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Los componentes del acuario
La cuba

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Es el recipiente destinado a albergar el ecosistema acuático en miniatura; en ella, los peces deben vivir en las mejores condiciones posibles.

Se puede comprar en un comercio especializado o encargar a medida.

La colocación, forma, volumen y zócalo sobre el que debe descansar han de estar bien estudiados. Los elementos se eligen de manera que el conjunto resulte decorativo y se integre perfectamente en el ambiente y el mobiliario de la estancia, sin olvidar imperativos técnicos como la facilidad de acceso para el mantenimiento, el suministro eléctrico para los accesorios, la resistencia de la base y la proximidad de una toma de agua corriente.

NORMAS GENERALES PARA LA INSTALACIÓN

El acuario no debe estar situado en el centro de una sala, ya que puede haber problemas de resistencia en el suelo.

No son recomendables las mesas acuario de salón, ya que su mantenimiento es difícil, y su resistencia, mediocre.

No debe instalarse el acuario a modo de separación entre dos ambientes, visible desde ambos lados. Aunque la idea puede parecer interesante, el resultado no suele serlo tanto.

El acuario no debe quedar frente a una ventana o en una zona demasiado expuesta a la luz exterior, porque la luz favorece la proliferación de algas.

La colocación

El lugar donde se instala el acuario debe elegirse con cuidado para que encaje con el estilo y las dimensiones del mobiliario.

El lugar ideal es junto a una pared, a igual distancia de los rincones.

Un acuario de esquina puede ser otra solución cuando hay poco espacio.

El acuario de mayor valor estético es el que se puede empotrar.

Esto es posible si tiene un acceso posterior desde la habitación que queda del otro lado de la pared, donde los accesorios estén a mano.

En cualquier caso, el acuario no debe estar colocado ni demasiado alto ni demasiado bajo (una altura correcta para la base puede ser entre 1,10 y 1,20 m, aproximadamente).


Acuario de esquina


La forma de la cuba

Las cubas más corrientes tienen forma de paralelepípedo. Es la forma más estética y la más práctica. Las hay de muchas otras formas, como las columnas o las cubas de múltiples ángulos, pero no son recomendables porque la decoración y el mantenimiento resultan difíciles. En nuestra opinión, los acuarios de esquina, con tres paredes, son la única alternativa aceptable.

Las dimensiones de la cuba

Para que sea bonito, un acuario debe tener una longitud considerable: 110 o 120 centímetros es el tamaño mínimo para una cuba de conjunto. Las de dimensiones menores suelen ser motivo de decepción porque limitan las posibilidades de poblamiento. Los acuarios pequeños (de menos de 50 cm de lado) deben estar destinados a situaciones muy concretas como la reproducción, la cuarentena de animales nuevos o la curación de enfermedades.


El acuario holandés es uno de los modelos más clásicos


Según los gustos personales, se concede más o menos importancia al elemento vegetal del decorado


Debido a la refracción, un acuario lleno de agua parece, visto de frente, mucho menos profundo (un tercio aproximadamente) que cuando está vacío. Este es un detalle importante que debe tenerse en cuenta. Por lo tanto, la anchura de la cuba ha de ser como mínimo igual a la altura si se quiere evitar una desagradable impresión visual de aplastamiento.

La altura normalmente no supera los 60 cm; con esta medida, una vez llena la cuba, el ángulo de luz deja 50 cm de iluminación por encima del suelo, que es la distancia mínima que garantiza una buena fotosíntesis, proceso indispensable para el crecimiento de las plantas.

La construcción de la cuba

Actualmente, hay dos tipos de construcción de acuarios:

– con cristal pegado: es la técnica más sencilla y económica cuando el volumen de los recipientes no supera los 500 o 600 litros;

– con resina de poliéster: se aplica para las cubas de mucho volumen.


Acuarios de cristal pegado

Son los acuarios que normalmente se venden en los comercios de acuariofilia. Son económicos y muy resistentes a la corrosión. Tienen el defecto de ser pesados cuando el volumen empieza a ser importante y cuando la altura del agua supera los 50 cm, ya que se incrementa el grosor del cristal para garantizar la resistencia.

Su construcción es fácil. Los puede construir cualquier persona con conocimientos mínimos de bricolaje. Dado el tamaño de los recipientes que normalmente se construyen con esta técnica (de 1 a 1,5 m por cara), no resulta difícil encontrar cristales de diferentes grosores con las dimensiones deseadas. La manipulación de este tipo de cristales no es complicada. Las caras se unen con una junta de silicona especial para cristal, que posee una resistencia a la tracción sobradamente probada.

El pegado es muy sencillo, pero es preciso respetar ciertas reglas elementales:

– los cristales no deben estar biselados porque se reduciría la superficie de contacto entre el cristal y el material adhesivo. Simplemente hay que pasar un poco de tela de esmeril por las aristas del cristal para evitar el riesgo de cortarse durante la manipulación;

– sólo se puede usar un adhesivo transparente de calidad garantizada por el fabricante para el uso acuático;

– se debe utilizar adhesivo en cartuchos para aplicar con pistola;

– antes de pegarlo hay que desengrasar cuidadosamente el cristal con un trapo limpio y alcohol de quemar o, mejor aún, con acetona;

– es necesario utilizar guantes para manipular los cristales y calzado de protección para los cristales de gran superficie y peso;

– hay que proceder rápidamente al pegado en cuanto se ha extendido el material adhesivo. Cuando la temperatura y la humedad ambiental son altas (clima tropical), la adhesión puede ser muy rápida;

– los cristales deben quedar perfectamente unidos entre sí, y el pegado, asegurado con una ligera presión repartida en todo el contorno;

– para mantener los cristales recién pegados en la posición correcta se usa cinta adhesiva ancha. Es aconsejable emplear escuadras de contención de las aristas;

– no hay que eliminar los excesos de cola, aunque parezcan antiestéticos. Cuanto más rebosa la cola, más se garantiza la estanquidad. La cola que rebosa por el interior se retira cuidadosamente con un dedo mojado con saliva;

– la cola que sobra por fuera no se elimina hasta pasadas veinticuatro horas, con una cuchilla bien afilada;

– igualmente, no hay que pegar los refuerzos hasta pasadas veinticuatro horas. Los refuerzos superiores deben ser longitudinales y transversales. Los refuerzos longitudinales colocados en el fondo de la cuba aumentan considerablemente la resistencia;

– antes de la prueba de llenado hay que dejar secar por lo menos tres días.


Una vez que la cuba está bien seca, la cara anterior se decora con un marco de madera o de material sintético para tapar junturas y refuerzos. Este marco debe sobrepasar el margen superior del recipiente para ocultar los cables de la iluminación y para alojar la tapa, que a ser posible debe ser del mismo material. Según la longitud del acuario, la tapa estará constituida por dos o tres hojas, de modo que se facilite el acceso para labores técnicas y de mantenimiento.

En todos los casos hay que respetar los grosores del cristal en función de las dimensiones del recipiente, según las indicaciones facilitadas por los fabricantes.


Acuarios de resina de poliéster

Este material se recomienda para cubas de más de 500 litros de capacidad, porque tiene una gran resistencia mecánica. Por otro lado, estas cubas son más ligeras que las de cristal. La técnica de construcción es delicada y requiere el trabajo de un equipo bajo la dirección de un experto.


ACCESORIOS INDISPENSABLES PARA LA INSTALACIÓN DE UN ACUARIO BÁSICO (CON FILTRO EXTERNO)

El ABC del acuario

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