Читать книгу Interculturalidad, arte y saberes tradicionales - Bertha Yolanda Quintero Maciel - Страница 27

El rescate del folclor por la alta cultura

Оглавление

La cultura de masas representa un reto para el folclor, pues ésta lo absorbe todo para convertirlo en algo mediado y, por último, descartable. La cualidad desechable de la cultura de masas opera en contra del folclor, el cual se fundamenta precisamente en lo opuesto: la perduración. Por otra parte, para la alta cultura, el folclor es un objeto valioso que, como todo lo sobreviviente en la historia, cuenta con posibilidades de devenir exquisito. Además, la investigación académica, consciente del peligro de desaparición que enfrenta esa forma comunitaria y tradicional, asume la labor de registrar y analizar con vistas a su rescate. Sin embargo, la captura de las formas folclóricas por la alta cultura —y su brazo crestomático, la academia— no abona a aumentar la continuidad histórica de éstas, pues procede en modo análogo al de la cultura de masas, separando comunidad y expresión. La cultura de masas mina la identidad de los grupos y los separa de sus tradiciones, la alta cultura extrae las tradiciones y las conserva en una latencia ajena a la comunidad originaria. En ambos casos el resultado es una tradición sin comunidad que la viva como propia.

Así, el folclor padece un doble socavamiento y erosión de su base comunitaria, tanto por la cultura de masas, que deshace los vínculos históricos y los actualiza en moda, como por la apropiación por parte de la alta cultura, que lo obliga a sobrevivirse a sí mismo cuando ya no tiene cimentación poblacional. En ambos casos sucede la creación de comunidades artificiales, ya sea para diluir el significado de la tradición o para hacerlo residir fuera de la vivencia de origen. Tanto en un caso como en el otro la significación auténtica es improbable porque ya no está dirigida a consolidar el lazo social.

El rescate del folclor, incluso cuando se dé por intervención del estado en favor de la comunidad en cuestión, está destinado a provocar un efecto contrario al que se busca, pues es visto como un motivo de renovación. Renovar implica desplazar los significados culturales, ya sea porque la propia comunidad adquirió nuevos hábitos expresivos (impuestos por la cultura de masas) contra los que se dirige ese reimplante de folclor, o bien porque la comunidad ya no cuenta con la base social para mantener vivo su capital cultural y se le confiere vida artificial mediante un “préstamo cultural” de sus propias significaciones (impuesto por la alta cultura).

El rescate pretende mantener con oxigenación foránea algo que ya no considera mantenible la base social hacia la que se orienta el esfuerzo, y propone fijar las condiciones expresivas de una comunidad que ya no las usa para manifestar lo suyo. En ese sentido, el rescate del folclor resulta en una renovación estudiada que dicta cuáles componentes deben ser los que caracterizan a un grupo. Sin embargo, el folclor es tendencialmente inalterable, mientras el rescate lo convierte en un decidir su modificación, asimilándolo al arte culto en la medida en que se le da existencia como un registro ascendente de variaciones, con miras a ser integrado en el conjunto cultural de valor histórico creciente, que es propio de la academia y la alta cultura.

Atahualpa Yupanqui en su relato por milonga de 1965, El payador perseguido, trata en cierto momento el asunto del folclor y su asimilación culta. Convendrá notar aquí su visión, que es clara y fructífera. En primer lugar, coloca el entorno, ubicándolo en el orbe de lo mítico: “en esos tiempos pasaban / cosas que no pasan ya”, “los peones formaban versos / con sus antiguos dolores”. Puesto el tema en perspectiva de esa antigüedad resistente, enfatiza el carácter anónimo y la vivencia comunitaria: “mas no eran cantos ajenos, / aunque marca no tenían, / y todos se entretenían / guitarreando hasta el desvelo”. Finalmente, la academia entra en contacto con el folclor, escindiendo expresión y comunidad: “por áhi se allegaba un máistro / de esos puebleros letraos, / juntaba tropa ’e versiaos / que iban después a un libraco / y el hombre forraba el saco / con lo que otros han pensao”.

Debe destacarse que el detrimento del folclor no es necesariamente un propósito de quienes actúan en ese ambiente. A nuestro ver, la dificultad no estriba en las intencionalidades sino en las condiciones de producción de significados culturales dentro de las comunidades tradicionales. Como se señaló, la cultura de masas provoca la disolución del capital cultural folclórico; por su cuenta, la alta cultura lo que hace es una apropiación del capital cultural folclórico. Disolver la identidad de la base poblacional o arrogarse sus significados mediante el “rescate” es igualmente demoledor, aunque con diferente conclusión: la cultura de masas pervierte el folclor, lo mediatiza y lo descarta; la alta cultura también lo pervierte, pero mediante la apropiación y la consiguiente integración en un sistema de conservaduría. Así, el folclor deja de ser riqueza de sus comunidades, ya sea porque la comunidad misma deja de tener en él su identificación al aplanarse en las formas trasnacionales de expresión o porque sus significados se exportan a un sistema que conserva los productos, pero margina a los productores.

Interculturalidad, arte y saberes tradicionales

Подняться наверх