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Prepararlos para muchas ramas de trabajo

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Hay una preciosa obra que hacer en relación con los intereses del sanatorio y de la escuela de Loma Linda; y esta se hará cuando todo se encauce hacia ese objetivo. La Palabra de Dios debe ser nuestro libro de texto. En la unidad que se empieza a percibir en nuestro pueblo se puede ver que Dios obra en nuestro medio...

En nuestra escuela de Loma Linda, muchos pueden educarse para trabajar como misioneros en la causa de la salud y la temperancia. Debe emplearse a los mejores maestros en esta obra educativa: no hombres que estimen altamente sus propias capacidades, sino los que anden en forma circunspecta, dependiendo completamente del Señor...

Si los profesores de las ramas médicas mantienen siempre su lugar, veremos que se hace una buena obra. De mi alma brotan constantes oraciones a Dios para que él preserve al honesto de corazón, de modo que no sea desviado por los que están en confusión y tinieblas.

Los maestros deben prepararse en muchas ramas de trabajo. Se deben fundar escuelas en lugares donde no se han hecho esfuerzos... La verdad, la verdad bíblica, debe presentarse en muchos lugares. Se representa a Cristo como identificándose con todos los necesitados de la tierra cuando dice: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” [Mat. 25:40].

Todos debieran dedicar sus mejores esfuerzos para ampliar su experiencia. Estamos en una situación de lo más crítica; pero Cristo se identifica con nuestras necesidades. Los cristianos deben aprender diariamente de Cristo. Se requieren ahora nervios y músculos espirituales para presentar los principios de la verdad a toda ciudad, pueblo y villa. Se deben apreciar y cultivar los diferentes talentos y con todo esto todavía necesitamos la verdadera sabiduría. Puede que no veamos nuestra necesidad de buscar consejo de Dios; pero el verdadero cristiano en todo lugar inquirirá cuál es la voluntad del Señor con relación a su obra individual...

Se debe realizar la obra de promulgar los principios de la reforma pro salud que el Señor nos ha mostrado. Cuando estudiemos la abnegación de Cristo, y hagamos de su vida nuestro ejemplo, la verdad y la justicia prevalecerán entre nosotros. Estimaremos como de un alto valor los ornamentos de un espíritu manso y humilde, lo que a la vista del Señor es de gran precio [1 Ped. 3:4].–Carta 132, 1908.

El ministerio médico

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