Читать книгу Dimensiones humanas en acción : Ser para saber obrar - Andrés González Duperly - Страница 13
ОглавлениеEl nombre del navío se llama Ser para Saber Obrar; la quilla es la ética. Zarpa desde una bahía filosófico-práctica donde se imaginan y razonan las naves-ideas de la travesía para llevar la embarcación (el alma) con aspiraciones de destino misional hacia la transcendencia. Su capitán es el Directivo Integral de Vida, quien, con las luminarias del Firmamento mantiene el rumbo hacia el boreal del sí mismo en aguas de altamar. Las Dimensiones Humanas en Acción son el timón y el gobierno por la autonomía y la voluntad direccionada, siempre guiando y sorteando borrascas durante toda la noche de la vida en las incertidumbres de la existencia. La carta naútica delimita las Áreas de Concentración Individual que le dan al recorrido un sentido práctico. Las velas son las virtudes, las habilidades transversales y en su contexto, las competencias y facultades endógenas que propulsan el navío mediante la acción del viento que sería la consciencia que se siente y se intuye espiritual1.
Al referirnos a la bahía filosófico-práctica y a las naves ideas, aclaramos:
1. Por el costado occidental de la geografía, la filososofía-práctica se estudia desde dos ramas con sus respectivas raíces: la ética y la estética en Faría (1955), Edwards (1965), Reichenbach (1951) y Brugger (2015).
Y en su esencia, la ética reflexiona para valorar la bondad de la conducta humana. Su objeto: el ser racional en las luchas de toda la noche de la vida y las obligaciones morales para con el prójimo en las paradojas y las dualidades, la autonomía de la voluntad, la ley, la libertad, en fin…, la ética que se ocupa de las nociones de interés práctico por parte de cada Individuo Interior, el ser consciente que siente el pensamiento y piensa el sentimiento y vive el sentido de la eticidad en el rigor de la integridad en la intimidad. Por su parte, la estética trata sobre temas como la esencia del arte, la belleza, la creacíon artística y el valor cultural y práctico que tiene la realidad física, productiva. Se ocupa de la realidad del entendimiento en el lenguaje poético y musical y abre notables ideas desde los muelles de la iniciativa y la imaginación.
2. Por el costado oriental de la bahía de la alegoría, se encuentra la filosofía especulativa, que se bifurca en la filosofía de la naturaleza y la metafísica.
Y de nuevo, en las esencias, la filosofía de la naturaleza discurre sobre el Universo en dos epítomes: la cosmología y la psicología racional. La cosmológica discurre sobre la materia y su esencia, el fin y origen del Universo (el cosmos), la esencia de las cantidades y la extensión, el tiempo y la evolución. Inversamente, la psicología racional (la del ser que se da cuenta del sí-mismo), versa sobre el ser humano, la intencionalidad, la consciencia, el alma, las facultades, la libertad, la interacción, el entendimiento, etc. (Spinoza, 2006; Kant, 1999; Brugger, 2015).
De manera que esta propuesta se ocupa y se fundamenta en ambas filosofías y en las respectivas disciplinas. En el esquema 1, abajo, nos apoyamos en el lenguaje sincrético de la metafísica –disciplina que arroja luces sobre la ontología, la epistemología y la gneosología en pro de las fundamentaciones hermanadas de Ser para Saber Obrar–. De tal forma que el objetivo (por cierto temerario) de este intento consiste en proponer una teoría de un esquema dimensional desde la cofa del navío, cuando el vigía está siempre presto a anunciar contingencias, asegurando las bases de los valores intelectuales y morales que heredamos de la filosofía grecolatina, tan abandonada por dos siglos y en una posmodernidad que la pide a gritos. Desde tenues estrellas estelares en torno a un centro de gravedad común, sugerimos complementar los procesos de enseñanza-aprendizaje del presente-futuro mediante una propuesta que comprende virtudes cardinales, seleccionadas habilidades transversales con las respectivas competencias y tres facultades éndogenas para los directivos integrales de vida, o bien, individuos interiores.
La propuesta sugiere considerar una teoría basada en cuatro Dimensiones Humanas en Acción para, por medio de formaciones didácticas de corta duración y con salida práctica a nivel personal y laboral (hacia el muelle del autoentendimiento), fortalecer transcendentes competencias (herramentales) y minimizar las fragmentaciones frente a las disrupciones tecnológicas y las transformaciones digitales en crecimiento exponencial, frente al mundo de hiperconsumo y fondo, de tantos vanos, fugaces y ligeros placeres de los hijos de esta vida, mundo colmado de injusticias, miserias, males y peligros, incluyendo los del alma en las mixturas de sollozos, suspiros, sonrisas y todas las sorpresas.
ESQUEMA 1
EL SER, SABER Y OBRAR (SSO) LAS DIMENSIONES HUMANAS EN ACCIÓN (DHA) Y LAS DIVISIONES DE LA FILOSOFÍA
En nuestra alegoría, el navío circunda las geografía de la consciencia espiritual en la desembocadura del río y la gran bahía que inspira las Dimensiones Humanas en Acción: Ser para Saber Obrar; prosigue haciendo escalas en los causes de las Dimensiones Humanas en Acción, asomándose a la ontología, que se ocupa del sentido del ser (para nosotros integral) en general y la relación natural con la epistemología del conocimiento aproximándonos a las curiosidades innatas del ser humano, a ese querer saber más de todo en las floraciones de los pensamientos, sentimientos, sensaciones, intuiciones y transformaciones en el interior del ser. Pasamos de esta forma al saber y obrar y a otras trilogías en las interrelaciones de la psicología práctica y sus maravillosas teorías, evidencias de la teoría de la acción desde nuestro referente gnoseológico, el obrar.
Al estudiar sobre los sistemas de la vida sostenible al interior del ser humano y sobre las luces que alumbran la travesía de cada quien, y con base en la búsqueda de verdades en los diferentes estados de consciencia, miraremos las realidades que a nuestro parecer fundamentan las habilidades transversales, para que el lector reflexione sobre ellas y determine en dónde se encuentra frente a sí con respecto a cada una. Con base en esto, en la segunda fase, el lector, que en su interés y deseos podrá aprender y quedar aprehendido como Directivo Integral de Vida, con las estrategias didáctico-pedagógicas de primer orden y en la intimidad y la profundidad de su interior, podrá navegar en buenas aguas en las cortas introspecciones de la filosofía, ciencia de ciencias, como veremos más adelante, y podrá poner en contexto el enfoque filosófico-práctico sobre el cual queremos reflexionar.
Los cinco capítulos convidan al Individuo Interior –el lector– a comprender los fundamentos y la vigencia que tienen las dimensiones que rigen al Ser para Saber Obrar en el arte y la ciencia de gobernar, gerenciar, liderar o manejar negocios o empresas y dirigir procesos organizacionales y educativos en cualquier nivel o latitud (independiente de la profesión y la experiencia laboral).
Estas reflexiones también se dirigen al estudioso o curioso del desarrollo personal, el autoconocimiento y la gobernabilidad, es decir, aquel que tenga interés en aproximarse a la luz y a las sombras de los conceptos obsoletos de ‘liderazgo’, ‘gerencia’… etc., y sus respectivas teorías y estilos. Por ejemplo, Jung lo expresa contundentemente: “no hay en efecto, una, sino numerosas psicologías modernas” y hoy sabemos que son diversas las “escuelas”. De igual manera, son diversas las filosofías, como “…la metafísica del espíritu a lo largo del siglo XIX que cediera el puesto a la metafísica de la materia…”, ah, sí en un “…trastocamiento irracional…” que lleva, por ejemplo, a “…deducir la fenomenología intelectual o espiritual de la actividad glandular” (Jung, 2013, p. 13) o, más paradójico aún, a la cerebral-neuronal. Y consideremos que la humanidad es sabia en los continuados períodos de reciclaje. Por lo general suele reaparecer el sentido poco común y se retoman las esencias. Así, hoy constatamos la artificialidad de las inteligencias en las tecnologías desalmadas por las disrupciones y huérfanas de consciencia. Y bueno, se van abriendo espacios en las investigaciones serias sobre la psiquis y, en ella, la consciencia, el inconsciente. Y, en el alma, estas se entrelazan e integran en las sensaciones, en la espiritualidad, en la ética, y en temas que no se pueden investigar teniendo en cuenta un solo aspecto. Se trata de temas cuyo estudio requiere tener en cuenta también los necesarios contrarios en las dualidades en la dialógica, o bien, en las unidualidades, lo cual constata que resulta proverbial en Aristóteles tener claro que “los extremos se tocan”.
En breve, en estas líneas pretendemos generar valor para construir el conocimiento y maximizar eficacias en el autogobierno, identificando estándares para comenzar a comprender, retener y, a futuro, aplicar las competencias herramentales blandas que se ofrecen en un manual-guía en la segunda fase de esta propuesta, producción que se fundamenta en las reflexiones sobre las habilidades transversales y las competencias colaterales y organizacionales, complementadas con las facultades endógenas y las trilogías que explicitamos en el capítulo primero.
La intención es la esencia de toda comunicación y la actitud es la esencia de la intención. Por tanto, con apertura de mente, corazón y voluntad, guiaremos el navío mirando la Estrella Polar; en el transcurso, también serviremos de vigía, vislumbrando futuros deseados a partir de la inmanencia que caracteriza al individuo interior, al directivo, a quien invitamos a adoptar, en sí mismo y para sí mismo, una visión integrada de la vida. Mediante sus facultades intelectivas, mantendrá prendida la lámpara de la mente-consciencia (y entiéndase, preliminarmente, que la consciencia será para nosotros el endocentro consciencial del sí mismo en las constelaciones de las ideas, sentimientos y sensaciones que cobran sentido en lo cotidiano). De manera que el endocentro consciencial del sí mismo, más profundo que los “yo” (ego en los roles de cada uno), es el fuero de los sentidos de la energía que alumbra aquello en que se está con ojos internos de inmanencia de la que cada uno es dueño. De esta manera, el endocentro consciencial es vitalmente interioridad en y para el sí-mismo (Quilmes, 2013). Posteriormente, desde una propuesta de una ontología de ser integral –que desarrollaremos en el capítulo segundo– reflexionaremos sobre el ser pluripersonal. Esta reflexión partirá del hecho de que sabemos que poseemos el germen de todos los defectos y de todas las virtudes y, por ello, nos sabemos duales, a veces contradictorios, en esta la lucha de toda la noche de la vida para ir mirando nuestra íntima Estrella Polar que nos guía en la bóveda celeste y orienta el sentido de nuestra corta existencia.
Y reiteramos, antes de cerrar este prólogo, que cada quien llega a diversos muelles en la cotidianidad por medio de la consciencia. Ese es el pequeño y, a la vez, el gran repositorio de la espiritualidad, endocentro e interlocutor inmanente del ser que se sabe pensamiento, la primera y fundamental cualidad espiritual, como veremos en el capítulo tercero. En ella, en la consciencia, cada quien autorreconociéndose vida significativa. Y siempre, siempre vamos navegando solitarios en aguas profundas del inconsciente, en una “existencia cuyo verdadero valor siempre se ha de estimar únicamente por la ausencia de dolores, y no por la presencia de placeres, y aún menos de esplendor” (Horacio, Epi. 1. 12, v. 1-4).
Como veremos, el Ser para Saber Obrar se estructura por medio de cuatro dimensiones humanas que estarán siempre en el fuero conciencial, recursos para detectar dónde es que cada quien no está frente a sí. En otras palabras, para saber dónde es que queremos estar frente a nuestra eticidad, que estudiaremos en el capítulo cuarto. De manera que los ejes dimensionales los entrevemos al interior de la consciencia, que en el común de las personas está mayormente dormida, en zona de confort con atención desconcentrada del sí mismo, centrada principalmente en los yo del egoismo, y disipada, además, por las atomizaciones del postmodernismo, como veremos a continuación en la introducción. En síntesis, el Directivo Integral de Vida, –individuo interior– navega con la carta dimensional y, si la reconoce y se orienta con ella, comenzará a darse cuenta de la necesidad de rescatar su sentido inmanente para trascender en las propuestas de Kant, Frankl y otros, de forma que las reflexiones de estos pensadores sean cimientos para los procesos de seguimiento en el desarrollo de las habilidades transversales.
En conclusión, el recorrido se inicia con la descripción de un marco metodológico, es decir, con la exposición de los desarrollos conceptuales de las nociones centrales de la propuesta dimensional. Así, se explicará la estructura teórica del enfoque filosófico-práctico del Ser para Saber Obrar, lo que implica pasar por temas transdisciplinares que se nutren de varias disciplinas con aproximaciones a las teorías que las atraviesan a todas y, por tanto, configuran una cuestión metadisciplinar (Rozo, 2004). Las salidas prácticas corresponden a las habilidades transversales, a los desarrollos complementarios de estas líneas, que se presentarán en la segunda fase en el manual-guía y que se aclara en el capítulo quinto. Los desarrollos aquí contenidos son el producto de investigaciones, espacios de autognosis, especulaciones (en la filosofía), “que significa observar y trasmitir un reflejo de una situación, o jugar con reflejos y suposiciones sobre lo observado” (DEC, 2018). Se trata también de intuiciones, semilleros de reflexiones basadas en percepciones y curiosidades convertidas en las experiencias al interior de las ciencias sociales, humanas y administrativas relacionadas con el autogobierno y la gobernanza en estadios del y para el mundo externo; en fin, todos estos, ¡regalos de la vida!
Comencemos.