Читать книгу Camino de héroes - Anji Carmelo - Страница 7
ОглавлениеPresentación
Este es el segundo libro que en poco más de un año presenta Anji Carmelo sobre el tema del dolor. En el primero, ya nos describe magistralmente la gran importancia que tiene en nuestras vidas el dolor en general, sobretodo el sufrimiento derivado de la pérdida de un ser querido y además nos señala caminos que pueden ayudar a superarla. El éxito que tuvo el primer libro la ha impulsado a publicar este segundo, profundizando en el mismo tema, en su filosofía y su importancia, porque no puede negarse que en el mundo material en el que vivimos, la muerte asusta a todo el mundo y la vida no es más que un tupido tejido de penas y alegrías con un ineludible trasfondo de dolores y sufrimientos con la muerte que al final nos espera a todos. Por eso se ha dicho que la vida es sufrimiento y dolor y todo aquel que después de una cierta edad todavía no lo ha entendido, será un desgraciado que no será capaz de entender nada. De toda la extensa gama de dolores que nos afectan, no hay duda que el dolor por la pérdida de un ser querido ocupa uno de los primeros lugares y de eso la autora nos hace una descripción perfecta.
La obra está dividida en diferentes capítulos que, si bien siguen un orden, se pueden leer separadamente, ya que cada uno trata de una faceta o aspecto diferente del tema.
En los primeros, trata de la gran profundidad de la pena tan profunda experimentada por la pérdida de todo los que queremos y que nos deja un vacío imposible de llenar en nuestras vidas, cosa que desconcierta y produce una sensación de protesta contra el destino que se comporta tan injustamente con nosotros. Esto y el carácter irreparable del hecho, puede conducir fácilmente a graves estados de depresión y desesperación en los espíritus débiles, del que no es fácil salirse si no se reacciona a tiempo.
En uno de los capítulos compara el estado en que deja la desaparición de una persona querida al que se encuentra solo en un desierto sin ver la salida. Es necesario encontrarla y el mismo libro de Anji nos ofrece caminos que aconsejan y animan.
Uno de ellos, consiste en poder reaccionar y volver a empezar el curso de la vida que no se puede interrumpir, y en eso el tiempo, con los hechos de la vida cotidiana, nos ayuda a superar estos estados y a dejar de lado el hundimiento en la tristeza, la depresión y el sentimiento de falsa culpabilidad que suele acompañar en estos casos, y empezar a pensar en los demás seres queridos que comparten nuestras penas y alegrías. A esto, dedica varios capítulos, unos sobre el sentido de la culpabilidad y el perdón y otros sobre la soledad.
La culpabilidad se refiere a la sensación que casi siempre se experimenta en esos casos en los que nos auto-acusamos por no haber hecho suficiente caso o no haber prestado suficiente atención a la vida de la persona querida. Hay que tener un gran sentido del perdón, de un perdón que abarque todo y a todos, a los otros y a uno mismo, si queremos adquirir la necesaria tranquilidad de espíritu.
Ya hemos dicho que uno de los primeros consuelos es el sentirse acompañado por personas queridas, pero mucho peor que la soledad es la compañía de personas indiferentes a nuestro dolor, tal y como expresa García Lorca en uno de sus poemas, cuando dice: “Se murió solo en la calle y nadie le conocía”, mostrándonos en pocas palabras la verdadera imagen de la soledad que nos es la de encontrarse solo en un desierto, sino que es mucho mayor la de encontrarse en medio de una multitud que nos desconoce.
También nos habla de creencias. La ciencia nos explica muchas cosas, pero no lo explica todo y hace falta recorrer las teorías y creencias. En efecto, la ciencia nos dice y demuestra que la materia que forma nuestro cuerpo cambia continuamente y que la muerte, igual que el nacimiento, forman parte indiscutible de la vida. También nos dice que la muerte comporta la desintegración de nuestro cuerpo material, que la materia no explica todos los fenómenos de la vida y que es necesario aceptar la existencia de un principio inmaterial, no objetivable ni detectable por los métodos científicos y de creencias religiosas, de tal manera que la parte más sustancialmente viva del hombre es el Espíritu y en el plan del Espíritu todos los seres son partes integrantes de un Todo Indisoluble y Universal.
La muerte. Con su carácter inexorable, plantea al hombre que reflexiona, la brevedad de la vida y el enigma de la eternidad, con su carácter absoluto, ante el cual todas las cosas de nuestro mundo que tanto nos preocupan, como son los intereses y deseos, las penas y dolores, caen en una total insignificancia. Por esto, Anji nos señala otra vía para huir de la abstracción estéril de la tristeza, que está en la misma introspección reflexiva que, además de demostrarnos la brevedad de la vida y la insignificancia de todas las cosas de este mundo, hace que este contacto con la profundidades de nuestro propio ser nos permita encontrar el recuerdo de la persona querida, que se nos aparece y acompaña con todas sus virtudes y detalles, como si todavía nos mirara y nos hablara.
Cuando de esta manera, conseguimos vencer el gran dolor que nos afecta, las cosas ya no son iguales que antes. Nuestro espíritu surge como de un baño purificador, que nos hace ser más tolerante y comprensibles; comprendemos más el dolor de los demás, el dolor que inunda el mundo y sentimos una compasión que lo abraza todo. Para llegar a este estado de perfección, hace falta conectar con el fondo más profundo de nuestra propia realidad, donde no existen las alteraciones del mundo material y, para llegar, lo que más ayuda es, sin lugar a dudas, la sublimación de un gran sufrimiento. Kyeserling, en su libro “Del sufrimiento a la Plenitud” nos dice: “Todo aquel que quiera llegar a una vida personal profunda de pasar por el sufrimiento”.
Anji Carmelo acaba su libro con una serie de preguntas dirigidas a personas que han pasado por la tragedia de perder un hijo o un pariente íntimo y en todos encuentra palabras de consuelo y señala camino para salir de la amenaza de la depresión y el desespero.
Dr. Moisés Broggi
Texto leído en la presentación de Camino de Héroes el 13 de Mayo 2002