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Algunas dimensiones de la recesión

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El 2020 quedará registrado en la historia de la humanidad como uno de los más aciagos de su evolución. Justo cuando el hombre atestigua el desbordamiento de su creatividad con los avances tecnológicos alcanzados en las etapas de la globalización, como el desarrollo computacional y la revolución de Internet con su masificación, la conexión en redes sociales, el Internet de las cosas, la miniaturización sin límites en la nanotecnología y la biogenética, los nanotubos de carbono y el grafeno, como también otras tecnologías disruptivas en las que se destacan la robótica avanzada y la tecnología artificial (Vieira, 2016, pp. 60-95), un enemigo invisible lo ha puesto de rodillas, la covid-19, sin que esa grandeza se haya podido activar para que la especie humana supere su cotidianidad; y es que “Con todo esto, parece imposible que aún muera gente, habiendo tanto remedio y salvaguarda”, dice Saramago (2016, p. 202). El hecho es que:

La economía mundial se encuentra paralizada por la primera cuarentena global de la historia. En el mundo entero hay crisis, a la vez, de la demanda y de la oferta. Unos ciento setenta países (de los ciento noventa y cinco que existen) tendrán un crecimiento negativo en 2020. O sea, peor tragedia económica que la Gran Recesión de 1929. (Ramonet, 2020).

En efecto, los datos son contundentes y con poca variación entre sí en la información estadística proporcionada por los gobiernos y las distintas instituciones supranacionales que siguen el comportamiento de las variables económicas y sociales. Desde la perspectiva de los campos de competencia del andamiaje mundial, en la cual el Banco Mundial (bm) tiene como principal propósito el desarrollo de los países; el Fondo Monetario Internacional (fmi), la estabilidad de los tipos de cambio y los problemas estructurales de balanzas de pagos; la omc, el estímulo al comercio internacional a través de aranceles mínimos, como también la ocde que se sitúa en los ámbitos del desarrollo y el bienestar de la población, no hay una de estas instituciones que se manifiesten optimistas sobre la situación de recesión actual y, por el contrario, todas tienen como telón de fondo un aura de pesimismo; acaso la diferencia está en los datos que presentan en sus proyecciones de crecimiento y empleo.

En algunas de ellas, como es el caso del fmi, se observa un cambio en su tradicional esquema de política económica de liberalización de los mercados, que ante problemas de déficit estructurales siempre sugirió la “jibarización” del Estado en términos de manejo fiscal y presupuestal. En el entorno de hoy, la propia directora de la institución, Kristalina Georgieva, hizo un llamado para que los gobiernos abran sus arcas públicas en aras de superar la emergencia provocada por la covid-19. En reunión ministerial efectuada el 23 de marzo del 2020 estas fueron sus palabras:

Respaldamos firmemente las medidas fiscales extraordinarias que ya han tomado muchos países para dar apoyo a los sistemas sanitarios y a los trabajadores y empresas afectados, y nos parece positiva la decisión de los principales bancos centrales de flexibilizar la política monetaria. Estos valerosos esfuerzos redundan no solo en interés de cada país sino de la economía mundial en su conjunto. Se requerirá aún más, especialmente en el plano fiscal. (Georgieva, 2020)

En la adversidad hay coincidencia en el estado de cosas, causado por un ente invisible y en el regreso a políticas públicas expansivas, por parte del Estado. Ante lo intenso de la recesión, no hay empacho en regresar a Keynes. En efecto, en la lógica de que la economía se mueve por ciclos, esta entró en una de sus etapas más críticas desde la gran depresión de 1929-1932. Nunca, como ahora, los indicadores habían tenido tanta coincidencia en el contenido de los datos con respecto a la evolución del producto interno bruto (pib), el comportamiento del empleo, los ingresos y el consumo, como también en la información sobre las conexiones entre países en la economía global, como son el flujo de exportaciones e importaciones y el comportamiento de la inversión extranjera, tanto la directa como la asociada con los movimientos de cartera.

En esta tesitura, el informe sobre prospectivas de la economía global del bm, de junio del 2020, plantea un escenario en el cual se calcula que la economía mundial caerá 5,2 % este año, para constituirse en la recesión más severa después de la Segunda Guerra Mundial, con una caída en el ingreso per cápita, que sobresale por el número de países involucrados en el desplome desde 1870; es decir, si el indicador se mide por el conjunto de países afectados en el ingreso por persona, el retroceso es de 150 años.

Según las proyecciones de esta misma institución, en el 2020, las economías avanzadas se encogieron un 7 %, mientras que los llamados mercados emergentes y las economías en desarrollo (meed) lo harán en un 2,5 %, lo cual será la primera contracción como grupo de países en 60 años. El ingreso per cápita se prevé que caiga en un 3,6 %, con las implicaciones que esto tendrá en la población de menores ingresos. El bloque de Asía Oriental y el Pacífico tendrá un crecimiento del 0,5 %, cifra que contrasta con el 5,9 % del 2019. En este bloque, China tiene un estimado de 1 %, contra el 6,1 del año anterior. En cambio, para Europa y Asia Central, auguran una caída de menos 4,7, en la que Rusia reduce su crecimiento en el 6 %. Por su parte, América Latina y el Caribe se observan uniformemente afectados con una contracción del 7,1 %, en la que Brasil reduce su tasa en el 8 %, México en el 7,5 % y el caso más grave es Argentina que caerá el 7,3 %, para coronar una caída secuencial con los 2 años anteriores. Oriente Medio y África del Norte muestra una caída de menos el 4,2 %; todos los países de este bloque de países tienen tasas negativas con excepción de Egipto con crecimiento del 3 % y Bangladesh con el 1,5 % (bm, 2020, p. 4). Los datos se pueden ver en la tabla 1.

Tabla 1. Crecimiento del producto interno bruto (pib) en regiones del mundo (pib real, variación con respecto al año anterior)

Economías avanzadas
Países20182019e.2020of2021f
Estados Unidos2,11,6–73,9
Zona Euro1,91,2–9,14,5
Japón0,30,7–6,12,5
Mercados emergentes y economías en desarrollo (meed)
meed4,33,5–5,24,6
eme de x de básicos2,11,5–4,83,1
Otras eme5,74,8–1,15,5
Otras eme, excluida China4,83,2–3,63,6
Asia oriental y el Pacífico6,35,00,56,6
China6,66,11,06,9
Indonesia5,25,00,04,8
Tailandia4,22,4–54,1
Europa y Asia Central3,32,2–4,73,6
Rusia2,51,3–62,7
Turquía2,80,9–3,85
Polonia5,34,1–4,22,8
América Latina y el Caribe1,70,8–7,22,8
Brasil1,31,1–82,2
México2,2-0,3–7,53
Argentina-2,5- 2,2–7,32,1
Oriente Medio y África del Norte0,9-0,2–4,22,3
Arabia Saudita2,40,3–3,82,5
Irán–4,7-8,2–5,32,1
Egipto5,35,632,1
Asia del Sur6,54,7–2,72,8
India6,14,2–3,23,1
Paquistán5,51,9–2,6–0,2
Bangladesch7,98,21,61
África subsahariana2,62,2–2,83,1
Nigeria1,92,2–3,21,7
Sudáfrica0,80,2–7,12,9
Angola–0,2–0,9–43,1
Mundo32,4–5,24,2

Nota: elaboración propia con base en la tabla 1.1 pib real, tomada del Banco Mundial (2020, p. 4).

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