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¿Dónde puedo encontrar un homeópata idóneo para mí?

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En el «Apéndice» de este libro hay una lista de diversas organizaciones que pueden ayudarle. Solicite una recomendación de uno de los registros de homeópatas cualificados. Puede buscar en las Páginas Amarillas. Lo mejor de todo es una recomendación per sonal. No todos los homeópatas trabajan del mismo modo; algunos tienen una decoración acogedora, mesitas de café y llevan ropa informal; otros van con traje; algunos usan ordenadores para tenerlo todo controlado, y otros se comportan más bien como consejeros, y se limitan a escuchar. La homeopatía es una forma artística, además de una ciencia, y quizá para usted sea importante un estilo individual. Siga su instinto; solo usted sabe lo que le hace sentirse a gusto. Cuando haya encontrado un médico que le parezca adecuado pregúntele si existen otras familias en la zona que recurran a la homeopatía; puede resultarle muy útil conocer a otras personas de su zona que se plantean la salud del mismo modo que usted, y en casos de urgencia es conveniente poder llamar a un vecino que quizá disponga de un remedio que falta en su botiquín.

Nota del autor

Este es un libro que, en parte, habla de la terapéutica homeopática: el tratamiento de trastornos concretos mediante unos remedios que tienen fama de solventar crisis agudas. Es importante entender que los homeópatas no se han formado para pensar según «etiquetas» aplicables a las enfermedades. Para ellos, una fiebre es una crisis que debe identificarse individualmente en función de sus características, y el nombre que se le da es el remedio que la curará. Por tanto, existe una fiebre Belladona y otra Pulsatilla. Una infección viral o bacteriana no significa nada para un homeópata; un paciente tiene una garganta irritada Mercurius o Phytolacca; un resfriado Lycopodium o Arsenicum; un parásito intestinal Podophyllum o Arsenicum. A menudo, las enfermedades agudas se tratan de un modo relativamente sencillo, porque la elevada energía de los trastornos exige remedios bien conocidos, probados y comprobados. No existe una línea imaginaria más allá de la que estos remedios no puedan tener un efecto curativo. Belladona curará una fiebre de 39,4 ºC tanto como una de 38,3 ºC cuando los síntomas encajan con el remedio; Mercurius hará que una garganta irritada con pus y amígdalas ulceradas se cure con tanta eficacia como si fuera una irritación leve de garganta. (Con frecuencia, lo que determina si la fiebre desciende o la garganta irritada mejora es la elección de la potencia; véanse las páginas 30 y 31). Esto también es así en las patologías más profundas. En este libro se abordan problemas mucho más graves que los golpes y las astillas bajo la piel, la diarrea y los vómitos. Los estados patológicos crónicos no son inmunes al tratamiento homeopático y, al igual que pasa con los trastornos agudos, responden cuando se entienden como algo individual del paciente que produce los síntomas. Aunque nos refiramos a ellas, para estas enfermedades no se ofrecen remedios caseros, ni debería hacerse nunca. Recetar un remedio para ellas exige diligencia, paciencia, una supervisión cuidadosa y tiempo, ¡mucho tiempo! Esta es la misión de un homeópata formado para ello. No todos los homeópatas están dispuestos, tienen la formación suficiente o se sienten capaces de aceptar la responsabilidad para recetar un remedio para una patología «de alta resistencia». Muchos quieren estar a la altura, y no cesan de obtener la experiencia suficiente para lograrlo.

Homeopatía en casa

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