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6. Las políticas públicas y el vínculo Cultura-Educación

Entendemos como necesaria la vinculación entre las áreas de educación y cultura para el buen desarrollo de políticas democratizadoras ya que las desigualdades socioeconómicas condicionan la formación de hábitos y gustos generando diferencias en la apropiación de la cultura, y el cambio podría producirse mediante programas regulares que intervengan en las causas que generan la desigualdad económica y cultural.

Respecto de las políticas orientadas a la formación de públicos, consideramos que acciones de mediación con programas articulados en múltiples áreas (cultura, educación, desarrollo social, etc.) contribuirían a “programar” el consumo de los individuos, como refiere García Canclini (1990) y favorecerían el desarrollo social. El arte y la cultura, como derecho de todos y cada uno de los individuos que conforman una sociedad, amplían el horizonte de las personas, nos hacen más críticos de la realidad y, por lo tanto, más tolerantes y conscientes del rol de cada uno como aportantes al desarrollo integral de la sociedad a la cual pertenecemos. Estos conceptos resultan enriquecedores para el presente trabajo, que observa, en los casos estudiados, el campo de la mediación (educación/formación) y su contribución al acceso de los públicos a la cultura.

Los grupos minoritarios o desfavorecidos no son solo aquellos que no cuentan con recursos económicos para acceder a los bienes o servicios culturales. Los jóvenes que asisten a las escuelas públicas de CABA, por ejemplo, en su mayoría desconocen la enorme oferta que la ciudad tiene en una paleta variopinta de disciplinas y estilos.

De acuerdo con la siguiente opinión de Ana Durán sería oportuno inferir que una política específica operaría favorablemente en ese sentido.

La posibilidad de crear y decodificar metáforas, la amplificación del mundo que habitamos, el desarrollo de los potenciales cognitivos particulares orientados en este sentido, imaginar lo que no existe, la captura del momento presente, la visión crítica de la sociedad en la que vivimos, la posibilidad de hacer foco en temas existenciales que en el cotidiano aparecen como triviales, el impacto en las emociones y la cohesión entre quienes viven esa experiencia estética... son operaciones posibles en el desarrollo y apreciación de las artes (2015, p. 23, 24).

En esta línea, las medidas que solo se ocupen de favorecer económicamente el acceso (espectáculos gratuitos) no serían suficientes. Un plan de trabajo centrado en la mediación que necesariamente incluya la formación planificada con un control sostenido sería, en un futuro, lo que podría garantizar el desarrollo integral del que venimos hablando.

Siguiendo esta línea, acordamos con Olmos (2001, p. 45) respecto de que es importante priorizar las políticas de convenios por encima de las subvenciones. Esto no implica acabar con las subvenciones pero sí preferir los convenios porque involucran compromiso de cada parte, lo cual facilita el control y por tanto el cumplimiento de las metas propuestas.

El desarrollo como otra de las metas

El desarrollo humano involucra tanto el de los sujetos individuales como el de los colectivos, en su cotidianeidad. Como señala Olmos (2008), es allí donde la política cultural como acción transversal (Margulis, Urresti y Lewin, 2014) debe modificar esa cotidianeidad mediante la aplicación de políticas culturales que contribuyan al desarrollo.

En muchas ocasiones, la cultura y la política parecieran pertenecer a esferas opuestas. Generalmente, los problemas que se consideran más acuciantes para una sociedad no involucran a la cultura. Esta concepción, que es cultural, incluso alcanza a los políticos, intelectuales y artistas. Se podría pensar, entonces, que esta forma cultural de no considerar a la cultura como eje transversal contribuye a que el desarrollo entre en crisis. En tiempos en que palabras como desarrollo, cultura y ciudadanía parecen ganar protagonismo, también cabe preguntarse en qué medida las políticas culturales están en real sintonía con los planes que las impulsan.

Nuevos públicos para las artes escénicas

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