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LA FÁBULA DE LA MUJER MARAVILLA

La mujer maravilla es un personaje ficticio, una superheroína creada por el estadounidense William Moulton Martson para dc Comics al inicio de los años cuarenta. A pasar de ser del siglo pasado, tiene una influencia importante como estereotipo femenino.

Además de las historietas, este personaje se convirtió en protagonista de la serie de televisión Wonder Woman (1975-1979) protagonizada por Linda Carter. Apareció en otras series animadas como La Liga de la Justicia y los Súper Amigos.

Su personaje se basa en las amazonas de la mitología griega y posee un alter ego, “otro yo”, una segunda personalidad o identidad. Cuando no “trabaja” como superheroína es Diana Prince, una mujer bondadosa y amigable, aunque, dada su condición alejada de la humanidad, también sus modos pueden ser considerados rudos. Defiende por encima de todo a sus amigos y a su reino. Aunque es buena y prefiere usar métodos pacíficos antes que atacar, si algo la hace enojar es muy rencorosa, y se dedicará a eliminarlo. No obstante, matar le carga la conciencia de maneras horribles, si bien, a veces, ¡está obligada a hacerlo!

Ama mucho a Superman, inclusive tuvo una relación de amor con él, pero ella es responsable y nunca olvida su compromiso con toda la humanidad. Se sacrifica en aras de la justicia.

Como Mujer Maravilla está dotada de una gran gama de poderes superhumanos provenientes de los dioses y su amplio entrenamiento. Es una protagonista luchadora de la justicia, la paz, el amor y la igualdad social. Es un ícono feminista, una mujer con un poder personal más allá de lo humano. Tal y como aspiramos a ser tantas mujeres actualmente.

El objetivo de su creador era revertir el tradicional estereotipo femenino que caía como plomo en el casillero de la sumisión. Creó un personaje con toda la fuerza de Superman, más el atractivo de una mujer buena y hermosa. No podía ser fea...

Es toda una leyenda y una fábula irreal habitante del inconsciente colectivo, porque muestra erróneamente a la mujer que sí puede con todo, a pesar de todo y contra todo. ¿Influye significativamente en las mujeres de hoy? Sí, el estereotipo de “la mujer que todo lo puede” gracias a la fuerza, a la bondad, a sus dotes de salvadora y su “poder personal”, es un pesado ladrillo cargado por mujeres de muchos sectores de la sociedad.

LAS HEROÍNAS DE CARNE Y HUESO ESTAMOS JODIDAS...

Empoderamiento y felicidad no son sinónimos. El bombardeo mediático de mujeres “empoderadas” a través del modelo de belleza impuesto por la mercadotecnia: la ejecutiva impecable e implacable, la madre como perfecta ejecutora, la mujer “liberada” que cumple sus deseos... Yo realmente me malviajo con esto, ¡estamos “locas”! Esto consigue lo contrario de sus pretensiones y literalmente nos jode. Somos unos seres agotados y desconectados deambulando por las ciudades. O mujeres frustradas por no conseguir ese imaginario social tan codiciado. Nos bombardean con la idea de ser fuertes, exitosas e independientes. Este tipo de “poder personal” se limita al ámbito económico e individual, en lugar de promover el cambio. Y trae una serie interminable de angustia, estrés, trastornos del estado de ánimo, trastornos alimentarios y muchas otras enfermedades físicas y mentales.

Quien elija una vida sencilla, hogareña o la maternidad, es crucificada por ser una mujer “pequeña y sin sueños”. Vaya fábula en donde la moraleja es: tu valor está en tus logros, no importa el sentido de vida, tampoco tus deseos. Es imperativo realizarse como mujer, encuentra tu gran pasión y esa pasión no está en una vida simple. A ver qué haces para sobresalir, combatir el sexismo y brillar como la Osa Mayor.

Y caemos en la mentira que nos venden… La mujer actual “debe” ser una flamante ama de casa, esposa o soltera codiciada, amante, madre, profesional y guapa. Y ahora ser bonita depende ti, porque “debes” trabajar en tu físico horas extra; si no, serás fea por floja y no invertir tiempo y dinero en tu cuerpo. Por añadidura, todo este esfuerzo se hace sin comer, puesto que comer engorda y si eres llenita ya no eres perfecta. Aún brillando como la Osa Mayor, serás una osa mayor muy flaca. Ni modo. Y si eres de las que comen, prepárate para supervisar con sumo cuidado el origen de cada bocado ingerido por tu boca. Como mínimo será orgánico, sin conservadores, sin gluten, sin azúcar y bla, bla, bla.

¡Superwoman no existe! Pero ahí estamos, ¡necias!, persiguiendo un ideal inexistente cuando en realidad las personas comunes, sea cual sea su sexo, poseen ciertas capacidades, unas más que otras, pero no pueden ser ni tener todo.

¿Estás dispuesta a pagar el precio de vivir como una super mujer?

SUPERHÉROES MASCULINOS

Cómo desaparecer una ballena y otras fábulas del empoderamiento

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