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Nicholas

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Llegaron a su destino en cuestión de minutos. El carruaje era veloz, se manejaba como un Ferrari; suave y sin el molesto sonido del ronroneo de los motores. Durante el trayecto, Kate esperaba ansiosamente a que su compañero empezara la explicación que le había prometido. Por la cara de este, él estaba ordenando sus pensamientos.

-No es fácil explicar tantas cosas en tan poco tiempo, pero intentaré ser lo más sucinto posible. Esto puede parecer como su Londres de 1900, pero tecnológicamente estamos unos buenos 150 años más avanzados que en su mundo, Miss Magnus.

-Bueno, eso fue muy sucinto -comentó sarcásticamente, dándole una mirada seca-. Tengo una pregunta -continuó- si son tan avanzados ¿Por qué la fachada? -preguntó con un gesto vago a su alrededor.

-No es ninguna fachada. Esta fue la progresión natural que tomó nuestra cultura lo cual en parte ocasionó la separación. Hace siete décadas, cuando llegamos a un equivalente aproximado de los 60 en su mundo, nos dimos cuenta que los manierismos, costumbres y ropa de la época de principios de siglo funcionaban mejor para nuestra sociedad, con algunos cambios significativos, como el derecho de las mujeres, el amor libre y la igualdad. Decidimos que esta no era ninguna moda y adaptamos nuestras tecnologías y edificaciones a este tipo de vida, todo el continente lo hizo -explicó.

-¿El continente y no el mundo? -preguntó curiosa, le daba una mala espina ese detalle.

-Eh… -Chris estaba a punto de responder cuándo el transporte se detuvo y la puerta de abrió, permitiendo a Chris salir, ella notó algo de alivio en su rostro, pero decidió no presionar el asunto en ese momento. Él esperó en el umbral, con una mano extendida para asistir a Kate en su bajada del carruaje. La caballerosidad era algo a lo que Kate se podía acostumbrar, aunque en ese momento le parecía tan alienígena como el hombre a su lado.

La entrada de la casa de Nicholas Marlowe no era muy diferente a la de Carter. El color era de una combinación entre marrón y crema, creando un color chocolate claro muy elegante. Tenía los mismos escalones que daban a una gran puerta de madera con detalles muy hermosos.

Kate, con su brazo en el de Christopher, caminó un poco insegura hacia la casa de Nicholas. Este sintió que ella andaba perturbada y le dio una palmada suave y reaseguradora en su mano, ella lo miró y él le ofreció una sonrisa cálida, la cual calmó un poco los sentimientos negativos de la científica.

Christopher tocó suavemente la puerta y en instantes se abrió, revelando a un pequeño robot, parecido a Fred. La única diferencia notable para Kate era el color de sus ojos: rojos.

-Sir Carter, Miss, buenas noches. Pasen, Sir Marlowe los espera en el salón -dijo el pequeño con una voz casi humana, con un leve toque electrónico, mecánico.

Mientras el robot los dirigía al salón, Kate se acercó a Carter, arrastrándolo un poco a su altura para poder susurrarle al oído.

-¿Cómo sabía que veníamos? -preguntó en un susurro, mirando de reojo al androide un poco desconfiada.

-Tiene cámaras de seguridad en la puerta, Miss Magnus, Alfred recibe la señal de vídeo y se lo muestra -respondió en voz baja, inclinándose para que la mujer pudiese escucharlo, pero al estar cerca del salón se enderezó una vez más.

Una vez en el salón de estar, el pequeño robot se despidió con una inclinación de cabeza y se fue.

En aquella pequeña habitación estaba sentado un hombre alto, blanco, de contextura delgada, pero con figura definida, ojos de color miel, apenas cubiertos con unos lentes de montura fina y castaño, y el pelo un poco largo hasta los hombros, un poco ondulado que le caía en la frente. Usaba unos pantalones de vestir marrones y una camisa larga color crema y, por encima, un chaleco chocolate, con un Ascot vino tinto.

El hombre se levantó y le dio un abrazo rápido a Chris, saludándolo con mucho entusiasmo. Al ver a Kate, este simplemente sonrió y tomando delicadamente su mano derecha, besó levemente el dorso de ésta.

-Miss, un placer, mi nombre es Nicholas Marlowe, pero puede llamarme Nick -se presentó amablemente.

-Un placer, Mr. Marlowe, mi nombre es Kate Magnus -respondió un poco apenada por el acto de caballerosidad.

Al escuchar el nombre de la amiga de Chris, Nick lanzó una mirada furtiva a Carter, el cual respondió con un rápido y sutil asentir de su cabeza.

-Ah, esa Kate -interrumpió el hombre- Johnny nos hablaba mucho de usted, Miss Magnus -comentó con una sonrisa.

-Mr. Marlowe, como podrá adivinar, esta no es una visita social.

-Dígame Nick, por favor. En cuanto a eso, si usted está aquí, Johnny debe estar en serios problemas. Vamos a sentarnos para que me cuenten -indicó con una mano los muebles detrás de él.

El trío se sentó en los muebles de Nicholas. Tenía un sofá espacioso y muy cómodo en el centro de la sala, otros dos sillones individuales a cada extremo del sofá y en el centro una mesa para el café, moderadamente grande y cómoda. A diferencia de la casa de Carter, Kate notó que el estilo de Marlowe era mucho más simple, pero con una elegancia que destacaba su belleza. Los muebles y la decoración todavía gritaban siglo XX, pero parecía más la residencia de una persona de clase media que la de la realeza.

El pequeño androide sirvió unas bebidas en copas ligeramente aflautadas de tamaño medio y pie corto, llenas de un líquido claro, Jerez. Además, sirvió una bandeja de madera con distintos tipos de quesos. Con una pequeña inclinación de cabeza, se fue.

-Alfred se parece cada vez más a Fred, Nick -comentó Cárter, tomando un sorbo de la bebida.

-Bueno, son hermanos prácticamente, Chris -respondió. Se dirigió a Kate al ver su cara de confusión-. Por hermanos me refiero a que fueron producidos y ensamblados al mismo tiempo, Miss Magnus -explicó pacientemente, pero sin ningún rastro de ironía o burla.

-Ah, entiendo -sonrió un poco apenada, odiaba sentirse fuera de lugar.

-La razón por la cual estamos aquí, Nick, es porque Sir Rook ha desaparecido en este mundo -explicó Carter, queriendo ir al punto de su visita de una vez.

-¿Cómo? Me refiero, él tiene el cristal. Si necesitaba viajar el cristal le aseguraría llegar al último punto desde donde viajó -teorizó el hombre con el ceño fruncido.

-¿Este cristal? -preguntó Kate mientras sacaba el objeto de un bolsillo que estaba en el frente de su vestido.

-Oh…ya veo. Ok, entonces Johnny puede estar en cualquier lugar. Genial.

-Sí, esa es parte de la razón por la cual te visitamos. Necesitamos el mapa -solicitó Carter.

-Ah, y yo aquí pensando que me extrañabas, Chris -comentó sarcásticamente.

-Vamos, Nick, deja de bromear -dijo su amigo poniendo los ojos en blanco.

-Bueno, a ver -se detuvo a pensar por unos momentos-. Siento decirlo, pero el mapa está en mi trabajo. Tendremos que ir mañana a primera hora.

-Justo lo que faltaba -suspiró Carter, colgando la cabeza por un momento.

-Lo siento, Chris, pero hace años que no las necesitábamos -se disculpó Nicholas encogiendo se hombros.

-Disculpen -interrumpió Kate- pero, eh ¿qué mapa? -preguntó confundida.

-¿Mi amigo no le ha explicado? -Al ver la negación de Kate, Nick miró desaprobatoriamente a Chris antes de proseguir-. El mapa del continente está configurado para detectar el material del que está hecho el espejo. Por alguna razón muestran cuatro puntos prominentes, descartando el que está en casa de Chris, pero no tenemos la tecnología para crear espejos.

Después de estar un tiempo pensativa, Magnus intervino.

-Podrían estar tratando de crear espejos. A menos que el material fuese muy común o usado para otras cosas.

-No -respondió esta vez Chris-. Es un metal que no es natural de Terra. Los únicos rastros de él se encontraron cuando se visitó la luna en el primer viaje. Es un metal muy ligero y un buen conductor, se le conoce por Niquidrum, pero no tenemos suficiente para usarlo de manera industrial.

-¿No es poco raro que este metal se encuentre en la luna, pero no en la Tierra?

Ambos negaron con la cabeza, pero fue Chris el que respondió.

-Hace milenios, antes de la aparición de los humanos, una lluvia de meteoritos chocó contra la Tierra y la luna. Los que llegaron a la Tierra se disolvieron a causa de la capa protectora natural de la misma, pero la luna no tuvo la misma suerte. El meteorito más grande de la lluvia cayó sobre la superficie y el material quedó integrado con el suelo.

-Y ¿saben de donde proviene este material originalmente?

-Hasta ahora no hemos encontrado indicios y al parecer en su mundo no existe o su tecnología no lo ha descubierto. De igual manera, esto sucedió hace mucho tiempo y la exploración espacial no se ha preocupado por esto, además que ninguno de nosotros tiene influencia necesaria para conseguir información de CASE, eh “Continental Aeronautics and Space Exploration”, algo así como su NASA.

Kate asintió mientras procesaba todo. Pero antes de poder discutir más el asunto, Nick empezó a hablar.

-Miren, es muy tarde para que regresen a su casa, tengo varios cuartos vacíos que pueden usar y me encantaría escuchar la historia de cómo vino a parar a este mundo, Miss -dijo este último mirando a Kate.

Kate le explicó lo que pudo de su trabajo y su rol con el profesor Rook. Qué había hecho al llegar a Firefly hace unas pocas horas, cómo había encontrado la oficina de John y el cristal. Al final del relato, ambos hombres estaban un poco nerviosos.

-¿Qué pasa? ¿Carter?

-No me había contado del estado de la oficina, Miss Magnus -mencionó en tono preocupado.

-Digamos que no te creía en ese momento -respondió Kate con vergüenza.

-Entiendo, pero esto cambia un poco la situación.

-¿Por qué?

-Verá -intervino Nicholas-, en uno de nuestros viajes a través del portal nos encontramos a unos hombres. Salieron del espejo antes que nosotros y decidimos escondernos hasta saber quiénes eran. Hasta ese momento no sabíamos que la red estaba en uso.

-Eran dos hombres -intervino Chris - con trajes de nuestro mundo dejando a un tercero el cual estaba atado de manos con una de sus esposas. Lo dejaron tirado en el piso como si fuese una bolsa de papas y se regresaron.

-Espera, ¿entraron a Firefly?

-No, como le dijimos, hay varios espejos. Dos en su mundo, hasta donde sabemos. Usualmente usábamos uno que está a las afueras de su pueblo ya que no quería que usted se enterara. El que tiene Sir Rook en su oficina lo usaba para venir aquí, dado que siempre parecía estar encerrado en ese lugar.

-Así es Rook… ¿Descubrieron quién era el hombre?

-No. Para el tiempo en que los otros dos se fueron y fue seguro para nosotros salir, el hombre ya se había ido, corriendo, debo añadir -respondió Carter.

-¿A esos hombres se los volvieron a encontrar después de eso?

-No.

-Sí.

Respondieron ambos hombres al unísono, inmediatamente se miraron en confusión.

-Nick ¿cómo que sí? -preguntó el hombre sorprendido.

-Chris… ¿Josh no te contó? -preguntó su amigo confundido.

-¿Contarme qué? -inquirió Carter un poco herido al haber sido dejado fuera de los eventos.

-Josh y Johnny no podían dejar el asunto quieto. Querían saber si esos hombres venían de nuestro mundo o de otro. Estaban muy emocionados por saber a donde más podría llevarlos el espejo. Después de un tiempo, encontraron información de una organización que viajaba constantemente a través del Quantum. No me preguntes como, pero lo hicieron. Algo pasó, ya que después de un tiempo decidieron dejar las cosas así y unos meses después, Josh murió y… -dejó el comentario en el aire, encogiéndose de los hombros tristemente.

La mandíbula de Chris estaba apretada de ira, respiró profundamente antes de hablar.

-Nicholas ¿Por qué nunca me dijiste nada de esto? Merecía saberlo -demandó en un tono severo.

-Yo sé, Chris. La única razón por la cual yo sabía de esto, fue porque los escuché hablando un día. Me hicieron prometer no decirte nada, no iba a romper esa promesa.

-¿Creen ustedes que Joshua Rook haya dejado alguna información acerca de esa organización en algún lugar? -preguntó Kate.

Ambos la miraron perplejos.

-No estoy seguro -respondió Chris -¿Por qué, Miss Magnus?

-Estoy segura que quien haya decidido ir tras John pertenecía a esa organización. Ustedes no vieron lo desordenado que estaba la oficina, recuerden que este era un hombre que era un obsesionado por la limpieza y parecía que un tornado hubiese pasado por allí -explicó tranquilamente la mujer.

-Todos los papeles y pertenencias de Sir Joshua están en mi casa, Miss Magnus. Podemos revisarlas mañana después de venir del Centro.

Todos estuvieron de acuerdo con el plan. Viendo la hora decidieron que lo mejor era descansar, algo que no sería fácil para Kate. No podía evitar pensar que Rook estaba en un gran peligro y tenía que ir a rescatarlo, pero hasta no saber dónde estaba ni dónde empezar a buscarlo, no había nada que pudiese hacer.

La casa de Nicholas era de dos pisos, un poco más pequeña que la de Chris y mucho menos adornada. Tenía uno o dos cuadros colgando de las paredes y en la pared lateral a las escaleras, había una sucesión de fotos, más que todo de los cuatro hombres que ella había visto en casa de Chris y algunas fotos familiares enmarcadas que se movían en una secuencia repetitiva y con una sonrisa Kate se dio cuenta que era un video, de una pareja con el que ella suponía que era Nicholas cuando era muy pequeño con una sonrisa muy grande, y luego otra pareja, que lo acompañaba mientras el niño (que ya no sonreía tanto) crecía. Al parecer algo les había pasado a los padres del hombre.

Había tres cuartos aparte del de Nicholas, el final de la escalera daba comienzo a un pasillo a su derecha, largo y bien iluminado donde las grandes puertas de madera se intercalaban entre las paredes del pasillo.

El cuarto asignado a Kate Magnus quedaba frente al de Christopher, tenía una cama tamaño matrimonial con dos almohadas, una en cada lado, cubiertas por una manta de lana, suave y cómoda, de color crema con empastados sutiles de flores. Las paredes estaban pintadas de un color arena claro, con un marco de madera de medio metro, que salía desde el piso. Había un closet de roble donde estaba un solo vestido azul pardo, con un corte parecido al que llevaba puesto, algo le decía a Kate que Christopher tenía algo que ver con eso. Al lado de dicho closet, había una puerta que llevaba a un baño; tenía una bañera y un lavabo, con un espejo encima. Todo era de mármol, con terminaciones coloniales. La bañera tenía varios chorros a presión y ocupaba casi la mitad del cuarto. Kate decidió que después de un día como hoy, podía satisfacer uno de sus pequeños placeres; un buen y largo baño. Normalmente, lo ideal sería tener un buen libro, velas y un vino suave. Por desgracia, estando en casa ajena y en otro mundo, era muy difícil.

Después de unos buenos 20 minutos, salió de la bañera, se puso una toalla alrededor de su esbelto cuerpo, dejando que su cabellera se secara con el ambiente. Encontró una especie de bata de tela, blanca, de mangas cortas y con un pequeño corte en V, que dejaba mucho, sino todo, a la imaginación.

El peso de todos los acontecimientos cayó sobre ella apenas su cabeza tocó la almohada y en segundos, estaba dormida. Su último pensamiento consciente fue de John y extrañamente de Carter.

Por el espejo

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