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Blanca Nieves

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Así se llamaba mi abuela materna, mi luz.

Blanca Nieves Fernández. Se evidenciará entonces que mi mamá no ha nacido de vientre judío, que no es ni bueno ni malo, más bien un detalle. Quisiera, de todas formas, hacer foco en mi abuela que es la verdadera alma máter… ¡Aunque mi mamá es tan parecida!

Extraño sus manos, y a ella toda. Su mate con azúcar, su voz, su hacerme upa que me permitía rendirme a la paz. Solía estar mucho con nosotros, ser generosa, como las abuelas de antes: Presente, compañera.

También extraño su humor, estoy segura de que gran parte de mi locura refiere a la suya. Recuerdo el día que creyó demasiado duras las nuevas galletitas que compró mi mamá, nos esperaba al llegar de la escuela y quiso darse el gusto de probar una. Por suerte no fue tan tarde cuando descubrimos que las galletas a las que hacía referencia eran en verdad capelettinis crudos…

Solía ir por la vida rodeada de estampitas religiosas y llevar una cruz a todas partes, que según ella la protegía. Cruz que me tatué invisible en el cuerpo, porque obviamente soy judía, o así me siento. Diga lo que diga la Halajá (ley judía) y los ortodoxos ¿quién puede decirme quién o qué soy?

Fue la hija número trece de una familia oriunda de Misiones. El chiste entre mis hermanos era jugar a acordarnos los nombres de todos, cosa que ni ella lograba. Sin embargo, el gran dilema (y el verdadero) fue siempre el siguiente: ¿Qué fue creado primero? ¿Qué pasó primero? ¿El nacimiento de mi abuela o la creación de Walt Disney de la princesa Blanca Nieves? Parece un acertijo fácil de resolver, les aseguro que no lo es. Investigamos varias veces y nunca jamás quedó claro.

En fin, un día cuando ya evidentemente ambas existían en este planeta (mi abuela y la princesa de Disney) cuenta la historia que mi abuelita fue víctima directa de lo que más tarde se llamó Bullyng, y para no sufrir, ya siendo grande planificó acercarse al registro civil de las personas y modificar su nombre. Jamás entendimos por qué eligió cambiárselo por Blanca Nicéfora Fernandez. Sí justificamos la modificación del Nieves, pero no el de elegir Nicéfora en su lugar…

La amamos con el nombre que sea. Y será siempre nuestra princesa.

Adultez y libertad

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