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Introducción

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La humanidad ha enfrentado desafíos evolutivos permanentemente a lo largo de su historia, es tal vez una constante inherente a su naturaleza propia, donde en los albores de su existencia el individuo se percibía solo contra el mundo, lo que es en resumen igual al YO CONTRA ELLOS. Esta percepción duró poco, ya que la lógica de la supervivencia indicaba que la única forma de cazar, mantener un refugio y asegurarse la continuidad de la especie no era otra que a través del clan y fue así como surgió el NOSOTROS CONTRA ELLOS. Este particular rasgo de la neuropsicología humana está vigente hasta el día de hoy, siendo utilizado de muchas maneras para dividir a las sociedades en pos de los intereses de unos pocos. Por tal razón, y por los resultados nefastos que se obtienen a partir de la radicalización de las ideas que pueden sustentar dichos grupos o más bien dicha construcción de un “nosotros contra ellos”, es que la neurofilosofía ha ahondado, estudiado y acuñado a partir de Martin Buber con su yo–ello o yo–tú —que intenta explicar la cosificación de la otredad o la empatía como sentimiento opuesto a esta— y otros tantos autores, investigadores y filósofos que se han explayado en estas teorías, sus perspectivas y consecuencias sociológicas como neurológicas.

Más en esta época, la humanidad enfrenta inevitablemente un puñado de conquistas transformadoras que sin duda predispondrán a explorar perspectivas más allá de lo conocido hasta el momento, es decir, más allá de la pauta evolutiva que sostiene la teoría del NOSOTROS CONTRA ELLOS. Y es aquí donde se propone una meta en pos de trascender este modelo de percepción de la otredad, buscando acuñar, de cara a la humanidad del futuro, el modelo interpersonal que sustente a un TODOS EN EL TODO. Esto es que, en primera instancia, se supera todo indicador de enfrentamiento, desaparece el CONTRA, ya no es un yo CONTRA ellos, o un nosotros CONTRA ellos, sino más bien es un EN y en este EN se supera la idea del nosotros y ellos, ya que el nosotros contiene al ellos a tal punto que se convierte en un “todos”.

Dicha teoría se puede profundizar en la obra del mismo autor Del meta-individuo al poli-individuo, método nuhma, donde se encontrará el sustento filosófico de los valores necesarios para concretar esta perspectiva de un TODOS EN EL TODO. Lo que se buscará meditar en la presente obra es de qué manera se puede conseguir este ideal a través de la educación como herramienta evolutiva, es decir una pedagogía EN el otro y no individual, por lo que será de vital importancia, entonces, saldar algunas deudas que la humanidad tiene consigo misma antes de ser digna de disfrutar del asombro que regala la simpleza de la exploración. Estas, por más que en algunos puntos parecen argucias trilladas, no serán sino facetas en las que la humanidad no ha terminado de profundizar ni tampoco ha logrado afianzar del todo. Estamos hablando de algo tan sencillo como el simple hecho de que el sujeto perciba a la otredad como una probabilidad de sí mismo, desde una perspectiva de igualdad, reciprocidad y sobre todo confianza. Esta construcción de la identidad individual “en y con el otro” requiere de conservar intacta una predisposición natural que tiene cada niño en su primera infancia y durante el transcurso de la misma, donde la inclusión no conoce de prejuicios y donde el otro no es un medio para un fin, sino más bien un igual. Es así como, desde estas percepciones tan sencillas, surgirán las primeras tendencias sociales del individuo y su proyección hacia dicha sociedad.

Será pues, sin lugar a dudas, un gran desafío para la humanidad superarse a sí misma con el objetivo de ser inclusiva, trascendiendo toda barrera que suponga división de algún tipo. Es decir, naturalizarse en la diversidad a tal punto que toda redundancia inclusiva sea excluyente, pues es claro ver en la actualidad como aquellos que demandan inclusión excluyen a quienes no piensan como ellos, contradiciendo sus demandas con sus acciones, lo que resulta en estos casos en más división, a la vez que evidencian que toda redundancia inclusiva es excluyente.

Siendo por esta razón que es necesaria una re-evolución de ciertos conceptos y acciones para conseguir superar, entre otras cosas, el antropocentrismo dominante que percibe todo su entorno como un recurso o el sujeto estrechamente económico y consumista funcional a un modelo desgastado y enfermizo, ya que en ambos casos es evidente el fracaso. Por ejemplo, en la contaminación palpable de los mares, como lo son las islas de plástico del pacífico que triplican según los datos oficiales el tamaño de Francia, además de los ya conocidos desechos tóxicos tanto químicos como hospitalarios que enferman la fauna marina, la deforestación irracional, el calentamiento global, la contaminación de la tierra con agroquímicos y una gran cantidad de etc. que demuestran la incompetencia de la humanidad y lo errado del concepto de percibir todo como un recurso. Por otra parte, retomando el segundo fracaso del antropocentrismo, no hace falta mirar muy lejos para encontrar desigualdad, injusticia y sufrimiento, producto de la avaricia y la arrogancia infame de aquellos pocos que se benefician de la esclavitud voluntaria de muchos, pues solo está en manos de estos “muchos” revertir la situación en la que se encuentran, a través de la unión verdadera y sustentable.

Tal vez esta re-evolución se halle en la educación, tal vez una vez más la utopía sea el vehículo que permita visibilizar otras probabilidades de la humanidad que no sean siempre las mismas, pues lo trillado aquí no son las deudas que esta tiene, como la justicia social, la igualdad o las políticas ecológicamente responsables, sino los métodos vetustos con los que se intenta responder a estas demandas y que claramente —como la lógica y la evidencia sustentan— no han dado en la talla, no han aportado soluciones sustanciales. En otras palabras, no sirven de cara a las necesidades de la humanidad del futuro. Estos métodos son los obsoletos y trillados, los que ya no tienen lugar en una humanidad que necesita avanzar y resurgir en la búsqueda del equilibrio, pues es urgente, ya que cada vez somos más habitantes en este único planeta que nos sustenta y, si no aprendemos a moderarnos, nuestra extinción será inevitable. Deberíamos comportarnos como lo que somos: socios de la divinidad a la hora de mantener el equilibrio de la creación a través de las herramientas del intelecto, la consciencia y el discernimiento.

La utopía parecería ser una herramienta provechosa si se utiliza como disparador de ideas innovadoras, ideas que no sean más de lo mismo, porque la humanidad necesita algo diferente, algo que le permita liberarse de sí misma, y es en este caso la utopía quien le susurra al oído que sí se puede, que es posible convertirse en la mejor versión de sí misma. Es la utopía la que le permite soñar con un futuro diferente, tal vez sea esta que intenta convencernos, llamándonos la atención a través de la influencia de sus avatares, como la perfección y la felicidad tan cotidianas en la búsqueda de la humanidad. Tal vez sea momento de trascender la idea de lo que no es en ninguna parte por la capacidad probable de ser en todos lados, la mejor versión posible.

En sintonía con este pensamiento, es que este libro intenta poner en palabras dichas perspectivas un tanto utópicas por lo que no pretenderá ser evidentemente una tesis de ningún tipo ni contendrá en lo más mínimo rigor académico, pues serán precisamente este tipo de perspectivas las que se desean trascender, ya que se estará teorizando sobre la necesidad de la evolución de la humanidad más allá de todo rigor —ya sea académico, social o de cualquier tipo— siendo evidente que ni estos ni las tesis doctorales alcanzaron para dar un respuesta definitiva a las deudas sociales que esta tiene consigo misma. Siendo incluso, en muchos casos, precisamente estas perspectivas vetustas las que fomentaron dichas deudas, por el hecho de estar centradas en la formación y sustento del sujeto económico y de consumo, ya que evidentemente todo pensamiento o idea, si no está alineada a fomentar dicho sujeto y su explotación como recurso humano, no será abalada e impulsada por las instituciones retrógradas que defienden como único camino sustancial de las ideas al método científico positivista y utilitarista. Aprovecho a citar a Patrik Harpur en su libro Mercurius o el matrimonio del cielo y la tierra:

“…hay dos cosas que el filósofo debe evitar a toda costa: la fama y los científicos. La primera lo expone a la curiosidad y la codicia del ignorante; la segunda, más peligrosa, a los doctos adoradores de esos ídolos mellizos, el empirismo y la objetividad”.

Es así como en la búsqueda de reflejar de la mejor manera el “libre pensamiento” es que este libro intenta estar precisamente “libre” de la mayor cantidad de dogmas posibles, utilizando un lenguaje en cierto modo coloquial con el objetivo de que resulte un material amigable para ser aplicado potencialmente en cualquier contexto. Lo que principalmente se pretende trasmitir es la idea de la evolución de la sociedad a través de la educación como herramienta fundamental, pues la educación constituye un eje central en la construcción de la sociedad, siendo la calidad social un espejo directo del tipo de educación que se imparte. Mas lo que se refleja en este espejo social no será la cantidad del contenido académico o la calidad del mismo, sino más bien la carencia, o no, de la capacidad de aplicar el contenido aprendido en pos de mejorar dicha sociedad.

Es evidente que en la actualidad este espejo está sucio, ya que refleja una imagen desdibujada y muy alejada de lo que debería ser la humanidad a esta altura de la historia. Lo que nos lleva a preguntar por la naturaleza de esa suciedad, la que sin duda impide apreciar la belleza en su plenitud de la mejor versión de la humanidad, y en ese intento por responder surgen más interrogantes, entre los cuales se destaca uno: ¿cuál es el objetivo de la educación en la actualidad?, ¿será que se educa para preparar al sujeto económico en tanto funcional al sistema capitalista o que se educa para profundizar el individualismo extremo en aras de la híper competitividad? Sea cual fuere la respuesta a tal interrogante, es visible que el resultado no es bueno o auspicioso para la humanidad, trasladando su infortunio a todo cuanto la rodea, afectando así a las demás formas de vida con las que comparte este hermoso y único planeta, y a las fuerzas de la naturaleza que sustentan a cada una de estas manifestaciones de la divinidad, contaminando y corrompiendo, con el objetivo único de usufructuar de ellos, dado que aprende desde muy temprana edad que todos estos son recursos, incluso el mismo humano lo es; recurso que se utilizará el tiempo que sea necesario o útil para un fin, un fin completamente egoísta.

En el intento de limpiar el espejo, surge el método NEXUS, para contestar la pregunta acerca del objetivo principal de la educación: educar para mejorar la humanidad, llevando a plantear la necesidad de evolución más allá del antropocentrismo, educando para la diversidad; en la construcción del yo en tanto inclusivo de todo cuanto existe, en la realización del yo EN el otro; y encontrar la plenitud en el éxito de los demás. Tal vez, de esta manera, el NEXUS contribuirá a asear la superficie, consiguiendo que se reflejen con más intensidad las facultades innatas evolutivas de la humanidad, llevándola a nuevas fronteras de autoconocimiento.

Pedagogía EN el otro

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