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Introducción

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Contrarrefrán es un concepto que, como tal, hemos inventado como una forma de darle la vuelta a la cultura popular y leer sobre los márgenes de esta. Es una re-flexión de algunos de los refranes más populares de nuestra lengua. Re-flexión, primero, porque consiste en repensar estos refranes, pero no de una manera usual, sino que es una flexión de los mismos. ¿Cómo? La intención es, dándole la vuelta a los refranes más conocidos, encontrar lecciones, ideas nuevas, patrones en el pensamiento inscritos en nuestra cultura popular, y pensarlos de nuevo de la mano de intelectuales y de ideas que hemos ido cosechando tanto individual como colectivamente. Por ejemplo, el refrán «Piensa mal y acertarás» se convertiría, dándole la vuelta, en el siguiente contrarrefrán: «Piensa y acertarás mal». A partir de esta flexión del refrán, comenzamos a re-flexionar sobre él.

¿Por qué hemos decidido pensar a partir de estos nuevos contrarrefranes? ¿Por qué no hemos escrito un libro que fuera un mero conjunto de ensayos? En definitiva, ¿por qué necesitamos la excusa de los refranes? En nuestro primer libro, Y pensar ¿para cuándo? Filosofía de jóvenes para jóvenes, intentamos elaborar un texto de divulgación que recopilara, por bloques, a los autores y temas más presentes en la historia de la filosofía (occidental). Al terminarlo, nos dimos cuenta de que, a pesar de haberlo estructurado de manera didáctica y amena, nuestro trabajo había consistido en repetir (¡otra vez!) lo que se venía diciendo. No innovamos. No creamos. Simplemente hicimos más accesible un producto ya formado como es la historia de la filosofía.

En este segundo libro, queremos mostrar que no hay nada más lejos de la filosofía. La filosofía no es lo que dijo tal o cual autor, sino que es un modo de vida que consiste en habitar la morada del ser, en preguntarse por qué las cosas son de determinada manera y no podrían ser de otra. Por eso, decidimos salirnos de los espacios tradicionales de la filosofía para pensar desde los márgenes. Queríamos pensar usando la excusa de algo, pero ese algo no podía ser más la (ortodoxa) historia de la filosofía. Fue, entonces, cuando descubrimos que la cultura popular guarda sus propios granos de reflexiones en los refranes. Es con ellos, y desde ellos, desde donde queríamos pensar.

Sin embargo, nos parecía insípido pensar a partir de los refranes, pues todos sabemos lo que un refrán nos quiere decir. Queríamos reflexionar sobre ellos y sobre la sabiduría popular que se cristalizaba en ellos. Por eso, decidimos re-flexionar, volver a flexionar, darles la vuelta. Queríamos no tanto pensar a la luz de los refranes, sino pensar desde sus sombras, desde lo que dejaban fuera. Así, creamos los contrarrefranes como un intento de jugar mientras pensamos, de primero crear espacios en los que poder pensar de manera creativa y crítica, y en segundo lugar escribir. Para nosotras, lo fundamental era crear líneas de fuga que permitiesen nuevos juegos, nuevas ideas, que además de darnos nuevas oportunidades, nos permitiese hacer una crítica de las ideas que se transmitían a través de la cultura popular. Queríamos, y lo encontramos en el concepto de contrarrefrán, plantar un campo fértil que estuviera al margen del pensamiento convencional.

Este libro no tiene un orden concreto, no tiene que leerse en orden, ni sigue ninguna ordenación concreta más allá de que los contrarrefranes están colocados alfabéticamente. Al ser un espacio de creatividad donde hemos jugado a repensar los márgenes de nuestra cultura popular, nos gustaría que se leyese de la misma manera, desde el juego y la creatividad. Al igual que el refranero popular muchas veces nos ha servido como espacio donde acudir desde una perspectiva, queriendo consultar simplemente algo concreto, incluso de guía o consejera para la acción, también podrían ser los contrarrefranes un espacio donde ir para pensar sobre cómo actuar y cómo actuamos en las situaciones que tú elijas. Sin orden. El único orden es el que tú necesites.

Por último, hemos utilizado de forma indiferenciada el género en las palabras. Somos conscientes de que puede hacerse cuesta arriba el leer un texto en el que continuamente se realiza desdoblamiento de género (nos pasa a nosotros mismos), o puede resultar extraño el uso de la x o la e (opciones que apoyamos y que creemos completamente válidas). En nuestro caso, hemos preferido utilizar de forma indistinta el masculino y el femenino cuando hacemos alusión a la generalidad de las personas o cuando hablamos de grupos en los que hay tanto mujeres como varones. Le damos mucha importancia al lenguaje, y creemos que es importante utilizarlo de forma consciente sin invisibilizar y abogando por un lenguaje inclusivo.

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