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ОглавлениеBIOGRAFÍA DE SIGMUND FREUD (1856-1939)
Sigmund Schlomo Freud nace el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (Moravia), un pequeño pueblo del Imperio Austrohúngaro que hoy forma parte de la República Checa. Es el hijo mayor de Amalia Nathanson y de Jakob Freud, un comerciante en telas. La infancia temprana de Sigmund es marcada por una serie de pérdidas: aún no cumple dos años cuando muere su hermano menor, Julius, a consecuencia de una infección intestinal; poco tiempo después, la niñera desaparece de manera repentina, arrestada por un robo. El negocio de Jakob cae en bancarrota lo cual obliga a la familia a dejar Freiberg; los padres, Sigmund y su hermana Anna se mudan a Viena en 1859. El viaje en tren a los tres años, solo con su madre, le dejará recuerdos muy vivos.
Los Freud se instalan en Leopoldstadt, un barrio judío pobre de la ciudad. Aunque no practiquen su religión, son judíos tanto en lo social como en lo laboral. La familia sigue creciendo. A los diez años Sigmund tiene cinco hermanos. Jakob es un hombre bondadoso y cariñoso pero percibido como débil por su hijo. En cambio, Amalia es una mujer dura y dominante; tiene una preferencia marcada por su hijo primogénito. Sigmund se hace notar por su inteligencia precoz. En el Gymnasium (escuela secundaria y preparatoria) destaca por su rendimiento académico y su conducta ejemplar. Es muy estudioso y le gusta sobre todo la literatura. Pronto domina varios idiomas: el latín, el griego, el francés, el inglés; más tarde, el italiano y el español.
Estudia en la universidad de Viena entre 1873 y 1882. Cursa primero filosofía y ciencias; después, elige medicina. En 1875 obtiene una beca de investigación en biología marina en Trieste (Italia). De 1876 a 1882 labora en el Instituto Fisiológico de Ernst Brücke; allí inicia una gran amistad con Josef Breuer. En 1881 obtiene el título de doctor en medicina.
En 1882 conoce a Martha Bernays, una amiga de sus hermanas, y se enamora de ella a primera vista. Dos meses después, se comprometen en secreto. La situación económica de Freud no le permite casarse por lo que prolongará su compromiso. Con el fin de ganar el dinero suficiente para formar una familia, sigue la recomendación de Brücke: deja el Instituto y la investigación fisiológica para ejercer la medicina. Sale de casa de sus padres y se instala como interno en el Hospital General de Viena durante los tres años siguientes. Adquiere experiencia en distintos servicios, el de medicina interna, el de psiquiatría con T. Meynert y, luego, el de neurología. Hace experimentos con la cocaína. Descubre sus efectos para aliviar la depresión y la angustia; la usa personalmente pero pierde la oportunidad de descubrir su papel como anestésico local ocular.
En 1885 Freud es nombrado Privatdozent de la facultad de medicina de la Universidad de Viena, cargo no remunerado pero que le permite dar conferencias y le brinda cierto prestigio. En agosto del mismo año viaja a Wandsbeck (Alemania) donde Martha vive ahora con su madre y con Minna, su hermana; de allí se va a París para estudiar con Jean Martin Charcot, el neurólogo de más renombre de la época y pionero en la comprensión de la histeria: pone en evidencia el origen psicológico y traumático de los síntomas utilizando la hipnosis. Freud permanece en el hospital de la Salpêtrière de octubre de 1885 a febrero de 1886. Cuando regresa a Viena se instala como médico privado. Está finalmente en condiciones de casarse con Martha en septiembre 1886.
Breuer, un eminente médico de la burguesía vienesa y cálida figura paterna para Freud desde que se conocen, lo sigue apoyando con dinero y le deriva muchos pacientes en los inicios difíciles de su práctica; también le cuenta la historia de su paciente Anna O. que sufre de histeria y del tratamiento con el método catártico que inventó con ella. Freud opta por aplicar esa “cura por la palabra” en lugar de la hipnosis. Cuando descubre la resistencia (condicionada por la emergencia del recuerdo traumático olvidado), piedra angular del psicoanálisis, deja a un lado la coerción asociativa (pequeña presión en las sienes para estimular el recuerdo) y la reemplaza por la asociación libre.
Entre 1887 y 1895 nacen sus seis hijos: Mathilde (1887), Jean Martin (1889), Oliver (1891), Ernst (1892), Sophie (1893) y Anna (1895). Minna, la hermana de Martha, vive con los Freud después del nacimiento de Anna; se quedará con la familia hasta su muerte en 1941.
Freud se sumerge cada vez más en su trabajo y en la creación del psicoanálisis. Junto con Breuer publica los Estudios sobre la histeria (1895) en los que se privilegian las hipótesis del Inconsciente y del origen sexual infantil de la patología para explicar los síntomas histéricos. Su insistencia en considerar la sexualidad como la causa única de la histeria es uno de los motivos que lo aleja de manera definitiva de Breuer a partir de 1895. Entabla entonces una amistad apasionada con Wilhelm Fliess, un otorrinolaringólogo alemán instalado en Berlín que conoció años atrás, en 1887. Fliess se vuelve el confidente con quien comparte sus teorías respecto a la etiología de la histeria, sus observaciones clínicas y reflexiones acerca de sí mismo.
La muerte de su padre en 1896 lo conduce a iniciar su autoanálisis. Empieza a buscar el significado inconsciente de sus sueños. El primer sueño al que aplica su método de asociación libre e interpretación por partes es el de “La inyección a Irma” del 23-24 de julio de 1895. Un sueño con la muerte del padre lo lleva a descubrir el complejo de Edipo y su importancia en la causación de la neurosis.
Sistematiza sus reflexiones acerca del sueño y del funcionamiento del aparato psíquico en La interpretación de los sueños, que escribe entre 1897 y 1899, y que se publica en noviembre de 1899 con fecha de 1900 para que coincida con el nuevo siglo. La obra no obtiene el éxito que Freud deseaba: se vendieron menos de cuatrocientos ejemplares en los dos primeros años que siguieron a su publicación. Las críticas lo decepcionan; sin embargo el libro le permite hacerse conocer por personas que van a destacar en la historia del psicoanálisis años más tarde, entre otras Hans Sachs, Ernest Jones, Melanie Klein, Helene Deutsch y Ronald Fairbairn.
Después de la publicación de La interpretación de los sueños y de la conclusión del autoanálisis surgen dificultades entre Freud y Fliess. Sólo el concepto de bisexualidad de Fliess será retomado por Freud. Ambos se distancian y aunque continúan correspondiendo un año más, la relación se rompe en 1902. La Psicopatología de la vida cotidiana (1901) aborda las motivaciones inconscientes detrás de los errores y fracasos “casuales”. En ese mismo año redacta el caso Dora: “Fragmento de análisis de un caso de histeria”, que se publica cuatro años más tarde. En Tres ensayos de teoría sexual, de 1905, Freud articula sus reflexiones acerca de la sexualidad. A partir de la clínica de la neurosis deduce la existencia de una pulsión sexual desde el inicio de la vida que se organiza de acuerdo con distintas fases del desarrollo. La noción de sexualidad infantil que culmina con el complejo de Edipo produce una fuerte oposición en el medio médico vienés. El caso Juanito: “Análisis de la fobia de un niño de cinco años” publicado hasta 1909 viene a confirmar el planteamiento de la sexualidad infantil.
Las obras y conferencias en la universidad atraen la atención de médicos e intelectuales que o buscan tratamiento o quieren debatir sobre las novedosas teorías freudianas. Freud invita a un pequeño grupo a su consultorio; así nace en 1902 el Círculo de los Miércoles que se convertirá en la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Otros lectores del extranjero lo visitan en Viena en el curso del año 1907, entre ellos, Max Eitingon, Ludwig Biswanger, Carl Gustav Jung y Karl Abraham; Sándor Ferenczi en 1908. En abril de 1908 se celebra el primer Congreso Internacional de Psicoanálisis en Salzburgo con cuarenta y dos participantes, la mayoría de Austria, los demás procedentes de Alemania, Suiza, Hungría y Estados Unidos. Freud les comunica durante casi cinco horas su tratamiento del Hombre de las Ratas, publicado en 1909: “A propósito de un caso de neurosis obsesiva”. Para entonces, se han establecido los parámetros del encuadre psicoanalítico (uso del diván, tiempo fijo y frecuencia de las sesiones, pago, regla de la asociación libre, actitud neutral del analista) y existe una teoría de la transferencia, incluso la amorosa. La contratransferencia es considerada entonces como un obstáculo a la cura.
Freud y Jung reciben en 1909 una invitación para dar conferencias en Estados Unidos, en la Clark University de Massachussets; los acompaña Sándor Ferenczi. A pesar de la serie de trastornos físicos que Freud sufre durante el viaje y de su disgusto hacia los Estados Unidos, la visita es un éxito en términos de expansión del movimiento psicoanalítico: Abraham Brill fundará la Sociedad Psicoanalítica Americana en 1911. En el Congreso Internacional de Núremberg (Alemania) de 1910 Freud propone nombrar a Jung presidente vitalicio de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Ve en el suizo —psiquiatra que se formó en la prestigiada clínica Burghölzli de Zürich dirigida por Eugen Bleuler— a su sucesor y príncipe heredero portador de la promesa de extender el psicoanálisis fuera de Viena y del círculo judío. Ese plan desencadena la oposición de los analistas vieneses, en particular de Alfred Adler y Wilhelm Stekel que se sienten no valorados, por lo que se reduce la presidencia de Jung a dos años. Freud es un jefe autoritario, intolerante con las ideas distintas de las suyas; encabeza al movimiento analítico como un general que tiene que derrotar a sus adversarios. Eso se torna evidente con la evicción de Adler de la Sociedad Psicoanalítica de Viena (de la que fue el primer presidente) en 1911 porque algunos de sus planteamientos —en particular la importancia de la agresión y su participación en el conflicto psíquico como alternativa a la sexualidad— se consideran como peligrosos para el psicoanálisis. Una serie de desacuerdos con Freud llevan a la renuncia de Stekel en 1912. A petición de Jones y con el apoyo de Ferenczi y Rank, se forma un pequeño grupo para proteger a Freud y al movimiento en 1912. El Comité secreto está conformado por K. Abraham, S. Ferenczi, E. Jones, O. Rank, H. Sachs y, por supuesto, Freud; en 1919 se sumará M. Eitingon. El Comité desempeñó un rol clave en el control de la afiliación a la Sociedad Psicoanalítica Internacional y de las publicaciones en las revistas psicoanalíticas.
La relación entre Freud y Jung se deteriora a partir de 1911, cuando Jung empieza a cuestionar el contenido exclusivamente sexual de la libido. En 1914, es obligado a dimitir de sus funciones como presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Después de la expulsión de Jung, Freud escribe “Introducción del narcisismo” (1914), seguida por la redacción del caso del Hombre de los Lobos, “De la historia de una neurosis infantil”, publicada cuatro años más tarde. Ambos textos pueden considerarse como respuestas a las diferencias con su ex-heredero.
En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial. Freud es optimista y piensa que el conflicto se resolverá rápidamente con un triunfo militar de Austria-Hungría al lado de Alemania; sin embargo los eventos toman otro curso. Si bien la familia de Freud no sufre tantas privaciones, la mayoría de los pacientes tiene que dejar el tratamiento. Él aprovecha el tiempo libre para escribir doce ensayos sobre metapsicología de los cuales sólo conservará cinco: “Pulsiones y destinos de pulsión”, “La represión”, “Lo inconsciente”, “Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños” y “Duelo y melancolía”, publicados en 1915, salvo por los dos últimos que se publicarán en 1917.
Sus conferencias en la Universidad de Viena que se publican como Conferencias de introducción al psicoanálisis entre 1916 y 1917. El Armisticio que concluye la guerra es firmado en noviembre de 1918. Los tres hijos de Freud vuelven finalmente a casa, sanos y salvos. Él ha perdido los ahorros de su vida pero, a raíz de la guerra, el psicoanálisis despierta interés en el público así como en el ambiente médico para atender de manera más eficiente a los soldados que regresan del frente con severos trastornos mentales. De marzo de 1919 a julio de 1920 Freud elabora Más allá del principio de placer, una verdadera bomba metapsicológica.
Su querida hija Sophie muere en enero de 1920 por la epidemia de gripe española.
Después de la interrupción por la guerra, el movimiento psicoanalítico se expande: las obras de Freud se traducen a otros idiomas, en particular al inglés; aparecen nuevas instituciones de formación de psicoanalistas en Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos; hay un congreso internacional cada dos años; las ideas freudianas se dan a conocer en Francia. Freud incursiona en la psicología colectiva (Psicología de las masas y análisis del yo, 1921) y sigue con la revisión teórica de sus ideas. En 1923 publica El yo y el ello.
En ese mismo año se le detecta un tumor en el lado derecho de la boca. El informe médico del segundo cirujano estipula que el tumor no es maligno al inicio (el cáncer hace su aparición unos años después). La primera operación realizada en abril de 1923 es un desastre que hace peligrar su vida. Unos meses más tarde tiene que volver a operarse y se le coloca una prótesis en la boca, bautizada “el monstruo”, para cerrar el paladar de forma que pueda comer, hablar y fumar. De 1923 a 1938 serán necesarias treinta y tres intervenciones. En junio de 1923 fallece Heinerle, el nieto con el que tiene una relación muy estrecha desde la muerte de su madre, Sophie. El evento lo hunde en una tristeza profunda. El vínculo entre Freud y su hija Anna se refuerza a raíz de las operaciones. Anna se convierte en la más leal colaboradora y compañera; lo cuida sin descanso, lo representa frente a los colegas y al resto del mundo.
En 1924 O. Rank, uno de los miembros del Comité Secreto, publica El trauma del nacimiento. Al restar importancia a los conflictos generados por la sexualidad se enfrenta con Abraham, Jones y Freud. La ruptura definitiva entre Freud y Rank ocurre en 1925.
En 1930 la ciudad de Fráncfort (Alemania) le otorga el premio Goethe. Es un reconocimiento literario a toda su obra. Freud no sólo ha escrito muchos libros y artículos sino también más de veinte mil cartas. Unos meses después, en septiembre, muere Amalia, la madre; él dice sentir una especie de liberación que no se explica. La relación entre Freud y Ferenczi, su colega, paciente, discípulo leal y amigo personal, se tambalea en 1932. Freud rechaza esas modificaciones y la relación termina después de veinticinco años de estrecha colaboración. La redacción de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis es el proyecto al que se dedica en 1932; en ellas incorpora las últimas aportaciones teóricas.
Hitler es nombrado canciller de Alemania en 1933; poco tiempo después los libros de Freud son quemados públicamente en Berlín. El antisemitismo creciente conduce a varios psicoanalistas a dejar Alemania y Austria. A pesar de la insistencia de todas las personas que lo rodean, incluso sus ex-colaboradores repudiados, se niega a irse. Trabaja en su libro sobre Moisés y sobre el tema de la escisión del yo. Publica “Análisis terminable e interminable” en 1937. En junio de 1938 Freud, su familia (Martha, Minna, Mathilde y su esposo, Anna, Ernst (el hijo mayor de Sophie), el ama de llaves y el perro, y Max Schur, su médico personal desde 1927, salen de Viena gracias a la enérgica intervención de la princesa Marie Bonaparte, quien se convirtió en una amiga de Freud después de su análisis en 1925, y de William Bullit, embajador estadounidense en París. Llegan a Londres, recibidos por Jones; se instalan en su nuevo domicilio en septiembre de 1938. Freud encuentra todavía la fuerza para terminar Moisés y la religión monoteísta; empieza el Esquema del psicoanálisis que deja inconcluso.
Cuando los dolores provocados por el cáncer se vuelven insoportables, Freud le recuerda a Schur el pacto de ayudarlo a morir que hicieron años atrás. Con el acuerdo de Anna, Sigmund Freud fallece el 23 de septiembre de 1939 a los ochenta y tres años.
Si muchas veces se equivocó y hasta fue un poco absurdo,
para nosotros ya no es más una persona
sino una atmósfera de saber común
en la cual conducimos diferentes nuestras vidas.
[...]
Una voz juiciosa calla.
Sobre su tumba,
la casa de la Vida llora por el bienamado;
triste está Eros, constructor de ciudades,
y desolada la anárquica Afrodita.
W.H. Auden, En memoria de Sigmund Freud