Читать книгу Juanjo, ángel de amor - Cristina Margossian de Babicola - Страница 7
ОглавлениеCapítulo 1
Conexiones
Feliz por haber completado el sexto libro, Juanjo, milagro de amor, cumpliendo con la etapa de corrección, recibiendo y entregando emails a la editorial, sentía la plenitud que esta tarea me concedía.
Cada vez que llego a este punto mágico, que es la previa del nacimiento, me invade una energía especial, la energía del entusiasmo. Visualizo puertas invisibles que se abren y dejan entrar luz blanca y brillante a mi espíritu. Luz que contiene aroma celestial.
Y en ese éxtasis, aparece el aleteo de Juanjo desde un encuentro especial, originado desde su creativa travesura angelical.
¡Un día previo a la Navidad de 2017 soñé con Juanjo! En el sueño, estaba ansiosa y apurada por concurrir a un partido de fútbol que Juanjo debía jugar en la sociedad de fomento La Porteña-Nuevos Rumbos. Llegué corriendo al lugar gritando su nombre y Juanjo, contento, con una apariencia física de catorce años, más o menos, se asomaba desde un pequeño cuarto del lugar y decía: “¡Aquí estoy!”.
Me desperté radiante por haber compartido con él ese momento etéreo. En vida terrenal, Juanjo no conoció la Sociedad de Fomento, pero desde este sueño me hizo saber que ahora sí.
Vanesa y Walter. Travesura celestial
Un día del mes de enero, José recibió un mensaje de Walter. La voz de José se torna ronca, sus ojos brillan de una manera especial y, al hablar, su voz lo traiciona. Cuando todo esto sucede, me preparo para escuchar y disfrutar de una sorpresa celestial.
Relato de Walter
José, sin poder emitir sonido, me muestra el diálogo con Walter:
Walter: Estuve el 24 en la costa y mi nene más chico tuvo un inconveniente con su malla, después te cuento bien. La cuestión es que se nos acercó una chica para darnos ayuda. Ella estaba sufriendo por mi hijo, ya que lloraba mucho.
En fin, después de varios días, se ve que pidió en el balneario mi nombre y me contactó por Facebook.
Los mensajes intercambiados:
Vanesa: ¡Hola, vecino de carpa! Ja, ja, soy Vanesa, quien sufrió por tu hijo. ¡Espero que estén muy bien! Me puse en campaña de llamar a cada marca de ropa para que prohíban esos forros en las mallas. ¡Realmente es un horror!
Me atreví a preguntarles tu nombre en el balneario, ya que me quedó pendiente pasarte mis datos por las flores de Bach. Y cuando te busqué, ¡vi que tenés como amiga a Cristina Margossian! ¡Una madre para mí! ¡Crecí con ellos! ¡Amigos de toda la vida!
Te dejo mi página, mi celular, como me pediste y, si no es conmigo, te recomiendo con quien sea las flores de Bach. Son un viaje de ida y sanación para el alma de todos.
Walter: ¡Hola! Ja, ja, un gusto saludarte. Ante todo, ¡gracias! Qué lindo que conozcas a la familia Babicola. Juanjo fue amigo mío, jugábamos al fútbol juntos, en fin, la vida misma. Te dejo mi celular, mándame un WhatsApp y seguimos en contacto.
Vanesa: Perdón, entré a trabajar y no respondí más. ¡Qué increíble! ¡Esos días le había contado a mi esposo que soñé con Juanjo cuando era chiquito!
Será que habíamos veraneado juntos en Pinamar de chicos. ¡Qué mágico es todo! Le voy a contar a Cristina y a José; siempre que sueño con él, lo comparto con ellos… Seguimos en contacto.
¡Cariños!
Walter: ¿Se entendió algo, José? Conexiones.
Este milagro nace con un sueño y se une al sueño de Vanesa como envoltorio divino, mostrando una verdad desde la conexión de amor generada desde el incidente terrenal de un niño.
En esta situación podemos claramente ver, trascendiendo la acción terrenal, que solo sirve como intérprete o traductora de la emanación celestial que aprendemos a disfrutar entre líneas. ¡Bendición!
Estoy en Dios, fluyo a través de Él. Soy su mensajero. Estoy a tu lado siempre, acompaño en tu camino.
Juanjo en San Blas de los Sauces, 21 de abril de 2017.