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CIUDADANÍAS, EDUCACIÓN Y JUVENTUDES: UNA RELACIÓN EN TENSIÓN

CRISTÓBAL VILLALOBOS

Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación,

Pontifica Universidad Católica de Chile

MARÍA JESÚS MOREL

Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación,

Pontificia Universidad Católica de Chile

ERNESTO TREVIÑO

Centro Justicia Educacional,

Facultad de Educación,

Pontificia Universidad Católica de Chile

Cristóbal Villalobos

Sociólogo y Trabajador Social, Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en Economía Aplicada por la Universidad Alberto Hurtado y la Georgetown University. Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Actualmente, es Investigador Asociado del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC) de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sus líneas de investigación incluyen la desigualdad educativa, la educación ciudadana, los movimientos sociales en educación y la educación superior.

Contacto: clvillal@uc.cl

María Jesús Morel

Socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigadora Adjunta del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC). Se ha centrado en la investigación de temas educativos, como el financiamiento escolar, la formación ciudadana y el desarrollo de resultados cívicos, y la educación para la ciudadanía global.

Contacto: mjmorel@uc.cl

Ernesto Treviño

Profesor Asociado de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Centro UC para la Transformación Educativa (CENTRE UC). Doctor en Educación de la Universidad de Harvard (EE.UU). Además, es Investigador Principal del Centro de Estudios Avanzados sobre Justicia Educacional (CJE) e Investigador Asociado del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC). Sus áreas de investigación son educación inicial, educación cívica y segregación e inclusión pedagógica. Ha liderado proyectos con financiamiento de ANID-Chile, UNESCO, UNICEF, PNUD, la Agencia de Calidad, el ICFES de Colombia y de los Ministerios de Educación de Chile, Colombia y Paraguay.

Contacto: ernesto.trevino@uc.cl

1. INVESTIGAR EL PRESENTE, PENSAR EL FUTURO. LA PROPUESTA DEL LIBRO

Pero, ¿cómo voy a ser ciudadano, si aún no soy mayor de edad?”. Con esa lapidaria frase, una joven del sur de Chile respondía a nuestra pregunta sobre qué era para ella ser ciudadana hoy. Aunque con diferencias, esta idea de la juventud como un espacio que está fuera de la ciudadanía es hoy una opinión extendida en toda la población, aun cuando la legislación nacional establece que los jóvenes desde los 14 años son responsables ante la ley. Como una forma de afrontar, discutir y cuestionar esa realidad, pero también como una manera de crear e imaginar nuevos futuros, “Ciudadanías, educación y juventudes. Investigaciones y debates para el Chile del futuro” se construye como un libro que busca: i) recopilar evidencia sobre la construcción de la ciudadanía juvenil en Chile y América Latina; ii) promover discusiones respecto del rol de la escuela en la formación ciudadana; y iii) potenciar el debate sobre los desafíos económicos, sociales, culturales y ambientales que vivimos actualmente y que vivirán las próximas generaciones en este globalizado (y convulsionado) mundo.

Como cualquier obra, el libro se posiciona desde un punto de vista epistemológico, ético y político de base, que puede sintetizarse en tres “mínimos comunes” que constituyen lo que podríamos llamar el ethos que orienta el libro. En primer lugar, partimos de la convicción de que los y las jóvenes (así como todos los seres humanos) son sujetos activos de nuestras sociedades y, en este sentido, son ciudadanos y ciudadanas de hecho. En segundo lugar, concebimos el mundo de tal forma que la ciudadanía la entendemos consustancialmente como un acto democrático, lo que implica que esta no puede estar reglamentada (únicamente) por estándares jurídicos o por reglamentos institucionales, sino que debe ser construida a través del reconocimiento mutuo y colectivo de las personas. Finalmente, partimos de la idea de que la escuela y el sistema escolar (con sus incontables limitaciones) son instituciones relevantes y necesarias para la construcción de la ciudadanía juvenil. Organizadas como ejes de pensamiento y acción, estas tres ideas estructuran y orientan (respetando las particularidades de cada estudio) las investigaciones, debates y análisis incorporados en esta obra.

A pesar de este marco común, “Ciudadanías, educación y juventudes. Investigaciones y debates para el Chile del futuro” se desarrolla también desde la idea de que el análisis y discusión sobre la ciudadanía es un proceso colectivo, plural y, por definición, en continua revisión. Como una forma de considerar este aspecto, el libro se desarrolla como un crisol de pluralidades, que buscan configurar, en su propia operación de diversidad, una imagen polifónica sobre cómo se tensiona la relación entre ciudadanía, la escuela y las juventudes en el Chile contemporáneo. Esta pluralidad se evidencia en los diversos enfoques conceptuales y disciplinas incluidas en el libro (que incluyen historia, ciencia política, ciencias ambientales, sociología, educación, entre otras), la variedad de enfoques de investigación, datos y formas de análisis utilizados (incorporando análisis de encuestas internacionales, etnografías, análisis de discursos, entrevistas, entre muchas otras), la diversidad de investigadores e investigadoras incorporados y la multiplicidad de realidades geográficas, sociales, culturales analizadas (que incluyen sujetos de distinto nivel socioeconómico y que recorren a lo largo del país, por nombrar dos aspectos).

De esta forma, unidad ética, pluralidad investigativa y pensamiento colectivo se convierten en los principales elementos desde los cuales se organiza este libro.

2. TRES DIMENSIONES CLAVES DE LA CIUDADANÍA JUVENIL Y LA ESCUELA. SENTIDO Y ORGANIZACIÓN DEL LIBRO

En términos de su organización, el libro se estructura en torno a las tres principales dimensiones de la ciudadanía: las actitudes ciudadanas, el conocimiento cívico y ciudadano, y la participación ciudadana. Lógicamente, estas dimensiones se encuentran interrelacionadas en la realidad social, pero su diferenciación permite resaltar dos ideas que guían el libro. Por un lado, permite mostrar que los desafíos de la ciudadanía (en general, pero especialmente la juvenil) son múltiples, pues lo que se sabe, lo que se piensa y lo que se hace no son siempre ni necesariamente lo mismo. Por otro lado, permite dimensionar la complejidad del desafío del proceso de formación ciudadana, el que abarca, a la vez, disposiciones éticas, formas de involucramiento político, actitudes cívicas, conocimiento de la realidad local y global, y formas de relación con los otros.

La primera parte del libro se denomina “Actitudes Ciudadanas. Construyendo ciudadanía con otros/as/es” y reúne investigaciones relacionadas con algunas actitudes cívicas, como las actitudes hacia grupos subalternos (migrantes, pueblos originarios), las relacionadas con las identidades sociales (como la identidad de género) y las relacionadas con la institucionalidad, específicamente, las actitudes hacia la democracia. Aunque hay varias actitudes ciudadanas relevantes no consideradas (como hacia la corrupción, hacia la religión u otras formas de creencia o las comunitarias- barriales), los capítulos reunidos se focalizan en responder a interrogantes sobre tres dimensiones críticas para el país en las próximas décadas: la cohesión social, las identidades juveniles y la estabilidad democrática.

Los dos primeros capítulos se focalizan en las actitudes hacia grupos subalternos. El primer capítulo, titulado “La migración y la diversidad cultural como fenómenos que desafían la enseñanza de la Ciudadanía”, escrito por Andrea Riedemann, Pablo Roessler y Fernanda Stang explora la relación entre ciudadanía y migración. A través de un análisis del currículo actual de formación ciudadana, se muestra la baja densidad y referencias que existen sobre el tema en el sistema escolar. De esta forma, se pone en relieve cómo los cambios migratorios y la multiplicación de la diversidad cultural está desafiando la comprensión tradicional de ciudadanía. En el segundo capítulo, Álvaro Hofflinger y Héctor Nahuelpán exploran la relación entre racismo y ciudadanía en “Formación ciudadana, racismo y colonialismo de asentamiento. El caso mapuche”. Utilizando el concepto de colonialismo de asentamiento para explicar históricamente el contexto de estudio y usando datos secundarios nacionales disponibles, los autores se focalizan en conocer los efectos de la discriminación escolar en la participación de los y las jóvenes indígenas. Los resultados muestran que, independiente del nivel de discriminación que experimenten, los estudiantes mapuche presentan menores niveles de participación y sentido de pertenencia que sus pares no mapuche, lo que indicaría que la discriminación no solo produce sentimientos de inferioridad, sino también limita sus espacios de interacción con la población no indígena, generando espacio para la disminución (aún más) de la cohesión social en la región.

Comprender cómo se producen y circulan sistemas para razonar la normalidad y la diferencia en la categoría de género es el objetivo del texto escrito por Claudia Matus, Valentina Errázuriz y Luna Follegati en el tercer capítulo, titulado “Producción de mujeres como sujetos de segunda categoría en el espacio escolar. Más allá de las ideas normativas de género y ciudadanía”. Utilizando material etnográfico, las autoras dan cuenta de la persistencia histórica en la escuela de una feminidad normativa que condiciona la conceptualización y práctica de la ciudadanía, y que se transmite en una diversidad de formatos y lenguajes al interior de la escuela: desde la enseñanza de la Historia y Ciencias Naturales, hasta las pautas de crianza que transmiten las y los docentes. También relacionado con las identidades y las actitudes ciudadanas, el cuarto capítulo, “Discursos ciudadanos en torno a la diversidad sexual en las escuelas”, escrito por María Teresa Rojas, Pablo Astudillo y Mario Catalán, analiza las respuestas institucionales y las voces de los estudiantes sobre las identidades sexuales a través del estudio de tres casos (establecimientos) socioeconómicamente diversos entre sí, reflexionando cómo estos procesos potencian o limitan el desarrollo de la ciudadanía. Aunque se aprecian ciertos avances institucionales, los estudiantes expresan miradas críticas sobre las formas en que la comunidad de adultos reordena sus creencias o, al menos, sus disposiciones hacia la diversidad.

El capítulo cinco se focaliza en una última actitud ciudadana crítica para cualquier democracia: la adhesión al autoritarismo. Diego Carrasco, Andrés Sandoval-Hernández, Natalia López y Javiera Maturana analizan en el quinto capítulo, “Creencias antidemocráticas entre nuestros estudiantes”, la relación entre una práctica educativa—la discusión abierta en la sala de clases—y la adhesión al autoritarismo, a través de un análisis de una encuesta internacional de gran escala sobre el tema, encontrando que la discusión abierta sobre temas políticos y sociales en la sala de clases reduce las probabilidades de que los estudiantes acepten prácticas autoritarias. A partir de esto, indican que la implementación de este tipo de prácticas requiere de soportes adicionales como las relaciones positivas profesor-estudiante, y la valoración de la participación por parte de los estudiantes en el sistema escolar.

La segunda parte del libro se denomina “Conocimiento cívico y formación ciudadana. El aprendizaje de la ciudadanía”. Como indica su título, esta parte del libro incluye estudios sobre distintos aspectos del conocimiento cívico y del aprendizaje de la ciudadanía, incluyendo análisis críticos de las últimas reformas escolares implementadas, los factores escolares (y extra-escolares) que podrían estar modelando este conocimiento y la influencia en la formación cívica de otros agentes socializadores no usualmente considerados en el proceso educativo. De esta forma, esta parte del libro busca analizar el conocimiento cívico como un hecho social que se influye, transforma y modela según el contexto escolar, pero también familiar y social de los y las jóvenes.

Los dos primeros capítulos de esta sección se focalizan en analizar y evaluar los cambios institucionales educativos sobre la materia ocurridos en los últimos años. El capítulo seis, escrito por Patricia Ojeda, Paula Neira, Amaranta Cartes, María Teresa Cortés, María Jesús Morel y Carmen Gloria Zúñiga, se titula “La formación ciudadana en las escuelas chilenas. Leyes vacías”. Específicamente, el capítulo se focaliza en analizar la forma en que los Planes de Formación Ciudadana (PFC) se han materializado en ocho escuelas del país, usando múltiples fuentes de información cualitativa, que incluyen entrevistas y observaciones de aula, entre otras. A pesar de existir algunas diferencias entre escuelas, las autoras concluyen que los PFC son entendidos en las escuelas como una imposición, debido a que no fueron generados en conjunto con las comunidades educativas, limitando así las posibilidades de construcción ciudadana juvenil en la escuela. En una línea complementaria, Silvia Redón, Natalia Vallejos y Camila Beláustegui analizan las creencias y concepciones de los docentes de educación para la ciudadanía en el séptimo capítulo, titulado “La educación para la ciudadanía en las voces del profesorado”. Usando datos de casi 100 entrevistas a docentes, las autoras muestran cómo el discurso docente está alejado muchas veces de los mandatos institucionales-técnicos, no existiendo el espacio para abordar con autonomía las realidades diversas y plurales de la juventud en la escuela, llamando a revalorizar el componente político en la educación, la formación docente y la escuela.

Los siguientes dos capítulos abordan el conocimiento cívico y sus influencias familiares y escolares, usando como fuente principal el Estudio Internacional Educación Cívica y Formación Ciudadana (ICCS 2016). Por una parte, Daniel Miranda y Anaís Herrera-Leighton escriben “Conocimiento cívico: concepto, antecedentes y consecuencias para Chile” en el capítulo ocho. En este se realiza una extensa discusión sobre el concepto de conocimiento cívico, con un foco principal en dar cuenta cómo este constructo se ha medido y qué evidencia de factores incidentes hay hasta la fecha. Considerando esto, los autores analizan los resultados de Chile en la prueba ICCS 2016, que muestran que, si bien los jóvenes chilenos presentan niveles más altos de conocimientos que otros países de la región, estos son menores y muy lejanos a los de países europeos. Adicionalmente, se observa que el porcentaje de estudiantes que adquieren altos niveles de sofisticación es relativamente bajo. Con un foco distinto, Ernesto Treviño y Catalina Miranda también utilizan los datos de ICCS 2016, pero para dar cuenta de los factores escolares que influyen en un elemento específico: la concepción de buena ciudadanía que construyen los jóvenes. Este es el foco central del capítulo nueve, titulado “El desafío de formar jóvenes ciudadanos en la escuela chilena: un análisis empírico”. Usando una tipología de buena ciudadanía, concluyen que, en el caso chileno, a medida que las escuelas proporcionan más oportunidades de discusión abierta sobre temas políticos y sociales, junto a una buena relación con el docente, hay más probabilidad de adhesión a las normas ciudadanas en los y las jóvenes del país, dando así cuenta del potencial transformador del sistema educativo.

Cierra esta sección el capítulo diez, titulado “Medios, televisión y formación ciudadana. Jóvenes frente a nuevas y viejas pantallas”, escrito por Cristián Cabalín, Lorena Antezana y Pablo Andrada. Desde una perspectiva de análisis crítico, los autores discuten las potencialidades educativas de la televisión, basándose en el análisis de uno de los géneros más vistos en televisión abierta por los y las jóvenes: las telenovelas. A través de un estudio de tres telenovelas contemporáneas, se muestra cómo estas piezas producen discursos sociales que pueden impactar en la formación ciudadana de las audiencias más jóvenes, abordando problemas cruciales en la vida cotidiana de la juventud: su experiencia con el gobierno, sus condiciones de vida y diversos asuntos ligados al ámbito emotivo y privado.

Finalmente, la tercera parte del libro se titula “Participación ciudadana juvenil. Visiones multidimensionales” y tiene un foco en la veta agencial de la ciudadanía, incluyendo investigaciones que se enfocan en diversos ámbitos de la participación de los y las jóvenes desde o relacionados con el espacio escolar, y entendiendo la participación de forma amplia, que incluye diversos objetivos y variados niveles de influencia.

Los tres primeros capítulos de esta parte del libro se focalizan en estudiar tres formas icónicas de participación: la participación escolar, la movilización social y la (futura) participación política institucional. El capítulo once, escrito por Romina Díaz, Patricia Guerrero, Marianela Aravena y Manuel Cuevas, titulado “Autoridad, violencia y participación. Conflictos desde la perspectiva de los dirigentes estudiantiles” analiza las experiencias de niñas, niños y jóvenes de un Servicio Local de Educación Pública (SLE) de la Región Metropolitana. Mediante el análisis de talleres de liderazgo y escenas teatralizadas, se concluye que existe una interrelación entre violencia simbólica y la forma en que se ejerce la autoridad en las escuelas hacia los estudiantes, develando una falta de autoridad pedagógica que conduzca la formación cívica desde el respeto y el diálogo. El capítulo doce, escrito por Cristóbal Villalobos, Cristian Bellei y Sebastián Pereira, se focaliza en analizar las demandas, alianzas y formas de protesta de los estudiantes secundarios en el Chile de la post-dictadura, usando una base de datos nacional sobre conflictividad en Chile. Su capítulo, titulado “Ciudadanía, protestas y juventud. Un análisis socio-histórico del ciclo de protestas educativas en la post-dictadura chilena (1990-2014)” muestra cómo esta forma de movilización social juvenil ha roto dos ideas instaladas: la noción de que la juventud escolar era un actor pasivo, que debía ser “educado” en el ejercicio de sus derechos y la idea de que la ciudadanía solo se ejerce mediante el voto. Este tema es precisamente el foco del capítulo trece, que se titula “Voto y participación electoral. Creencias y actitudes de estudiantes de Enseñanza Media”, escrito por Camila Jara, Macarena Sánchez y Cristian Cox. Como lo indica su título, el capítulo recoge evidencia reciente sobre las creencias, significados y actitudes de estudiantes de Enseñanza Media en Chile respecto al voto y su participación en procesos eleccionarios, usando información cualitativa levantada por el equipo de investigación. En general, los resultados muestran que existe una alta intención y valoración del voto entre los y las estudiantes (sobre todo entre las mujeres y entre estudiantes con mayor conocimiento cívico), pero, al mismo tiempo, se detecta que muchos estudiantes valorarían el acto de votar únicamente porque es lo que constituye ser ciudadanos.

Finalmente, los últimos dos capítulos exploran acciones ciudadanas que se relacionan con la relación entre escuelas y comunidad. Por una parte, varios equipos de investigación se unen en el capítulo catorce para analizar cinco experiencias educativas para la formación ciudadana, llevadas a cabo a través de procesos de investigación científica escolar, con un enfoque basado en los territorios y comunidades circundantes a los centros educativos. Escrito por Martín Bascopé, Julián Caviedes, Rukmini Becerra-Lubies, Nicolás Gálvez, María de la Luz Marqués, Gonzalo Salazar, Antonia Barreau y José Tomás Ibarra, titulado “Socioecología basada en la comunidad. Investigación científica escolar y formación ciudadana para la sustentabilidad en Wallmapu”, este capítulo muestra cómo los proyectos de investigación socioecológica pueden construir un puente de conexión entre naturaleza, sociedad y comunidad, fortaleciendo el sentido de pertenencia. A la vez, invitan a afrontar problemáticas que trascienden el territorio local. Finalmente, el capítulo quince, escrito por Alejandra Marinovic, Paula Luengo Kanacri y Diego Palacios, titulado “Promoviendo la participación prosocial y ciudadana en un entorno de inequidad multidimensional: análisis del cambio en redes interpersonales en el contexto de intervenciones escolares en Chile”, se focaliza en cómo la socialización cívica escolar se vincula con la desigualdad, buscando asociar las dinámicas macrosociales con los factores individuales e interpersonales del ejercicio de la ciudadanía. Usando datos longitudinales provenientes de un proyecto de intervención escolar orientado al fomento de la acción cívica y ciudadana, se analizan los cambios en las redes interpersonales, discutiendo cómo la ciudadanía también se construye en este micronivel.

Además de los quince capítulos, el libro incluye seis textos que hemos denominado “relatos”. Insertados al inicio de cada parte del libro (dos en cada parte), los relatos constituyen una síntesis de las conversaciones que los editores tuvimos con diversos niños, niñas y jóvenes. En estas conversaciones, buscamos conocer las experiencias, historias, trayectorias y formas de ejercer la ciudadanía juvenil, buscando de esta forma mostrar como las distintas dimensiones de la ciudadanía son vivenciadas por los propios jóvenes. Asimismo, y para remarcar la “propia voz” de los jóvenes, cada relato incluye una carta, formulada por el puño y letra de los jóvenes, donde ellos expresas sus deseos, preguntas, emociones y vivencias respecto de la ciudadanía y la sociedad. De esta forma, los relatos complementan los estudios, buscando “dar carne” a las distintas investigaciones realizadas.

3. EL LIBRO COMO ESFUERZO COLECTIVO. AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS

Además del invaluable trabajo de todos los y las autores/as del libro, este texto es parte de un esfuerzo colectivo, surgido a través de múltiples investigaciones, diálogos, debates y actividades, que se han extendido por cerca de ocho años y que han incluido a una multiplicidad de personas. El análisis del rol de la escuela en la formación cívica, así como de la relevancia de la familia surgió del proyecto “La participación cívica de los estudiantes de secundaria en México, Chile y Colombia. Un análisis comparado” financiado por el gobierno mexicano y desarrollado entre 2014 y 2017. En este, fueron muy enriquecedoras las conversaciones que tuvimos con nuestros colegas Benilde García-Cabrero, Guadalupe Pérez, Andrés Sandoval-Hernández y Silvia Diazgranados-Ferrand. Igualmente relevantes fueron la participación y trabajo de Consuelo Béjares y Eloísa Naranjo de parte del equipo chileno, cuyo trabajo nos permitió construir una (incipiente) comunidad nacional e internacional sobre el tema.

En segundo término, las reflexiones sobre las dimensiones múltiples de la ciudadanía, el estado de la formación ciudadana en el contexto chileno, los déficits de la educación cívica en Chile y las exploraciones metodológicas para abordar estos asuntos se alimentaron del desarrollo del Proyecto Fondecyt Regular: “Sistema escolar chileno y el desarrollo de resultados cívicos. Formas de implementación, mecanismos de recontextualización de la política educativa e influencia de la escuela en el conocimiento, actitudes y participación cívica de los jóvenes”, desarrollado entre 2018 y 2021. De esta experiencia, agradecemos los comentarios, trabajo y aportes de Diego Carrasco, Carmen Gloria Zúñiga, Teresa Cortés y Natalia López. Afortunadamente, pudimos profundizar en estos tópicos en el proyecto “Análisis de los planes de Formación Cívica y ciudadana en Chile y su recontextualización en la política educativa”, financiado por el Consejo Nacional de Educación en 2019, y en el estudio “Desafíos de la formación ciudadana en escuelas”, financiado por la Agencia de la Calidad de la Educación y desarrollado entre 2019 y 2020. En ambos proyectos, los aportes de Diego Carrasco, Carmen Gloria Zúñiga, Amaranta Cartes, Paula Neira, Catalina Miranda, Angélica Bonilla, Patricia Ojeda y Teresa Cortés fueron fundamentales, permitiendo explorar nuevas vetas de trabajo y alimentar nuevas preguntas de investigación.

En tercer lugar, las discusiones sobre formas de acción ciudadana, la participación política y movilización social en el campo educativo se han nutrido del proyecto Fondecyt Iniciación Nº 11190198 “Estudiando el funcionamiento, organización y dinámicas del campo educativo. Un análisis de la trayectoria, características, relaciones e influencias en el Chile post-dictadura (1990-2020)”, desarrollado entre 2019 y 2021. En este, los aportes y conversaciones con Diego Palacios, Cristian Bellei, Sebastián Pereira, Camila Straub y Lluís Parcerisa han permitido explorar nuevas conexiones entre el sistema escolar, las juventudes y la ciudadanía, con un foco en las trayectorias históricas, continuidades y discontinuidades del caso chileno.

Finalmente, las discusiones sobre la ciudadanía global, las amenazas globales, las tendencias de la educación ciudadana en el mundo y los principales déficits sobre las actitudes ciudadanas tuvieron cabida gracias a dos proyectos/libros internacionales: “Teaching tolerance in a globalized world” (2018-2019) y “Good citizenship around the World. Using IEA ICCS data to understand the next generation of citizens” (2019-2021). En estos proyectos, las propuestas, discusiones y veladas con Magdalena Isac, Andrés Sandoval-Hernández, Daniel Miranda, Diego Carrasco, Ellen Claes y Kerry Keneddy nos han permitido poner en perspectiva global el caso chileno y aportar a la comprensión de la formación ciudadana y las juventudes en una escala mundial.

Aunque sustentado en estos proyectos, este libro es también un producto emergente, que ha contado con sus propias dinámicas, obstáculos y aprendizajes. En este sentido, es fundamental reconocer el trabajo de Bárbara Díaz Cabezas, quien, desde el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC) ha ayudado a la gestión y corrección de cada uno de los capítulos, soportando nuestras demoras y peticiones. La incorporación de los relatos juveniles se debe a las conversaciones, apoyo y orientación metodológica de Javiera Roa, que, con inigualable claridad y espíritu crítico, nos ha obligado a re-pensar los objetivos del libro y nos ha alertado sobre la relevancia de poner en el centro a los y las jóvenes. Para la producción de la portada, hemos incluido una obra de Matías Prado, quien ha plasmado la idea de pluralidad de miradas a través de una bella ilustración especialmente realizada para este libro. Finalmente, parte importante del equipo del CEPPE UC ha apoyado la realización de este texto: Johanna Rivas, que ha trabajado en la diagramación de cada uno de los capítulos del libro con una paciencia y dedicación notable; Cristian Contardo, que ha apoyado en la gestión periodística y en aspectos logísticos; y Alejandro Carrasco y Magdalena Claro, que, desde sus respectivos momentos de dirección del CEPPE UC, han apoyado el proyecto en términos editoriales y financieros. A todos ellos, muchas gracias.

También es inevitable reconocer el apoyo de nuestras familias, hijos/as, compañeras/os, amigos/as. Con distintos énfasis, miradas, críticas y cuestionamientos, todos ellos han sido parte de este esfuerzo, entregando y aportando con ideas, tiempo, cariño y amor. Finalmente, necesitamos también agradecer a todas y todos los jóvenes, niños y niñas por su aporte directo o indirecto a este libro. Estamos convencidos que el diálogo intergeneracional es la clave que permitirá al país avanzar en una sociedad más justa, democrática y plural, y esperamos que este libro sea un puntapié para propiciar nuevas preguntas, explorar nuevos debates y generar nuevos conocimientos.

Ciudadanías, educación y juventudes

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