Читать книгу Suelta cadenas - Antonio Bezjak - Страница 7
ОглавлениеPresentación
La historia la escriben los vencedores.
George Orwell
Entre mayo y julio de 1945, unas 300.000 personas entre soldados y civiles, entre los que había muchos niños, mujeres y ancianos de origen croata, esloveno, bosnio y otras etnias, a los que se sumaron un grupo menor de militares alemanes italianos, rusos blancos, húngaros, rumanos, españoles, georgianos, norcaucásicos, marroquís, argelinos y tunecinos, fueron cruelmente asesinados en lo que se llamó la «Masacre de Bleiburg». Esta interminable columna de prisioneros comenzó en Bleiburg y fue diezmada a medida que avanzaba, a manos del Ejército Popular de Liberación Yugoslavo, que comandaba el Mariscal Josip Broz «Tito» en el peor genocidio cometido por Yugoslavia al término de la Segunda Guerra Mundial.
Antun Bezjak, el protagonista de esta novela, formó parte de esta «Marcha de la Muerte» en la que cientos de miles de personas, soldados y civiles entre ellos muchos niños, mujeres y ancianos fueron obligados a caminar sin descanso por huellas de grava para líneas del ferrocarril con los pies descalzos y sangrantes sin agua ni comida, sometidos a constantes humillaciones, violaciones, palizas y torturas y a presenciar los fusilamientos diarios o las muertes que se sucedían en el camino por las heridas y el agotamiento.
Retenido en un campo de concentración, expuesto a toda clase de vejámenes y trabajos forzados, con apenas algo de comer y un suelo en el que reposar logró escapar e iniciar un largo y doloroso periplo, recorriendo cientos de kilómetros a pie, por senderos impracticables y cubiertos de nieve por el crudo invierno que azotaba la región.
Tras una fuga cinematográfica continuó su viaje desde su lejana y desgarrada Croacia hasta Italia y, tiempo después, hasta el puerto chileno de Valparaíso, a bordo de la motonave Antoniotto Usodimare. Su madre, su hermana y amigos mencionados no tuvieron la misma suerte.
La historia empuja a los seres humanos a alinearse en un bando. La elección no siempre se hace con plena conciencia y menos cuando la juventud enarbola la bandera de lucha. Antun Bezjak era muy joven cuando el llamado patriótico a formar una Croacia liberada golpeó a su puerta. Era joven y pleno de ideales. La historia le empujó hacia el bando perdedor de una cruenta guerra, la Segunda Guerra Mundial. Esta es su historia.
El autor es hijo de nuestro protagonista. Los retazos de largas charlas con su padre fueron anidando en su memoria. Pacientemente, ha esperado el momento adecuado para recuperar esos recuerdos y reconstruir su historia.
La intención de esta novela, así lo entendamos, no es reivindicar los bandos ni las banderas de lucha. Antes bien, es rescatar a los seres humanos que, más allá de los bandos, se nos hacen hermanos, porque a veces no saben por qué ríen, ni por qué sufren, ni por qué viven. Sus dolores y sueños nos hacen semejantes y nos permiten descubrir que una sola humanidad late en nuestros corazones.