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SÍNTOMAS INEXPLICADOS DE LESIONES O TRAUMAS

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Hay ocasiones en que los síntomas de una lesión parecen surgir espontáneamente, sin una causa evidente. El más frecuente es el hematoma. Los hematomas espontáneos son el resultado de la rotura de capilares (pequeños vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel). Las causas pueden ser muchas: herencia, exposición excesiva al sol, diabetes, edad avanzada, un problema de trombofilia o el uso prolongado de esteroides o aspirina. Las mujeres tienen más tendencia que los hombres a presentar hematomas debido a pequeñas lesiones. Los hematomas espontáneos deben comentarse al homeópata, dado que forman parte de la imagen general que es necesaria para la formulación de una receta inespecífica.

Otro síntoma que puede parecer el resultado de una lesión es dolor en una articulación grande, acompañado de debilidad y tensión musculares. El mejor ejemplo es el del «hombro congelado». Este trastorno puede deberse a un patrón de lesiones antiguo, olvidado desde que se aplicó un tratamiento anterior, pero que ha vuelto a aparecer como consecuencia de otro trauma. También puede ser consecuencia de un problema hepático. La toxicidad en el hígado y la formación de piedras en la vesícula son muy frecuentes, y pueden provocar diversos trastornos que no se reconocen inmediatamente como un problema hepático, uno de los cuales es el hombro congelado: dolor y rigidez con una reducción de la amplitud de los movimientos articulares, que a veces se extiende hasta el omóplato. Este es un síntoma importante que debe comunicar a su terapeuta, dado que además de recetarle el remedio más indicado, es probable que le recete otros para eliminar la toxicidad hepática. El suplemento que con frecuencia resulta más eficaz, y que se encuentra en la tienda de alimentos naturales, es el cardo lechero, que se presenta en cápsulas o en líquido. De forma parecida, debe informar a su médico de cualquier dolor bajo la esquina inferior del omóplato derecho. Este síntoma puede manifestarse como un tirón muscular, pero en realidad es un dolor reflejo procedente del hígado o de la vesícula biliar, y puede indicar la presencia de piedras en ella.

Los dolores en la planta de los pies que empeoran cuando se empieza a caminar por la mañana, al levantarse de la cama, pueden aparecer sin motivos aparentes. Lo mismo puede pasar con el dolor en un talón cuando se pisa. Son síntomas que, por sí solos, no tienen sentido para nadie excepto para un homeópata. Pueden ser indicativos de un patrón de enfermedad hereditaria, algún patrón de lesiones antiguas en otras partes que han surgido en las extremidades incluso años después de producirse el trauma originario, o pueden ser los primeros síntomas de reumatismo, que a menudo son consecuencia de algún trastorno sistémico que lleva demasiado tiempo olvidado. Esto sucede también con las migrañas sin origen conocido; pueden asociarse con traumas durante el parto, aunque ese suceso tuviera lugar unas décadas antes. Consulte primero con el homeópata, pero esté dispuesto a visitar también a un osteópata craneal, si se demuestra que está involucrado un patrón de una lesión antigua.

La sensación repentina de que el corazón cambia de ritmo o se detiene un segundo puede ser alarmante. No es algo infrecuente, ni una causa necesaria de alarma. La sensación de que el corazón «se salta latidos» (latidos ectópicos) puede ser una manifestación de estrés, y un indicio de que la persona debe reducir el ritmo o dejar de volcarse en atender a otros. Lo que causa el trastorno no es el corazón, sino el nervio vago, es decir, el que le dice al corazón cómo latir. En el caso del estrés que es consecuencia de un sobreesfuerzo o de la tensión contenida en la espina cervical (entre los hombros), el nervio vago puede «tropezar». La causa de que esto se perpetúe puede ser un antiguo patrón de latigazo que nunca acabó de resolverse del todo. Acuda al homeópata y/o vaya al osteópata.

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