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Accidentes y urgencias TRAUMATISMOS

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Los golpes y traumatismos en cualquier parte del cuerpo necesitan a menudo conocer solamente un puñado de remedios: Arnica, Aconitum, Rhus tox., Ruta, Hypericum, Ledum, Bryonia, Symphytum, Bellis perennis y Quercus. Dado que las heridas en distintas partes del cuerpo exigen diversos remedios, resulta útil diferenciar entre ellas. Algunos remedios sienten una afinidad especial por los tejidos blandos (músculos, abdomen, mamas), mientras que otros se asocian con tejidos duros (huesos, tendones y ligamentos).

Cuando deba tratar una herida, primero evalúe cómo se siente el paciente en general, y luego compruebe cuál fue el punto exacto del impacto. El primer remedio aplicable a cualquier trauma debe ser para aliviar la conmoción, y la elección del remedio puede determinar si la recuperación es breve o larga. Hay dos remedios principales que debemos tener en cuenta: Aconitum y Arnica. No son intercambiables; tienen imágenes diferentes. La diferencia entre ellos puede dar pie a confusión, de modo que conviene saber cuál trata cada tipo de conmoción.

Aconitum está indicado cuando la conmoción del trauma ha generado una intensidad rayana incluso al miedo, al pánico o a la angustia extrema en el paciente, y posiblemente en cualquier otra persona que haya sido testigo. Si detecta ese estado en el paciente, lo primero es Aconitum; si no lo administra, los remedios elegidos para las magulladuras, los cortes o los huesos rotos no funcionarán, o reducirán su eficacia. Recuerde que en cualquiera de nosotros el miedo puede ser más fuerte que el dolor y las lesiones. La conmoción unida al miedo puede ser tan fuerte que los tejidos corporales lo almacenen de por vida, e influir en la salud futura. Una persona traumatizada en Aconitum manifiesta una expresión temerosa y, si es un niño, es probable que grite y que llore. No es el caso de Arnica.

Arnica está indicada para un patrón de conmoción distinto: el paciente está conmocionado, como si hubiera recibido un golpe en la cabeza. En lugar de tener expresión de miedo, Arnica presenta un aspecto agotado, macilento, como si la persona estuviera conmocionada y no lograse hallar las palabras para expresar cómo se siente. Cuando se les pregunta cómo se sienten, los afectados de Arnica responderán: «No, si estoy bien. En serio que estoy bien. Déjame solo, que ya me las arreglo yo».

Sin embargo, usted se da cuenta de que la persona no está bien, e incluso puede que le irriten los esfuerzos que hace usted para ayudarla. La hipersensibilidad hace que le resulte insoportable el contacto o la cercanía de otros.

Si le cuesta recordar esta diferencia, visualice estas dos imágenes: Aconitum es como un pico: agudo, repentino y amedrentador; Arnica es como un martillo: romo, que conmociona y debilita. Los pacientes de Aconitum pueden producir suficiente adrenalina en su sistema como para expresar sus temores, pero los pacientes de Arnica tienen mucha menos energía; en realidad, una indicación de Arnica es que después de la lesión, el paciente se adormila y es posible que se duerma del todo, o incluso que pierda el conocimiento.

En un número elevado de heridas comunes, es necesaria la administración de uno de estos remedios o de los dos. Lo que determina la potencia usada es la gravedad del accidente. Evalúe las reacciones del paciente; sobre una escala arbitraria del 1 al 10, administre 30 en cualquier punto entre 1 y 5 sobre 10, y 200 para los puntos entre 6 y 9 sobre 10. Si una herida es lo bastante grave como para que el paciente necesite tratamiento hospitalario, está perfectamente justificado administrarle 1M o 10M. Cuando se produce un accidente grave, uno no siempre tiene el lujo de poder elegir; haga lo que pueda con lo que tenga a mano. Sin embargo, aunque el estado Aconitum puede insertarse rápidamente en el procedimiento (es decir, el hospital), y por tanto perderse de vista, Arnica no desaparece tan pronto. Es buena idea usar la potencia elegida más adelante, aunque se haya iniciado otro tratamiento (ortodoxo).

Por lo general, no es necesario administrar más de una dosis de Aconitum; éste solo conseguirá que el organismo se libere de la sensación de miedo. No posponga cualquier otro remedio indicado para la lesión concreta en la carne o los huesos. Podría aplicar el siguiente remedio en un lapso de entre dos y diez minutos; y, a menudo, después de Aconitum se recomienda Arnica para la contusión y la conmoción físicas. (Recuerde que Aconitum es el antídoto de Arnica o lo modifica. Si no ha administrado Aconitum y sí Arnica, y entonces percibe que el paciente tiene miedo, adminístrele una dosis de Aconitum y luego de Arnica, una vez el temor haya desaparecido. No alterne la administración de Aconitum con la de Arnica, porque sus efectos se contrarrestan.)

Hay otro aspecto destacado en Arnica: existen muchas lesiones en las que podría esperarse que hubiera contusión, y Arnica es el remedio principal para hacer que esta salga a la superficie, donde debe estar. Cuando no aflora, puede convertirse en origen de dolor y tensión en los músculos durante muchos años, e incluso puede activar una propensión a padecer accidentes. Informe siempre al homeópata de esta tendencia a padecer accidentes, ¡porque es, en sí misma, un síntoma muy importante! Puede indicar la necesidad de aplicar un tratamiento general profundo.

Rhus tox. es útil para tratar lesiones en el tejido muscular. Ruta está indicado para las heridas del periostio (el recubrimiento que protege los huesos), las articulaciones y sus tendones flexores. Ledum actúa sobre las articulaciones y los tendones, y está especialmente indicado cuando la lesión provoca dolores reumáticos. También Bryonia es un remedio para los huesos lesionados, y se caracteriza especialmente por la extrema reluctancia del paciente a mover la parte afectada, dado que el movimiento agudiza el dolor. Hypericum es necesario para las lesiones en zonas ricas en nervios: las puntas de los dedos, los labios, los dientes, la espina dorsal. Symphytum se aplica a las lesiones en el periostio y en los huesos, sobre todo cuando hay fisuras o fracturas; resulta especialmente eficaz cuando el hueso lesionado está recubierto de poca carne, como el hueso que rodea el ojo o la espinilla. Bellis perennis es necesario para lesiones en los tejidos blandos y en los órganos de la cavidad abdominal, y en especial los pechos. Quercus es un buen remedio para las heridas en la espina dorsal, sobre todo el cóccix (la rabadilla; véanse páginas 22–25). Para lesiones relativamente leves, use la potencia 30c. En otras más graves, use la 200, e informe al homeópata de las circunstancias.

Tras padecer una herida se debe sopesar otro remedio (más tarde o más temprano) que tal vez parezca que no es idóneo. Se trata de Pulsatilla. Si la imagen emocional típica de este remedio ubicuo está presente, entonces sin ella el resto de los remedios que recete puede verse comprometido. Si el paciente llora mucho, se muestra dependiente y necesitado de afecto, siente un exceso de calor y la necesidad de respirar aire fresco, lo único que funcionará será Pulsatilla. Se trata de un tipo distinto de remedio contra la conmoción emocional, y con frecuencia es necesario.

Las lesiones en distintas partes del cuerpo suelen producir síntomas que indican la necesidad de usar distintos remedios. Para ayudarle a elegir el remedio para una herida concreta, veamos una lista que diferencia entre los diversos tipos.

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