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1. ADVERTENCIAS Y COMPARACIONES: CÓMO PATEARSE UN MILLÓN DE DÓLARES EN UNA NOCHE

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«Esos individuos poseen riquezas de la misma manera que decimos que “tienen fiebre”, cuando en realidad la fiebre nos posee a nosotros.»

SÉNECA (4 a.C.-65 d.C.)

«También pienso en esa clase aparentemente rica, aunque en realidad la más terriblemente empobrecida de todas, que ha acumulado escoria, pero no sabe cómo usarla, ni cómo deshacerse de ella, por lo que ha forjado sus propios grilletes de oro y plata.»

HENRY DAVID THOREAU (1817-1862)

Una de la madrugada, hora central estadounidense, 30.000 pies sobre Las vegas

Sus amigos, borrachos hasta el punto de hablar lenguas extranjeras, estaban dormidos. Éramos los únicos que quedábamos en primera clase. Extendió la mano para presentarse y un enorme —enorme de dibujos animados— anillo de diamantes apareció del aire cuando sus dedos cruzaron el haz de mi luz de lectura.

Mark era un magnate de los de verdad. En distintas épocas, había dirigido prácticamente todas las gasolineras, tiendas de 24 horas y casas de apuestas de Carolina del Sur. Confesó con una media sonrisa que, en un viaje normal a Sin City, él y sus guerreros de fin de semana podían perder entre medio y un millón de dólares por término medio. Cada uno. Precioso.

Se enderezó en su asiento a medida que la conversación fue derivando hacia mis viajes, pero yo estaba más interesado en su sorprendente habilidad para imprimir billetes.

—Y, de todos tus negocios, ¿cuál te ha gustado más?

No se lo pensó ni un segundo antes de contestar.

—Ninguno de ellos.

Me explicó que se había pasado más de 30 años con gente que le caía mal para comprar cosas que no necesitaba. La vida se había convertido en una sucesión de esposas trofeo —iba por el número de la suerte, el tres—, coches caros y otros motivos vacíos para presumir. Mark era un muerto viviente.

Así es exactamente como no queremos acabar.

Manzanas y naranjas: comparemos

Veamos dónde radica la diferencia. ¿Qué separa a los Nuevos Ricos, que se caracterizan por su abanico de opciones, de los aplazadores (A), los que lo guardan para el final para descubrir que la vida les ha dejado de lado?

La causa radica en el origen. Los Nuevos Ricos se distinguen de la masa en sus metas, que reflejan prioridades y filosofías de vida claramente diferenciadas.

Fíjate en cómo sutiles diferencias en la formulación de una frase cambian completamente las acciones necesarias para alcanzar metas que a primera vista parecen iguales. No se escucha sólo a los empresarios. Incluso la primera frase, como te explicaré más adelante, se da entre los empleados.

A: Trabajar para mí mismo.

NR: Que otros trabajen para ti.

A: Trabajar cuando tú quieras.

NR: No trabajar por trabajar, y hacer lo mínimo necesario para obtener resultados máximos («volumen mínimo eficaz»).

A: Jubilarme pronto o joven.

NR: Distribuir períodos de recuperación y aventura (minijubilaciones) periódicamente a lo largo de la vida y admitir que la meta no es la inactividad, sino hacer lo que te ilusiona.

A: Comprar todo lo que quieras tener.

NR: Hacer todo lo que quieras hacer y ser todo lo que quieras ser. Si esto implica adquirir algunas herramientas y artilugios, sea, pero serán siempre medios para conseguir un fin o una bonificación, pero no el objetivo en sí.

A: Ser el jefe en lugar del empleado; estar al mando.

NR: No ser el jefe ni el empleado, sino el dueño. Ser el propietario de los trenes y tener a otro que se ocupe de que salgan a tiempo.

A: Ganar un montón de dinero.

NR: Ganar un montón de dinero por razones específicas y sueños bien definidos que perseguir, plazos para hacerlos realidad y pasos que dar incluidos. ¿Para qué trabajas?

A: Tener más.

NR: Tener más calidad y menos trastos. Tener enormes reservas económicas pero saber que casi todos los deseos materiales son justificaciones para dedicar tiempo a las cosas que realmente no importan, como comprar cosas y prepararte para comprar cosas. ¿Te has pasado dos semanas regateando con el concesionario para conseguir finalmente tu nuevo Infiniti 10.000 dólares más barato? ¡Estupendo! ¿Tu vida tiene sentido? ¿Estás aportando algo útil a este mundo o te limitas a revolver papeles, golpear un teclado y volver a casa para vivir una existencia de embriaguez de fin de semana?

A: Lograr la gran recompensa final, ya sea salir a bolsa, vender, jubilarte u otro cuerno de oro cualquiera.

NR: Pensar a lo grande pero cuidando de que el dinero entre todos los días: liquidez primero, facturar toneladas de golpe después.

A: Libertad para no hacer lo que te disgusta.

NR: Libertad para no hacer lo que te disgusta, pero también libertad y determinación para luchar por tus sueños sin retroceder y trabajar por trabajar (TxT). Después de años de trabajo repetitivo, muchas veces tendrás que excavar hondo hasta encontrar lo que te apasiona, saber cuáles son tus sueños y revivir aficiones que hayas dejado atrofiar hasta casi extinguirse. El objetivo es eliminar lo malo, que sólo sirve para dejar un vacío, para buscar y vivir las mejores experiencias que el mundo puede ofrecer.

Saltar del tren equivocado

«El primer principio es no engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar.»

RICHARD P. FEYNMAN, físico ganador de un Premio Nobel

Basta ya. Se acabó la carrera de los ratoncillos campestres. La búsqueda de dinero a ciegas es una empresa descabellada.

He alquilado aviones privados para volar sobre los Andes; he catado muchos de los mejores vinos del mundo entre descensos por las mejores pistas de esquí y he vivido a cuerpo de rey, tumbado junto a la piscina infinita de una mansión privada.

Aquí va el secreto que rara vez desvelo: todo eso cuesta menos que el alquiler en Estados Unidos. Si puedes liberar tu tiempo y desvincularte de una ubicación, tu dinero valdrá automáticamente entre 3 y 10 veces más.

Esto no tiene nada que ver con los cambios de divisa. Ser rico en términos de dinero poseído y ser capaz de vivir como un millonario son en esencia dos cosas muy distintas.

El dinero se multiplica en valor práctico dependiendo de la cantidad de variables primarias que domines en tu vida: qué haces, cuándo lo haces, dónde lo haces y con quién lo haces. Yo llamo a esto el «multiplicador de libertad».

Según este criterio, el gestor de banca de inversiones que trabaja 80 horas por semana y gana 500.000 dólares al año es menos «poderoso» que el NR empleado por cuenta ajena que trabaja una cuarta parte de esas horas a cambio de 40.000 dólares, pero tiene libertad completa sobre cuándo, dónde y cómo vivir. Los 500.000 del primero quizá valgan menos de 40.000 y los 40.000 del segundo más de 500.000 cuando hacemos números y miramos el tipo de vida que su dinero costea a cada uno. Tener opciones —poder escoger— es el verdadero poder. Este libro trata de cómo ver y crear esas opciones con el menor esfuerzo y coste posible. El resultado es paradójico: puedes ganar dinero —mucho más dinero— haciendo la mitad de lo que haces ahora.

¿Quiénes son los NR?

• El empleado que reorganiza su horario y negocia un acuerdo para trabajar a distancia para lograr el 90% de los resultados en la décima parte del tiempo, lo que le libera para practicar esquí de fondo y hacer viajes en coche con su familia dos semanas al mes.

• La propietaria de negocio que elimina los clientes y proyectos menos rentables, subcontrata todas las tareas y viaja por el mundo en busca de documentos peculiares mientras trabaja a distancia en una web donde expone sus ilustraciones.

• El estudiante que escoge arriesgarlo todo —que es nada— para montar un servicio de alquiler de vídeo por internet que produce 5.000 dólares al mes de beneficios procedentes de un pequeño nicho de aficionados al HDTV, un proyecto menor que le lleva dos horas por semana y que le permite dedicarse a tiempo completo a la defensa de los derechos de los animales.

Las opciones son infinitas, pero todos los caminos empiezan dando el mismo paso: cambiando lo que das por supuesto.

Para unirte al movimiento tendrás que aprender un léxico nuevo y recalibrar la dirección con ayuda de una brújula que te guíe por un mundo fuera de lo corriente. Dar la vuelta a la responsabilidad y echar por la borda el concepto de «éxito», con todo lo que ello implica: las reglas han de cambiar.

Nuevos jugadores para un nuevo juego: global y sin restricciones

TURÍN, ITALIA

«La civilización tenía demasiadas normas para mí, así que me esforcé al máximo por reescribirlas.»

BILL COSBY

Al tiempo que rotaba 360º en el aire, el ruido ensordecedor se transformó en silencio. Dale Begg-Smith ejecutó la voltereta hacia atrás con una perfección absoluta —con los esquís cruzados en equis por encima de su cabeza— y aterrizó en los libros de récords tras deslizarse sobre la línea de meta.

Era el 16 de febrero de 2006 y ya era un magnate esquiador y medalla de oro olímpica en los Juegos de Invierno de Turín. Al contrario que otros atletas a tiempo completo, él nunca tendrá que volver a un trabajo sin futuro tras vivir su momento de gloria, ni recordará este día como la cúspide de la única pasión de su vida. Después de todo, sólo tenía 21 años y conducía un Lamborghini negro.

Nacido canadiense y con un talento, pudiera decirse, de manifestación tardía, Dale encontró su vocación, una empresa de informática en internet, a los 13 años. Por suerte, tenía a su lado un mentor y compañero más experimentado para guiarle: su hermano de 15 años, Jason. La empresa, creada para financiar sus sueños de subirse en lo más alto del podio olímpico, se convertiría, en tan sólo dos años, en la tercera compañía más grande del mundo de su sector.

Mientras los compañeros de equipo de Dale se lanzaban por las laderas practicando fuera de horas, él estaba muchas veces invitando a sake a clientes en Tokio. En un mundo regido por el «trabaja más, no con más cabeza», llegó a un punto en que sus entrenadores pensaron que estaba dedicando demasiado tiempo a sus negocios y demasiado poco a entrenar, a pesar de sus logros.

En lugar de elegir entre su negocio o su sueño, Dale decidió salirse por la tangente en ambas cosas, pasando de una u otra a las dos. No estaba dedicando demasiado tiempo a su negocio; él y su hermano estaban pasando demasiado tiempo con los canadienses.

En 2002 se mudó a la capital mundial del esquí, Australia, que tenía un equipo más pequeño, más flexible y un entrenador que era una leyenda.

Tres años después recibió la ciudadanía, se enfrentó cara a cara a sus antiguos compañeros y se convirtió en el tercer «australianito» de la historia en ganar un oro en las olimpiadas de invierno.

En la tierra de los walabíes y meca del surf, Dale está ahora hasta en los sellos de correos.

Literalmente. Justo al lado de la edición conmemorativa de Elvis Presley, se encuentran sellos con su cara. La fama tiene sus ventajas, igual que mirar más allá de las opciones que te presentan. Siempre puedes salirte por la tangente.

NUEVA CALEDONIA, SUR DEL OCÉANO PACÍFICO

«Cuando dices que vas a conformarte con ser segundo, eso es lo que la vida te da.»

JOHN F. KENNEDY

Hay personas que se pasan la vida convencidas de que, con ganar un poquito más, todos sus problemas se resolverían. Sus metas son objetivos que van variando arbitrariamente: 300.000 en el banco, 1.000.000 en la cartera, 100.000 al año en lugar de 50.000, etc. La meta de Julie era de lo más rudimentario: regresar con la misma cantidad de niños con la que había salido de casa.

Julie echó su asiento hacia atrás y dirigió la mirada al otro lado del pasillo, por encima de su marido, Marc, para contar, como había hecho miles de veces: uno, dos, tres. Hasta el momento, todo bien. En 12 horas estarían todos de vuelta en París, sanos y salvos. Eso siempre y cuando el avión de Nueva Caledonia aguantase, claro.

¿Nueva Caledonia?

Nueva Caledonia, escondida en los trópicos del mar de Coral, fue territorio francés. Allí Julie y Marc acababan de vender el velero con el que habían recorrido 15.000 millas alrededor del mundo. Recuperar la inversión inicial era parte del plan. Dicho y hecho; su viaje de exploradores por el mundo de 15 meses, desde los canales surcados por góndolas de Venecia a las costas tribales de la Polinesia, había costado entre 18.000 y 19.000 dólares. Menos que el alquiler y las baguettes en París.

La mayoría de la gente piensa que esto es imposible. También es verdad que la mayoría no sabe que más de 300 familias se hacen a la vela desde Francia todos los años con las mismas intenciones.

El viaje había sido un sueño durante casi dos décadas, relegado al último puesto al final de una lista de responsabilidades que no paraba de alargarse. Cada minuto surgían más razones para postergarlo.

Un día, Julie se dio cuenta de que, si no lo hacía ya, no lo haría nunca. Las racionalizaciones, legítimas o no, seguirían acumulándose, de forma que cada vez sería más difícil convencerse a sí misma de que la huida era posible.

Un año de preparativos y una prueba de 30 días con su marido, y se hicieron a la mar para llevar a cabo el viaje de su vida. Julie se dio cuenta en cuanto izaron el ancla de que, lejos de ser un motivo para no viajar y correr aventuras, los niños eran quizás el mejor motivo para hacer ambas cosas.

Antes del viaje, sus tres niños pequeños se peleaban como leones por cualquier nimiedad. Mientras se adaptaban a coexistir en un dormitorio flotante, aprendieron a ser pacientes, tanto por ellos mismos como en bien de la cordura de sus padres. Antes del viaje, los libros les llamaban tanto como caminar sobre brasas al rojo vivo.

Ante la alternativa de mirar a una pared en alta mar, los tres aprendieron a amar los libros. Sacarles del colegio durante un año y darles a conocer nuevos ambientes resultó ser la mejor de las inversiones en su educación.

Sentada ahora en el avión, Julie miraba las alas atravesar las nubes, pensando ya en sus planes para el futuro: buscar una casa en las montañas para esquiar todo el año y financiar el descenso de pistas y más viajes con los ingresos producidos por un cursillo de aparejos de vela.

Ahora que lo había hecho una vez, le había entrado el gusanillo.

DISEÑO DEL ESTILO DE VIDA

Ya estaba acostumbrado a conducir a través de la ciudad para recoger a mi hijo de la guardería y deslizarme por autopistas heladas intentando volver al trabajo con él a remolque para acabar mi trabajo. Mi minirretiro nos llevó a ambos a vivir e un internado alternativo en un bosque de Florida con un estanque de agua natural y con mucho sol, lleno de personal y niños con estilos de vida creativos. Es fácil encontrar escuelas alternativas que puedan acoger a tus hijos durante tu estancia. Estas escuelas a menudo son como ciudades muy acogedoras. Incluso puedes trabajar en la escuela donde disfrutarás de un entorno nuevo con tu hijo.

Tim,

Tu libro y blog me ha inspirado para dejar mi trabajo, escribir 2 e-books, hacer paracaidismo, cruzar Sudamérica con una mochila y hospedar una convención anual de los instructores de datos más importantes del mundo (mi primera aventura en el mundo de los negocios, lleva 3 años funcionando). ¿La mejor parte? Aún puedo comprarme una bebida. ¡Muchas gracias, hermano!

ANTHON

La semana laboral de 4 horas

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