles GTO IV, III, II y I tienen que lograr unos requisitos muy serios para alcanzar las distintas clases de maestría. Antes de llegar al sistema de clasificación adulto, existen ránkings júnior (desde la Clase III hasta la Clase I) para los deportistas hasta los 19 años.

La clasificación de los deportistas no debe considerarse como un sistema cuya aplicación se reduce sólo al contexto ruso, sino un principio fundamental para la preparación científica de deportistas de todos los países. Puesto que los deportistas de niveles distintos y con diferente experiencia en el entrenamiento responden de forma muy distinta a los programas para el acondicionamiento de la fuerza, es vital que los competidores se sometan periódicamente a pruebas y se incluyan en una clasificación para que los entrenadores puedan ponerles un régimen de entrenamiento apropiado durante una fase específica del desarrollo.

Los estadios iniciales del entrenamiento de la fuerza

Hay que hacer ciertas observaciones sobre los estadios iniciales del entrenamiento de la fuerza. Virtualmente, todos los métodos para el entrenamiento de la fuerza mejoran la fuerza de los principiantes durante los primeros meses, siempre y cuando la intensidad, en concreto, se mantenga en un nivel de seguridad. Ésta es una razón por la que es erróneo y contraproducente aplicar los resultados obtenidos con estudios científicos de menos de seis meses de duración. También es una razón principal por la que los entrenadores sin demasiada experiencia tienen éxito inicial con los deportistas y siguen atrayendo a clientes. Además, se ha descubierto que cada persona despliega una eficacia, ritmo y grado distintos a la hora de responder al mismo tipo, calidad y cantidad de entrenamiento físico. Dicho de otro modo, un programa de entrenamiento idéntico tendrá efectos distintos sobre personas diferentes. El alcance de los niveles superiores de la maestría es un proceso complejo que requiere la cuidadosa aplicación de los medios y métodos apropiados de entrenamiento en los distintos estadios de la preparación deportiva para cada persona.

Al emprender por vez primera un entrenamiento de la fuerza es importante recordar que el incremento de la fuerza entre los principiantes se debe sobre todo al efecto de aprendizaje cuya naturaleza es neuromuscular. Estos incrementos de la fuerza relacionados con factores del rendimiento tales como la mejora de la técnica para ejecutar un ejercicio específico pueden incluso darse en la primera sesión de entrenamiento. Este tipo de mejora suele experimentarse con cualquier ejercicio que sea nuevo. Después de esto, se producen cambios en la fuerza siguiendo un patrón típico:

1. Aumento de la coordinación intermuscular. Esta mejora fundamental en la cooperación general entre los distintos grupos de músculos se produce en las 2-3 primeras semanas de entrenamiento.

2. Aumento de la coordinación intramuscular. Esta mejora funcional, provocada por el aumento de la cooperación entre las fibras de un grupo de músculos específico, prosigue durante las 4-6 semanas siguientes.

3. Aumento de la hipertrofia muscular. Esta primera fase estructural de incremento significativo de la fuerza se produce como consecuencia del crecimiento del tejido muscular y durante las siguientes 6-12 semanas.

4. Estancamiento. El ritmo de mejora por motivos funcionales y estructurales decrece ahora de forma acusada. Para que continúe el proceso de crecimiento de la fuerza, es necesario determinar si el estancamiento se debe a factores neuromusculares o al crecimiento muscular, para así modificar el programa de entrenamiento de acuerdo con esto. Es en este momento cuando se hacen necesarios los conocimientos de los entrenadores expertos, sobre todo por culpa de los programas de ensayo-error iniciados al comienzo de la fase de estancamiento que pueden disminuir el rendimiento deportivo general y producir dolor o lesiones.

Aunque un enfoque relativamente poco profesional produzca incrementos en la fuerza durante el primer año de entrenamiento, no es enteramente beneficioso para el deportista, porque las mejoras pueden no ser suficientemente específicas para el deporte en cuestión. Desde el principio es vital identificar con exactitud qué capacidades relacionadas con la fuerza (como la velocidad fuerza, la técnica resistencia o la fuerza resistencia) hay que mejorar al ejecutar una serie específica de tareas individuales de un deporte concreto. Todo progreso a corto o largo plazo debe planificarse cuidadosamente para que sea eficaz, no provoque lesiones y se alcance la Maestría deportiva.

PROGRAMAS PARA PERFECCIONAR LOS MOVIMIENTOS

El rendimiento deportivo se puede describir según una interacción compleja de movimientos múltiples, de lo cual se deduce que el fenómeno fundamental que subyace en toda tarea deportiva es el movimiento. El deporte es, pues, una actividad en la que se resuelven problemas y en la que los movimientos se emplean para generar las soluciones necesarias. Estos movimientos son controlados por el sistema neuromuscular, cuyo rendimiento es el resultado de las características innatas y de la adquisición a largo plazo de habilidades mediante el entrenamiento.

El perfeccionamiento de los movimientos deportivos en el entrenamiento a largo plazo se consigue en gran medida mediante la mejora de la eficacia del sistema neuromuscular para resolver con calidad tareas motoras específicas. La capacidad para emplear con eficacia el potencial motor y tener éxito constituye la esencia de la maestría deportiva. Esta capacidad se realiza por medio de un sistema específico de movimientos, cuya composición y organización están determinadas por el tipo de actividad deportiva y las reglas de la competición. El proceso para alcanzar la maestría deportiva (PAMD) es un fenómeno de complejidad excepcional. Dentro del contexto de este libro, lo apropiado es limitar el estudio a los programas de entrenamiento que se relacionan directamente con la fuerza muscular y la organización cinesiológica del movimiento en el espacio y en el tiempo mediante:

• el aumento del resultado del trabajo de los movimientos;

• el perfeccionamiento de la estructura motriz de los movimientos;

• el perfeccionamiento de la estructura biodinámica de los movimientos.

AUMENTO DEL RESULTADO DEL TRABAJO DE LOS MOVIMIENTOS

El resultado de trabajo de un movimiento es el producto de la interacción con objetos del medio ambiente, en donde la velocidad y la dirección del movimiento dependen del carácter de la fuerza desarrollada.

Si analizamos matemáticamente el movimiento, entonces la fuerza desarrollada en cualquier instante F(t) se puede representar gráficamente (fig. 2.1). En casi todos los movimientos deportivos el comienzo y el fin de la curva de la fuerza se hallan en el eje horizontal porque el movimiento comienza y termina con una velocidad cero. El resultado de trabajo del esfuerzo se observa en el área situada debajo de la curva F(t) y por encima del intervalo de tiempo t durante el cual el peso P es superado (el área gris), o bien como la integral p = F(t).dt, donde p es el impulso (m.v) del cuerpo alcanzado durante el intervalo (ver pág. 339 para las definiciones y derivaciones). Se alcanza en principio un aumento del resultado del trabajo del movimiento mediante el incremento de esta área (p. ej., su impulso). Éste es uno de los objetivos principales del perfeccionamiento de los movimientos deportivos. Otros objetivos principales incluyen el incremento de la fuerza máxima (el pico de la F(t) en el gráfico), el incremento del ritmo de producción de fuerza máxima (la pendiente ascendente de la línea de F(t) en la fig. 2.1), y la producción de fuerza máxima en el instante apropiado. Cuando se aplica una fuerza de manera explosiva en un intervalo de tiempo corto, el rápido cambio resultante en el momento se conoce como el impulso de la fuerza (detallado en el cap. 5).

A medida que aumenta la maestría deportiva, la estructura del esfuerzo producido sufre cambios específicos en el espacio y en el tiempo que se pueden desplegar incluso dentro de un periodo relativamente corto de entrenamiento. Por ejemplo, las líneas que describen la fuerza explosiva, F(t) y F(s), obtenidas antes y después de 6 meses de entrenamiento respectivamente y que aparecen en la figura 2.2., fueron producidas por una persona que ejecutaba un movimiento con una pierna estando sentado. F(t) se refiere a la fuerza como función del tiempo y F(s) es la fuerza como función del desplazamiento.

Su coincidencia en el eje vertical corresponde al instante en que la magnitud de la fuerza es equivalente al peso de la carga desplazada. La línea F(t) muestra varias características:

• se produce una reducción del tiempo invertido en producir la fuerza máxima;

• se produce un aumento de la fuerza máxima;

• el esfuerzo máximo se produce en un punto más próximo al comienzo de la tensión muscular;

• se produce un aumento de la duración general del esfuerzo.


FIGURA 2.1 Curva de fuerza-tiempo de un peso P superado por una fuerza F(t).

Los cambios en el perfil del gráfico reflejan los patrones generales del perfeccionamiento del movimiento deportivo que fueron identificados en la investigación con deportistas de distinta especialización y nivel mediante regímenes distintos de trabajo muscular, así como con un mismo deportista durante el entrenamiento y con distintos periodos de tiempo. Los resultados experimentales demostraron que, en el entrenamiento a largo plazo, el perfeccionamiento del movimiento deportivo se produce de la forma siguiente (fig. 2.3):

1. Inicialmente hay un aumento bastante uniforme de la fuerza (comparada con el nivel inicial de la curva 1) y una reducción insignificante de la duración (fig. 2.3a, curva 2).

2. Luego, se produce un incremento significativo de la fuerza máxima y un descenso notable de la duración del movimiento (fig. 2.3a, curva 3).

3. Finalmente, se produce un incremento de la fuerza desarrollada al comienzo del esfuerzo, con cierto incremento de su máxima y un descenso del tiempo invertido en alcanzar esta última (fig. 2.3a, curva 4).

El cambio experimentado por la dinámica del movimiento deportivo, en relación con su amplitude de trabajo, sigue una secuencia regular (fig. 2.3b):

1. El movimiento muestra inicialmente una distribución plana de la magnitud de la fuerza a lo largo de gran parte de la amplitud de trabajo, lo cual se relaciona, primero de todo, con una fuerza muscular insuficiente y, en segundo lugar, con la incapacidad para emplearla con eficacia (curva 1).

2. A continuación, con el ejercicio la fuerza dinámica máxima aumenta y se observa una tendencia a localizar el pico en la amplitud de trabajo, lo cual se puede producir en cualquier momento dependiendo de la forma en que se resuelven las tareas del movimiento (curva 2).

3. En los tipos de movimiento balístico de velocidad-fuerza contra una resistencia relativamente pequeña, la fuerza se concentra cerca del comienzo de la amplitud de trabajo (curva 3).

La fuerza situada cerca del comienzo del movimiento se produce en un pequeño grado cuando la resistencia es grande. En este caso, hay una tendencia a desarrollar la fuerza con rapidez, aunque la elevada inercia inicial exige que la fuerza máxima no puede desplegarse con un retraso mínimo. Se produce entonces cierto incremento hasta alcanzar una máxima cerca de la mitad de la segunda parte de la extensión del trabajo.


FIGURA 2.2 Líneas de la fuerza-tiempo F(t) y fuerza-desplazamiento F(s) de la fuerza explosiva antes y después de 6 meses de entrenamiento de fuerza. P es el peso que se supera.

Así pues, el perfeccionamiento del resultado del trabajo se relaciona con la producción de una gran fuerza máxima en un periodo de tiempo corto. Este hallazgo logrado por Verkhoshansky (1961, 1963) ha sido corroborado por los estudios sobre la dinámica de los movimientos de deportistas de distinto nivel (Papysheva, 1966; Gomberzde, 1970; Semyenov, 1970; Tatyan, 1974).

Hay que recordar que los distintos regímenes y las condiciones externas del trabajo muscular en el deporte influyen sin duda alguna en este patrón. Por tanto, en los movimientos relacionados con la superación de una resistencia externa significativa (como en la gimnasia deportiva, la lucha libre y la halterofilia), el perfeccionamiento del resultado del trabajo se consigue sobre todo mediante el incremento de la fuerza máxima desarrollada y con cierta reducción del tiempo invertido en su producción (fig. 2.4).


FIGURA 2.3 Cambios en F(t) y F(S) durante el entrenamiento (detalles descritos en el texto).

En los movimientos balísticos, en la esgrima y en ciertos aspectos de los lanzamientos, el perfeccionamiento del resultado del trabajo se relaciona con la concentración de la fuerza cerca del comienzo del movimiento. Con este aumento significativo de la fuerza máxima, la fuerza se desplaza más al comienzo del movimiento y se invierte menos tiempo en alcanzarla (fig. 2.5).

En los ejercicios consistentes en la combinación de regímenes de trabajo muscular, la fuerza de trabajo va precedida por una fase de estiramiento muscular (p. ej., saltos en el atletismo, en el patinaje artístico y acrobático). Por tanto, el perfeccionamiento del movimiento se logra mediante la mejora de la capacidad de los músculos para generar gran cantidad de fuerza durante la transición del trabajo excéntrico al concéntrico. Esta rápida transición de un estado de estiramiento a otro de contracción provoca cierta disminución de la amplitud de trabajo; p. ej., se produce una reducción del ángulo de la articulación que trabaja durante la flexión (fig. 2.6).


FIGURA 2.4 Desplazamiento de la fuerza durante la contracción isométrica explosiva antes (1) y después (2) del entrenamiento.


FIGURA 2.5 Desplazamiento de la fuerza durante un movimiento balístico antes (1) y después (2) del entrenamiento.

El resultado del trabajo en los ejercicios cíclicos (p. ej., correr, nadar y remar) aumenta mediante la mejora de la capacidad para producir con rapidez fuerza máxima partiendo de un estado de profunda y rápida relajación muscular durante la fase pasiva del movimiento. Se produce un incremento simultáneo de la duración relativa de la fase de relajación y un acortamiento de la duración absoluta del ciclo (fig. 2.7). Por tanto, durante el curso necesario para alcanzar la maestría deportiva, el proceso consistente en aumentar el resultado del trabajo del movimiento es independiente del régimen, mientras que el trabajo externo del sistema motor desarrolla un patrón específico. Este patrón se caracteriza principalmente por:

• un incremento de la fuerza máxima;

• un desplazamiento del instante en que se desarrolla la fuerza máxima muy cerca del momento en que comienza la tensión muscular;

• un incremento de la amplitud de trabajo del movimiento;

• una reducción del tiempo invertido en la producción de la fuerza.

La magnitud de estos cambios es específica del tipo de deporte que se practica.


FIGURA 2.6 Variación de la fuerza dinámica y desplazamiento angular de un movimiento balístico antes y después del entrenamiento.

PERFECCIONAMIENTO DE LA ESTRUCTURA MOTRIZ DE LOS MOVIMIENTOS DEPORTIVOS

La eficacia del movimiento se relaciona sobre todo con el empleo apropiado de los mecanismos de trabajo del cuerpo. Estos producen una energía mecánica necesaria para su empleo eficaz como respuesta a las condiciones externas. Tales mecanismos de trabajo son complejos y en gran medida heredados por cada persona. El entrenamiento deportivo no aporta nada nuevo, sino que se limita a encaminarlos hasta alcanzar un nivel elevado de eficacia, y mejora su empleo coordinado e incrementa las capacidades energéticas. Los mecanismos de trabajo del cuerpo incluyen:

• La contracción de los músculos se transforma en fuerza externa mediante las palancas del cuerpo.

• Las relaciones entre sinergistas y antagonistas de los grupos musculares de las articulaciones y en el sistema musculoesquelético en conjunto.

• Los reflejos neuromusculares.

• La elasticidad de los músculos y del tejido conectivo que almacena y emplea la energía elástica.

• El fortalecimiento de un movimiento básico por medio de la excitación de otros movimientos colaterales.


FIGURA 2.7 Dinámica de un movimiento cíclico antes y después del entrenamiento.

• La implicación mediante una secuencia de los músculos con distintas facultades funcionales.

• El tono del sistema muscular.

Biomecánicamente, es apropiado considerar un complejo motor que se organiza respect a las características estructurales y funcionales del cuerpo y que facilita el empleo óptimo de los mecanismos de trabajo en condiciones deportivas reales. Los mecanismos de trabajo del cuerpo determinan la forma de interacción durante la ejecución de una tarea motriz dada y la forma en que el entrenamiento sistemático los emplea para producir un rendimiento eficaz. Es conveniente estudiar las propiedades funcionales de los mecanismos de trabajo del cuerpo y saber la forma en que mejoran el rendimiento específico en los siguientes niveles:

• El nivel de las parejas cinemáticas (dos nexos adyacentes que se combinan de forma activa).

• El nivel de la cadena cinemática (la combinación en forma de secuencia de varios nexos).

• El nivel del sistema cinemático (la combinación de varias cadenas cinemáticas).

La pareja cinemática

El perfeccionamiento del movimiento a nivel de las parejas cinemáticas depende del propósito de sus nexos, del desarrollo de la capacidad para producir fuerza motriz, y de la ejecución del movimiento con gran velocidad angular, o bien la suma simultánea de todos éstos y otros factores. El proceso para perfeccionar un movimiento está determinado por las características anatómicas del sistema musculoesquelético.


FIGURA 2.8 Variación del impulso durante la extensión estando sentado con distintos regímenes de acción muscular realizados por hombres (basada en Knapik et al., 1983). Isoc-36 se refiere a la contracción isocinética a 36o por segundo; isoc-108, a 108o por segundo, y isoc180, a 180o por segundo.


FIGURA 2.9 Variación del momento durante un ejercicio de flexión de la rodilla estando sentado con distintos regímenes de acción muscular realizados por hombres (basado en Knapik et al., 1983). Isoc-36 se refiere a la contracción isocinética a 36o por segundo; isoc-108, a 108o por segundo, y isoc180, a 180o por segundo.

Muchos estudios demuestran que, en todos los movimientos uniarticulares aislados, los cambios en la fuerza dependen del papel y las funciones de los mecanismos articulares y de la disposición relativa de los nexos del cuerpo unos respecto a otros (ver las revisiones de Zatsiorsky, 1966; Verkhoshansky, 1970). Los cambios en el ángulo articular alteran las condiciones del trabajo muscular, porque la longitud del músculo y el ángulo de impulso se ven modificados. La fuerza muscular y el apoyo cambian y, por consiguiente, lo mismo hace el momento (p. ej., el momento de la fuerza) producido por los músculos de una articulación.

Por tanto, la fuerza externa máxima desarrollada por los músculos se corresponde con un ángulo articular específico en cada caso (figs. 2.8 y 2.9). La fuerza máxima (medida isométricamente en ángulos articulares distintos) se alcanza con un ángulo articular de aproximadamente 90º en la flexión del codo; 120º en la extensión del codo; 60º-70º en la extensión de la articulación del hombro, y 60º en la extensión de la articulación de la rodilla. Los deportistas entrenados producen una fuerza máxima con unos ángulos articulares que están próximos (Kosilov, 1965; Dorofyev, 1966; Hansen & Lindhard, 1923; Wilkie, 1950).


FIGURA 2.10 Cambios de la fuerza relativa (Frel) y la fuerza explosiva (Fe) con cambios en el ángulo de la cadera obtenidos con mujeres velocistas de elite durante la extensión (ext) y flexión (flex).

Gráficamente, la dependencia de la fuerza en el ángulo articular se divide en tres grupos: ascendente, descendente (las fuerzas máximas y mínimas que corresponden a las partes extremas de la amplitud angular del movimiento de una articulación, respectivamente, fig. 2.10, línea F) y ascendentedescendente (la fuerza mínima se sitúa en los extremos y la fuerza máxima cerca del medio de la amplitud angular).

Varios de los estudios de Verkhoshansky han establecido que la capacidad para expresar la fuerza explosiva (p. ej., Fe, a veces calculada mediante la división de un medio de la tensión isométrica máxima por el tiempo invertido en alcanzarla; cambia de forma unidireccional con el cambio de la fuerza muscular externa (fig. 2.10, línea Fe). Una disiminución en el índice de la Fe cuando cambia el ángulo articular se relaciona al mismo tiempo con una reducción de la tensión muscular y un incremento del tiempo requerido para su producción (fig. 2.11).


FIGURA 2.11 Cambio del ritmo de aplicación gradual de la fuerza isométrica con cambios en el ángulo de la cadera obtenidos con mujeres velocistas de elite durante la flexión y extensión. Apréciese que F 0,5 máx = 0,5 de la fuerza isométrica máxima, lo cual proporciona una aproximación de la fuerza explosiva Fe.

La línea del ángulo de la fuerza no cambia su forma fundamental cuando se incrementa la fuerza muscular producida por el entrenamiento; sin embargo, algunos estudios han demostrado que el incremento de la fuerza a lo largo de toda la amplitud de movimientos uniarticulares depende del ángulo articular al que la tensión muscular máxima se ejerce durante el entrenamiento (Zatsiorsky & Raitsin, 1974; Raitsin & Sarsania,1975). Cuando la tensión es producida por un ángulo que corresponde a la longitud maxima de los músculos (p. ej., el grado menor de flexión en la articulación en una flexión muscular activa, o el menor grado de extensión en una extensión muscular), entonces la transferencia de fuerza a los otros ángulos articulares es relativamente uniforme.

Lo contrario es cierto cuando la fuerza muscular máxima se produce cuando la articulación está bastante flexionada y los músculos se hallan en un estado de acortamiento; en este caso el incremento de la fuerza es mayor. Sin embargo, la transferencia del resultado del entrenamiento a otros ángulos articulares es pequeña en comparación, y, cuanto más se aleja de este ángulo, menor es la transferencia de fuerza máxima. Es interesante señalar que, en el caso del ángulo articular en el que la fuerza máxima se produce durante el entrenamiento, hay un incremento relativamente mayor de la fuerza que en los ángulos articulares adyacentes.

El perfeccionamiento del movimiento a nivel de las parejas cinemáticas sigue relacionado con el incremento de la amplitud de movimiento a lo largo de una movilidad mayor de la articulación. Sin embargo, esto se aplica sobre todo a las parejas cinemáticas, es decir, a aquellas combinaciones de articulaciones que implican dos o tres planos de movimiento (p. e.j, las articulaciones del tobillo, el hombro y la cadera).

Es relevante destacar que las líneas del ángulo de la fuerza en la mayoría de los libros no se obtienen en condiciones dinámicas continuamente en cambio. Se obtienen mediante el empleo de un dinamó-metro para medir la fuerza isométrica máxima en una serie de ángulos sucesivos. La curva se adapta a la serie resultante de puntos y, en sentido estricto, permite predecir la fuerza o momento isométricos máximos esperados en un ángulo articular concreto. La investigación llevada a cabo por Siff y los estudiantes de ingeniería mecánica de la Universidad de Witwaterrand con vídeos de alta velocidad y tensiómetros para medir los cambios del momento en condiciones dinámicas no isocinéticas ha confirmado las conclusiones del trabajo de Knapik y otros (1983) que demostró que las curvas dinámicas resultantes de una articulación particular eran significativamente distintas de las curvas obtenidas de manera estática (figs. 2.8 y 2.9).

Esta investigación también demostró que el perfil de la curva cambia con las cargas, la velocidad o el movimiento y con la orientación articular. Por ejemplo, el momento máximo de una flexión auxotónica del codo no se produce próxima a los 90º medidos isométricamente, sino al aproximarse a la flexión completa. Además, cuando se manifiesta el reflejo miotático mediante un comienzo balístico al aproximarse a la extensión total del codo, se obtiene un perfil de la curva distinto. Las curvas del momento generadas de forma dinámica con aparatos isocinéticos también difieren radicalmente de las obtenidas en condiciones auxotónicas sin restricción con pesos libres o sistemas de poleas.

Esto no niega el valor de las investigaciones realizadas sobre las curvas del ángulo de la fuerza isométrica, que proporcionan una imagen bastante exacta del movimiento lento contra resistencias muy grandes. Hacen hincapié en que existen curvas específicas para el ángulo articular de la fuerza de cada articulación, y determinadas por el tipo de contracción muscular, la velocidad del momento, las condiciones iniciales, la carga y la orientación de la articulación. El fenómeno de la especificidad vuelve a resultar aparente. Está claro que es importante obtener un modelo preciso de las características de la fuerza de cada movimiento deportivo para así poder seleccionar el régimen de entrenamiento apropiado.

La cadena cinemática

Los movimientos del cuerpo son producidos por un sistema de nexos pertenecientes a una cadena cinemática en la que los ángulos de cada combinación de articulaciones cambia simultáneamente. Las funciones de trabajo fundamentales de las cadenas cinemáticas del sistema motor consisten en transformar los movimientos articulares rotatorios en movimiento lineal (mediante el alargamiento o acortamiento de las palancas del sistema) o movimiento angular en el extremo distal de los nexos del sistema (con relación a la articulación próxima).

El resultado del trabajo de los movimientos ejecutados por la cadena cinemática varía mucho según las condiciones específicas del sistema en un momento dado (p. ej., la disposición relativa de los nexos y el potencial motor de un grupo de músculos concreto). Además, el resultado del trabajo de los ejercicios en las cadenas cinemáticas se relaciona con cambios cualitativos y cuantitativos mayores en las parejas cinemáticas.

El perfeccionamiento del movimiento mediante la cadena cinemática se asegura con tres factores básicos:

• un incremento de la amplitud de trabajo del movimiento;

• una concentración de la fuerza dinámica en cierta parte de aquella amplitud;

• una interacción óptima entre los músculos implicados.

Se logra un incremento de la amplitud del traba-jo mediante una amplitud mayor de movimiento de la articulación y por medio de un incremento de la elasticidad y la fuerza de los grupos musculares correspondientes y de sus tejidos conectivos relacionados (Topolyan, 1951; Ivanitsky, 1956; Donskoi, 1960). La amplitud del movimiento aumenta en dos direcciones de la cadena cinemática, al comienzo y al final de la amplitud. Esto se realiza en el primer caso mediante un aumento de la fuerza muscular y de la capacidad de los músculos para desarrollar gran fuerza durante el movimiento, así como con un incremento de la elasticidad de los músculos antagonistas funcionales. La fuerza producida muestra dos características claras en el curso del movimiento:

1. Una disminución de la tensión muscular al final del movimiento, sobre todo cuando se realiza un trabajo balístico (que es más pronunciado cuando el movimiento es más rápido y es menor la resistencia externa).

2. Se producen un incremento y una concentración de la fuerza de trabajo en cierta parte de la amplitud de movimiento.

La primera característica es un reflejo protector expresado por la acción inhibidora de los músculos antagonistas, y se relaciona con el papel del sistema motriz (Pierson, 1965). Este mecanismo no cambia con el aumento de la maestría deportiva, que concierne a la segunda característica y se relaciona directamente con el proceso de producción de un movimiento biomecánicamente apropiado, como ya se dijo con anterioridad.

El rendimiento del trabajo de una cadena cinemática se produce por el trabajo coordinado de los grupos musculares que rodean a cada una de las articulaciones. La coordinación de la fuerza y la función de ciertos grupos músculares tienen sus propias características en este contexto. Vale la pena apreciar que los dos siguientes ejemplos no se han analizado aún adecuadamente en los libros sobre el deporte:

a) La fuerza resultante es menor que la suma de las fuerzas de los músculos que cada pareja cinemática es capaz de producir (Verkhoshansky, 1961, 1965, 1970; Yegorov, 1966). Por ejemplo, en la flexión aislada del codo, la fuerza aumenta a medida que el ángulo de la articulación del codo disminuye y alcanza una máxima isométrica en torno a los 90º. Sin embargo, en la flexión aislada del hombro, no hay diferencia significativa en la fuerza isométrica entre los 0º y los 160º (Campney & Wehr, 1965). Si todo el brazo ejecuta un trabajo de estiramiento (extensión simultánea del hombro y flexión del ante-brazo con el punto de trabajo situado en la mano), la fuerza isométrica máxima se produce en torno a los 160º en la articulación del codo. Si el trabajo de propulsión se ejecuta con toda la extremidad (p. ej., participa el hombro y el codo), la fuerza isométrica máxima se desarrolla con el codo próximo a una flexión completa; p. ej., cerca del comienzo de la flexión.

b) Con una extensión aislada de la rodilla, la fuerza máxima se produce (con ligeras variaciones) entre los 80º y los 130º para descender en seguida con rapidez (Campney & Wehr, 1965; Williams & Stutzman, 1959). Sin embargo, con el trabajo de propulsión cuando los nexos del sistema se alargan (extensión tanto en la cadera como en la rodilla), la fuerza máxima se produce cuando el ángulo de la cadera está próximo a la extensión máxima y cuando el ángulo de la rodilla está cerca de los 160º (Dorofeyev, 1965; Yegrov, 1966).

Estos ejemplos ilustran la adaptación del cuerpo a la marcha humana bípeda. Es posible que el último ejemplo de la fuerza de extensión máxima de la rodilla, que se produce con una extensión casi completa de la cadera, se relacione con la dominancia del paso erecto en el hombre.

Semeyenov y Tatyanov (1976) han llegado a la conclusión de que existe una correlación pequeña entre las mejoras en los ejercicios de carrera o salto y el momento máximo individual de cada articulación de las extremidades inferiores, que con la fuerza producida por las extremidades en conjunto. Esta correlación se incrementa de manera apreciable con el aumento de la maestría, lo cual manifiesta que la eficacia de los movimientos está determinada por la capacidad para optimizar el potencial muscular; p. ej., cuando cualquier deficiencia funcional es superada por otras ventajas físicas.

La realización de un análisis cuidadoso de las combinaciones de grupos musculares en varias condiciones de trabajo dentro de la cadena cinemática permite identificar ciertas características biomecánicas. Según cuales sean las actividades, el deportista oriente de forma involuntaria los nexos relativos de la cadena cinemática para asegurarse de que la fuerza de trabajo requerida emplea simultánea o secuencialmente los ángulos de fuerza máxima de cada articulación implicada.

El primer caso (a) se relaciona con la superación de una resistencia externa grande, como una tensión isométrica (p, ej; el intento de mover un objeto pesado). El segundo caso (b) es típico de movimientos que necesitan imponer en la medida de lo posible una velocidad grande a un objeto o masa corporal externos en condiciones de amplitud de trabajo limitada (p. ej; el despegue en un salto).

Esta relación funcional entre los grupos de músculos implicados en la cadena cinemática es tal que el movimiento comienza con la acción de los músculos más potentes de las articulaciones próximas (los músculos clave de la cadena) y es culminado cor el apoyo de los nexos distales de las articulaciones que están fijas con rigidez. Los nexos distales participan entonces en el trabajo, mientras que en los nexos próximos, la fijación comienza en las articulaciones para proveer una base estable para los movimientos de los nexos distales.

Por tanto, los deportistas siempre se esfuerzan por iniciar la fuerza del trabajo por medio de las zonas angulares de las articulaciones de mayor fuerza en situaciones específicas. Podemos afirmar que la técnica deportiva se desarrolló a lo largo de muchas décadas precisamente sobre esta base para brindar las condiciones más favorables en las que ejercer una fuerza máxima en un tiempo y posición apropiados. Sin embargo, en ciertos casos, se produce un conflicto entre estos mecanismos y los requisitos del movimiento durante la práctica de la actividad deportiva. Esto muestra en concreto la necesidad de incrementar la amplitud de trabajo de un movimiento, sobre todo cuando es necesario ejercer la fuerza máxima durante una amplitud en la que esta fuerza no se puede producir en gran medida sobre la base de la estructura anatómica.

Sin embargo, la gran capacidad de adaptación del cuerpo nos permite hallar la solución óptima para tales situaciones conflictivas. Esto es posible, por ejemplo, cuando los grupos musculares correspondientes (antes de iniciar la fuerza de trabajo) pose-en cierta tensión adicional durante la fase del movimiento preparatorio. Por tanto, durante la fase de amortiguación (fase de absorción de choques) de los saltos verticales, la energía elástica acumulada al final de esta fase favorece la extensión subsiguiente de las rodillas.

Por tanto, es posible comenzar desde ciertos ángulos articulares en los que se produce la fuerza máxima y se logra la ganancia mayor de amplitud de movimiento comparado con los saltos desde una posición inicial de media sentadilla (p. ej., sin la fase de amortiguación). Existe una tendencia de la amplitud de la amortiguación durante la flexión de las rodillas a disminuir después de un salto horizontal. Se observa un esfuerzo evidente por actuar cerca de los ángulos de fuerza máxima de ciertas articulaciones debido a las grandes cargas dinámicas a las que se enfrentan. Parte de la pérdida de amplitud del movimiento se ve compensada con la energía elástica adicional acumulada y liberada por el complejo muscular. Por tanto, hay una secuencia específica en el proceso que lleva a perfeccionar un movimiento a nivel de la cadena cinemática:

1. La elección de la amplitud de trabajo óptima de un movimiento basado en la interrelación entre los ángulos de fuerza máxima de cada articulación, el potencial motor de los músculos y las condiciones que favorecen la resolución de la tarea motriz:

a) en el caso de las cargas externas pequeñas hay un intento característico por incrementar la amplitud del movimiento independientemente de las zonas de fuerza máxima de cada articulación;

b) en el caso de cargas externas grandes en las que faltan las reservas adicionales de fuerza, el movimiento se caracteriza por verse favorecido por la disminución de la amplitud de trabajo junto con un esfuerzo por ejecutar acciones cerca de la zona de fuerza máxima;

c) en el caso de cargas externas grandes con fuentes adicionales de movimiento (p. ej., la fuerza de la inercia y la energía elástica de los músculos y los tejidos conectivos), existe la posibilidad de que haya cierto incremento de la amplitud de trabajo fuera de las zonas articulares de fuerza máxima;

d) en todos los casos, la disminución forzada de la amplitud de movimiento se ve compensada con el almacenamiento de energía elástica en el complejo muscular, acumulada durante las fases preparatorias del movimiento, lo cual asegura una poderosa contracción muscular inicial.

2. Un incremento de la fuerza motriz máxima y su concentración sobre todo al comienzo de la zona de trabajo.

3. La participación de los músculos de la cadena cinemática en el trabajo dentro de una secuencia apropiada que les permita producir fuerza y velocidad de contracción a lo largo del movimiento.

4. Un intento por ejecutar el movimiento dentro de las zonas de fuerza máxima de cada articulación y mejorar a la vez su eficacia mediante el almacenamiento de energía elástica durante la fase preparatoria.

El sistema cinemático

El sistema cinemático posee muchos grados lineales y rotatorios de libertad, por lo que el proceso que lleva a perfeccionar el movimiento desde el nivel de parejas cinemáticas al nivel del sistema cinematic está muy relacionado con el control y la organización eficaz de la acción motriz. Sin embargo, los factores biomecánicos siguen desempeñando un papel importante.

Las características del perfeccionamiento del movimiento consideradas con anterioridad se relacionan con la secuencia de acciones musculares generadas en la cadena cinemática y que implican en gran medida al sistema cinemático. La única diferencia estriba en el número de grupos músculares que interactúan funcionalmente. Esta interacción comprende sobre todo el trabajo de los grupos músculares más fuertes de las piernas y el tronco, seguido por el de los músculos de la cintura escapular.

Por tanto, el perfeccionamiento del movimiento está relacionado con la determinación del método más eficaz para unir las cadenas cinemáticas individuales, así como sus mecanismos de trabajo, en un único sistema de trabajo. La organización lógica de estos mecanismos puede considerarse la estructura biodinámica de un acontecimiento motor complejo, lo cual se tratará por separado debido a su significación especial.


FIGURA 2.12 Secuencia de la dinámica activa y reactiva acentuada del sistema motor durante el segundo despegue de un triple salto:1. curva resultante de la fuerza-tiempo; 2. acentuación de la tensión de los músculos relevantes de las articulaciones de la cadera, rodilla y tobillo de la pierrna de apoyo (medida con un miotensiómetro); 3. acentuación de la dinámica activa y reactiva (círculos sombreados de un movimiento rotatorio relacionado con el balanceo de los brazos y la pierna. a = principiantes, y b = deportistas de elite. Los círculos en blanco se refieren al esfuerzo voluntario concentrado y activo.

PERFECCIONAMIENTO DE LA ESTRUCTURA BIODINÁMICA DE LOS MOVIMIENTOS

El programa motor que subyace a los ejercicios deportivos comprende ciertas relaciones de causa y efecto entre sus elementos individuales y su patrón de producción de fuerza dependiente de los procesos neuromusculares. En el curso de la consecución de la maestría deportiva, estas relaciones cambian continuamente mientras el cuerpo busca una inter-acción más eficaz entre los elementos del complejo motor, y su estructura biodinámica1 adquiere mayor información para mejorar el proceso.

Esta estructura constituye el marco básico del sistema del movimiento y determina sus características espacio-temporales y el funcionamiento del resultado del trabajo. Por tanto, la estructura biodinámica del ejercicio específico de un deporte es una condición extremadamente importante para resolver con éxito el problema del entrenamiento de la fuerza especial. Por lo que respecta a la estructura biodinámica de la acción deportiva, el campo de la fuerza, que es el resultado de la interacción entre el deportisa y los objetos externos, se divide en fases de acción voluntaria y reacción refleja (Verkhoshansky, 1958, 1963, 1966, 1968).

Inicialmente, estos elementos dinámicos se manifiestan débilmente y se distribuyen con irregularidad a lo largo del campo de la fuerza (fig. 2.12a). No sólo varía en gran medida la coordinación en el espacio, sino que el acto motor en conjunto sigue siendo dinámicamente inestable y su efecto final es ineficaz e inestable. Cuando se produce la adaptación a la situación, el deportista desarrolla la capacidad para desempeñar con mayor eficacia las tareas motrices. Esto se relaciona con las distinciones y los aumentos de las acentuaciones dinámicas, que se localizan claramente dentro de los límites del complejo motor y que se unifican en un sistema específico e interrelacionado (fig. 2.12b). Ahora, con la repetición de un acto motor, el grado de variación de sus elementos disminuye, el proceso se puede ejecutar en un periodo más corto y sus elementos no se suman simplemente en el espacio y en el tiempo, sino que interactúan según un patrón específico de acciones simultáneas y secuenciales.

La correlación entre los elementos dinámicos es tal que cualquier cambio que se produzca en las características de uno de ellos se refleja en los otros, incluso si está poco relacionado en el espacio y en el tiempo. La interrelación de elementos establece un programa jerárquico que implica el papel dominante de algunos y el papel subordinado de otros. Por tanto, se pueden separar los elementos clave cruciales para la dirección de las tareas motrices, y organizar los elementos que actúan como componentes fundamentales de la estructura biodinámica, y, por tanto, incrementar el valor funcional de estos elementos clave.

La estructura biodinámica de una acción motriz permite que un deportista haga un empleo eficaz de su potencial motor para ejecutar tareas físicas específicas. A medida que el sistema motor conforma un todo integrado, reacciona y funciona como un conjunto. Cuando una estructura biodinámica está firmemente establecida, los actos motores se reproducen con un nivel de eficacia mayor que incrementa su resultado del trabajo mediante el empleo óptimo del potencial motor del cuerpo.

Como ya se ha dicho con anterioridad, la estructura biodinámica está constantemente perfeccionándose mediante el refinamiento de las conexiones entre los elementos del complejo motor. Sin embargo, el complejo motor posee cierta flexibilidad en situaciones específicas así como capacidad para superar poderosas influencias externas sin interrumpir su eficacia funcional. Esto es posible gracias a la capacidad de la estructura biodinámica para adaptarse a las situaciones externas.

Hay que hacer hincapié en que el principio de la organización dinámica se aplica a cualquier acto motor complejo. Sin embargo, los ejercicios acíclicos exigen la producción de una fuerza significativa durante un tiempo mínimo, lo cual hace que el concepto del entrenamiento consista en formar y perfeccionar la estructura biodinámica. Por otra parte, los ejercicios cíclicos requieren el mantenimiento prolongado de la producción de trabajo. En este caso, la estructura biodinámica se desarrolla con más rapidez, su posición es más sencilla y el concepto de entrenamiento consiste básicamente en el perfeccionamiento de las contribuciones de las funciones involuntarias del cuerpo.

La estructura biodinámica forma parte del campo de la fuerza general, p. ej., la suma de todas las fuerzas externas e internas que circundan al cuerpo mientras desempeña una tarea motora dada. La fuerza que produce el movimiento es la suma geométrica de las fuerzas reactivas externas e internas. Cuando su clasificación se basa en el carácter, origen y dirección de la fuerza, los componentes del campo de la fuerza se reconocen por lo siguiente:

1. La fuerza motriz activa producida por la contracción muscular.

2. La fuerza reactiva que surge como resultado de la interacción entre los músculos activos y el medio ambiente.

3. La fuerza acumulada almacenada en el complejo muscular como energía elástica durante las fases preparatorias de un movimiento.

4. La fuerza de inercia del cuerpo o sus nexos.

5. El peso del cuerpo o sus nexos.

Cada uno de estos factores participa en el proceso de resolver las tareas motoras y tiene una influencia clara sobre los resultados. Por tanto, hay que tenerlos en cuenta a todos y cada uno de ellos cuando se analice la estructura biodinámica del sistema de movimiento y se seleccionen los medios de entrenamiento de la fuerza especial. Estas fuerzas, según el lugar o el punto de aplicación, son internas o externas al cuerpo; y según la dirección de movimiento del cuerpo, pueden ayudar u ofrecer resistencia al movimiento.

Es necesario identificar nuevas características del campo de la fuerza. En relación con el cuerpo, el campo de la fuerza consta de dos sistemas:

• la interacción externa con el sistema motor;

• la interacción interna con el sistema motor.

Estos sistemas aparecen simultáneamente y en varios aspectos actúan con independencia uno del otro, aunque está claro que influyen el uno en el otro hasta un extremo que aumenta a medida que mejora la pericia deportiva. La composición del sistema de interacción externa influye de manera deci-siva en la estructura del sistema interno de la fuerza, mientras que el sistema de interacción interno depende de la magnitud y dirección del movimiento resultante y su cambio en el tiempo.

De ahí que la estructura biodinámica de una acción deportiva pueda ser el concepto apropiado sólo si representa parte del campo de la fuerza general. Al mismo tiempo, el control de la interacción externa del sistema motor sólo es posible a través de la estructura biodinámica interna. Por consiguiente, cuando nos refiramos al control de los movimientos de un deportista, no hay que tener tan en cuenta el movimiento (p. ej., el desplazamiento relativo de los nexos del cuerpo), sino la estructura biodinámica y su influencia sobre el efecto de trabajo del movimiento. Esto conforma la base pedagógica del problema del control del movimiento humano.

ESPECIALIZACIÓN PARA EL DESARROLLO DE LA MAESTRÍA DEPORTIVA

Una de las características principales del proceso de alcanzar la maestría deportiva (PAMD) es el perfeccionamiento continuado del sistema físico de los deportistas que se produce con cierta regularidad. Al comienzo, el cuerpo reacciona a un régimen motor nuevo con todo el sistema y esto es suficiente para obtener éxitos deportivos iniciales; sin embargo, la adaptación subsiguiente tiende a ser más selectiva, condicionada por los elementos específicos motores y las peculiaridades de los factores externos. En tales condiciones, es posible que uno de los sistemas del cuerpo experimente un desarrollo considerable, mientras que otro se desarrolle menos, según sus papeles respectivos en la consecución de los requisitos de la actividad motora.

La adaptación se ha estudiado con bastante detalle en distintos libros sobre la anatomía, fisiología, medicina, biomecánica y bioquímica del deporte; sin embargo, el carácter y el tempo de las adaptaciones y su interrelación con el PAMD no se han estudiado de forma adecuada. Éste es un problema importante en la aplicación de la ciencia del ejercicio y constituye el fundamento científico de todas las teorías sobre el entrenamiento deportivo. A continuación se tratarán algunas de las características de adaptación del sistema motor de los deportistas durante la preparación a largo plazo para desarrollar la fuerza.

FORMAS ESPECÍFICAS DE PRODUCIR FUERZA MUSCULAR

Según la estructura de la coordinación primaria de la actividad motora, la fuerza muscular adquiere una especificidad que se vuelve más aparente a medida que aumenta el nivel de maestría deportiva del deportista. Algunas de las fundamentales formas específicas en las que se utiliza la fuerza en las actividades deportivas son: la fuerza absoluta, la fuerza explosiva y la fuerza-resistencia.

La fuerza máxima caracteriza el potencial de fuerza del deportista y es un indicador de la fuerza muscular isométrica voluntaria máxima que se puede producir sin un límite de tiempo o un límite de cantidad de peso levantado. El término fuerza absoluta a menudo se considera en otros libros como sinónimo de fuerza máxima, pero en este texto se refiere a la fuerza involuntaria máxima (ver cap. 1).

Superentrenamiento

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