Читать книгу Los celajes de Daniela - Cecilia Domínguez Luis - Страница 10

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Estas últimas palabras ya no las escuchó Daniela. Hacía ya un ratito que se había quedado mirando para los celajes, y esta vez sí que los vio. Unas pequeñas nubes de colores blanco, naranja y rosa y otras casi transparentes empezaron a formar un gran círculo sobre su cabeza.

En el centro de aquel círculo una enorme mariposa con alas de colores muy vivos le hacía señas con sus antenas para que la siguiera.

De pronto, Daniela se dio cuenta de que de su espalda le estaban surgiendo unas alas de colores que la elevaron y le hicieron traspasar aquel círculo de nubes.

Ella no salía de su asombro. Estaba realmente encantada de poder volar por un sitio tan hermoso, pero también sentía un poquito de miedo.

«¿A dónde me llevarán estas alas?», pensaba Daniela un tanto temerosa al comprobar que no podía controlar su vuelo.

Pero aún le esperaba otra sorpresa.

Y es que no era la única a la que le habían crecido alas. Por el camino hacia no sabía qué lugar, se encontró con Alejandro, Celia, Lucas e Inés. Todos iban con cara de susto, pero se alegraron al ver a Daniela.

Ella se presentó y los demás también le dijeron sus nombres.

–Bien –dijo Alejandro–, ahora ya somos cinco.

–Sí –añadió Celia–, pero ninguno de nosotros sabe a dónde vamos.

–Entonces, ¿Tú también eres de las que se quedan mirando para los celajes –preguntó Lucas

–Sí –confesó Daniela–. Y eso que hoy estaba en una de las clases que más me gustan…

–¿A que estaban hablando de las mariposas? –preguntó Lucas.

–Sí. ¿Cómo lo sabes?

–Porque a mí me pasó lo mismo. ¿No ves las alas que tengo?

Eran unas alas de mariposa blanca muy bonitas.

Los celajes de Daniela

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