Читать книгу CONQUISTE SU BIENESTAR PERSONAL: Antes, durante y después del Covid 19 - ADELA MEIKLER - Страница 9

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Capítulo 1.

De qué nos vamos a ocupar juntos

1.a. ¿Perseguir hoy el bienestar personal es una humorada?

Convengamos, la alusión al bienestar personal aparece en la conversación como un invitado permanente, nos refiramos antes, durante o después del Covid-19.

Tomemos como ejemplo un saludo corriente. Dos personas se cruzan, incluso guardando la distancia social que hemos aprendido:

-Hola, qué tal, cómo estás?, dice el interlocutor.

-Bien!, le responde el aludido.

La respuesta en realidad se emite, muchas veces, en forma automática, como la repetición de una fórmula establecida y aceptada socialmente.

Seguramente el percibir el propio estado, el sentir ese bien-estar, estar bien, podría encontrarse bien lejos de quien saluda. No obstante, ante la misma pregunta, es posible emitir otra respuesta reconocida:

-¿Te digo “estoy bien” o te cuento?...

El sentido sería algo como “te recito la fórmula o me quito el antifaz”. Esta última expresión verbal ya responde a otro tipo de vínculo establecido entre esas personas; muestra un mayor grado de cercanía emocional entre ellas.

Un tipo de comunicación así lo delata; hay claro interés por contar o dar a entender la falta de bienestar.

Así podríamos continuar prolongadamente el análisis semántico, el significado de la expresión bienestar personal que, por ahora, conviene pospongamos para más adelante.

Estimado lector, en otros términos y para ambos, ¿Qué implicaría estar bien? La palabra bienestar proviene del latín bene y del latín stare. Quizás impresione como obvio el curiosear acerca de este estado personal, en apariencia por demás simple de entender y describir.

Ahora, un momento, cuando decimos bienestar personal nos referiremos a lo mismo Ud. y yo.

¿Será así…?

Manifestar la mejor voluntad de comprendernos y al mismo tiempo reconocer ruidos en la comunicación, como hablando por un teléfono roto sería lo corriente. Entonces ¿Imagina cuánto tiempo implicaría indagar con cada quien de los lectores su personal estar bien, gozar de bienestar?

Le propongo compartir algunos dichos extraídos de una acotada encuesta de opinión sobre el tema, llevada a cabo por nuestro equipo, en Buenos Aires.

La pregunta efectuada fue

-De qué depende su bienestar personal?

El interrogante intenta conectar al encuestado con su propia concepción del bienestar personal, su situación, para luego emitir una respuesta. Ya examinaremos, a su tiempo, cómo bienestar y felicidad comparten un sinnúmero de características.

He aquí un grupo de respuestas obtenidas en la encuesta:

“Mi bienestar es hoy fruto de estar atento a las noticias y saber que, cada día más, podemos alejarnos- definitivamente-de las amarguras de nuestras vidas, de las de nuestras familias y coetáneos.”

“Mi bienestar depende, sobre todo, de cómo me encuentro con la salud y en el trabajo. Problemas en el trabajo, grandes cambios, no me hacen sentir bien.” Otro:

“Hay un antiguo dicho sobre el tema, hace falta salud, dinero y amor. Ahí aparece el bienestar.” Siguiente:

“Me parece egoísta pensar, centrarse en ser feliz uno mismo cuando vivimos en un mundo convulsionado, plagado de desigualdades y peligros.”

Siguiente:

“Una vez al año preparaba mis vacaciones con amigos.

Me da mucho placer el hacerlo y no sólo durante las vacaciones sino todo el año, cuando lo recuerdo me hace sentir bien, feliz. Espero hacerlo pronto.” Y finalmente:

“Siento bienestar, felicidad, cuando veo a mi familia crecer, disfrutar, estar alrededor de una mesa, compartiendo, estando juntos. Ahí estoy seguro que todo el esfuerzo que hago día a día vale la pena.”

“Mi bienestar se relaciona con mi estado de ánimo y el estado de ánimo está según cómo ando con mi pareja. Estamos pasando por una crisis.”

“Hago muchas cosas para conseguir el bienestar personal, yoga, meditación, bailo. Noto que el tema del bienestar no es fácil. A veces paro y me pregunto ¿Esto es estar bien?”

Esta es una muestra pequeña aunque lo suficientemente representativa de muchas, una multiplicidad de respuestas.

Esta diversidad observada es natural.

“Porque el bien y la felicidad paréceme que con razón la juzgan, según el modo de vivir de cada uno”

¡Por demás gráfica la idea en el recuadro, por demás actual! Fue escrita por Aristóteles en… ¡el siglo IV antes de Cristo!

Sin duda han cambiado los escenarios, las historias, los actores en el mundo, las circunstancias, aunque, según apreciamos, existen marcas indelebles en la humanidad, a través del tiempo y las distancias.

El modo de vivir es propio de cada uno, en cualquier época, circunstancias y lugar, acordamos con el autor. De esa modalidad personal derivan las características y el alcance atribuible a nuestro buen vivir. Permítame incluir un recuerdo personalísimo; una anécdota ilustrativa al respecto.

Recuerdo a mi madre amasando en nuestra modestísima cocina de madera, en la antigua casa tipo chorizo donde transcurríamos el día a día. De la magia de esas ingeniosas manos, de la tabla de amasar y el palote brotaban pronto infinidad de ingeniosas facturas, personales de mamá.

Más de una vez, siendo una niña, le preguntaba por la receta:

-Cuánto lleva de harina, de agua, cuánto se pone?

Y ella respondía, mientras seguía amasando:

-Un poco y un poco…

-Y cómo se sabe cuánto es el poco- decía yo extrañada.

Mamá no se hacía esperar:

-El poco es lo que te tome de harina, de agua y vaya absorbiendo la masa.

La explicación me resultaba algo complicada; sólo con el tiempo percibí toda la sabiduría que encerraba.

Mi mano, lector, se parece a la tuya, somos humanos, no obstante son manos bien distintas. Su tamaño, color, vigor, entusiasmo, revelan tu individualidad. Cuánto más fácil pensaba yo será elaborar facturas mirando la receta: veinte gramos de levadura, cuatrocientos gramos de harina y así con todos los ingredientes! Me ahorraba complicaciones.

El tiempo, los ensayos de amasado demostraron que, por cierto, la receta es una buena guía; generada para esa función. Pronto aprendí a valorar cuánto se adquiere de conocimiento y experiencia en el proceso creativo personal, durante las así llamadas amasadas.

Aparecía el ensayo, el intento, la consulta y ese experimentar con alegría el descubrimiento de nuevas facturas, con sabores propios.

Después devenía el compartir, la degustación generosa con amigos, colaboradores, la escucha atenta a sus recomendaciones y mucho más.

Como Ud. acaso captó ya, este modelo trascendió el ámbito culinario de mi existencia conteniendo muchas de las claves de mi vida personal y profesional.

Por eso me atrevo; le propongo ya una experiencia nueva, una aventura entre ambos: transitar las páginas siguientes dialogando, deambulando, caminando.

Durante la caminata discurriremos acerca del ansiado bienestar personal y la posibilidad de construirlo.

Contribuiremos con ideas y experiencias, un marco teórico y la práctica, en una puesta en común y, sobre todo, facilitando la aplicación diaria con una metodología especial, a medida. Así el tema es el de nuestro encuentro, del acercamiento entre cosmovisiones diferentes.

Es éste un punto a atender por el filósofo práctico –quien aplica la Filosofía- y, a la vez, la necesidad de convertirlo en un concepto compartido con quién nos consulta.

De ese modo podrá comprobar Ud. mismo la adquisición de herramientas nuevas, de probada eficacia; todas al servicio del apetecido bienestar personal y de nuestro irradiar ese bienestar en los diversos ámbitos grupales a los que pertenecemos.

Ansío entonces conformemos un equipo; los dos, concentrados en la nueva caminata- del modo que convenga - y los resultados de la misma.

Intuyo la primera reacción frente a estas palabras y la manifestación sincera de algún escepticismo ante ellas. Todo ha cambiado mucho, especialmente en esta época, ¿Proponernos el bienestar personal duradero no sería como gastar una humorada de mal gusto?

De acuerdo, sin duda es ésta LA pregunta a responder y responderse. ¿Será factible subrayar hoy día lo duradero del bienestar? Vivir momentos de bienestar, cuya perdurabilidad es parecida a la de un chupetín en la boca de un niño, es cosa de todos los días, para cualquiera de nosotros…

Sospecho su inquietud: entonces, existen posibilidades de conducir una empresa, trabajar, ser padre, hijo, y acceder al bienestar personal en este siglo XXI?

Es momento de iniciar el primer análisis.

Antes de contabilizar la magnitud de los tormentosos tiempos en tránsito, vientos fuertes, huracanes, veamos que no son nuevos en la historia del hombre:

“Venimos al mundo llorando.(…).

Al nacer lloramos por haber venido

a este gran teatro de locos”.1

Muy de estos tiempos, por cierto. Lo dice el Rey Lear, una de las criaturas de Shakespeare, allá por el año 1605…

Dada la distancia de siglos entre los dichos del monarca y nuestro convulsionado siglo XXI podríamos inferir que no siempre “el pasado fue mejor”, según se aprecia.

Más cercano, hace unos años, irrumpió en el mercado una película cuyo éxito de taquilla fue llamativo y ella no mostraba precisamente una comedia, un divertimento, un pasatiempo. Se trataba de American Beauty, Belleza Americana.

En el filme se exponía la vida cotidiana de una “familia tipo” americana retratando las formas y usos elegidos para esconder las angustias, miedos, soledad, el desastre psicológico de cada uno de los personajes.

Desfilaban por la galería de protagonistas padre, madre, hija, su noviecito, los vecinos, cada quien a través de un drama típico de nuestro tiempo: el sentirse como en el infierno, en un matrimonio que el hombre veía como una farsa.

Se mostraba en el film la ausencia de un modelo de identificación válido para los hijos.

Sumergidos en la droga y la violencia, en la insatisfacción laboral; resumiendo, con un sabor a sin sentido de la vida en la boca.

La resolución de estas desdichas era catastrófica; un sin salida hacia la vida y un encuentro permanente con la muerte y destrucción de lo mejor del ser humano.

El éxito de la película en todo el mundo, además de los cinco premios Oscar obtenidos, retrata la autenticidad del mensaje y la magistral pintura de situación.

Así profetiza el protagonista, cerrando la película:

“Si alguno de ustedes no tiene idea de lo que estamos hablando, no se preocupe, algún día lo entenderá”

La desesperanza campea de lleno en estas palabras; tarde o temprano, viva donde viva usted, sin dudarlo, el flagelo lo infectará. Es como si fuese la consecuencia esperable.

Edgar Morin, destacado filósofo, sociólogo y político francés analiza lo que dio en llamar “La era planetaria”. De este modo interpreta la globalización económica del mundo, la mundialización de las ideas y de la guerra:

Después de la destrucción del nazismo, señala, se abrigaban esperanzas por un mundo de paz y justicia, todavía sin concretar.

En mucho la realidad del mundo, a través del bombardeo informativo de los medios globalizados- dice- parece reflejar, en grado superlativo, las dificultades humanas.

Los enfrentamientos permanentes son de diversa índole: religiosos, raciales, ideológicos, económicos, y otras diferencias.

Este panorama siembra dudas acerca de un futuro mejor para los habitantes del planeta Tierra, señala. No obstante, la conciencia planetaria que tenemos es exigua, alejada de nuestro discernir diario, distante del comprender que, según dijera Morin:

“(…) para bien o para mal, cada uno de nosotros, rico o pobre, lleva en sí, sin saberlo, el planeta entero”.

De este modo, lo tengamos en cuenta o no, Haití, China, la condición de vida en Medio Oriente, no nos son ajenas, nos incluyen, nos ocupemos o no de este fenómeno, concluye el autor.

Referirnos a la humanidad actual, generalizando, es interesarnos por el estado del ser humano en el planeta. Seguramente, preguntarnos por el ser humano en el mundo implica una mirada extendida, realista y a la vez ambiciosa.

En consecuencia, surge de inmediato completar esta idea con lo fáctico: la vivencia global del Covid-19; en todos los rincones de la tierra y sin discriminar razas, religión, ni condición social. Es una impactante forma de mostrarnos nuestra inclusión global. Es que llevamos en nosotros el Planeta entero…

Morin nos habla de un holograma, para leer el Todo universal.

La idea del holograma es bien interesante; se trata de una técnica fotográfica de registro tridimensional.

Si se toma la imagen de un objeto obtenida por holografía, al romper un trozo de negativo holográfico y al colocarlo bajo un proyector láser no se obtiene una “parte” de la foto del objeto, sino la imagen entera; cada parte de la reproducción contiene la totalidad de la imagen.

Esa es la maravilla.

Del mismo modo sería factible referirnos al ser humano; cada una de sus células lo representa totalmente, contiene su sello irrepetible, nos habla de esa persona como un todo, con una conformación e historia particulares.

Para el científico David Böhm, el holograma representa una sorprendente analogía con el orden global del universo: cada parte contendría al todo. Böhm es un científico americano, conocido en el mundo entero por sus aportes a la física teórica, la filosofía y la neuropsicología; quizás percibía ya lo que hoy es una comprobación mundial, a través de un virus.

La pintura de todo este panorama, a decir verdad, parece complicar un poco la caminata prometida para usted y yo…Lo importante es continuar en el camino para develarlo.

Se suma ahora el humor a lo ya dicho. Se trata de un cuentito, dibujado por Nik.

Nik es un destacado humorista argentino, bien conocido por sus chistes, verdaderas pinturas de la realidad actual.

Sus trabajos han traspasado las fronteras para ser conocidos en América del Sur y Norte, USA, Francia, España.

Figúrese una ventana con un cartelito donde se lee “Quejas”. Las quejas son atendidas por un empleado, a través de la ventana. Se acerca un señor a la ventana, saluda, y le enumera al empleado una interminable lista de los más modernos aparatos de su propiedad.

Responden todos a los últimos logros de la tecnología mundial. Algunos son para su uso personal, otros especiales para su empresa, sin olvidar a sus hijos, a la esposa, al confort hogareño.

Luego se produce un silencio tenso y después de algunos segundos se escucha:

-Perdón, señor... ¿Y cuál es su reclamo?- pregunta el empleado.

-¡Que compré todo eso y tampoco soy feliz!- responde el acongojado señor.

Como apreciamos, la referencia al humor no es peyorativa; muchas veces el humor ha facilitado y facilita otra modalidad de acercamiento a los temas inquietantes en la sociedad.

El hombre cuenta con variados medios para adentrarse en el conocimiento de personas, períodos de la historia, acontecimientos, a los fines de situarse en el tiempo y espacio personal de nuestro interés.

Sin duda, el estudio del arte es considerado como reflejo de una época y el discurrir de la existencia en esa sociedad. El humor es parte de lo nombrado, de la vida cotidiana y el arte. Ridiculiza, caricaturiza, nos llama la atención sobre los más y los menos, surgidos en la observación aguda de la comunidad. En consecuencia, repensando la irónica chanza de Nik, el progreso del siglo XXI es evidente, necesario, valioso, aunque...

Existe un innegable crecimiento de tecnología de avanzada, una acelerada modernización, desarrollo de determinadas áreas de las ciencias y de la producción.

¿Si paralelamente hubiéramos progresado a pasos agigantados en nuestra condición de personas, en el bienestar de cada uno, aparecería el nivel de angustia, malestar, stress, soledad, insatisfacción, detectados en la humanidad actual, aun teniendo en cuenta la aparición del Covid-19?

La respuesta llega pronto: ¿Será suya esa cabeza, rotando hacia ambos lados, expresando un no rotundo…? ¿Es entonces utópico pensar en el bienestar personal? Prestemos entonces atención; conviene girar la mirada, observando este convulsionado, infectado mundo desde otro ángulo; el prospectivo.

Desde él, ofreceremos soluciones a implementar aún ante esta problemática por demás enmarañada. No obstante la veracidad encerrada en la evaluación negativa de sucesos y situaciones, anticipemos: ella podría modificarse para que cada quien se lo proponga y acepte ser orientado amistosamente en ésta, su patriada. Lo hemos probado y lo relataremos.

Le acepto; las respuestas del comportamiento social humano son diversas, incluso sucede lo mismo con las visiones científicas sobre el tema.

Observando desde otro ángulo, la experiencia de la humanidad en su devenir histórico, parecería evidenciar que lo imposible lo es hasta alcanzar una concreción superadora y entonces ya se torna posible.

Que el hombre volara era cosa de locos hasta que, tras muchos intentos, apareció el avión.

Es así; me he inspirado en una óptica general de pensamiento caracterizada por la apuesta a lo mejor de cada ser humano.

El trasmitir aquí una experiencia, una aventura, es un involucrarse desde lo que es el quehacer profesional, desde el “zapatero a tus zapatos”.

Ese aportar fue comprometerme a ofrecer a la comunidad científica, en una Tesis Doctoral, los resultados de una investigación sobre la aplicación beneficiosa de los recursos filosófico-prácticos en la resolución de su problemática diaria de las relaciones interpersonales.

Después de cumplir con éxito esa, mi responsabilidad, revisé los dichos de la Tesis y decidí que ella planteaba otro desafío: darla a conocer a mis futuros amigos, a Ud.; porque es el verdadero destinatario de mi trabajo y debido especialmente al antes, durante y después del Covid-19.

Amigo, cuente con quienes estamos embarcados en este proyecto de lograr el bien vivir; manifestando un interés genuino por aportar recursos filosófico-prácticos para la concreción del bienestar personal; en el lugar en que nos encontremos y acorde a la función que desempeñemos.

Para satisfacción nuestra tampoco circularemos cual detectives en búsqueda de culpas ni culpables; en cambio, disfrutaremos de esa tranquilidad hasta socrática de un fértil dialogar.

Si obtuviéramos su aprobación para animarnos con este desafío le prevenimos que, en primer término, no se encontrará aquí ante algunas expresiones como: “haga tal cosa”, “diga la otra”.

Como Ud. ya sospechara, será invitado a intentar, ensayar, experimentar, verificar, para finalmente aquilatar nuevos logros, a favor de su personal bienestar.

Nos encontramos ya en los inicios de la caminata pactada entre ambos. Sería entonces momento de anticipar la primera gran CLAVE, la reserva de agua en el desierto; de la cual abrevaremos de continuo.

Comencemos entonces.


Existe LA pregunta que de tan vieja se renueva en cada ser humano. Desde tiempos remotos, en Occidente y Oriente, el hombre necesitó descifrar el enigma del bienestar personal. Así lo constatan mitos, tradiciones, folclore, obras literarias, legados de la cultura universal.

Siempre LA incógnita… ¿Cómo encontrar la felicidad, esa expresión máxima del bienestar personal? ¿Dónde hallar la respuesta? De eso se trata.

En esa búsqueda, lo invito a compartir una bella historia del folclore eslavo; la de Sadko.

Estas historias tienen, en general origen en mitos, de larga pervivencia por trasmisión oral. En los eslavos preponderan los poemas narrativos-las llamados bylinas- los cantos y canciones entonados por bardos itinerantes, durante siglos.

Se trata de leyendas heroicas.

Pintan al héroe, sus viajes, sus motivaciones internas y externas para el cumplimiento de determinados propósitos.

A veces describen la relación del héroe con seres naturales y sobrenaturales, los peligros, recompensas, castigos, hasta llegar a la meta.

Entonces… Había una vez… un osado, intrépido, astuto, héroe ruso, el gran Sadko.

La historia de Sadko es contada de muchas formas, según la época en que elijamos detenernos; porque así son los diferentes caminos de los héroes, a través de los siglos.

Durante la centuria pasada cabe recordar la bellísima ópera del músico Rimsky Korsakoff acerca del tema. La figura en la foto es la del inolvidable intérprete del personaje de Sadko en dicha ópera, el actor cantante Fiodor Chaliapin.

En ella se han inspirado dos películas.

Una de estas películas es, curiosamente, estadounidense. Su guión, revisado por el joven Francis Ford Coppola, transforma a Sadko; lo convierte en una suerte de Simbad el Marino. Se trata de The Magic Voyage of Sinbad.

La película rusa es más antigua aún. Se trata de una adaptación de la ópera nombrada. El héroe tiene un objetivo elevado: encontrar la felicidad, el bienestar para su pueblo.

Primero lo habría intentado donando dinero y bienes a los pobres, y, al no lograr la felicidad, inicia la búsqueda del Blue Bird, el Pájaro Azul de la felicidad.

Presentar este maravilloso pájaro sería adentrarnos en otra leyenda; motivo del folclore de diferentes pueblos. Describámoslo sólo a través de algunas de sus características.

El Pájaro Azul de la felicidad posee ese color para quienes saben apreciarlo así; de lo contrario, ante el lego, el azulino es invisible y el ave aparece como simplemente negro.

Además, como el pájaro busca la libertad, es difícil de atrapar y conservar. Es fácil dejarlo escapar.

Sadko desarrolla entonces una lucha continuada y titánica con el Zar de los Mares, su archienemigo, en pos del anhelado Pájaro Azul para su pueblo.

Después de mil y una peripecias regresa habiendo descubierto el verídico bienestar muy cerca, en su lugar de origen.

Se encuentra en el hogar suyo; es en su hogar interior, concentrado dentro de su persona.

Esa es la morada del bienestar personal y en nosotros reside el secreto de investigar, acrecentarlo y develarlo…Por eso, ante la aparición del Covid-19

Bueno, lo espero. Si vamos a caminar calcémonos zapatillas o algún zapato cómodo. Vale la pena. En el transcurrir de las páginas conocerá Ud. personas con quienes venimos caminando hace un tiempo. Palpará en sus propias palabras el antes y después en la vida de estos amigos.

Se trata de vidas concretas, palpables, muy cercanas a la nuestra.

1. Shakespeare, William. “Rey Lear”. Acto IV, Escena VI

CONQUISTE SU BIENESTAR PERSONAL: Antes, durante y después del Covid 19

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