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CAPÍTULO III

Principios higiénicos del masaje

Principios higiénicos del masaje

Necesidades de instalación y material. Se recomienda llevar a cabo el masaje en una habitación especial o sala de masaje. Cuando no es posible hacerlo, se puede hacer al aire libre a una temperatura de 20-22°C. Una temperatura inferior provoca un enfriamiento del cuerpo y, por lo tanto, el aumento del tono muscular. Por otra parte, hay que elegir un lugar protegido de los rayos solares y del viento. La superficie de la sala de masaje debe ser de 18 m2 y el lugar para llevar a cabo el masaje debe ser de 8 m2.

La habitación para el masaje debe estar seca, ser clara, tener claridad natural si es posible (claridad general: 120-130 lux, con algún ventilador que permita renovar el aire 2 o 3 veces por hora). Si no existe este tipo de aparato, es indispensable disponer de una pequeña ventana especial por la que el aire se dirija hacia arriba.

La habitación de masaje debe estar bien equipada. Lo más cómodo es hacer el masaje en una camilla especial de 50-60 cm de ancho y 185-200 cm de largo; la altura depende de la del masajista y de la parte del cuerpo donde aplica el masaje (ilustr. 14). La regulación del nivel de la altura de la camilla permite aplicar eficazmente las distintas técnicas de masaje en las diferentes partes del cuerpo y no provoca cansancio en el masajista. La camilla debe tener un forro sintético que sea fácilmente lavable. También debe disponer de dos travesaños, uno de 15-20 cm de diámetro que se coloca debajo de la cabeza o debajo de los pies; el otro debe tener 15-20 cm de diámetro y se utiliza para el masaje de la articulación de la rodilla. La camilla debe estar situada de tal modo que la luz entre lateralmente y que no dé en los ojos del masajista ni del paciente.

Durante las sesiones prácticas de aprendizaje de la técnica y de metodología del masaje, dos estudiantes deberán disponer de una camilla. Para la práctica del masaje, cada masajista debe disponer de dos camillas ya que, después del masaje, el paciente debe “descansar” durante 10-15 mn sin levantarse de ella.

Para efectuar un masaje de brazos, se necesitan una mesa de 70-80 cm de altura (mejor si es regulable), de 50 cm de largo, de 30 cm de ancho, y una almohada (de algodón, o de goma hinchable). También es indispensable disponer de dos o tres sillas, un taburete giratorio, dos armarios (uno de cristal para las medicinas, el otro para la ropa), un reloj de arena para 3, 5, 10, 25 mn., toallas, sábanas, jabón, polvos del talco, ungüentos, una jarra de agua potable, vasos, un espejo, colgador para la ropa, y un lavabo con agua caliente y fría. En el botiquín de primeros auxilios, deber haber 1 o 2 termómetros, vendas, algodón, medicamentos (yodo, alcohol, agua oxigenada, tiritas, vaselina).

Los aparatos necesarios para el masaje son los siguientes:

un aparato para medir la tensión, un secundómetro, un dinamómetro de mano y un magnetófono.

Requisitos del masajista. Debido al estrecho contacto del masajista con el paciente, es muy importante observar las reglas de comportamiento del masajista. Su cultura general y su nivel de conocimientos profesionales suelen determinar la relación del paciente con el propio masajista. Es indispensable destacar dos aspectos en las relaciones entre pacientes y masajista: el aspecto psicológico y el aspecto puramente técnico. El primero presupone la capacidad del masajista de establecer el contacto, de escuchar, ayudar; el segundo viene determinado por los hábitos profesionales sin los cuales, claro está, es imposible trabajar.

El masajista, en sus relaciones con el paciente, debe tener un comportamiento tranquilo, seguro de sí mismo. Debe saber inspirar confianza. Tan sólo en este caso el paciente será sincero y el masajista podrá conseguir una información completa sobre su estado físico y psíquico. Esta comunicación es importante para poder planificar la sesión de masaje y saber qué técnicas y métodos conviene aplicar.


Ilustr. 14. Camilla de masaje.

El aspecto técnico de las relaciones del masajista y del deportista supone ante todo una estricta ejecución del gráfico de ejecución del masaje en el proceso de entrenamiento.

El masajista debe saber, en caso de necesidad, hacer cualquier tipo de masaje, por ejemplo un masaje terapéutico después de una lesión, o un masaje calmante que ayude a dormir rápidamente, etc. Aquí cabe destacar una vez más que tan sólo el trabajo consciente y profesional del masajista asegura una acción efectiva del masaje en el organismo y, por consiguiente, en la preparación del deportista.

El masajista debe trabajar en estrecha relación con el entrenador y el médico que cuida a los deportistas. Debe ejecutar el masaje según el gráfico establecido por el entrenador y el médico, cuando se trata de un masaje terapéutico.

Para dosificar correctamente la carga durante la sesión de masaje, para determinar su método, para elegir la acción adecuada, es indispensable valorar el estado funcional del paciente. Para ello se suele hacer un examen global y otro especial. En el examen global, se presta atención a la constitución, al tipo de regulación, al estado general. El examen especial tiene como objetivo los cambios de los tegumentos del cuerpo y de los tejidos de apoyo. Se recomienda utilizar medios sencillos y operativos: observación, preguntas y palpaciones.

Los índices fundamentales (pulso antes y después del masaje, tono de los músculos que ejecutan la carga principal, peso corporal, etc.), deben ser anotados en una ficha especial. Estos datos sobre el estado del deportista son particularmente útiles al masajista antes de las competiciones y durante las mismas, sobre todo cuando sea preciso ayudar al deportista a descansar antes de cada carrera, antes de cada actuación en cada aparato, cuando no hay que dejar que se desanime después de una derrota, cuando hay que ayudarle a dormir después de un día de gran tensión, etc.).

El masaje implica una gran pérdida de energía. Conviene por tanto que el masajista organice bien su trabajo y observe las reglas higiénicas del mismo. Hay que saber aprender a ahorrar la energía propia, a no hacer movimientos inútiles. Los movimientos de las manos deben ser suaves, rítmicos, seguidos. Hay que alternar el trabajo con la mano izquierda y con la mano derecha, lo que implica aprender a hacer el masaje con ambas manos. Es preciso saber aplicar sólo en los músculos y los grupos musculares que deben participar para una determinada técnica de masaje. Si por ejemplo se puede ejecutar una técnica sólo con la mano, no hay que utilizar el antebrazo, el hombro y sobre todo el tronco. Además, teniendo en cuenta las leyes biomecánicas, es preferible utilizar el peso de la palanca del hueso.

Dicho de otro modo, cuando es imprescindible intensificar la acción de la técnica, conviene utilizar el peso del brazo, y a veces del tronco, pero en ningún caso hay que ejecutar la técnica de masaje tensando músculos “inútiles”.

Las manos deben ser plásticas, fuertes y resistentes. Estas cualidades se trabajan utilizando el “espander” para la mano y el brazo, pesas Hantel, ejercicios como las flexiones de cara al suelo, etc. Es muy útil el automasaje de los brazos combinándolo con otros ejercicios. Es muy importante prestar atención a:

- la capacidad de abducción entre el dedo mayor y el índice, así como entre todos los dedos;

- la capacidad de los extensores, sobre todo del dedo gordo;

- la fuerza de los extensores, sobre todo el dedo gordo;

- la movilidad de la articulación del radio;

- la movilidad de las articulaciones interfalángicas, metacarpofalángicas y metacarpianas (movimientos circulares con los dedos).

El masajista debe siempre preocuparse de que sus manos estén secas, limpias, calientes y blandas. Para combatir las manos frías y húmedas, dan muy buenos resultados los baños templados con cambio de temperatura, frotarse las manos con zumo de limón o con alcohol. A veces se forman grietas cuando las manos se lavan con muchas frecuencia. Por ello, conviene utilizar una crema grasa. Hay que cuidarse los callos sistemáticamente.

El masajista debe tener las uñas cortas, que no sobresalgan de las puntas de los dedos. No debe llevar joyas en las manos (anillos, pulseras, etc.), para no lastimar la piel del paciente. Debe llevar siempre una bata limpia de algodón con manga corta.

El masajista debe planificar su trabajo para realizar las sesiones de masaje más largas y difíciles al principio de su jornada laboral. Hay que intentar alternarlas con sesiones más fáciles. Durante cada jornada de trabajo, se recomienda hacer 2 o 3 descansos de entre 5 y 10 minutos.

Un régimen de trabajo no adecuado a las reglas puede provocar platidopia, el ensanchamiento de las venas de las extremidades inferiores, la alteración de los órganos internos, puede empeorar la circulación sanguínea en la cavidad abdominal, provocar hemorroides, estreñimiento, etc. El masajista debe variar su postura de trabajo. En los descansos entre cada sesión debe ejecutar ejercicios físicos para mejorar la postura y la circulación. Para cansarse menos, hay que elegir una posición de partida que no provoque una tensión excesiva de los músculos, de los ligamentos, que no provoque una retención de las respiración, pero que el mismo tiempo permita acceder libremente a la zona del cuerpo del paciente donde ejecuta el masaje.

Durante el masaje no conviene hablar, porque supone un cansancio suplementario para el masajista y el paciente no logra relajarse plenamente.

Requisitos que debe cumplir el paciente. Antes de la sesión de masaje, el paciente debe tomar una ducha templada y, si las condiciones no lo permiten, secarse con una toalla húmeda y luego con una seca. Se puede frotar la parte a tratar con agua oxigenada.

El paciente debe desnudarse de modo que su ropa no perjudique la eficacia del masaje. La ropa no debe molestarle, no debe distraerle o molestar al masajista.

Cuando el cuero cabelludo es muy abundante y para evitar provocar excitación, se puede hacer el masaje con una sábana o aplicando distintas emulsiones para el masaje. En numerosas modalidades deportivas, hay que realizar el masaje a través de mallas o pantalones. Ello se debe a que no hay tiempo para cambiarse de ropa y a que, por otra parte, las mallas o el pantalón de chandal conservan el calor después del masaje, lo cual es indispensable para los músculos. Después del masaje de recuperación, conviene ponerse un chandal de lana o taparse con una manta para recuperar antes la capacidad de trabajo.

No hay que hacer el masaje del cuerpo sin aplicar las medidas preventivas correspondientes si existen heridas en la piel, arañazos que se han producido poco antes del masaje. Antes de iniciar el masaje, es indispensable lavar esas zonas con agua bórica. Si la piel sufre eczema, hay que renunciar al masaje hasta la total curación.

Para lograr el máximo efecto del masaje, hay que relajar el cuerpo enteramente, sobre todo los músculos y articulaciones donde éste se aplicará. Para conseguirlo se elige racionalmente las posiciones de partida. Si no se logra inmediatamente, es indispensable aprender a relajarse activamente.

Cuando el paciente está acostado sobre la espalda, la posición fisiológica media para los músculos de la extremidad superior estará en un ángulo de 45a de separación del hombro, flexión del antebrazo a nivel del codo con un ángulo de 110a, flexión de la mano en la articulación del radio con un ángulo de 95-100° (con los dedos semiflexionados). La posición fisiológica media para las extremidades inferiores será una separación de la vertical de 35a, una flexión a la altura de las rodillas de 45a.

Cuando el paciente está en decúbito prono, es preferible, para una mejor relajación de los músculos de las extremidades superiores, adoptar la posición de partida que se describe en el capítulo de las técnicas de masaje. Para relajar los músculos de las extremidades inferiores, conviene colocar un travesaño o sostener la pierna por debajo. El ángulo de flexión de la rodilla es de 2540°, depende de la altura de la camilla y de la altura del masajista.

Ungüentos. Para que las manos puedan deslizarse mejor por el cuerpo del paciente, se suelen aplicar ungüentos. Los más corrientes son el talco, los polvos de arroz, polvos para niños y la crema de masaje. Los polvos de talco no manchan la piel, se eliminan fácilmente, absorven bien la grasa y el sudor y suavizan la piel.

Numerosos especialistas recomiendan hacer el masaje sobre la piel seca, sin ungüentos.

Indicaciones y contraindicaciones del masaje. Pueden recibir el masaje todas las personas sanas sin olvidar su edad y la capacidad de reacción de su sistema nervioso. El masaje de los niños no debe ser largo ni demasiado enérgico porque los tegumentos de los niños son muy delicados. El masaje en personas mayores puede ser perjudicial, como también en personas que han guardado cama durante un largo período de tiempo. Las primeras sesiones de masaje deben ser más cortas, con técnicas menos intensas que las sesiones siguientes para crear poco a poco un hábito.

El masaje deportivo está contraindicado cuando aumenta la temperatura corporal, cuando hay inflamaciones, enfermedades de la piel, una gran excitabilidad dérmica, tendencia a las hemorragias, hinchazón de las venas. El masaje está contraindicado cuando existen tumores malignos y benignos. No hay que hacer masaje en los lunares. Tampoco en el vientre durante la menstruación, el embarazo, en casos de hernia, piedras en la vesícula biliar o en la vejiga. En el caso de algunas enfermedades, el masaje se puede recomendar según determinadas circunstancias, aunque siempre con autorización del médico.

Contraindicaciones del masaje terapéutico.

El masaje deportivo

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