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POSIBLES ACCIONES DE CONSERVACIÓN

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La idea de este apartado final es llamar la atención sobre el poco interés público hacia el legado arquitectónico neoindigenista que subsiste en Guadalajara, ya que la indiferencia de autoridades y particulares ha provocado la pérdida irreversible de muchos de estos hitos, por lo que en las páginas siguientes se enuncian algunas posibles acciones de conservación que pueden instrumentarse para reforzar las tareas de conservación del patrimonio edificado en Jalisco.

En principio, fundamentaremos nuestra propuesta conservacionista no en la intervención oficiosa institucional que las dependencias gubernamentales responsables deberían emprender sino en las actividades voluntarias y altruistas que algunos ciudadanos y organizaciones sociales han realizado para proteger y poner en valor estos testimonios culturales. Aquí optamos por prescindir de los órganos oficiales, pues padecen una crónica carencia de recursos y una alta rotación de personal que les imposibilita incidir de forma efectiva. Al respecto, es necesario mencionar que en la capital jalisciense han surgido iniciativas espontáneas muy importantes —como la colocación de placas informativas frente a inmuebles de relevancia patrimonial que llevó a cabo la asociación Sarape Social mediante su proyecto La Ronda por Guadalajara— la cual ha logrado conjuntar exitosamente el esfuerzo de museos municipales, entidades empresariales y colectivos civiles.

Desde otro frente, instituciones educativas como la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente también han abierto trincheras interviniendo por iniciativa particular determinados referentes artístico–patrimoniales, como murales de artistas reconocidos, con muy buenos resultados. Para ello, no ha sido necesario canalizar presupuestos abultados, ni formalizar convenios complicados; al contrario, solo ha sido necesario reconocer los riesgos que amenazan a determinadas obras para iniciar trabajos de salvamento cultural con apoyos puntuales de algunos patrocinadores.

La primera sugerencia es proponer que el proyecto La Ronda por Guadalajara extienda sus alcances a una segunda edición, que bien podría abarcar los inmuebles que antes quedaron fuera del listado inicial. Así, la colocación de cédulas informativas afuera de edificaciones como las viviendas neoindigenistas aquí reseñadas ayudaría mucho para que estas construcciones alcanzaran un nivel de notoriedad suficiente para que la sociedad reconozca su valía histórico–arquitectónica y frene cualquier acción lesiva potencial.

También puede actualizarse la Guía arquitectónica esencial Zona Metropolitana de Guadalajara que Arabella González Huezo publicó en 2005, pero incluyendo ahora estas obras neoindigenistas. Para conseguir esto, sí será necesario reactivar los acuerdos originales entre las entidades gubernamentales y las organizaciones privadas que posibilitaron antes la primera etapa de trabajo.

Una segunda propuesta es recomendar que la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente tome estas viviendas neoindigenistas como objeto de intervención para que los estudiantes apliquen las habilidades adquiridas en el plantel ensayando in situ las técnicas de restauración para la protección de bienes patrimoniales. Convendrá explorar cómo sumar a los propietarios de estas fincas, para que no solo accedan a la intervención de sus bienes raíces sino que asuman parte de los costos implícitos; no obstante, en última instancia podrían canalizarse recursos materiales provenientes de fuentes alternas.

La tercera iniciativa es precisamente impulsar ante dependencias federales del sector cultural la emisión de la declaratoria de bienes histórico–artísticos a los inmuebles referidos, de manera que se pueda reducir el monto de los impuestos prediales anuales que se pagan por las propiedades de tipología neoindigenista. El propósito de esta sugerencia es que los titulares de estas viviendas destinen los ahorros concedidos a trabajos de mantenimiento; con esta lógica, se motivaría a los propietarios de fincas catalogadas a gestionar préstamos preferenciales deducibles fiscalmente cuando los montos se dediquen a obras de restauración o conservación física.

Por último, se pone a consideración que las universidades locales aprovechen estos hitos patrimoniales para registrar técnica, artística y gráficamente su riqueza expresiva, mediante ejercicios escolares de dibujo o fotografía, así como para abordar en aula esta producción constructiva desde la perspectiva analítica de la historia de la arquitectura, ya que se trata de elementos históricos que deben tomarse como objetos de estudio por constituir valores estéticos singulares. En este sentido, pueden convocarse concursos fotográficos, organizarse recorridos explicativos y realizarse talleres formativos alrededor de estas edificaciones.

Este texto se propuso hacer una descripción de la ornamentación neoindigenista que decora tres viviendas existentes en Guadalajara para analizar los contenidos estéticos y los significantes ideológicos subyacentes con que se expresó la imaginería popular en este tipo de edificaciones. El trabajo incluyó enmarcar este tipo de obras como parte de un contexto sociocultural histórico particular que favoreció la producción material de estas piezas urbanas. Finalmente, se considera viable que las recomendaciones puntuales sugeridas pueden ampliar la cobertura de protección que debería amparar la conservación de estos bienes culturales.

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