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Оглавление16 de marzo
La venganza de los nativos
“Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed,dale de beber [...]. No seas vencido de lo malo, sino vencecon el bien el mal” (Romanos 12:20, 21, RVR 95).
En este día de la historia, Samoset, un miembro de la etnia abnaki, se hizo amigo de los colonos peregrinos en Plymouth, Massachusetts. “¡Bienvenidos, ingleses!” fueron sus primeras palabras. Eso ocurrió el 16 de marzo de 1621. ¿Por qué fue tan significativo este acontecimiento histórico? Porque Samoset había sufrido mucho a manos de los ingleses y de las enfermedades que los europeos habían llevado consigo. La mayoría de su pueblo había muerto de viruela. Poco después, presentó a los peregrinos a un amigo indio llamado Squanto que, más tarde, los ayudó a sobrevivir enseñándoles a cultivar en el suelo pobre de Nueva Inglaterra. Este es un gesto de amistad aun más notable, porque Squanto había sido capturado previamente por los ingleses y enviado a Europa, donde había sido esclavo durante un tiempo. Finalmente, Squanto escapó y volvió a Nueva Inglaterra como intérprete a bordo de un barco inglés. Un tercer indio llamado Massasoit también se hizo amigo de los peregrinos y se unió a ellos en una celebración de acción de gracias en el otoño de ese año.
Si no hubiera sido por estos tres nativos que se hicieron amigos de los peregrinos, la historia de Massachusetts y de los Estados Unidos podría haber sido muy diferente. Tal vez, Samoset y sus amigos se dieron cuenta de que, a pesar de las tragedias que habían destruido las familias de los indios y de los europeos, todos debían encontrar una forma de convivir y trabajar juntos si querían sobrevivir. Al final, los peregrinos ayudaron a Samoset, a Squanto y a Massasoit en su lucha contra una tribu guerrera de indios narragansett. Samoset no era cristiano y no conocía el consejo de Jesús de hacer el bien a sus enemigos. Squanto no sabía que Pablo dijo que la amabilidad con un enemigo podría convertirlo en amigo. Pero fue lo que hizo, y funcionó.
La vida puede ser extremadamente injusta. No es divertido ser maltratado, y puede darte una visión agria de la vida. ¿Cómo pudo Jesús, que fue traicionado, negado, abandonado por sus amigos en su momento de mayor necesidad, golpeado, escupido y crucificado por sus enemigos, haber mostrado un amor tan puro y consistente por personas que lo trataron tan mal? Porque él valoraba más la comunicación del amor que la conservación del yo. Utilizó estos insultos como oportunidades para decirle a la gente cuánto los amaba Dios. Cuanto mayor era la injusticia y la gravedad del insulto, más claramente aparecía el verdadero amor.