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GLOSARIO55

ABSOLUTO (Deus sive Natura)

Es todo lo que existe sin límite ni determinación, luego es único y autocausado. Definido como la «sustancia» constituida por infinitos «atributos», cada uno infinito en su género y que expresa una esencia de aquélla, recibe el nombre de Dios (E1Def6) o Naturaleza, que en este plano se adjetiva como naturante (E1P29S): es lo absolutamente infinito y perfecto, lo que implica una potencia también absoluta de existir-actuar (E1P11S) y de pensar (E1P31); potencias que son actualizadas (a la vez que participan de ella en distintos grados) por todos los existentes, esto es, por los «modos» de la sustancia absoluta (que ya están en el plano de la «naturaleza naturada»). Además, lo divino es concebido en términos de inmanencia e impersonalidad (en contraste con el Dios trascendente y personal del monoteísmo), de manera que en él se identifican ser, poder, querer y entender (E1P17S), y resulta así la plenitud inmutable de lo real.

ACCIÓN Y PASIÓN (actio-passio)

El sujeto es activo cuando su sola naturaleza particular es la causa exclusiva —y claramente percibida— de un efecto, sea interno o externo. En cambio, padece cuando éste obedece a una causa ajena o cuenta con el concurso sólo parcial de uno mismo (E3Def2). En el primer caso hay una iniciativa generadora o al menos el conocimiento y la asunción de lo que ocurre, mientras que en el segundo prima la dependencia y la confusión.

AFECCIÓN Y AFECTO (affectio-affectus)

La afección (affectio) resulta de sentir y percibir (E2Ax4 y 5) el contacto —que deja huella— de otros cuerpos o modos de pensar, lo que produce cambios internos e imágenes del objeto externo (E3Post2). El afecto (affectus) es la idea de la afección, lo que conlleva conciencia y sentimiento que se traducen en una variación hacia una mayor o menor potencia del sujeto (E3Def3), por lo que el afecto es activo o pasivo, respectivamente.

AFIRMACIÓN Y NEGACIÓN (affirmatio-negatio)

Afirmar es referirse a una realidad como positividad, esto es, adoptar una posición de existencia que la reconoce perfecta en sí misma en un sentido descriptivo u ontológico, y no juzga en sentido prescriptivo o moral (E2Def6). Frente a esta naturaleza efectivamente existente, la negación no es nada porque sólo alude a una «privación» ajena a la cosa misma, remite a una carencia irreal y extrínseca, a menudo surgida de la comparación con lo que no es ella.

ALEGRÍA Y TRISTEZA ( laetitia-tristitia)

La primera es el «paso» a una mayor perfección, es decir, a una mayor realidad o potencia, luego hay un cierto crecimiento interno; y pueden darse afectos de alegría activos o pasivos en función de si uno mismo es causa o no de ellos. La tristeza es el «paso» a una menor perfección (no la privación de una mayor), es decir, el acto por el que —a diferencia de la alegría— disminuye la potencia del sujeto y en consecuencia sus capacidades intelectuales y anímicas (E3AD7). El predominio de un grupo de afectos u otro marca el estilo de vida, sabio y expansivo el alegre, torpe y reprimido el triste.

BUENO Y MALO (bonum-malum)

Es bueno lo que favorece la relación de movimiento y reposo (M-R) que articula las partes del cuerpo humano (E3P39); lo que ayuda a acercarse al modelo ideal de naturaleza humana elegido como guía estratégica de la conducta (E4Praef.); lo que concuerda con la propia naturaleza, especialmente en términos racionales (E4P40); también lo es cuanto promueve el desarrollo de la racionalidad (E4P27 y A5); y, finalmente, todo lo que reporta con certeza alguna utilidad, mientras que es nocivo aquello que lo impide (E4Def1 y 2). Como es obvio, se llama malo a lo contrario en los cinco sentidos mencionados, toda vez que es algo derivado y está en función de lo bueno. No hay un bien o un mal absolutos, sino unas relaciones valorativas adaptadas a la situación (E4Praef.), lo que no supone un puro relativismo, sino una inteligencia flexible de lo que conviene.

CAUSA (causa)

Todo lo que existe se relaciona causalmente, de manera que este vínculo constante permite hablar de «orden y conexión» (E2P7), de leyes naturales, etc., por contraste con lo que sería el caos o la excepción sobrenatural (el milagro). Como ya afirmó la tradición y la ciencia moderna lleva al límite, la inteligibilidad de lo real descansa en el conocimiento de los efectos por las causas (TIE 85, E1Ax4), lo que se resume en el adagio causa sive ratio o dar razón causal de algo. Hay que partir de lo que es causa de sí (Dios) y comprender desde ahí las secuencias productoras (E1Def1, P16, P18, P28) que eliminan la contingencia y la indeterminación (E1P27 y P29). Ahora bien, a menudo no es posible conocer la concatenación causal de la realidad a escala microfísica, lo que abre la puerta a la consideración —en la vida cotidiana— de las cosas «como si» fueran posibles.

COMPOSICIÓN (compositio)

Esta noción física de la composición de elementos diversos según proporciones estables resume un modelo global de pensamiento, definido por lo que podría llamarse principio cooperativo (E2Def7), toda vez que puede aplicarse el binomio todo-partes a los distintos ámbitos y permite la integración y la suma de fuerzas. Frente al antagonismo irresoluble, la entropía y la dispersión de las identidades, se trata de conocer (sentido epistémico) y establecer (sentido ético-político) relaciones tanto internas como externas a favor de lo común y la concordancia.

CONCIENCIA (conscientia)

El ser humano tiene la capacidad —en virtud de su compleja constitución psicofísica (E2P13Post) y de la rica interacción con el entorno (E2P23 y P29)— de tener conciencia de sí mismo y de las cosas, esto es, la autoconciencia surgida al sentir afecciones y afectos, ya que la idea se desdobla en «idea de la idea» y se ve reflexivamente (E2P21). Pero hay múltiples aspectos no conscientes (ignorancia de las causas) que inducen a graves errores y la conciencia no basta por sí sola para generar verdadero conocimiento, así como éste necesita producir afectos dichosos para ser transformador. Luego estamos muy lejos de la vieja concepción moralista de la conciencia como instancia innata y suficiente.

CONOCIMIENTO, TIPOS DE (imaginatio-ratio-intuitio)

Al conocer es la cosa misma la que se afirma en el entendimiento mediante su idea adecuada, tal como es en Dios, una vez concebida por la potencia de pensar. Sin embargo, es preciso distinguir tipos (que son grados de menor a mayor perfección) en el conocimiento: a) el imaginativo es útil en ocasiones, pero insuficiente por ser vago y fragmentario, amén de estar ligado a las pasiones, a menudo tristes; b) el racional es activo y causal, permite vincular las cosas según lo que comparten (nociones comunes) y ofrece así un marco de referencia fiable, por lo que engendra afectos dichosos; c) el intuitivo capta de manera plena e inmediata las esencias singulares de las cosas y las sitúa en Dios, lo que proporciona la máxima cualificación y la correspondiente conciencia amorosa de unidad (E2P40S1 y 2, P41, P42; E5P36). El primer tipo aísla y mutila, el segundo conecta aspectos parciales y el tercero aprehende individuos completos.

CUERPO Y MENTE, ALMA (corpus-mens, anima)

El cuerpo es un modo del atributo de la «extensión» y el alma (en rigor la mente, o mens) lo es del atributo «pensamiento», y entre ambos hay una estricta correspondencia de «orden y conexión» (E2P7S). Esta pareja constituye a todo individuo, incluido el humano (E2P21S), para entender el cual hay que partir del campo de la experiencia corpórea y sus relaciones con el mundo y afirmar después el alma como idea reflexiva del cuerpo (E2P13 y P14), que registra otras ideas y afectos. La cantidad y la calidad de las actividades en ambos planos es correlativa y en ningún caso puede concebirse el dualismo al modo platónico o cartesiano, lo que no obsta para que el alma tenga sus propias vías de cumplimiento intelectual (E5P20S, P23S y P39S).

ESENCIA Y EXISTENCIA (essentia-existentia, sive duratio)

La esencia es lo que define a una cosa, de modo que no pueden ser ni concebirse una sin la otra (E2Def2). La esencia absoluta de Dios o la naturaleza se expresa en los infinitos atributos, y éstos se re-expresan en los modos, pero en aquél la existencia es necesaria y en el plano de la finitud no ocurre así. En sentido «intensional» de eternidad e implicación de esencias hay perfecta concordancia, mientras que en un sentido «extensional» de explicación, relativo al espacio-tiempo, surge la interacción de las existencias y con frecuencia el choque. A su vez, la esencia de cualquier cosa es lo mismo que su potencia, lo que le confiere un carácter dinámico, y se denomina conatus o esfuerzo por perseverar en la existencia (E3P7), sólo destruido por una fuerza antagónica mayor que produce la muerte.

EXPERIENCIA Y RAZÓN (experientia-ratio)

Conviene considerar ambas como complementarias antes que opuestas. Si bien la razón es prioritaria como la mejor parte del ser humano, la fuente de todo beneficio duradero y la norma de la virtud (E2P49S, E4P23-28 y E4A4), no deja de ser la experiencia la que provee motivos para la reflexión y enseñanzas prácticas diversas (sociopolíticas, históricas y afectivas), así como la vía inestimable para pasar de lo general a lo particular (Ep 10, TP 1/2 y 3). La sabiduría consiste, claro está, en combinar bien las dos en la vida cotidiana, lo que pasa necesariamente por la creación de estructuras políticas que lo faciliten.

IDEA (idea)

Las ideas que tenemos en sentido epistemológico (no el alma-idea que somos) obedecen a las afecciones del cuerpo y/o a la potencia de pensar. Pueden ser inadecuadas (propias de la imaginación) o adecuadas (racionales e intuitivas), lo que implica, respectivamente, que son meras representaciones reflejas de estados de cosas o construcciones activas con propiedades intrínsecas que las convierten en verdadera explicación de las cosas (E2Def3 y 4). Según predomine una u otra forma de saber, se darán afectos pasivos o activos, tristes o dichosos. La idea verdadera de la razón supone además la concordancia con el objeto ideado, es parte del entendimiento divino y lleva implícita la certeza, luego uno sabe que sabe (E2P43S). La intuición, por su parte, podría decirse que logra la plena transparencia entre Dios, la cosa y el alma a través de la misma idea que los hilvana.

INDIVIDUO (individuum)

Es un compuesto de elementos menores (E2P13Ax3), dicho en general, pero de modo más preciso es la unión de idea y cuerpo (E2P21S), por lo que supone la unidad básica y contable de los seres finitos. A la vez, se funda en un determinado grado de potencia participada de la divina (E4P4) y en una «proporción» característica de movimiento y reposo que aglutina a sus constituyentes, pues cuerpo y alma están igualmente compuestos. Además, puede concebirse la naturaleza como un individuo infinito inmutable o «relación de relaciones», en tanto que son variables todos los individuos finitos articulados en escalas crecientes de composición (E2P13 A y L). El Estado es una clase significativa de individuo compuesto por otros, cual si estuviera dotado de un solo cuerpo y una sola mente, así como estructurado según relaciones institucionales precisas.

LIBERTAD Y NECESIDAD (libertas-necessitas)

La libertad es la afirmación de la necesidad de una naturaleza particular, esto es, de su ser; por eso se habla de la «libre necesidad» (Ep 58), sea en la forma plena e incondicionada de lo absoluto o en la mucho más restringida de los seres finitos, donde hay determinación entre ellos que coacciona (E1Def7). Ser libre, en cualquier caso, es hacer valer la propia esencia-potencia frente a otras, en el marco de las relaciones causales que a todos conciernen, no en el ámbito irreal de la voluntad indiferente: los seres humanos se guían por la razón para conducirse con lucidez, es decir, para «afirmar y negar» con conocimiento de causa en cada situación (Ep 21) y actuar así de la manera más «eficiente».

MÉTODO (methodus)

Dada la existencia de una fuerza innata o potencia de pensar (TIE 31 y 37) capaz de generar ideas adecuadas, el método consiste en guiarla y ejercerla para conseguir un razonamiento genético (explicación por la causa) riguroso. De ahí el uso del célebre estilo «geométrico»: definiciones y axiomas se trenzan para mostrar su coherencia y permitir la cadena deductiva de las demostraciones, lo que supone que esas afirmaciones pasen de meramente «nominales» a ser «reales» y den cuenta de la naturaleza de las cosas. La temprana idea de operar como un «autómata intelectual» (TIE 85), concebida para imponer el entendimiento a las injerencias de la voluntad, deja paso después a una posición metodológica flexible e incluso didáctica: hay «dictámenes de la razón» que pueden ser expuestos con claridad sin recurrir al «prolijo orden geométrico», para facilitar su comprensión a más gente (E4P18S), además de los prefacios, los apéndices y los escolios sumamente ilustrativos. El método, en fin, no es tan mecánico como pudiera parecer y está al servicio de la razón, no al revés.

NOCIONES COMUNES (notiones comunes)

Expresan lo común al todo y a las partes, en particular en sentido físico (E2P37-40), por lo que ahí nunca cabe el error que nace de aislar y fragmentar. Son ideas adecuadas que recogen una «composición» de elementos y propiedades (tienen carácter gnoseológico «federativo»), lo que se completa en un plano práctico con la consideración positiva de cuanto es concordante con el sujeto en diferentes grados y escalas. Al límite, puede decirse que las nociones comunes son una suerte de «tejido conectivo» entre mente y mundo, pues captan los nexos físico-ontológicos de la realidad que permiten orientarse bien y dan lugar a los afectos dichosos igualmente unitivos.

POTENCIA (potentia)

Esencia y potencia son lo mismo, según consta, luego no cabe la distinción aristotélica entre acto y potencia, sino la afirmación del ser como una entidad activa y dinámica. Esto significa en Dios que se cumple o realiza su doble potencia absoluta de ser y pensar, a través de la acción de los innumerables modos finitos (E2P7C), los cuales, a su vez, desarrollan en diferente medida (siempre limitada) las aptitudes de su potencia esencial o conatus para afectar y ser afectados, es decir, para interactuar conforme a su naturaleza particular. El registro de los individuos humanos es mayor y es consciente —se llama «deseo» (cupiditas, E3P9S)—, e incluye una gran variedad de intercambios y afectos, orientados a perseverar en la existencia y proclives a la expansividad de sí (E3P28 y Del deseo, E4P38). La razón incrementa esa potencia mediante la elucidación de sus encuentros de toda clase, hasta desembocar en lo que podría llamarse el «deseo reflexivo o ilustrado» del sabio. Además, la potencia entendida como «derecho natural» de cada uno (TTP 16) es la base sobre la que construir la vida política, desde el respeto a los individuos.

SOCIEDAD (civitas, respublica, multitudo)

Surge de la composición —mediante pacto— de las potencias individuales, en aras de la común utilidad y del apetecido beneficio para todos (TP 2 y 3), y se generaliza como que nada hay más útil que el hombre para el hombre, especialmente si se guía por la razón (E4P35C y S). La potentia se transforma en potestas o poder con el tránsito desde lo natural a lo civil, basado en esa cesión (parcial) de las potencias particulares al poder de la autoridad —organizado en instituciones al modo de un «individuo compuesto»—, la cual emite leyes y establece criterios de valor de obligado acatamiento (E4P37S). El eje de la relación entre el Estado y los ciudadanos (que no sólo súbditos) es el consenso o «común acuerdo» en el que descansa el contrato de convivencia y gobierno, el cual debe cumplirse y revalidarse cotidianamente por ambas partes (que lo son de un mismo todo).

SUSTANCIA Y MODO (substantia-modus)

El modo no tiene la autonomía ontológica y conceptual de la sustancia (que es en sí y se concibe por sí), sino que depende causalmente de ella y se entiende como su afección o manifestación finita particular (E1Def3 y 5). La infinita pluralidad de los modos responde a los infinitos atributos (o dimensiones) de la sustancia y se encuadran en ellos de forma «paralela» o correlativa: una sola «modificación» de la sustancia se expresa de una manera modal distinta en cada uno de los atributos (E2P7), lo que permite desplegar la absoluta riqueza cualitativa del ser sin perder su unidad cuantitativa. Por otro lado, existen modos infinitos que los organizan (inmediatos: entendimiento infinito en el atributo del pensamiento y movimiento y reposo en el de la extensión; mediato: la Facies totius universi o individuo infinito compuesto), pero ello no supone mediación ni simetría entre la sustancia y los modos finitos. Sin embargo, se trata de los dos polos recíprocos de una misma realidad.

VIRTUD Y FELICIDAD (virtus-beatitudo, felicitas)

Potencia y virtud son nociones equivalentes en cuanto que consisten en hacer algo que se puede entender por las solas leyes de una naturaleza individual (E4Def8). Lo que importa es la autonomía del sujeto, cuya fuerza arraiga en su conato, y la felicidad le es inherente: no es un premio externo, sino que consiste en autoconservarse como fin en sí mismo y además de la máxima dignidad (E4P18S). Luego aquí la supervivencia es entendida como la previa afirmación que resulta plataforma imprescindible para lograr la vida buena (E4P21, P22), una vez guiada por la razón (E4P24), lo que la llena de dicha. El modelo de excelencia que encarna el sabio funde virtud y felicidad, porque sólo hay sabiduría allí donde hay potencia alegre, y viceversa; de manera que el virtuoso no lo es por obedecer mandatos ajenos, sino por afinar cuanto puede sus capacidades vitales y enseñar con su ejemplo vivo el camino a otros.

55 Emparejamos algunos términos, al igual que en la exposición anterior, para mostrar mejor sus relaciones de complementariedad y/o antagonismo, así como su papel vertebrador del conjunto.

Spinoza

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