Читать книгу La deuda defraudada - Alfonso W. Quiroz - Страница 6

Оглавление

Prefacio

Abro la primera página, miro la fecha (9-1-88), y leo la siguiente dedicatoria escrita de su puño y letra: «Para Felipe Portocarrero S., con la amistad que nos une y el amor al conocimiento de nuestra realidad». El libro lleva como título La deuda defraudada. Consolidación de 1850 y dominio económico en el Perú (1987), y había sido dedicado a su madre y publicado unos meses antes por el Instituto Nacional de Cultura. Con la asesoría de Heraclio Bonilla y gracias a las interminables discusiones que mantuvo con Paul Gootenberg, Alberto Flores Galindo, Félix Denegri Luna, Franklin Pease y Pablo Macera, dio a luz una formidable tesis. Una tesis que le permitió graduarse como bachiller en historia y cuyos notables méritos hicieron que se transformara en el primero de una larga lista de libros publicados.

En sus páginas ya se podía percibir la solidez del trabajo de archivo, la profundidad del análisis y la originalidad en la interpretación de ese rico –y, con frecuencia, inédito– acervo documental que con dedicación y esfuerzo siempre lograba recolectar en sus investigaciones. Desde esta época ya se sentía un «revisionista» en el mejor sentido del término. Alguien que buscaba ir contra la corriente, se oponía a los lugares comunes y trascendía de tal manera las generalizaciones históricas que, todavía en esos años y pese a la existencia de nuevas evidencias documentales, esterilizaban el espíritu crítico y obstruían el avance de la historiografía peruana.

Pero es en la elección de las grandes preguntas que vertebran su tesis donde late el asunto de fondo que se convertiría en la apasionada obsesión académica de su vida: la endémica y casi omnipresente corrupción que podía encontrarse en el Perú a lo largo de toda su historia. Una corrupción que no solo generaba gigantescos despilfarros fiscales al aprovechar bonanzas efímeras como las del guano, sino también la persistencia de prácticas públicas y privadas que consideraban al Estado como un botín. ¿Quiénes eran esos nuevos ricos? ¿Hacia qué sectores de la economía canalizaban sus excedentes? ¿Cómo obtuvieron esos sorprendentes beneficios fiscales? Su detallada reconstrucción de los hechos históricos, narrados con una prosa limpia y sin concesiones, muestra al lector la lógica perversa que erosionaba irremediablemente los fundamentos éticos sobre los que se estaba construyendo la república. Igualmente, su relato hace visible la desnuda ausencia de escrúpulos morales entre los funcionarios públicos de la época y la insaciable avidez de enriquecimiento material que exhibía la élite económica peruana en la segunda mitad del siglo XIX.

Desde luego, cuando escribió su tesis nadie podía anticipar la enorme relevancia nacional (e internacional) que esta problemática terminaría por adquirir casi tres décadas más tarde. Pero, miradas las cosas en retrospectiva, hubo en ese trabajo la semilla de una poderosa intuición que encontraría en Corrupt Circles (2008) y en su versión en español, Historia de la corrupción en el Perú (2013), la culminación de sus mejores empeños académicos y de una línea de investigación que solo su temprano fallecimiento a los 56 años fue capaz de detener.

Alfonso W. Quiroz fue, no tengo la menor duda, el más brillante y prolífico historiador económico que ha tenido el Perú en el último siglo. Ninguno de aquellos jóvenes idealistas que ingresamos a la Pontificia Universidad Católica del Perú en la temprana década de los 70 –integrantes de la «generación de la crisis», como a él le gustaba llamarnos–, encarnó mejor que Alfonso la disciplina y concentración para el duro trabajo de archivo, para el rigor conceptual y para la enorme creatividad que demostró en sus investigaciones.

La reedición del libro que el lector tiene entre sus manos constituye un homenaje a su trayectoria vital e intelectual, pero también representa un recordatorio de la importancia que tiene la historia como una fuente viva de aprendizajes para las sociedades contemporáneas, sobre todo en un país como el nuestro, que suele caminar dándole la espalda a su pasado.

Felipe Portocarrero Suárez

Jesús María, mayo de 2019

La deuda defraudada

Подняться наверх