Читать книгу Adultez y libertad - Agustina Garber - Страница 5

Introducción a la lectura escrita por Ezequiel Garber

Оглавление

El perfume del diablo. Mediante un sueño entendí la realidad, lo que entendía ya pero aún no había salido a la superficie. Me presento. Soy Ada. Quizás resulte disruptivo, pero antes que nada la cortesía de presentarme. Retomo. Sin querer le vendí el alma al diablo y ya no puedo renunciar al contrato. No es que lo haya firmado, sino que ya estoy tan involucrada con él, que no puedo ni quiero volver atrás. Digamos que prefiero quemarme en el infierno por toda la eternidad que aburrirme en la paz de los páramos celestiales. Sé que es anacrónico y remanido, pero bueno, es lo que hay. Quien hubiera pensado que Fausto o La divina Comedia eran clásicos por reflejar algo que existe metafísicamente en lo real mas que por sus dotes de estilo. Quite a change. Para no volverme insustancial voy a especificar la historia.

Como dije, soy Ada. Esto empezó a mis 40 años, o sea, hace 7. Estaba sola en la vida, con mi gato. No tenía amigos y ardía de deseos insatisfechos. De aventuras, de sexo, de dinero. Solo tenía mis fantasías. Odiaba verme en el espejo y reflejada en los ojos de los que se dignaban a mirarme, siempre un ratito y sin demasiada atención. A nivel laboral, trabajaba en una empresa que ya ni recuerdo que hacía. Solo sé que el nivel de aburrimiento y malestar en las horas de trabajo hacían juego con la tristeza que lo bañaba todo. Me gustaba leer, claro, era mi único placer. Pero hasta en eso se trepaban las fantasías cada vez mas oscuras, cada vez más conscientes de su destino, morir en fantasías, lejos de toda posibilidad de concreción.

Ya casi no me arreglaba ni me ponía perfume. Por eso me sorprendió esa mañana encontrar la botella verde de perfume a mi puerta. Era chiquita, sin marca, pero del color de las esmeraldas mas brillantes, como salido de una película de los 40 en tecnicolor. Contrastaba con lo desabrido del marrón de la moqueta. Ni tarjetas ni moño de regalos. Por otra parte, ¿Quién sabía que ese día cumplía años? Enseguida abrí la tapa y me puse un poco. El olor era exquisito, algo que me transportó a mi infancia, o a un sueño, un olor que venía de los mas profundo de mí. Un olor que prometía muchas cosas. Salí a la calle, empujada por un viento que corría tras de mí. En la calle note que me paraba más derecha. Pasó un hombre del brazo de su mujer. Me clavó los ojos y sentí su desesperación, su necesidad de soltarla y agarrar mi brazo, su decepción al no poder hacerlo. Pasó un adolescente, se me quedó mirando con la boca abierta. Pensé que era una joda. Me miré en una vidriera. Evidentemente algo había cambiado. Mi cola, mi pecho, mi cara. Me veía como salida de una revista, y sin embargo, seguía siendo yo misma. Fui a un negocio a comprarme ropa. El vendedor no me sacó los ojos de encima. No estaba mal. Le dejé la puerta del probador abierta y se metió. Al fin la aventura, al fin la emoción. Me llevé la ropa y no la pagué. Menos mal, no tenía plata.

En los siguientes meses y años, todas las mañanas me echaba un chorro del perfume misterioso. Misteriosamente también, nunca se acabó ni bajo el nivel de su contenido. Es un perfume interminable. Y también sus ventajas... Estoy cada vez más linda, soy más deseada, mis fantasías se hacen realidad en horas o días. Ya no tengo que trabajar, la gente me da dinero en cualquier circunstancia, sin que se la pida o que intercambiemos una sola palabra. En estos años viajé por todo el mundo. Tuve aventuras en todas las ciudades. Me alojé en hoteles lujosos, conocí a famosos, participé de toda clase de orgías y bacanales. Y hasta continué leyendo con el placer de mi infancia, sin interferencias. Ah, hasta escribí un libro.

Pero esta noche, desperté en un hotel australiano habiendo entendido. Todo esto tiene un precio. Creo igual que prefiero pagarlo a volver atrás. Creo incluso que es bastante barato. El diablo me agarra del cuello con su cuerda. Pero yo huelo a mi misma. ¡Que placer!

Adultez y libertad

Подняться наверх