Читать книгу Arte y agencia - Alfred Gell - Страница 6

Оглавление

Reconocimientos

Este libro es crónica de un momento trascendental y triste para los muchos que amamos y admiramos a Alfred, y un cataclismo para mí, mi hijo Rohan y mis suegros. Alfred inició el capítulo final justo después de que le confirmaran que su enfermedad no tenía cura y durante las semanas siguientes dedicó un tiempo considerable a dar instrucciones claras sobre la publicación póstuma. Confiaba totalmente en Peter Momtchiloff, de Oxford University Press, con quien ya había colaborado antes. Me complace dar testimonio de que Peter reciprocó tal confianza en los meses posteriores a la muerte de Alfred, al cabo de tres días de publicar el manuscrito. Salvo dos ilustraciones del capítulo 8, el libro parece estar exactamente como Alfred lo dejó. Es un primer borrador escrito durante tres semanas intensas en las vacaciones de Pascuas de 1996. Alfred quería dibujar a mano muchas de las ilustraciones fotográficas y empezó a tomar notas para revisar el manuscrito poco antes de enfermar. Con la bendición de una implacable alegría y buen humor, estaba contento y agradecido porque le concedieran suficiente tiempo para completar un libro sobre arte, el ámbito que lo cautivaba y en el que se deleitaba de verdad. Además, quedó satisfecho con el producto final.

Es necesario aclarar que las personas que aquí se enumeran eran colaboradores cuyo compromiso con la publicación del libro, si bien era diferente del mío, surgió de un trato personal directo con Alfred. Stephen y Christine Hugh-Jones estudiaron en la escuela con él. Stephen invirtió muchas horas de su tiempo en escanear las ilustraciones para que enviáramos el manuscrito a la editorial mientras Alfred aún vivía, tarea que compaginó con cuidar de Rohan, a lo que siempre se mostró solícito. Junto con Christine, le brindó a Alfred su afectuosa compañía durante sus últimas semanas. Alfred, al que nunca le faltaba la palabra en la boca, guardaba un silencio significativo cuando supo que Stephen le dedicaba tanto esfuerzo. Nicholas Thomas y Alfred habían disfrutado de una asociación intelectual estimulante para ambos que se convirtió en una íntima amistad con el paso de muchos años. Sería justo decir que Nicholas ha asumido un papel tan activo como el mío en lo concerniente a la publicación. Chris Pinney ofreció apoyo moral e intelectual constante, y Michael O’Hanlon obtuvo los permisos necesarios para las ilustraciones del British Museum. Otros amigos de Alfred y míos –en concreto, Don Gardner, Carrie Humphrey, Eric Hirsch, Marilyn Strathern, Susanne Küchler y Howard Morphy– atendieron varias cuestiones que surgieron durante la publicación. Susan Gell, la madre de Alfred, y Trudi Binns volvieron a dibujar algunas ilustraciones siguiendo los bocetos indicados por él.

Por razones distintas a las que he mencionado antes, me gustaría agradecer a quienes han respondido a mis peticiones de ayuda: Anita Hurley, Don Manning, Paul Caldwell, Aidan Baker, Alison Deeprose y Madhu Khanna. Las siguientes instituciones, en un acto de generosidad, condonaron los gastos comunes de reproducción: el British Museum, Londres; el Musée de l’Homme, París; el Haddon Museum, Cambridge; el Naprstek Museum of Asian, African and American Culture, Praga; el Rijksmuseum voor Volkenkunde, Leiden; y el Germanisches Nationalmuseum, Núremberg. Finalmente, deseo anotar una deuda personal que tengo con Robert Ritter de Oxford University Press. Como encargado de la producción de un libro complicado, Robert me ha impresionado con su sensibilidad, su paciencia y su cercanía constantes al tratar conmigo.

Debo un agradecimiento especial al editor de este libro, Andrés C. Telesca, y al traductor, Ramsés Cabrera. Las circunstancias en las cuales se escribió el texto fueron extremas. A Alfred le quedaban solo unos pocos meses de vida para terminar lo que había comenzado en el tiempo de Pascua del año en que se le diagnosticó su enfermedad, y el manuscrito fue enviado para su publicación apenas dos días antes de su muerte. Los muchos errores editoriales que permanecieron en la edición inglesa, finalmente, se rectificaron en esta traducción española. El traductor se dio cuenta, por ejemplo, de que «Mary la acuchilladora», mencionada en la página 62 de la versión original, no había utilizado un cuchillo como se había escrito anteriormente, sino un hacha; y de que el trampantojo de la cabeza de Medusa en el espejo de Perseo, mencionado en la página 31, no lo había pintado Parmigianino, sino Caravaggio. Las correcciones introducidas en la traducción española se incluirán en la versión original en inglés.

Simeran Gell

Cambridge, 2016

Arte y agencia

Подняться наверх