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Carmen Lilián Velasco Rodríguez

Preparatoria 18

Formidable

Este lugar huele a sed


que absorbe líquidos aceitosos de un rostro cansado, que tachonea espacios de ecos absurdos. Aquí se agolpan sensibilidades dulcísimas; dulzonas, como la rabia del viento sobre las ramas de quien sabe que el árbol es un lugar


Roncas cuerdas que en el eco resuenan. Agudo silencio que permanece en los techos.

Este lugar huele a miedo


y a esos sonidos que la piel siente de madrugada.

Huele a oscuro de ruinas de un furioso incendio,

como la tierra donde nace el hombre.

Huele a vicio de golpe. Sus muros son fuertes y en ellos se mide la fatiga del alma. De las almas que no perciben los colores del mundo, esas que respiran los tercos rastros de un lago que ya no está y no ven la tierra empapada que brinda todo para forjar colinas imperiales donde jugar.

No ven porque no huelen.

No huelen porque no juegan.

No juegan por no sentir.



Mar de voces

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