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El plan de acción de Baxter para el discipulado

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Una revisión más completa de la primera mitad de Un directorio cristiano se hace necesaria. El don de Baxter para el análisis temático le sirve mucho al ir a través de todo lo que ve involucrado en la conducta apropiada de la vida espiritual de uno. Esta reseña tiene la calidad y la autoridad de una obra maestra; es fundamental y constituye el marco dentro del cual la depresión espiritual debe ser percibida y tratada.

Seguidamente al material evangelístico y catequético con el que abre el Directorio (pues Baxter está claramente pensando en todo el trabajo sobre el modelo de un curso de catecismo), Baxter establece diecisiete “Indicaciones mayores” para una “Vida de fe y santidad: conteniendo los esenciales de la devoción y el cristianismo”.5

Así es como se ve el listado abreviado:

1.Entender la naturaleza, el fundamento, la razón y el orden de la fe y la devoción.

2.Cómo vivir por fe en Cristo.

3.Cómo creer en el Espíritu Santo y vivir por su gracia.

4.Para un conocimiento de Dios verdadero, ordenado y práctico.

5.De autoresignación ante Dios como nuestro dueño.

6.De la sujeción a Dios como nuestro rey soberano.

7.Aprender de Cristo como nuestro maestro. La imitación de Cristo.

8.Obedecer a Cristo nuestro médico o Salvador en su obra reparadora y sanadora.

9.De la guerra del cristiano bajo Cristo.

10.Cómo trabajar como siervos de Cristo nuestro Señor.

11.Amar a Dios como nuestro Padre y felicidad y fin.

12.Confiar absolutamente en Dios, con alma y cuerpo, y todo.

13.Que el temperamento de nuestra religión sea un deleite en Dios y la santidad.

14.Del agradecimiento a Dios, nuestro gran benefactor.

15.Para glorificar a Dios.

16.Para una conciencia celestial.

17.Para negarse a uno mismo.

Después de estas “instrucciones mayores” generales, vienen las instrucciones específicas para contrarrestar “los grandes pecados más directamente opuestos a la devoción”:6 incredulidad, dureza de corazón, hipocresía, complacencia del hombre y sensualidad, más guía para gobernar los pensamientos y la lengua de uno, las pasiones y los sentidos de uno y para practicar algunas otras formas de autocontrol. La obra se redondea con la discusión detallada de servir a Dios en el hogar y en la iglesia.

La relevancia de este material para nosotros es que muestra la calidad de vida a la que Baxter, al igual que otros puritanos, buscaba guiar a quienes pastoreaba, personas en depresión junto con el resto. La cultura actual ve a los depresivos como sanados cuando ellos pueden, una vez más, funcionar bien en la sociedad; sin embargo, los puritanos veían a todos los seres humanos como enfermos por el pecado y sin buena salud interna hasta que ellos aprendieran a conocer a Cristo y a vivir en la manera antes delineada. Los puritanos aconsejaban sobre la depresión y sobre la salvación; por lo tanto, las unían en una sola. (Un buen ejemplo de esto es El método correcto para una paz de conciencia establecida y el consuelo espiritual, de Baxter, anotado anteriormente).

Tres perspectivas básicas impregnan todos los escritos prácticos de Baxter, cada una es una guía hacia el bienestar espiritual como él lo entendía.

La primera es la prioridad del intelecto. Toda verdad, según él dice repetidamente, entra en el alma a través del entendimiento. Toda motivación empieza en la mente cuando uno contempla las realidades y las posibilidades que atraen afecto y deseo; toda camaradería con Cristo, el Mediador, también empieza en la mente, con conocimiento de su amor inmortal y su vida resucitada presente; toda obediencia empieza en la mente, con el reconocimiento de la revelación concerniente a su propósito y voluntad. Llama a considerar —a pensar, eso es, y de esa manera obtener la verdad de Dios clara, primero en la cabeza de uno y luego en el corazón de uno— son, por consiguiente, básicos para la instrucción de Baxter. La calidad considerablemente didáctica, intelectualmente demandante, que esto les imparte a sus escritos es, desde su punto de vista, una necesidad. Es la mente la que debe entender y dirigir.

La segunda perspectiva es la unidad de la vida humana ante el Señor. Dios nos hizo para cumplir simultáneamente dos grandes mandatos: amar a Dios en su ser trino, lo cual la parte 1 del Directorio nos enseña a hacer, y amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos, a lo que nos llevan las partes 2 a 4 sobre nuestras responsabilidades en el hogar, la iglesia y la comunidad. Observe, por cierto, que el amor al prójimo, lo cual después de todo, es una forma de caridad, tiene que empezar en el hogar; este es el énfasis bíblico y de la Reforma. La familia es la sociedad principal de la humanidad, y aquellos que no aprenden a amar y servir a sus prójimos en el hogar: cónyuge, hijos, siervos, se quedan hipócritas y discípulos falsos sin importar cuánto se esfuercen para servir a los demás en la iglesia y más allá de esta. ¡Lo primero es lo primero!

La tercera perspectiva es la centralidad de la eternidad. El cielo y el infierno son realidades, y la grandeza del alma humana consiste parcialmente, por lo menos, en el hecho de que nunca dejaremos de existir; sin embargo, debemos habitar eternamente en uno u otro de estos destinos. El propósito de la vida es descubrir y seguir el camino al cielo, por medio de la conversión y la santificación en fe, esperanza y amor. Al suplicarles a sus oyentes y lectores que tomaran la eternidad seriamente, a pensar frecuentemente en ella, y así, a apresurarse para obtener la gloria celestial, Baxter seguramente dijo una palabra que los cristianos de hoy, inclinados al materialismo y a la mundanalidad hasta decir basta, necesitan verdaderamente escuchar. El devocional pujante y de mayor venta que se menciona antes, el cual lanzó a Baxter a la prominencia en 1650, y que ha sido ligado a su nombre desde entonces, El descanso eterno de los santos, insiste en este tema con gran énfasis, y su escritura evangelística y pastoral de allí en adelante nunca se perdió de vista.

Depresión, Ansiedad y la Vida Cristiana

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