Читать книгу El camino hacia una mejor poscosecha - Claudio Enrique Estévez Castillo - Страница 8

Introducción

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Recuerdo una frase dicha por un perito recibidor. ¡Una cosa es acopiar granos y otra cosa es amontonarlos! Creo que ese fue el punto de partida, para lo cual mi visión de la actividad cambió rotundamente. En ese momento trabajaba en un acopio de grandes volúmenes de granos en una fábrica de aceite, donde a lo sumo se manejaban dos especies (girasol y soja), y en un proceso de expansión de la compañía, se decidió acopiar más en origen; por tal motivo se fueron adquiriendo y alquilando diferentes acopios para asegurar un flujo de abastecimiento constante de la fábrica a lo largo del año; y no tener que depender tanto de la compra a través de corredores de granos que marcaban una fluctuación importante en el ingreso de la materia prima.

Había dos períodos bien diferenciados en el año; un período con un pico de ingreso de camiones y vagones en la cosecha donde el espacio nunca alcanzaba y salíamos a buscar espacio en viejas barracas o galpones de la zona, para poder almacenar el exceso de girasol que nos llegaba en cosecha; ya que la fábrica no llegaba a procesar diariamente ese volumen de ingreso. Ese exceso de girasol almacenado o amontonado en las barracas era lo que compensaba el déficit de granos que ingresaba en el segundo período por parte de los clientes.

Ahora razonando a través del tiempo me doy cuenta de lo correcto de la frase del perito: ¡Estábamos amontonando el exceso de granos recibidos!; y por qué digo amontonando y no acopiando. Respuesta rápida y sencilla; conocí en el acopio otra forma muy diferente y artesanal de trabajar donde la prioridad es mantener la calidad de los granos a través del tiempo, mientras que la prioridad de la fábrica era asegurar el volumen para poder procesar a lo largo del año y asegurar el ritmo de molienda, no descuidando el tema de la calidad, pero sinceramente pasaba a ser la segunda prioridad.

Cuáles son las razones técnicas por las que digo que en el acopio la calidad era prioridad y en la fábrica, en ese momento, estaba en un segundo plano. Empecemos por la tecnología, cualquier acopio allá por los años 90 disponía de aireación, termometría, segregación por calidad y humedad, etc. En la fábrica cuando el pico de los camiones era inmanejable se desviaban a las barracas con muestreo precario y donde muy rara vez se contaba con sistemas de aireación y menos termometría. Obviamente se trataba de mandar camiones secos y limpios, pero a medida que el espacio disponible en los silos disminuía, esos límites de humedad y materias extrañas de los camiones que se desviaban comenzaban a hacerse más laxos, dado que la consigna era “dale, mandalo, que en un par de semanas la cosecha termina y lo traemos a la planta de silos para acondicionar”.

Como se imaginarán ese par de semanas de la mercadería desviada se transformaba en par de meses y ahí aparecían los problemas de calentamiento y deterioro de la materia prima, que como todos conocemos es irreversible.

Otra diferencia que priorizaba y distinguía la calidad en el acopio era el rol clave que tenían el perito recibidor de granos y el operador de la planta de silos. Si bien en la fábrica había muy buenos peritos y operadores de silos, el volumen de ingreso muchas veces los sobrepasaba y sinceramente no contaban con el conocimiento e idoneidad que tienen estos dos puestos claves en la mayoría de los acopios.

Luego de esta breve descripción de lo ocurrido allá por mediados de los años 90, debo decirles que mi intención inicial era convencer al mundo acopio que había que hacer camiones en lugar de priorizar tanto la calidad; y por suerte pude darme cuenta de que mi concepto no era el correcto y de esta manera a lo largo de los años conocí a personas sorprendentes que me enseñaron sobre esta hermosa actividad, la cual agrupa conceptos biológicos, químicos, mecánicos y sobre todo de relaciones interpersonales muy enriquecedoras para mi formación.

Y ahora, entrando en los tiempos actuales, veo que esa cultura del acopio por la calidad de los granos por suerte fue ingresando a las fábricas de proceso, puertos, exportadores; pero debo decir con absoluta sinceridad que el acopio de hoy ha perdido algunas de sus banderas en cuanto a la calidad que conocí allá por 1990. Esperemos que este proceso no avance y retroceda y se pueda volver a cuidar la calidad de granos que tenía la Argentina en el pasado y detener el proceso de comoditización del acopio.

Por último trataré de explicarles en las páginas siguientes las cuatro claves que hacen al éxito de una buena gestión del acopio, donde trataré de volcar conceptos y experiencias vividas para que les sirvan en la toma de decisiones de su empresa y en la elección de los equipos de trabajo.

Dividiré el libro en 4 capítulos y una breve reseña final a modo de resumen:

1 Convivencia del jefe de planta y comercial.

2 Logística de planta de acopio.

3 Competencias del perito recibidor de granos.

4 Competencias del operador de la planta de silos.

A continuación se desarrollarán en profundidad las ideas de los capítulos mencionados tratando de volcar las experiencias y opiniones de una manera clara y sencilla para que sea un texto de lectura amigable y no transformarlo en un texto sobrecargado técnicamente.

Verán que considero muy importante la comunicación, las relaciones interpersonales, y sobre todo la capacitación y el empoderamiento del conocimiento de todos los actores involucrados en la actividad.

Nadie nace sabiendo, nos formamos y educamos según nuestros docentes y experiencias personales para lograr el éxito que conduzca al beneficio de todos.

El camino hacia una mejor poscosecha

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