Читать книгу Teoría feminista 03 - Celia Amorós - Страница 8
1. LINGÜÍSTICA Y GÉNERO
ОглавлениеEl uso del término «género», tal como lo utiliza hoy la teoría feminista, no está reconocido por el Diccionario de la Real Academia Española y ha entrado en nuestro idioma procedente del inglés. En el Diccionario de la R.A.E. «género» es definido como: «1.Conjunto de seres que tiene una o varias características comunes. // 2. Modo o manera de hacer una cosa. // Clase o tipo al que pertenecen personas o cosas. // 4. En el comercio, cualquier mercancía.// 5. Cualquier clase de tela. // 6. En las artes, cada una de las categorías o clases en las que se pueden ordenar las obras según rasgos comunes de forma y contenido. // 7. Gram. Clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma y, generalmente sólo una, de la flexión del adjetivo y del pronombre. En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculino, femenino y neutro.» Aunque las acepciones no terminan aquí, y se define más abajo desde el punto de vista gramatical el «género femenino» el «género masculino» y el «género neutro» (se dice de este último que «en español no existen sustantivos neutros, ni hay formas neutras especiales en la flexión del adjetivo; sólo el artículo, el pronombre personal de tercera persona, los demostrativos y algunos otros pronombres tienen formas neutras diferenciadas en singular»)2 no hay ninguna otra que haga referencia al concepto que estamos analizando.
La raíz de los términos gender, genre y género es el verbo latino generare, el sustantivo genus y el prefijo latino gener—, tipo o clase. Tanto en castellano, como en francés, inglés y alemán, el término que designa el «género» se refiere a categorías gramaticales y literarias. Sin embargo, el significado del término inglés «gender» está relacionado estrechamente con los conceptos de sexo, sexualidad y diferencia sexual, cosa que no ocurre con sus equivalentes en idiomas como el francés, italiano y castellano.
Así, Teresa De Lauretis señala que, en el American Heritage Dictionnary of the English Language, la primera acepción de gender es la de un término clasificatorio gramatical, y la segunda es «clasificación de sexo: sexo».
Es interesante resaltar —señala la autora (italiana de origen, pero que reside en EEUU)—, que esta proximidad de sexo y gramática está ausente en las lenguas románicas (que, según la opinión popular, son habladas por pueblos mucho más románticos que los anglosajones). El español género, el italiano genere y el francés genre no implican ni tan siquiera la connotación del género de una persona, que se expresa, por el contrario, con el término usado para «sexo». Y quizá por eso la palabra inglesa genre, tomada del francés para designar la específica clasificación de las formas artísticas y literarias (…) está también libre de cualquier tipo de connotaciones sexuales, tanto como la palabra genus, la etimología latina de gender, que se usa en inglés como término clasificatorio en biología y lógica. Un corolario interesante de esta peculiaridad lingüística del inglés (la acepción de gender referida al sexo) es que el concepto de género que aquí analizo y, por tanto, toda la intrincada cuestión de la relación entre género humano y representación, es imposible de traducir en casi todas las lenguas románicas. (O lo era hasta hace pocos años, en 1986, cuando escribí este trabajo)3.
A este respecto, la lingüista Violeta Demonte afirma que no hay en las lenguas humanas una correlación entre el género gramatical y las características sexuales: existen lenguas en las que la marca de género gramatical se basa en otras distinciones, tales como animado/inanimado, humano/no humano, racional/no racional, o personal/no personal; sin embargo,
…en las lenguas indoeuropeas, en las cuales se señalan desde muy pronto las diferencias de género gramatical, existe alguna conexión —aunque con muchos matices— entre el género de los sustantivos y el sexo de sus referentes y, más específicamente, entre género gramatical y propiedades estereotipadas de sus referentes. […] Esas diferencias entre las lenguas revelan que no hay una propiedad intrínseca de las lenguas humanas, pero implican también que las lenguas que posean esta correlación ofrecerán un campo interesante de contrastación para la hipótesis de que la discriminación sexual puede estar de alguna manera gramaticalizada4.
De la misma forma, J. Greville Corbett, después de examinar más de doscientas lenguas, afirma que el número de géneros no se limita a tres; «cuatro es bastante común y veinte es posible»5. Por tanto, el término género es enormemente versátil en la lingüística, lo que le despoja de cualquier sombra de determinismo biológico.
La propia Demonte subraya el hecho de que en las lenguas que tienen género gramatical, la clasificación de ciertos sustantivos para designar al conjunto de individuos —tanto de sexo femenino como masculino— se marca con género masculino. La autora se plantea, en consecuencia, si la adopción de términos denominados «genéricos» ha estado o está determinada desde el punto de vista del sexo. Aunque señala que sigue siendo objeto de controversia entre los especialistas si la adopción originaria del genérico masculino obedecería sólo a razones lingüísticas o existirían otro tipo de causas, Demonte sostiene que en el origen de ciertas clasificaciones de la gramática están presentes los significados sociales de género. En apoyo de su tesis, la autora cita el ejemplo de una gramática inglesa de 1898 en la que su autor recomienda que «el principio general sea el de dar el género masculino a las palabras que sugieran ideas tales como fuerza, fiereza, terror, mientras que el género femenino se asociará a las ideas opuestas de amabilidad, delicadeza y belleza, junto con la fertilidad»6. Hay que reconocer, por tanto, como señala la antropóloga feminista Virginia Maquieira, que «los usos de la gramática pueden operar muy fuertemente en favor de la discriminación.» También para la historiadora J. W. Scott, «en gramática, el género es la manera de clasificar a los fenómenos, un acuerdo social acerca de los sistemas de distinciones, más que una descripción objetiva de rasgos inherentes».