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El Refugio1

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Los Tres Principios Sagrados –tampa sum en tibetano– son tres aspectos fundamentales de la enseñanza que siempre se explican desde el comienzo, no solo en las enseñanzas Dzogchén, sino también en todos los niveles del Sutra y del Tantra. El primero de estos Tres Principios Sagrados es el Refugio y la Bodhichitta; el segundo es la Contemplación; el tercero es la Dedicación de Méritos.

Lo que significan esencialmente el primero y el tercero de los Principios es que cuando comenzamos una práctica lo hacemos con una idea o pensamiento, y del mismo modo, cuando terminamos la práctica y regresamos a nuestras actividades ordinarias, también comenzamos dichas actividades guiándonos por una idea o pensamiento. En efecto, no siempre estamos en el Estado de Contemplación –lo que denominamos «Estado Primordial»–, que es el segundo de los Tres Principios Sagrados. Incluso habiendo tenido alguna vivencia de este Estado, la mayor parte del tiempo estamos distraídos. Por tanto, a fin de encontrarnos en el Estado de Contemplación, comenzamos orientándonos hacia él por medio de una idea o pensamiento.

Supongamos que, al menos intelectualmente, hemos comprendido que nuestra verdadera naturaleza es como la de un espejo, que posee la capacidad de reflejarlo todo sin juzgar si es bueno o malo, sin aceptar ni rechazar nada. ¿Cómo podemos, sobre la base de una comprensión intelectual, descubrir en nosotros mismos nuestra verdadera naturaleza, que es la verdadera naturaleza de todos los fenómenos? ¿Cómo podemos entrar en el auténtico Estado de Conocimiento –lo que se conoce como Presencia Instantánea– y experimentar de veras que nuestros pensamientos y emociones son como reflejos en un espejo? A ese fin, debemos comenzar guiándonos por un pensamiento. Para entrar en la Contemplación, comenzamos siempre con el pensamiento de querer entrar en ese Estado, siempre comenzamos nuestra práctica con el Refugio y la bodhichitta.

En el Dzogchén, es particularmente importante comprender lo que en verdad significan el Refugio y la bodhichitta, y cómo deben aplicarse en forma concreta, a fin de no quedarse meramente en el nivel de las palabras y de las formas externas. Los orígenes de las prácticas de Refugio y bodhichitta se hallan en el sistema del Sendero de Sutra, que comprende el Hinayana y el Mahayana. Y, en ambos, la forma en la que se toma Refugio determina si el individuo puede considerarse budista o no. En dicho sistema, si una persona toma Refugio en el Buda, el Dharma y el sangha, se la considera budista. Por ejemplo, yo he sido criticado por gente que afirma que no soy budista, puesto que en vez de usar la fórmula de Refugio en el Buda, el Dharma y el sangha, empleo la del Refugio en el Gurú, el Deva y la Dakini.

Ahora bien, tales críticas revelan un total desconocimiento del principio del Refugio, porque el Gurú, el Deva y la Dakini no son diferentes del Buda, el Dharma y el sangha. El principio de las enseñanzas no se halla en el nivel superficial y literal de los términos que designan las cosas, sino en el verdadero sentido y significado, que está más allá de estos nombres. Es así como debemos comprender el significado de los términos Gurú, Deva y Dakini usados en el sistema del Tantrismo.

En general, cuando usamos la palabra «budista», nos referimos a alguien que sigue la enseñanza del Buda Shakyamuni, o a algo que está relacionado con esa enseñanza. Al menos esto es lo que en el Hinayana significa el término «budista», ya que este sistema considera que la enseñanza budista oficial se circunscribe al conocimiento y a la comprensión que el Buda transmitió en persona. Ahora bien, hay muchas otras formas de enseñanza budista, pues el Buda Shakyamuni transmitió enseñanzas no solo por medio de su cuerpo físico, sino también mediante otras manifestaciones. Y este es el origen del Tantra.

¿Cómo se manifestó el Buda para transmitir el Tantra? Para transmitir estas enseñanzas no se manifestó en el plano físico en forma del Buda Shakyamuni o Buda histórico. Un Buda puede manifestarse de distintas maneras, pues trabaja con las circunstancias y no de acuerdo con la idea que alguien haya adoptado como regla. Para un Buda no existe la regla de que su forma física deba ser como la figura de Shakyamuni. La forma que manifieste dependerá de las circunstancias, pues un Buda trabaja de acuerdo con las circunstancias particulares en las que se halla.

Un Buda se manifestará a veces en una forma similar a la de los seres a quienes les comunica el Conocimiento y la comprensión. Por ejemplo, cuando un Buda se comunica con un elefante o un mono, se manifiesta en la forma de un ser del tipo correspondiente a estos animales. El Buda puede hacer esto porque es libre; es capaz de trabajar con cualquier circunstancia y en ningún momento está limitado por reglas. Las personas limitadas no son capaces de entender esto, y pensando que el Buda solo puede manifestarse en el nivel físico, creen que si la forma física del Buda no es aquella con la que están familiarizados, entonces no se trata del Buda. Pero quien se manifiesta como Deva o Dakini no es otro que el Buda, pues Él se puede manifestar de muchas formas diferentes y no solo en forma humana. Hay un dicho en los Sutras según el cual el Buda a veces se manifiesta como un puente o un bote a fin de salvar a la gente. No es necesario que se manifieste siempre como un ser humano, ya que hay innumerables posibilidades de manifestación. Este es el principio del Deva y de la Dakini.

Del mismo modo, el Refugio no está limitado a la toma de un voto, como es el caso en el Hinayana. A mucha gente le gusta decir que ha tomado Refugio con este o aquel lama. También hay maestros que viajan por todo el mundo dando votos de Refugio, afirmando que han convertido al budismo a un gran número de personas; parecen pensar que el Refugio es un asunto de conquistar a la gente. Ahora bien, esta no es la manera de difundir la enseñanza, pues difundirla no es otra cosa que ayudar realmente a la gente a despertar y comprender algo; jamás podría consistir en imponerle nuevos condicionamientos. Por supuesto, esto no significa que no sea útil para las personas tomar un voto de Refugio; claro que puede serlo, si se comprende su verdadero sentido y significado. Pero cuando no se comprende su sentido, es posible autoengañarse creyendo que la toma de Refugio cambió algo en uno, cuando en verdad no ha sido así. Si quien ha obrado de esta manera se observa honestamente, verá que sus condicionamientos, apegos, problemas, etcétera, siguen allí y continúan siendo los mismos de antes. Nada ha cambiado. ¿Cuál es entonces el beneficio de tomar Refugio? Lo esencial es entender lo que ello significa.

Se puede tomar Refugio con un voto. Si una persona no tiene la capacidad de controlarse a sí misma, entonces necesita tomar un voto. El sistema del Hinayana está orientado específicamente a ayudar a los seres humanos que tienen menor capacidad, pues las personas de este tipo toman un voto y, por medio de él, pueden controlar sus emociones y problemas a fin de evitar crear karma negativo.

Cualquiera de nosotros puede tener un punto débil. No debemos pensar que como somos practicantes de Dzogchén somos personas altamente desarrolladas y que, por tanto, no necesitamos tomar votos. Mucha gente tiene esta idea, pero no es correcta. Debemos observarnos bien: tenemos muchos puntos débiles. Si, por ejemplo, una persona quiere dejar de fumar o de beber, puede que durante largo tiempo no lo logre. ¿Por qué? Porque ese es su punto débil. A veces en tales situaciones es necesario tomar un voto. Gente que no pertenece a la Comunidad Dzogchén me ha dicho que mis estudiantes son muy arrogantes porque creen que tienen un alto nivel y no necesitan hacer las prácticas preliminares conocidas como el Ngöndro, que comúnmente se practican.

Pensar que solo porque somos practicantes de Dzogchén no necesitamos tomar votos es completamente erróneo. Cuando descubrimos que tenemos un punto débil, es posible que necesitemos un voto que nos ayude a superarlo. Por ello en el Dzogchén se dice que debemos trabajar con nuestras circunstancias. ¿Qué quiere decir trabajar con nuestras circunstancias? Lo que se quiere decir es que, incluso si comprendemos que en el nivel absoluto nuestra condición intrínseca es de autoperfección espontánea y que en ese nivel las reglas y los votos no son necesarios, cuando en nuestras circunstancias particulares encontramos problemas que no podemos superar sin controlarnos mediante una regla o un voto, entonces aplicamos estos métodos. La diferencia entre el Dzogchén y otros niveles de enseñanzas es, por supuesto, que los métodos relativos consistentes en aplicar reglas y tomar votos no se consideran como lo esencial; no constituyen el método fundamental de la práctica del Dzogchén, pero sí de la del sistema de Sutra.

En el sistema del Hinayana, en particular, el recibir un voto se considera como el aspecto más importante del entrenamiento. Cuando un individuo ha tomado un voto, se siente diferente a los demás, en efecto, podemos observar una diferencia en su comportamiento. Por ejemplo, los monjes tienden a considerarse superiores a los demás: se acostumbran a recibir muestras de respeto y, por tanto, sienten que no son como las personas comunes. ¿Por qué? Porque esta es la actitud y la educación que prevalece en el Hinayana. Estas personas sienten que han cambiado después de haber tomado un voto de Refugio y actúan en consecuencia.

En el Dzogchén procedemos de manera diferente. Aunque su método principal no es la toma de votos, de ser necesario podemos hacerlo. Por supuesto, si alguien ha recibido un voto de Refugio no de mí sino de otro maestro, igualmente necesitará comprender cuál es su significado y cuál es su función. Entonces habrá tenido sentido tomarlo. Ahora bien, sería ridículo pensar que por el hecho de haber tomado un voto de Refugio nos hemos convertido en budistas. Eso es absurdo. ¿Qué significa decir que se es budista solo por haber tomado un voto de Refugio? No significa nada. El Buda nunca le pidió a nadie que se convirtiese al budismo; nunca propuso que la gente se impusiera tales limitaciones; creerlo es proyectar nuestras limitaciones en la enseñanza.

Debemos tratar de comprender el verdadero sentido de la enseñanza. El verdadero sentido del Refugio es saber que estamos en el camino; tomamos Refugio en el Sendero. ¿Cómo hallamos el Sendero? Lo encontramos a través de un maestro. Si no hay maestro, no hay Sendero. Sea que nos refiramos al Sutra, al Tantra o al Dzogchén, la raíz del Sendero es siempre el maestro.

Cuando tomamos Refugio en el sistema de Sutra, las primeras palabras que recitamos son NAMO BUDDHA YA. Con ellas tomamos Refugio en el Buda. Luego tomamos Refugio en el Dharma, y después en el sangha. En el Tantra, el modo de ver al Buda y el modo de ver al maestro o Gurú es, sin embargo, ligeramente distinto que en el Sutra, pues en este último se considera al Buda como el origen de la enseñanza y la fuente del Sendero, siendo el objetivo final el Estado del Buda: el Dharmakaya. Por esta razón, en este nivel de enseñanza se toma Refugio en el Buda.

En el Tantra y en el Dzogchén tomamos Refugio principalmente en el Gurú. Ello se debe al hecho de que, aunque la enseñanza que seguimos es la del Buda, la hemos recibido de nuestro propio maestro. No podemos recibir enseñanzas directamente del Buda, y ni tan siquiera tenemos contacto directo con los estudiantes del Buda. Ahora bien, sus estudiantes enseñaron a otros estudiantes, y así sucesivamente, y de esta forma las enseñanzas han continuado hasta el presente, en el que nuestro maestro nos las ha impartido a nosotros.

El Tantra también está particularmente relacionado con Transmisiones especiales, tales como las denominadas potenciaciones. Según el principio del Dzogchén, para entrar en el Sendero hace falta recibir una Introducción Directa al Conocimiento –la Presencia Instantánea– y así obtener una verdadera comprensión. Los estudiantes reciben esta Introducción o Transmisión de sus maestros. Aunque recibamos explicaciones o métodos que provienen del Buda, solo podremos recibir Transmisiones Directas de nuestro propio maestro, nunca podremos recibirlas del Buda. Por esta razón nuestro maestro es extremadamente importante para nosotros y nos referimos a él como «maestro raíz», donde raíz significa «fuente de la que algo se origina»: nuestro maestro raíz es la fuente de todas las Transmisiones, del Conocimiento que radica en la Presencia Instantánea y de la Comprensión. Por ello, cuando en el Tantra y en el Dzogchén tomamos Refugio, lo tomamos primero en el Gurú, lo cual es aún más cierto en el Dzogchén, y se debe a que aquí el maestro es lo más importante, ya que solo si hay un Gurú hay enseñanza: este es el principio de la Transmisión.

Luego están los practicantes. Cuando hablamos del sangha, nos referimos a la gente con la que colaboramos en el Sendero; no obstante, en el Dzogchén, el sangha puede indicar sobre todo a los Dharmapalas o Guardianes, que nos ayudan en nuestro camino hacia la realización.

En el sistema de Sutra, cuando hablamos de Buda, Dharma y sangha, consideramos al maestro como parte del sangha. ¿Qué significa sangha? El sangha monacal es un grupo de al menos cuatro monjes, de modo que, si un individuo desea recibir los votos completos de monje o monja, debe recibirlos de un mínimo de cuatro monjes; tres no serían suficientes. Del mismo modo, no se pueden recibir los votos completos de monje o monja solo de un maestro: un voto de Refugio puede tomarse de un maestro, pero los votos completos de monje o monja solo pueden recibirse del sangha. Igualmente, si cometemos un error, se lo confesamos al sangha y no al maestro; para poder hacer una confesión siempre necesitamos al sangha. Esto es característico del sistema de Sutra. Por esta razón se considera al maestro como parte del sangha y se considera que el sangha está constituido por los compañeros o compañeras que nos ayudan.

Como se ha señalado, en el Dzogchén el maestro es indispensable. En el sistema de Sutra, si no existe el maestro, al menos todavía tenemos la enseñanza del Buda. Mientras tengamos la posibilidad de estudiar con un grupo de personas, aprender palabras, leer libros y así sucesivamente, aún podremos seguir adelante. Ahora bien, esto no es posible ni en el Tantra ni en el Dzogchén. Si queremos seguir las enseñanzas Dzogchén, debemos recibir la Introducción de un maestro, pues de otro modo nuestro conocimiento no estará conectado con la Transmisión y no podrá tener lugar lo que se designa como Despertar o Iluminación. Este es también el caso en el Tantra, en el que es necesario recibir la potenciación del maestro. De otro modo, aunque uno conozca muchos métodos tántricos, su situación será como la de un campo arado en el que no se ha plantado ninguna semilla: aunque se lo riegue durante años, nada crecerá.

En suma, no importa si se toma o no un voto de Refugio; en cualquier caso, lo importante es comprender el sentido del Refugio.

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