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MI HISTORIA Y POR QUÉ NECESITAS ESTE LIBRO

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«Siempre que te descubras en el lado de la mayoría, es hora de detenerse a reflexionar.»

MARK TWAIN

«Todo aquel que no viva por encima de sus posibilidades sufre de falta de imaginación.»

OSCAR WILDE, dramaturgo y novelista irlandés

Las manos me estaban sudando otra vez.

Ahí estaba, con los ojos fijos en el suelo para que no me deslumbrasen los potentes focos del techo. Supuestamente era uno de los mejores del mundo, pero yo no acababa de asimilarlo.

Mi pareja, Alicia, iba pasando el peso del cuerpo de un pie a otro mientras esperábamos en la cola junto a nueve parejas más, todos seleccionados de entre más de 1.000 contrincantes de más de 29 países de cuatro continentes. Era el último día de las semifinales del Campeonato Mundial de Baile de Tango e íbamos a actuar por última vez delante de jueces, cámaras de televisión y una muchedumbre que nos vitoreaba. Las demás parejas llevaban una media de 15 años juntos. Para nosotros, ese momento era la culminación de cinco meses de practicar 6 horas diarias. ¡Nuestro público nos reclamaba!

—¿Cómo estás? —me preguntó, en su español claramente argentino, Alicia, una bailarina con muchas tablas.

—Estupendamente. Genial. Disfrutemos de la música. Olvídate de la gente; como si no estuvieran.

Eso no era del todo verdad. Era difícil siquiera imaginarse a 50.000 espectadores y coordinadores en La Rural, aunque sea el mayor pabellón de exposiciones de Buenos Aires. A través de la densa cortina de humo de cigarrillo, casi no se distinguía a la enorme masa que se removía sinuosamente en las gradas. Por todos lados se veía claramente el suelo, menos el espacio sagrado de 75 cm × 1 metro justo en el centro. Me estiré el traje a rayas mientras jugueteaba con mi pañuelo de seda azul hasta que se hizo evidente que era un manojo de nervios.

—¿Estás nervioso?

—No, no estoy nervioso. Es la emoción. Voy a divertirme y dejar que el resto fluya.

—Número 152: al escenario.

Nuestro acompañante había cumplido con su parte y ahora nos tocaba a nosotros. Le susurré a Alicia una broma nuestra al oído mientras subíamos a la plataforma de madera: «Tranquilo». Soltó una risa y, justo en ese momento, pensé para mí mismo: «¿Qué demonios estaría haciendo ahora mismo si no hubiese dejado mi trabajo en Estados Unidos hace más de un año?».

El pensamiento se desvaneció tan rápido como había surgido cuando el presentador se acercó al altavoz y el público estalló en aplausos al unísono:

—Pareja número 152, ¡¡¡Timothy Ferriss y Alicia Monti, Ciudad de Buenos Aires!!!

Era nuestro momento y yo estaba exultante.

Hoy en día me es difícil responder a la pregunta más básica que se hace en Estados Unidos y gracias a Dios que es así. Si no lo fuese, no estarías leyendo ahora mismo este libro.

—Bueno, ¿y a qué te dedicas?

Suponiendo que pudieras encontrarme (difícil), y dependiendo de cuándo me lo preguntaras (preferiría que no lo hicieras) podría estar corriendo en moto por Europa, buceando en una isla privada en Panamá, descansando debajo de una palmera entre clases de kickboxing en Tailandia o bailando tango en Buenos Aires. Lo mejor de todo es que no soy multimillonario ni me hace especial ilusión serlo.

Nunca me ha gustado responder a estas preguntas de cóctel porque son el reflejo de una epidemia que me alcanzó también a mí durante mucho tiempo: identificar qué haces con quién eres.

Si alguien me pregunta ahora qué hago con la sincera intención de saberlo, explico los misteriosos medios que sustentan mi forma de vida en muy pocas palabras. Soy camello.

Con eso normalmente se acaba la conversación. Además, sólo es verdad a medias. Tardaría demasiado en contar la verdad completa. ¿Cómo explicar que lo que hago con mi tiempo y lo que hago para ganar dinero son dos cosas completamente distintas? ¿Que trabajo menos de cuatro horas por semana y gano más al mes de lo que antes ganaba en un año?

Por primera vez, te voy a contar mi verdadera historia. Trata de una discreta subcultura de personas llamadas «Nuevos Ricos».

¿Qué hace un millonario residente en un iglú que el residente de un cubículo de oficina no hace? Regirse por una serie de reglas poco comunes.

¿Cómo consigue alguien que ha trabajado siempre para una empresa tecnológica escaparse para recorrer el mundo durante un mes sin que su jefe se dé cuenta? Se sirve de la tecnología para borrar sus huellas.

El dinero ya no se lleva. Los Nuevos Ricos (NR) dejan de aplazar su vida para crear formas de vida lujosas en el presente, sirviéndose de las divisas del Nuevo Rico: tiempo y movilidad. Esto es a la vez un arte y una ciencia que denominaremos diseño de vida (DV).

He pasado los últimos tres años viajando con quienes viven en mundos que actualmente no podemos imaginar. Deja de odiar la realidad. Yo te enseñaré a someterla a tu voluntad. Es más fácil de lo que parece.

Mi recorrido desde oficinista que pasaba media vida en el trabajo por cuatro duros a miembro de los NR es al mismo tiempo novelesco en muchos sentidos y —ahora que he descifrado el código— fácil de duplicar. Existe una receta.

La vida no tiene que ser tan dura. De verdad que no. La mayoría de la gente, mi yo pasado incluido, se ha dedicado durante demasiado tiempo a convencerse de que la vida tiene que ser difícil, resignados a pasar día tras día en una cárcel laboral mortalmente aburrida a cambio de fines de semana (a veces) relajantes y ocasionales días de vacaciones (pocas, no sea que te despidan).

La verdad, al menos la verdad que yo vivo y que voy a contar en este libro, es muy distinta. Aprovechar a tu favor las diferencias entre divisas, subcontratar tu vida o desaparecer. Voy a mostrarte cómo un pequeño grupo clandestino utiliza la prestidigitación económica para hacer lo que la mayoría considera imposible.

Si has cogido este libro, es muy probable que no quieras estar sentado delante de un ordenador hasta cumplir los 62. Tu sueño puede ser dejar de depender de un sueldo, hacer realidad tu fantasía de viajar, vagabundear por ahí mucho tiempo, batir récords mundiales o simplemente dar un giro de 180º a tu trayectoria profesional. Sea cual sea, este libro te ofrece todas las herramientas que necesitarás para hacerlo realidad aquí y ahora, en lugar de cuando llegue esa, a menudo, difícil de conseguir «jubilación». Existe una manera de obtener la recompensa a una vida de esforzado trabajo sin esperar hasta el final. ¿Cómo? Todo parte de una sencilla distinción que se le escapa a la mayoría, incluso a mí mismo durante 25 años.

La gente no quiere ser millonaria; lo que quiere es experimentar lo que cree que sólo los millones pueden proporcionarles. Los chalés junto a estaciones de esquí, los mayordomos y los viajes a destinos exóticos suelen estar solicitados. ¿Quizás untarte manteca de cacao en la barriga tumbado en una hamaca mientras escuchas las olas chocar rítmicamente contra la cubierta de tu bungalow de techo de paja? Suena bien.

La fantasía no es tener un millón de dólares en el banco. La fantasía es la vida de completa libertad que supuestamente comporta ese millón. La cuestión es: ¿cómo conseguir esa vida de millonario, de completa libertad, sin tener primero el millón de dólares?

En los últimos cinco años he dado respuesta a esa pregunta para mí, y este libro te la responderá a ti. Te enseñaré cómo he separado ingresos de tiempo para crear el estilo de vida ideal para mí, viajando por el mundo y disfrutando de lo mejor que este planeta puede ofrecer. ¿Cómo diablos pasé de trabajar 14 horas al día y ganar 40.000 dólares al año a hacer semanas de 4 horas y ganar 40.000 al mes?

Se entiende mejor si sabes dónde empezó todo. Por extraño que parezca, fue en una clase de futuros gestores bancarios de inversiones.

En 2002, Ed Zschau, mentor entre los mentores y antiguo profesor mío de Habilitación con Tecnología Punta en la Universidad de Princeton, me invitó a regresar para hablar a la misma clase sobre mis aventuras empresariales en el mundo real. Me quedé perplejo. Decamillonarios habían dado charlas a esos mismos alumnos y, aunque había montado una empresa de suplementos alimenticios para deportistas muy rentable, yo marchaba al son de una música bien distinta.

Sin embargo, durante los días que siguieron me di cuenta de que lo que a todo el mundo le interesaba era cómo levantar empresas grandes y exitosas, venderlas y luego pegarse la gran vida. Nada que objetar. La pregunta que nadie parecía hacer o responder era: ¿por qué hacer todo eso? ¿Cuál es el cuerno de oro que justifica pasar los mejores años de tu vida esperando a ser feliz cuando ya te quede poco para el final?

Las ponencias que terminé redactando, tituladas «Cómo ser camello para ganar dinero pasándotelo bien» partían de una premisa muy sencilla: replantearse los supuestos en los que se basa la ecuación vida-trabajo.

• ¿Cómo cambiarían tus decisiones si no existiese la jubilación?

• ¿Qué pasaría si pudieras probar cómo se siente esa recompensa por aplazar tu vida antes de trabajar 40 años para conseguirla mediante una minijubilación?

• ¿Realmente es necesario trabajar como un esclavo para vivir como un millonario?

Ni me imaginaba dónde me llevarían estas preguntas.

¿La inusual conclusión? Las reglas de sentido común del «mundo real» son una frágil colección de ilusiones reforzadas por la sociedad. Este libro te enseñará a detectar y a aprovechar las opciones que otros no ven.

¿Por qué este libro es diferente?

Primero, no voy a detenerme mucho en el problema. Voy a dar por sentado que estás hambriento de tiempo, que un temor sigiloso se apodera lentamente de ti o —aún peor— que llevas una existencia cómoda y tolerable haciendo algo que no te llena. Lo último es lo más habitual y lo más insidioso.

Segundo, este libro no trata de cómo ahorrar, y no voy a recomendarte que abandones tu copa de vino tinto diaria a cambio de un millón de dólares dentro de 50 años. Prefiero beberme el vino. No voy a pedirte que elijas entre pasarlo bien hoy y tener dinero en el futuro. Creo que se pueden tener las dos cosas. El objetivo es divertirse y ganar dinero.

Tercero, este libro no va de cómo encontrar el «trabajo de tus sueños». Voy a partir de que, para la mayoría, entre seis y siete mil millones, el trabajo perfecto es el que se tarda menos tiempo en acabar.

La amplia mayoría no encontrará nunca un trabajo que sea una fuente inagotable de realización personal, así que ése no es nuestro objetivo; es liberar tiempo y automatizar nuestros ingresos.

Empiezo todas las clases explicando la importancia fundamental de saber «llegar a tratos». El abecé del buen negociador es simple: la realidad es negociable. Aparte de las reglas que rigen la ciencia y el derecho, todas las normas pueden plegarse o romperse, sin que haya que faltar a la ética.

Así, el DEAL norteamericano (el trato) forma las siglas del proceso de convertirse en miembro de los Nuevos Ricos. Son pasos y estrategias capaces de producir resultados increíbles, tanto si trabajas por cuenta ajena como si eres emprendedor. ¿Se puede hacer todo lo que yo he hecho teniendo un jefe? No. ¿Puedes usar esos mismos principios para doblar tus ingresos, reducir las horas que trabajas a la mitad o, por lo menos, doblar lo que duran normalmente tus vacaciones? Sin lugar a dudas.

Aquí tienes el proceso que necesitas para reinventarte paso a paso:

D de Definición, para darle la vuelta al erróneo sentido común e introducir las reglas y objetivos de otro juego. Aquí se erradican supuestos frustrantes y se explican conceptos como riqueza relativa y eustrés.1 ¿Quiénes son los NR y cómo operan? Este apartado explica la receta general del diseño de vida —los fundamentos— antes de añadir los ingredientes.

E de Eliminación, para cargarte de una vez por todas la obsoleta noción de administración del tiempo. Se te muestra exactamente cómo usé las palabras de un economista italiano, a menudo olvidado, para transformar días de trabajo de 12 horas en jornadas de dos horas... en 48 horas. Multiplica tus resultados por hora por diez o más con técnicas de NR contrarias al sentido común, destinadas a cultivar la ignorancia selectiva, abrazar la dieta hipoinformativa y hacer caso omiso de lo accesorio. De este apartado se extrae el primero de los ingredientes del diseño de una vida de lujo: el tiempo.

A de Automatización, para poner la entrada de efectivo en piloto automático con ayuda del arbitraje geográfico, la externalización y de normas de no decisión. Desde cómo precisar el blanco a las costumbres de los NR megaexitosos: todo está aquí. En este apartado aparece el segundo ingrediente necesario para diseñar una vida de lujo: los ingresos.

L de Liberación es el manifiesto promovilidad para aquellos cuyo país es el mundo. Se presenta el concepto de las minijubilaciones, así como los medios para dirigir a distancia sin fallo alguno y escapar del jefe. Liberarse no es viajar a lo cutre, sino derribar para siempre los muros que te confinan a una única ubicación. En este apartado entra en escena el último ingrediente del diseño de una vida de lujo: la movilidad.

Quisiera apuntar aquí que a la mayoría de los jefes no les hace mucha ilusión que te pases una hora al día en la oficina, por lo que los trabajadores a sueldo deberán leer los pasos indicados por las siglas DEAL en el orden pensado para el emprendedor, pero llevarlos a la práctica en otro orden: DELA. Si decides seguir en tu trabajo actual, tendrás que conseguir liberarte de una ubicación fija antes de reducir tus horas en un 80%. Aunque no te hayas planteado nunca convertirte en emprendedor en el sentido moderno de la palabra, el proceso DEAL te convertirá en emprendedor en el sentido más puro del término, tal como fue acuñado en 1800 por el economista francés J. B. Say: alguien que traslada recursos económicos desde un ámbito donde producen menos a otro donde rindan más.

Para terminar, quiero decir que muchas de las cosas que recomiendo te parecerán imposibles y hasta contrarias al sentido común más elemental. Soy totalmente consciente. Decídete a probar estas ideas como un ejercicio de pensamiento lateral. Si lo intentas, verás lo profunda que es la madriguera del conejo, y nunca mirarás atrás.

Respira hondo y déjame mostrarte mi mundo. Y recuerda: tranquilo. Es hora de divertirse y dejar que el resto fluya.

TIM FERRISS

Tokio, Japón

29 de septiembre de 2006

La semana laboral de 4 horas

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